¤ Comunidad:
reto_diario ¤ Número: 001/
001.
¤ Título: Aquello que duele, pero te hace seguir adelante.
¤ Fandom: Dragon Ball Z.
¤ Claim: Kaio Shin del Este.
¤ Extensión: 363.
¤ Advertencias: Pseudo-Angs. Spoilers de la saga de Majin-Boo.
¤ Notas: Intento salir de mi bloqueo, así que, um, ¿no está tan mal? (aunque el título... pero bueno).
¤ Resumen:
Kaoi Shin puede verlo claramente. Y su corazón se rompe un poco más. Pero no llora. Ya no.
¿Cuántos años han pasado ya?
¿Diez? ¿Cien? ¿Mil?
No lo sabe. O más bien no quiere saberlo. No en esos momentos. No cuando los recuerdos siguen siendo tan frescos. Y duda que algún día dejen de serlo.
Observa el paisaje con aire ausente. Puede verlos. A todos. Tan claramente que le parte el alma.
Ve a Dai Kaoi Shin sentado cerca del lago, tan tranquilo como siempre, observando a los demás con esa mirada que solo un padre orgulloso podría llegar a tener. Riendo al ver como Kaoi Shin del Oeste le demostraba a Kaoi Shin del Sur que, aunque éste fuera el más fuerte de los cuatro, ella podría darle una buena pelea sin problemas.
Puede ver a Kaoi Shin del Norte uniéndose al Sagrado Kaio-sama, sentándose a su lado, observando la pelea y comentando sobre la energía que tienen últimamente los jóvenes. En un momento voltea a verlo a él y le hace una seña, para que fuera a sentarse a su lado.
«Aprende de ella, Kaoi Shin del Este» le dice, poniendo una mano sobre su hombro. «Aprende a nunca rendirte y recuerda que nada es imposible.»
Y él se avergüenza, porque no cree llegar nunca a ser como ninguno de ellos. Y la pelea termina con un empate, porque Kaoi Shin del Sur nunca se atrevería a lastimarla, y ella lo entiende, por eso le toma la mano y le sonríe, de esa forma que le demuestra lo especial que es para ella.
Se sientan a su lado a descansar. Kaoi Shin del Oeste coloca su mano sobre su cabeza y lo despeina un poco, molestándolo como las hermanas mayores saben hacerlo, haciendo que se sonroje y que los demás se rían. Kibito llega con el almuerzo. Y todo es tan tranquilo, tan perfecto. Como siempre había sido, como ya nunca volvió a ser.
Kaoi Shin puede verlo claramente. Y su corazón se rompe un poco más.
Pero no llora. Ya no.
Solo se queda ahí, de pie, mirando en lo que se ha convertido su hogar. Observando ese solitario planeta. Y se hace una promesa.
Mientras él viva, Majin-Boo no volverá a estar libre. Costara lo que costara.