Autor:
williams_43Fandom: Harry Potter
Pareja: Ginny & Hermione
Amor entre líneas - V.Autómata de Hermione
El corazón de Ginny se ahogaba en un latir espoleado por la inminente cercanía de Hermione. Sentía como el color retornaba sus cauces, aunque el sonido seguía perdido en las incógnitas de la creación. Las arterias se dilataban y estrechaban devolviendo la presión a los tejidos circundantes. Sentía cómo una tormenta de zarzas cubría su corazón clavándole las espinas una a una, haciéndolo sangrar. Un enjambre de cuervos negros sobrevoló su mente.
Se plantó ante ella con un caminar rítmico y pausado dejando que su melena se balancease de lado a lado de su espalda y sosteniendo sus libros con ambas manos sobre su pecho. A los pocos metros Ginny comenzó a estremecerse y Hermione lo sabía. Se plantó a escasos centímetros. Las puntas de sus calzados se tocaban casi igual que las puntas de sus narices.
El corazón de Ginny se había desbocado en un latir irrefrenable que la obligaba a respirar asfixiantemente rápido. Los músculos se contraían y relajaban al azar que dictaba su mente irracional. Un impulso la obligaba a respirar su aire, a tomar su alma entre sus labios y beber de ella. Sin embargo, no podía dejar llevarse, era una situación demasiado extraña como para no actuar cautamente. En realidad Ginny lo sabía, hiciese lo que hiciese era una estupidez, si no hacía nada se arrepentiría y si lo hacía también.
Hermione parecía jugar con ella, con su amiga. Se balanceaba ligeramente hacia adelante y hacia atrás, acercándose lentamente a Ginny y alejándose de ella al instante siguiente. Su amiga respondía con desconcierto y desesperación, cada acercamiento lo vivía como un soplo de aire acaloradamente gélido sobre su rostro.
Hermione sonreía discretamente y barajaba en su mente analíticamente insensata las opciones que tenía. En el fondo era un pequeño juego que se había propuesto para saber de sí misma.
Acercó lentamente su rostro dominando a Ginny. Dejó escapar sus labios y besó tiernamente la rosada mejilla de aquella cara repleta de diminutas pecas. Con una mano apartó el anaranjado pelo del oído y le susurró dos palabras: “¿Me sigues?”. Alejó su rostro con una mirada dulce como un cielo despejado que deja pasar las primeras luces de la mañana. Se separó y caminó internándose en el pórtico y entre los muros del castillo. Ginny inevitablemente empujada por la voluntad impropia del automatismo seguía a Hermione, que ahora era su ama, dominaba su voluntad.
Aquella situación era tan irreal que Hermione había provocada la hacía sentir llena de vida, de felicidad, de poder sobre sí. Ginny, no obstante, sentía cómo un lento y dulce sueño nublaba su mente y acaparaba su juicio; actuaba como un autómata, sin control sobre sí misma, solamente seguía a aquella melena relucientemente castaña por los pasillos de Hogwarts.
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