¤ Fandom: Harry Potter/xxxHOLiC.
¤ Claim: Yuuko, unos Potter, un Lupin y un Black (?)
¤ Estado: Tercera parte de tres.
¤ Raiting: T.
¤ Genero: General (y sigo sin saber que otra categoría ponerle xD).
¤ Advertencias: Ehm... ¿hilarante? Y decidido, Yuuko y Sirius juntos ocupan advertencia (?).
¤ Palabras: 1.856, quería que fuera más largo que el anterior ;_;
¤ Beta: charlonee, gracias por soportarme ^^U
¤ Dedicado: aleganott, disculpa el retraso, pero es que no me convencía lo que escribía *gota*
¤ Nota: este fic esta hecho exclusivamente para Alega, por su cumpleaños. Espero le siga gustando xDUU y... no sé, siento que me faltó algo más en este cap, pero a Tami le gustó, así que confío en su juicio (?)
¤ Summary: "Protegerlo, ese es mi deseo y pagare lo que sea para que él este bien".
Primera Parte Segunda Parte Por un hijo III
Una hermosa mujer se encontraba sentada en una pequeña banca, en medio de un gran parque. La escena no resultaría tan extraña sino fuera por el hecho de que ya pasaba de media noche y que dicha mujer vestía de manera extravagante. Traía un vestido al estilo de Europa antigua, con un gran sombrero y un paraguas colgando de su mano.
Frunció el ceño cuando miró nuevamente su reloj de bolsillo y recargó su paraguas en la banca, para después mirar hacia su derecha, donde un extraño ser, con forma de conejo negro, le miraba curioso.
―¿Tardarán aún más?
―Si eso sucede, créeme que él recibirá un buen castigo ―dijo sonriendo de forma peculiar.
Pero la plática entre ambos acabó pronto, ya que unos sonidos de pasos se hicieron presentes. Frente a ella, y saltando desde los arbustos, apareció un gran perro negro, pero no parecía amenazante, puesto que se acercó con la cabeza inclinada y soltando un pequeño gimoteo.
―Ni aunque fueras un puddle podrías menguar mi ira, Black ―sentenció la mujer, para luego señalarlo acusadoramente―. A pesar de los años sigues sin poder ser puntual.
―Perdona, juro que no lo hago a propósito.
Frente a la mujer ya no se encontraba ningún perro, en cambio había un hombre de tez clara y cabello oscuro, el cual le llegaba por debajo de los hombros. Yuuko no dijo nada más, puesto que algo en aquella mirada grisácea le llamó la atención, además de que Sirius Black se mostraba demacrado, sin ese aire de grandeza que tenía la última vez que lo vio, hacía algunos años. La mujer oriental sacó su pipa, encendiéndola y fumando un poco de la misma. Definitivamente aquella guerra estaba haciendo más estragos de lo que hubiera llegado a creer.
―Como sea, aunque resulte molesto, sin duda es uno de tus encantos.
―Claro, los Black nunca esperan, tienen que esperar por ellos ―sonrió Sirius, haciendo reír un poco a la mujer, pero el momento tranquilo terminó pronto, cuando el ruido de unos pasos se hizo presente. Yuuko miró en esa dirección―. Disculpa ―habló nuevamente Sirius―, pero la reunión se llevará en este lugar, no podemos ir a la casa.
Yuuko no ocupó mirarle para entender a lo que se refería, así que solamente asintió con un gesto de la cabeza, acomodándose mejor en la banca, sin perder su elegancia natural. Mokona brincó hasta posarse en el hombro de Sirius, quien le sonrió un poco.
Del sendero aparecieron dos personas, un hombre y una mujer, cargando esta última entre sus brazos a un bebé. Yuuko prestó su atención en este último, quien estaba al parecer completamente dormido, y no pudo evitar sonreír con algo de tristeza. Conocía el destino de ese niño, no, de esa familia, y le parecía una injusticia que tuvieran que pasar por todo eso siendo tan jóvenes. Pero el destino dictaba las cosas por una razón y ella sólo era alguien que podía observar, sin intervenir más de la cuenta.
―Buenas noches ―saludó la mujer, de largo cabello rojizo. Yuuko se puso de pie, acercándose a los mismos, más que nada para poder observar al niño.
