Almuerzos (3/8)

Jun 29, 2009 17:46



No creo que todas las disculpas del mundo basten, lamento la tardanza, se suponía que era un one-shot… Lo siento de verdad, aún faltan varios capítulos, tal vez ya nadie lo lea y lo entiendo completamente, pero lo voy a terminar porque jamás he dejado una historia incompleta y no lo haré con esta. Perdonen si les molestan la estructura de verbo y artículo juntos (invitólo, esperóse, etc.), es un pequeño capricho mío porque es la primera y última vez que escribo así. 
Ahh bueno, ya saben que yo doy regalos compartidos, así que a todo el mundo que me haya faltado regalo, pueden adjudicarse la actualización como tal. Dedicado para spettro_ragazza   por lo de su cel....

Título: Almuerzos

Pairing: Draco/Harry

Raiting: NC-17

Autora: vampisandi

Beta: nande_chan

Advertencias: cualquier clase.

Summary: Una escena puede cambiar el punto de vista de la vida y dar paso a las cavilaciones. Porque Draco se dio cuenta que a veces no era tan bueno que Scorpius se pareciera a él... y menos que Albus fuera igual a Potter.

Parte I, Parte II, Parte III, Parte IV, Parte V, Parte VI, Parte VII



Amistad

La primera vez que almorzaron juntos había sido incómoda.

Harry invitólo por mero aburrimiento, en el restaurante habíase convencido que era una mala idea. Intercambiaron un par de frases sobre el estado del tiempo, de quidditch, trabajo, etc. pero la mayoría del tiempo permanecieron en silencio.

La segunda vez, sus amigos le habían cancelado y él necesitaba un pretexto para no tener que ir con Ginny, además Malfoy solía estar solo a esa hora y en la oficina; concluyó que les hacía un favor a ambos. Ante la atónita mirada del rubio, Harry se acercó a su mesa e hizo una pregunta simple “¿Almorzamos?”, pues no sabía cómo hacer la petición. Generalmente Ron decía algo como “Muero de hambre” y Hermione “Es hora del almuerzo” ante estas frases los tres se dirigían a tomar sus alimentos. Pero no con Malfoy, así que Harry adoptó esa pregunta como la requerida al haber funcionado antes.

Esa vez fue diferente. No hubo actitud nerviosa, labios apretados o señales de desconfianza. Draco lo miró con la ceja alzada desde que formuló la pregunta hasta que llegaron al restaurante, lo que Harry consideró como un don, a él se le hubiera cansado la frente.

- Potter, la guerra te dejó tocado - dijo el otro cuando se sentaron, a partir de ahí, Malfoy no dejó de repartir comentarios mordaces y burlas. Harry consideró ir a un psicólogo porque sintió un poco de alivio cuando el aire de normalidad los invadió.

- Dime -Harry dejó el tenedor a un lado -¿A qué se debe el grandísimo honor de que Harry Potter me invite a almorzar?

El sarcasmo fue evidente, el joven lo pensó unos segundos, las charlas de las mesas aledañas llegaban distorsionadas a sus oídos, el tintineo de platos, vasos y copas mezclados con los pasos de los meseros yendo de un lugar a otro parecieron apoderarse de sus sentidos por unos instantes. Harry se encogió de hombros.

- No me gusta comer solo -respondió, tomó el tenedor y volvió a la faena de cortar la carne.

- Mentira -dijo Malfoy sonriente, pero no preguntó más sobre el tema.

El rumbo de la conversación tornóse hacia el trabajo, hablaron de los mortífagos que seguían sueltos, de vez en cuando atacando a la gente. Malfoy explicaba sus planes y Harry los anotaba mentalmente, debía aceptarlo, el slytherin era brillante.

La siguiente semana almorzaron juntos, pero en otras condiciones, todos los aurores estaban en la oficina oyendo las órdenes de Harry. El suceso culpable fue un ataque en el norte de Escocia, algunos mortífagos y criminales menores lo orquestaron, por ello todos en el departamento tenían que sacrificar sus horas libres.

