Una semana sin apenas hablarse, huyendo de mirarse. Una semana de indirectas y de monosílabos, hace que quince minutos sin una palabra, en el coche, aparcados frente a la puerta de Scully, no sean algo relevante.
Ha tenido consigo misma cientos de conversaciones imaginarias en las que le explicaba, ninguna convincente.
En realidad, lo único que
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