―Yuuko, ellos son mis amigos, James y Lily Potter, el pequeño es Harry ―presentó Sirius, adoptando una seriedad que ya se había vuelto característica en él desde hacía algunos meses.
―Es un lindo bebe.
―Gracias.
La Bruja les miró, notando como los tres miraban a Harry. Dio una última calada a su pipa, dejando escapar el humo lentamente. Aguardó unos instantes, pero ninguno parecía capaz de decir lo que tenía en mente.
―Bien, estoy segura que no me mandaron a llamar solamente para presentarme a su hijo ―arqueó una ceja, manteniéndose impasible. Al final fue Lily la que se atrevió a hablar.
―Creo que Sirius ya le habrá comentado algo, pero... por favor, cumpla nuestro deseo.
―Ese es mi trabajo ―le aseguró Yuuko, sin perder ningún detalle de aquella mirada verdosa―. Dime tu deseo ―pidió, tomando la barbilla de la chica entre sus dedos.
―Salva a Harry ―murmuró Lily, con voz temblorosa―, que él pueda tener una vida plena, por favor.
Yuuko la soltó y miró nuevamente al bebé, que en ese momento abría sus ojos, algo adormilado. La oriental observó esa mirada, idéntica a la de su madre, y bajó el rostro, negando con el mismo.
―Te seré sincera. Ese es un deseo demasiado grande, será muy difícil para ti y tu esposo el poder pagarlo. Mejor deja que el destino del niño se cumpla sin que ustedes intervengan.
―¡No podemos permitirlo! ―interrumpió James, mostrando en su voz lo desesperado que se encontraba―. Es nuestro hijo, no nos pida algo como eso ―Yuuko se volteó para verlo y luego miró a Sirius, el cual también le pedía hacer algo. Ella se cruzó de brazos, como si estuviera pensando las posibilidades―. No deseo que mi familia se extinga por culpa de esta guerra.
La mujer dio otra calada, para finalmente apagar su pipa, la cual dejó al lado de su paraguas. Miró a la pareja, colocando su mano sobre su cintura y con el rostro serio.
―Puedo cumplir su deseo, ambos, tanto proteger a su hijo como evitar que su familia se extinga. Pero el pago será distinto.
―¿Distinto? ―preguntó Sirius, un tanto confundido.
―Así es, por salvar a Harry, ustedes tres, más otra persona cercana a él, tendrán que pagar. Para evitar que los Potter se extingan, se deberán de cumplir tres condiciones ―estiró su brazo, remarcando el número con tres de sus dedos.
Lily miró a James y este último miró a Sirius, como si no comprendiera del todo lo que acababa de decir la mujer.
―¿Podrías explicarte un poco? Ya sabes que yo no entiendo tu modo de hablar ―pidió el joven Black, haciendo sonreír a la mujer a quien llamaban La Bruja de las Dimensiones.
―Es sencillo, el pago para que este niño sobreviva es su suerte ―hizo una pausa, mirando el rostro de cada uno de los presentes―. El destino que yace sobre este niño es demasiado complicado, por lo que la suerte de ustedes cuatro recaerá en él, salvándolo de cualquier peligro.
―¿Nosotros cuatro? ―preguntó Lily, extrañada.
―Así es, la de tu esposo y la tuya, la de Sirius Black y la del joven que se encuentra oculto entre los árboles.
Al pronunciar eso, una silueta se dejo ver, llevándose una mano a la cabeza, en gesto apenado.
―Perdón por la interrupción.
―¡Remus! Pensé que dijiste que no podías venir ―le alegó Sirius, cuando el recién llegado se puso a su lado.
―Llegué en último momento y recordé que mencionaste que este podría ser el posible punto de encuentro.
Remus saludó a los presentes, a Yuuko con sumo respeto, pues había escuchado de boca de Sirius los poderes que tenía la mujer. Ella sonrió y les preguntó si podría regresar a su explicación, lo que todos aceptaron.
―Como decía, ustedes cuatro cuentan con una suerte muy grande, individualmente, pero que parece aumentar cuando se encuentran juntos. Para que este niño sobreviva a esta guerra y a los años posteriores, la suerte que ustedes poseen debe ser transferida a él.