Ginny no le habló en dos semanas, le reprochó que no se pasara por la casa, que estuviera todo el tiempo en el ministerio. Harry guardó silencio en la discusión, a pesar de que quería rebatir y gritar que la pelirroja era la que no lo quería ahí, sólo guardó silencio.

Malfoy se dio cuenta del aura de malestar que lo rodeaba.

- Potter, creo que el exceso de trabajo afecta tu cabeza y la atrofia más de lo que ya está.

Harry casi rió con la expresión. Lo miró detenidamente, pensaba si sería correcto decirle a Malfoy, de entre todas las personas; el joven frente a él comía su ensalada sin prestarle mucha atención. Harry resopló, necesitaba hablar sobre el tema y planteárselo a Ron era problemático, era el hermano de Ginny; Hermione era más discreta, aún así, si consideraba necesario diríaselo a Ron. Meneó la copa de vino en su mano, observó el color profundo, sentíase solo. Dejó la copa en la mesa delicadamente, se llevó las manos a las sienes y aplicó un masaje.

- No es por el trabajo.

- Ah, ya veo. -Se burló su acompañante - Problemas en el paraíso.

- Se podría decir… que nunca fue un paraíso.

Malfoy se quedó callado, su mirada fija en él, parecía que la sinceridad de Harry habíale sorprendido.

Unos niños corrieron frente a la cafetería donde almorzaban, la juerga distrajo la atención de Harry, el silencio era pesado, así que decidió cortarlo.

- Todo pasó muy rápido -comenzó a decir con la boca seca.

- Cuando acabó la guerra yo no pensaba en otra persona con quien estar más que con Ginny, retomamos la relación, tiempo después ella decidió jugar al quidditch profesionalmente y pasó las pruebas para entrar en el equipo.

Una nube pasó frente al sol, la sombra proyectada cayó sobre ambos. Malfoy no apartaba la mirada pero Harry no volteó a verlo.

- Las cosas estaban bien, la academia de aurores cumplió mis expectativas, era justo como yo esperaba. Ella estaba en la mejor época, su equipo ganaba los partidos, yo asistía cada vez que podía, pero después…

Alzó la vista, Malfoy tenía un aura de total indiferencia hacia su historia, se sintió aliviado.

- Se quedó embarazada. Ginny no quería casarse y si hubiera tenido opción creo que no habría tenido el bebé… toda su familia quería que nos casáramos, excepto ella. Me dijo que podríamos criar al niño así, que no había necesidad de una boda, pero a mí no me pareció lo correcto. La presioné para casarnos, su carrera quedó destruida; me lo reprocha, lo sé, no lo dice pero cada vez que me mira hay reproche en sus ojos…

- Es por eso que gastas tu tiempo en el ministerio - concluyó Malfoy, una pareja se sentó en la mesa de al lado.

- Pero que idiota Potter, tú y tu imperiosa necesidad de convertir todo en un melodrama.

- ¿Perdón?

- Estás casado con la mujer, a menos que quieras que te deje deberías arreglarlo. Los divorcios no están bien vistos. Además, se supone que la amas y todas esas cosas de los gryffindor ¿no?

Años más tarde, en sus momentos de reflexión, Harry se daría cuenta que fue culpa de Draco que su matrimonio durara tanto y todo por las ideas del rubio de que el matrimonio era importante para la sociedad. Harry se lo recordaría hasta el último día.

En esos momentos se sintió agradecido, era lo que necesitaba escuchar. Desde ese momento Harry pasó más tiempo en casa y continuó almorzando con Draco.

Al principio sólo era Harry el que hablaba, más explícitamente, se quejaba y Malfoy se burlaba. Se sentía bien de poder charlar de todo con alguien, aún si ese alguien era Malfoy. Estaba asombrado por la capacidad de Malfoy para dar buenos consejos, siempre que consideraba que Harry preocupábase por una nimiedad le decía que dejara de ser tan imbécil y lo superara. Cosa extraña que necesitara de eso para reaccionar y no los regaños maternales de Hermione o la comprensión de Ron.

El día que Draco le platicó algún detalle de su vida, por la impresión, Harry casi se ahoga con el zumo de naranja.

