Capítulo XI
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El chasquido del látigo liberó su característico sonido, potenciado al chocar contra las paredes de piedra de la habitación. La Dom parecía especialmente agresiva este día.
El sumiso se encontraba recostado en una precaria cama de metal, respirando agitado. Era un hombre maduro, cuarenta años quizás. Nuit deslizó la garra de metal que
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