"Por un hijo" 01/?? - Harry Potter/xxxHOLiC

Apr 16, 2008 20:03




¤ Fandom: Harry Potter/xxxHOLiC.
¤ Claim: Yuuko, y unos Malfoy.
¤ Estado: Primer capitulo de tres o cuatro (aún no me decido).
¤ Raiting: K+.
¤ Genero: General (no sé que otra categoría ponerle xD).
¤ Advertencias: Spoiler de DH.
¤ Palabras: 1,884.
¤ Beta:
ophelia_999 (Muchas gracias por betearlo, linda *-*)
¤ Dedicado: a aleganott, porque se que ella quería un fic de Yuuko con los Malfoy =D!
¤ Nota: este fic esta hecho exclusivamente para Alega, por su cumpleaños. ¡¡¡Espero te guste!!! (Y que haya quedado como lo querías T^TUU).
¤ Summary: "Protegerlo, ese es mi deseo y pagare lo que sea para que él este bien".


Por un hijo

I

Abrió la puerta y ahí estaba ella, parada frente a la chimenea, dándole la espalda. Entre sus pálidos y largos dedos sujetaba una copa de whisky. No tuvo necesidad de ver su rostro para reconocerla. Ese cabello negro, tan largo que pasaba de sus caderas, su ropa delicada que dejaba entre ver la sensualidad natural de la mujer. El extraño aroma como incienso que destilaba. Todo eso era imposible de olvidar. Sólo la había visto una vez en su vida, antes de ese momento, y aquella imagen nunca se logró borrar de su mente. Seguía poseyendo esa aura extraña, la cual, al parecer, aún seguía provocándole algo de desconfianza. Pero sabía, muy a su pesar, que ella era la única persona que podía ayudarle en aquel momento.

Entró en la habitación y antes de que pudiera decir algo, una voz suave pero profunda hizo que se detuviera.

―Al parecer es cierto lo que dicen. Los Ingleses son muy puntuales ―aunque podía notar el deje burlesco en aquellas palabras, él estaba seguro de que había algo más en ese tono de voz. Sino supiera que estaba frente a esa mujer, podría asegurar que era melancolía.

―Es de mala educación dejar esperando a un invitado tan importante ―contestó él, más por costumbre que por ser amable.

Una pequeña risa se escuchó, proveniente de la mujer, quien dio un largo trago a su bebida sin voltear a ver a su interlocutor. El joven hombre comenzaba, para su molestia, a ponerse nervioso. No sabía como abordar del todo el tema y detestaba sentirse como un niño en su presencia. El silencio se extendió más tiempo de lo que hubiera deseado.

―Vaya, parece que las malas costumbres de los padres también las heredan los hijos ―dijo la mujer, mientras se daba la vuelta y dejaba ver esos ojos de color rojizo que, según el joven hombre, no debería de ser natural.

Pero existía otro factor que le llamó la atención, el cual no le permitió contestar a la clara burla. Yuuko Ichihara, la conocida entre algunos pocos magos como La Bruja de las Dimensiones seguía exactamente igual a como la había visto, ya hace más de 20 años. Meneó de manera imperceptible la cabeza, recordando que los magos y brujas vivían más que los muggles y, al parecer, entre más poder tuvieras más tiempo se conservaba la juventud de uno.

”Incluso para mi, ella es una verdadera bruja.”

Yuuko se terminó su bebida y dejó la copa sobre la chimenea. Miró de manera fija al hombre frente a ella y, al ver que parecía más entretenido observándola decidió interrumpirlo.

―¿Para eso me ha llamado? ¿Sólo quería verme? Estoy halagada, pero no me gustan los hombres casados.

Un pequeño rubor, muy leve, apareció en aquellas pálidas mejillas y la Bruja se permitió reír, notando el pequeño brillo de furia en esos ojos grises.

―Está equivocada, la he llamado porque tengo un deseo que pedirle ―está demás decir lo tonto que se sintió al decir eso, pero su madre le había comentado de la habilidad de esa mujer, y Narcissa Malfoy nunca bromeaba con esas cosas.

En la mujer oriental una sonrisa, demostrando lo interesada que estaba en el asunto, apareció en su rostro.

―Debe de saber que puedo cumplir cualquier cosa, excepto el tomar una vida, aunque eso es más por cuestión de lo problemático que resultaría el pago, así que le escuchó, señor Malfoy.