La vida de Draco fue ilustrada con palabras elegantes y gestos arrogantes. Los primeros recuerdos compartidos fueron los días de la niñez, la felicidad en la mansión, los regalos, los dulces, los juegos. El primer viaje en escoba, la versión real del incidente del helicóptero, el llanto de Draco, la preocupación de su madre.

Fue inevitable recordar los años en Hogwarts, no pararon de hablar, a un recuerdo divertido le seguía uno inquietante. Se enteró de muchas cosas que ignoraba de los slytherin, su organización y la lealtad que había entre ellos, se sintió avergonzado cuando escuchó de los labios de Malfoy sobre las novatadas que los gemelos le hacían a los de primero. Se enteró de las fiestas un fin de semana y otro también. Escuchó a Draco hablar y hablar de sus amigos, se dio cuenta de que una vez que el rubio abría la boca para contar algo, nadie lo callaba. A la serpiente le gustaba el parloteo, por ello es que se enteró de la soledad que enfrentaba Draco en esos momentos, se sintió identificado.

Era esa hora la mejor del día ¿no lo crees? cuando éramos jóvenes y por fin aprendimos a confiar en el otro.

Meses más tarde lo escuchó hablar de Astoria y las tardes que pasaban juntos, las familiaridad, el acercamiento. Harry luchó contra la necesidad de fruncir el ceño y decirle que no era una buena idea que saliera con ella. Porque la verdad es que era buena idea, Malfoy se veía más alegre últimamente, la compañía de Astoria le beneficiaba, Harry no podía quitarle eso, no podía comportarse como un idiota egoísta.

¿No era suficiente observar mi desgracia? Siempre competitivo, queriendo buscar tu propia desdicha.

Tal vez se comportó como un idiota egoísta cuando otros meses después, Draco le anunció su boda. Harry le hizo una escena, estuvo avergonzado por días. Malfoy se molestó con él. Simplemente no supo controlarse, Malfoy era lo único que tenía para él sólo, el vaso con agua explotó, la comida cayó de la mesa y sólo pudo observar las mejillas rojas por la ira de aquel frente a él.

- No eres el único que tiene derecho a una familia.

Dijo y la respiración de Harry se cortó. Tenía toda la razón, tenía tanta razón que dolía. Trató de disculparse, pero el rubio no quiso hablar más con él.

Nunca pudimos separarnos, ni cuando nos odiábamos, ni cuando todo estaba hecho pedazos.

Los almuerzos continuaron su rutina, Harry preguntaba, salían, un restaurante cualquiera o una cafetería en las afueras, pero en silencio, Malfoy había decidido no hablar con él.

Por una familia.

El calendario tiró varias hojas con ese silencio sepulcral, Ginny se dio cuenta de la tensión en Harry, inventó paseos y excusas para distraerlos. Ella, él y su hijo pasaban más tiempo en el parque, en el cine, en cualquier lado, que en la casa. Su esposa había moderado su humor, podía pasar un rato con ella y James, sin que la pareja terminara discutiendo y el niño llorando.

James, el orgullo de Harry, tan pequeño y frágil, el que hacía que la vida conyugal valiera la pena.

El agua tranquila, el sol ligeramente ocultado por una nube plumosa, la brisa entre los pastos, la sonrisa de Ginny y el niño en sus brazos jugando con una snitch dorada. Harry hace que el bote dé vueltas y James ríe, Ginny le da un beso en la mejilla, Harry sólo piensa en contárselo a Malfoy el lunes en el almuerzo, aunque el rubio no le dirija la palabra, sabe que lo escucha. Ella convoca un hechizo, James juega a romper burbujas, Harry revuelve el delgado cabello de James y le da un beso en los labios a Ginny.

Astoria y Malfoy contrajeron nupcias hasta un año después, pues se tuvo que planear la boda más cara del plantea, a opinión de Harry, para que ambos estuvieran contentos. Servilletas de seda, vestidos ataviados de joyas, platillos abundantes, música especialmente compuesta para el evento, la marca Malfoy en cada cubierto de plata.