―Entonces aceptamos ―James habló con urgencia, contento al saber que existía tal posibilidad de salvar a su hijo. Remus y Sirius asintieron, como los buenos amigos que eran. Pero Yuuko detuvo su pequeño festejo con un gesto de su mano.
―Sé muy bien que ese niño lo es todo para ustedes, pero tienen que entender. Al pasarle a él su suerte, ustedes se quedaran sin nada, es decir, no tendrán nada que los proteja en esta guerra o en el futuro. Porque la suerte nunca regresará con ustedes ¿entienden?, es posible que pasen por pesares que no les correspondían. Que se queden solos por largo tiempo, sufriendo remordimientos que no son suyos o, incluso, que no sobrevivan ―Y cada una de esas cosas las dijo mirando a alguien en particular, pero ninguno de los presentes la veía a ella. Estaban concentrados mirando al pequeño que buscaba el calor de su madre.
Lily estrujó a Harry, murmurando que siguiera dormido, porque todo estaría bien. Esa escena fue suficiente para convencer a los otros tres. James estrujó la mano de Lily, Sirius colocó una mano sobre el hombro de su mejor amigo, mientras que con la otra tomaba la mano Remus. Yuuko comprendió el gesto, así que finalmente aceptó.
―A pesar de los años, nunca dejaré de creer que ustedes están locos ―dijo, con una pequeña sonrisa―. De acuerdo, en la siguiente Luna Nueva, que es la próxima semana, se hará el hechizo y ustedes estarán desprotegidos. Por cierto ―miró a Lily―, les daré un pequeño regalo ―movió su mano y Mokona brincó a la misma, para después sacar de su interior una pequeña cadena, la cual la bruja entregó a Lily.
―¿Para qué es esto?
―Es un amuleto. Llévalo siempre contigo, si algo llegase a suceder, asegúrate de haber sido la última persona en tocar a tu hijo.
Para todos fue obvio a que se refería. Si llegases a morir, ese pensamiento hizo que Lily se estremeciera y no pudiera evitar que unas cuantas lágrimas escaparan de sus ojos, por lo que James la abrazó, tratando de inspirarle confianza.
―Es todo lo que puedo hacer por ustedes ―Y pareció que aquellas palabras se trataban de una disculpa.
Mokona guardó la pipa, mientras ella tomaba su paraguas, al parecer dispuesta a marcharse, puesto que su trabajo ahí ya había terminado. Pero Remus la detuvo.
―No nos ha explicado lo otro ―esas palabras trajeron a la realidad a los demás.
―Es cierto ―secundó James―. Nos ha explicado el pago de que Harry sobreviva, pero no lo de mi familia.
Yuuko sonrió de medio lado.
―Eso es algo que no esta en sus manos el poder hacerlo.
―¿Cómo?
―Tranquilo, señor Potter. A lo que me refiero, deben cumplirse tres condiciones para que el futuro de su familia esté tranquilo. La primera ya está cumplida y es que su hijo sobreviva a esta guerra.
―¿Y las otras dos? ―murmuró Lily.
―Se cumplirán a su debido tiempo, pero no están ligadas directamente con ustedes. No puedo explicarles cuando sucederán, porque no se me está permitido interferir tanto.
Todos tenían dudas, pero Sirius caminó hacia la mujer, tomando su mano y depositando en la misma un suave beso, demostrando así la caballerosidad Black que corría por sus venas.
―La comprendo, hermosa Yuuko. Aún así, has sido de gran ayuda para mis amigos y para mí.
―No tanto como hubiera deseado, Sirius ―Yuuko sonrió nuevamente con melancolía, acariciando el apuesto rostro del joven, tal vez por última vez.
Al final hizo una leve inclinación y caminó rumbo a los árboles, donde una densa niebla comenzó a hacerse presente. Cuando James y Remus fueron a asomarse, se dieron cuenta de que la mujer había desaparecido.
―¿Cómo te hiciste amigo de alguien como ella? ―preguntó Remus, curioso. Sirius simplemente se encogió de hombros.
―Es lo único bueno de ser Black ―dijo, sin aclarar para nada las dudas de los demás, quienes decidieron regresar a la casa de los Potter, a disfrutar, sin que lo supieran, sus últimos días juntos.
Fin de la historia.
Teoricamente, la historia ya está terminada =D