Se llevó una mano a la cadera, mientras que con la otra hacía la seña de que hablara, poniendo toda su atención. Draco Malfoy pensó como decirlo de manera correcta, pero se dio cuenta que no tenía sentido y de que, además, se encontraban solos, así que eso no importaba.

―Deseo proteger a mi hijo.

Ella alzó una ceja, sin perder aquella sonrisa. El rostro de Draco estaba más serio de lo normal, así que en verdad quería eso.

―¿Y de que desea protegerlo?

―Mi hijo, Scorpius, entrara a Hogwarts dentro de cuatro años, pero la situación de nuestra familia es algo difícil y...

―Y no desea que le suceda nada malo cuando se marche de la protección de su hogar, ¿O me equivoco?

Él asintió, manteniendo hasta el momento aquel porte que aún causaba miedo y algo de respeto entre la sociedad inglesa, pero el cual no afectaba en nada a la mujer, más que acostumbrada a la soberbia innata que poseían algunas personas.

―Se que el pago debe de ser de igual valor, así que no me importa lo que me pida a cambio. No quiero que Scorpius sufra.

La sonrisa, algo divertida de Yuuko, descolocó un poco a Draco, no muy seguro de si se estaba burlando o no, pero guardó silencio, esperando la respuesta.

―De acuerdo, cumpliré su deseo y lo protegeré ―el alivio recayó en el joven, más las siguientes palabras de la bruja no fueron de su total agrado―, pero esa protección será hasta que cumpla la mayoría de edad mágica.

―¿Qué?

Yuuko se cruzó de brazos, sin cambiar de expresión.

―Puedo hacer un hechizo para proteger a su hijo, Señor Malfoy, pero solamente hasta que cumpla los diecisiete años, no más.

En el rosto de Malfoy se volvió notorio lo poco complacido que estaba al respecto, más aún así lo medito un poco. A esa edad su hijo ya podría hacer magia y, al estar en su último año en Hogwarts, ya habrá podido aprender hechizos suficientes para defenderse y, si tenía suerte, contaría con el apoyo de algunos amigos.

―Acepto.

Yuuko cabeceó de manera afirmativa, sabiendo de antemano que ese chico no era tonto y entendería.

―Y ahora, el pago.

―Espera ―le interrumpió. Yuuko lo miró curiosa, esperando sus palabras―. Me gustaría saber como funcionara ese hechizo que harás.

Su rostro se puso algo serio, mientras que tomaba nuevamente la copa y la agitaba levemente. Draco vio ese movimiento y tronó los dedos, al instante, la copa volvía a estar llena y Yuuko dio un trago.

―Es bastante sencillo ―comenzó―. Podría decirse que su hijo demostrara tener una gran suerte. Cada vez que alguien quiera hacerle algo o se encuentre en peligro, algo o alguien le ayudara. Por poner un ejemplo: cuando le lancen un hechizo pueden suceder dos cosas: o tropezara, desviándose del objetivo, o aparecerá alguien que lo quitara del camino.

―De acuerdo.

―Bien, en cuanto a su pago ―guardó silencio, como si lo estuviera meditando aunque, desde un principio, ya sabía cual sería el mismo―. Su cabello ―dijo al final.

Draco parpadeó un poco, como si no hubiera entendido lo que le estaba diciendo.

―¿Mi... cabello?

¿Aquello era una broma? ¿Cómo su cabello iba a ser el pago por el deseo de proteger a su hijo?

La sonrisa había regresado al rostro de la invitada, haciendo que sus ojos brillaran.

―Sé muy bien que los Malfoy se jactan de tener un magnifico cabello y que es una de sus posesiones más preciadas. No por nada conocí a su padre hace ya algunos años y, por lo que veo, usted tiene el mismo cuidado con el suyo. Así que, señor Malfoy, de aquí a diez años, usted me irá entregando su cabello. ¿De acuerdo?

Draco lo dudó unos instantes, llevándose de manera inconsciente una de sus manos a su cabeza, tanteando aquellos hilos dorados que la cubrían. En ese momento, el pequeño Scorpius, que no sobrepasaba los siete años, entró en la habitación y se detuvo abruptamente, pues al parecer no había notado que su padre estaba ocupado hasta que fue muy tarde.

―Lo siento ―se disculpó el pequeño, pero antes de retirarse su padre había puesto una de sus manos en su hombro, haciendo que el niño se quedara.