Para entonces Malfoy ya le hablaba a Harry, los almuerzos eran rutinarios y las conversaciones trataban de evitar el tema de la boda. La invitación de la boda, Harry no se atrevió a rechazar, por mucho que no quisiera ir.

Fue hasta entonces que Ginny se enteró de su amistad con Malfoy; con gesto incrédulo Harry aceptó la reacción de su esposa, quien lo miró preocupada unos instantes, luego sonrió.

- Me alegra que hayan superado las rencillas del colegio.

Harry encontró difícil creer la alegría de su pareja, pero se sintió tranquilo al saber que no lo encontraba desagradable.

La boda ocurrió exactamente lo que se esperaba de los Malfoy. Los detalles fueron tantos y tan variados que agobiaron a Harry, las fiestas se celebraron en el Caribe. Fue en ese viaje que dos vidas nuevas se concibieron.

Mejoróse notablemente su relación con Ginny, la noticia del bebé había sido recibida con alegría y disposición. Su esposa comenzó a escribir una columna para el profeta en la sección de quidditch, era buena en ello. Harry sabía que lo hacía con aires de resignación pero se alegraba de que su esposa encontrara trabajo.

En los últimos meses de embarazo Draco y Harry se veían más, a causa de que sus esposas se reunían para quejarse de la vida y ellos huían de casa, por si a las dos se les ocurría que era su culpa y conspiraban para matarlos.

Fue cuando Hermione y Ron se enteraron del trato que ahora tenía con Malfoy. Ron puso mala cara y despotricó contra Malfoy, Hermione tuvo una reacción parecida a la de Ginny. Ron siguió despotricando contra Malfoy hasta que Hermione empezó a asistir a las reuniones de té de Ginny y Astoria, otro bebé en camino. Ron huyó con ellos.

Draco empezó a llamarle Harry, pero sólo en privado, en su pequeña hora de oasis, sin trabajo, sin esposas, sin amigos, sólo ellos dos.

Los años pasaron, los niños crecieron y aumentaron en número, se hicieron amigos. La rutina siguió, el almuerzo era sagrado, algunas veces Harry buscaba nuevos lugares en los cuales incursionar, otras veces lo hacía Malfoy, si se peleaban que no era muy extraño, comían en silencio.

Harry lo miraba constantemente, trataba de descubrir que era lo que faltaba pero bastaba una sonrisa de Draco para que se le olvidaran sus pensamientos.

Comprensión

Cuando los almuerzos cesaron, después de la fiesta de Albus, Harry lo resintió tanto que no pudo evitar deprimirse, veinte años con algo fijo y de repente, su hijo daba un espectáculo que le llenaba de ideas la cabeza y le aclaraban muchas cosas, tantas que tuvo que alejarse de Draco, cosa que sólo pudo hacer unas semanas porque no pudo resistir la separación.

Era su culpa, fue él quien se acercó a Draco, él inició los almuerzos, el rubio no tenía porque sufrir con él esa crisis de identidad que le acontecía, eran amigos y ambos tenían sus vidas. Aunque ahora que se daba cuenta de todo, era completamente miserable.

No había podido dormir desde el incidente y casi no hablaba con Ginny. Se sentía culpable y las miradas de incomprensión no ayudaban.

- Harry ¿te ocurre algo? -le preguntó Hermione. La casa de su amiga parecía más grande de lo normal sin el barullo que generalmente inundaba la casa, el reloj daba las cinco, el té era de frutos del bosque, una melodía suave salía de la cocina, probablemente una radio.

- Todos estamos muy preocupados.

Harry la miro, tenía la boca seca.

- ¿Qué opinas de Malfoy? -le preguntó, la castaña apretó los labios.

- Harry, hace años que no le llamas Malfoy. ¿Qué pasó?

Suspiró lleno de amargura, la castaña pareció entender todo con ese simple gesto porque abrió desmesuradamente los ojos.

- Oh no, Harry no hagas esto. ¿No crees que ya es muy tarde para esto?

Muy tarde, veinte años tarde.
*~*~

Parte IV

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