Un gatito soñador despertó esta mañana con el deseo de volar y su corazón entregar.
Un pingüino quería ya pronto despegar y el viento en sus alas sentir.
El destino no quería sus deseos no cumplir y decidió por casualidad juntarlos antes del medio día. El gatito ronroneo al ver al alocado pingüino llegar, sabia bien que su corazón ya estaba volando
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