Sin mirarlo, tanteó la cabeza de su hijo, y se dirigió hacía la Bruja.

―Acepto.

Yuuko asintió y, de la bolsa que había dejado en uno de los sillones cuando llego, salió una pequeña bola negra, la cual saltó hasta posarse en la mano extendida de ella. Ambos Malfoy miraron, algo sorprendidos, como de la boca de esa especie de conejo salía un pequeño cofre negro, el cual tenía un exquisito grabado de mariposas rojas.

―Gracias Mokona.

―¡De nada Yuuko! ―celebró el Ser, posándose en el hombro de la mujer. Ella tomó con ambas manos el cofre y se acercó a los otros dos.

―En este cofre, cada mes, depositara lo que le he pedido. Cuando este llena, tendrá que enviármela con la mejor de sus lechuzas. No se preocupes, que eso solamente sucederá una vez, dentro de diez años. Pero antes...

La mujer se estiró y, con cuidado, le arrancó un cabello al niño. Scorpius no lo entendía, pero esa mujer le causó un extraño sentimiento más no se alejó, pues aún sentía la mano de su padre sobre él y, como no vio que él objetara por la acción de ella, se dejó hacer. Cuando Yuuko consiguió el cabello del pequeño, hizo lo mismo con Draco.

Al tener los dos cabellos, los entrelazó, de modo que parecieran uno solo y presionó su mano contra la tapa del cofre. Una suave brisa se dejó sentir y al final, ambos cabellos quedaron incrustados en el cofre, como si de un grabado se tratara.

―Eso será todo ―extendió el cofre en dirección de Draco, quien lo tomó con ambas manos. Al hacerlo, sintió una calidez que reconoció como la de Scorpius―. Mi trabajo aquí esta completo. Agradézcale a su madre el que haya venido.

―¿Por qué? ―preguntó Draco, con el ceño levemente fruncido. ¿Esa mujer sólo había venido porque su madre se lo había pedido?

Yuuko tomó su bolsa y miró con deje divertido al actual Señor Malfoy, el cual quiso dar un paso hacía atrás al darse cuenta que ese conejo extraño estaba sonriendo igual que la bruja.

―Ustedes los Occidentales tienen una forma de ser muy extraña. Y yo, por lo general, sólo le cumplía deseos a los Black, por cuestiones que no tengo deseos de comentar. Su madre era una Black -de las pocas centradas, debo agregar-, y se nota claramente que usted llevas esa sangre en sus venas. Lo sé por sus ojos. Así que no esta dominado completamente por la sangre Malfoy, debe de alegrarse por eso.

Y sin decir nada más ni esperar que su anfitrión dijera algo, dejó la copa en la mesa y salió de la habitación y de la mansión. Ya afuera, se detuvo unos instantes, mirando hacía atrás.

―Esa ha sido la tercera condición ¿verdad Yuuko? ―preguntó Mokona, moviendo las orejas de manera emocionada.

―Así es. Eso significa que mi trabajo en este lugar ha terminado, para siempre. Aquella visión esta próxima a cumplirse y yo no puedo intervenir más. Ya lo que suceda a partir de ahora, será decisión propia de esos dos.

En ese momento, el joven Scorpius se asomaba por la ventana, notando como aquellos ojos rojizos le miraban fijamente, provocándole un escalofrío. Yuuko sonrió y, rodeada de un suave viento, desapareció de aquel lugar.

Al fin había terminado de cumplir aquella promesa, realizada hace treinta y seis años, aproximadamente. Aquel destino ya no se encontraba entre sus manos. Pero, estaba segura, lo que aquel joven de lentes había visto se cumpliría y que tantos sacrificios habían valido la pena.

Después de todo, el deseo de proteger a un hijo siempre provocaba milagros.

Fin de la historia.

Tecnicamente la historia es autoconclusiva, pero quedaron muchas dudas ¿verdad? de eso trataran los próximos one-shot *-*. Ale, disculpame por no haberlo tenido completo y subirtelo todo de un jalón T^T.

¡Espero te guste! (Si el título no te convence, dime cual quieres en su lugar, al fin y al cabo esta historia es para ti, o sease, es tuya =D)

holic: mokona modoki larg, hp: draco malfoy, .genre: crossover, .genre: introspección, holic: yuuko ichihara, .historia: por un hijo, .genre: hurt/comfort, ;xxxholic, ;harry potter, .genre: general

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