(no subject)

May 18, 2008 12:17

TÍTULO: Es la forma más sencilla cuando eludes tu pasado
(¿yo? ¿Robando descaradamente títulos a Quique González? ... puede)
FANDOM: Supernatural
PAREJA: Ruby/Bela
RATING: pongamos R sólo por si acaso, pero es un R muuuuuy light
SPOILERS: hasta 3x15, sobre todo por spoilers sobre Bela

Dreaming again. Chasing Lucifer? Catch him this time? That's bad.

-la Cenicienta-


-

En contra de la opinión popular, no tiene nada que ver con los Winchester. Ni siquiera de cerca. Bela conoce a Ruby cuando el nombre Bela es tan sólo una idea (un proyecto de identidad) y las cosas aún no han terminado de joderse. Ruby es un medio. Es un nombre (no exactamente ése, pero quién se fija en los nombres de todas formas) que aparece de vez en cuando en libros olvidados y páginas que no le interesan a nadie. Y Bela es joven, está aprendiendo.

Parece una buena idea, en su momento.

(No lo es, cree conveniente aclararlo. Después.)

Es su primer trabajo serio y está nerviosa. Es joven, irregular, arrogante. Cree que ha pasado por mucho más que cualquier persona con la que pueda cruzarse por la calle. Y en cierto modo, tiene razón, pero sigue siendo una cría.

Para Bela, la lanza de Ek Chuah significa unos cuantos miles de dólares y probablemente una larga temporada en un spa de la costa oeste, porque el recorrer los estados de punta a punta es todavía un proyecto a largo plazo. Lo que el cliente haga con ella, no le interesa. Lo que le pueda pasar al mundo después de que el cliente se haga con ella, le interesa aún menos. Pero es una buena chica e investiga, y le hace gracia que el dios maya de la guerra sea también el dios del cacao.

Y es fácil, en cierta medida. Bela descubre (ya tenía sus sospechas, pero esta vez se materializan) que un acento exótico, un vestido con amplio escote y una Ruger Hunter pueden hacer milagros cuando te lo propones. Llegar hasta la lanza es relativamente fácil. Esquivar los hechizos protectores lleva tiempo, y mucha búsqueda de información, pero no es imposible. Los demonios son más difíciles de controlar.

-La misión te viene grande, ¿no crees, niña?

Se apoya contra el marco de la puerta. Manos en los bolsillos, pelo perfecto y ojos negros como el carbón. Literalmente negros. Demoníacamente negros.

-Tú debes de ser Ruby.

Bela tiene la mano en el bolsillo también, los dedos cerrados en torno a la botella de agua bendita, y mucha más prepotencia de la que un cuerpo de dieciocho años debería aguantar. Probablemente tiene suerte de que Ruby no le parta el cuello allí mismo, pero eso es algo en lo que no piensa, ni en ese momento, ni después.

Da un par de pasos al frente, y Bela no saca el agua bendita del bolsillo. Ruby ladea la cabeza y parece observarla de arriba a abajo. Luego se detiene a observar la lanza, a su derecha.

-Me temo que no te vas a marchar con esto, cielo. No es tuyo.

La Ruger pesa en su mano, nueva y acero frío contra los dedos. Ruby sonríe cuando tiene el cañón contra la frente, y Bela no pestañea.

-No, pero me pagan bien por ello.
-Sabes que eso no me va a hacer daño.

Bela sonríe, "lo sé", y para el momento en el que saca el agua bendita del bolsillo, las uñas de Ruby le están haciendo sangre en la muñeca, y el arma cae al suelo con un sonido seco. Ruby chista, y su otra mano le agarra el cuello, mientras Bela trata de moverse.

-Amateurs -murmura-. Deberían tener un poco más de consideración, me indigna que manden a una cría a hacer el trabajo de un suicida.

Los dedos se cierran en torno a su garganta, y Bela gruñe, cuando siente la sangre deslizándose por su muñeca. Ruby sonríe de una forma que casi resulta dulce, dentro de su definición de sadismo.

-Pero supongo que tú no tienes nada que perder, ¿verdad?

Las rodillas se le doblan cuando la suelta, y permanece en el suelo sin moverse durante unos cuantos segundos, frotándose la garganta.

Ruby se inclina a recoger su arma, y la escruta con detenimiento, antes de apuntarle directamente al rostro.

-Nos apoyamos entre chicas -sonríe enseñando los dientes-. Es la única razón por la que no te mato.

Y Bela observa. Los dedos de Ruby cerrándose en torno al metal, el arma combándose bajo una fuerza sobrehumana, y trescientos pavos (sin contar munición) tirados a la basura. Finalmente, la Ruger es tan sólo una maraña de metal inservible a sus pies.

-No quiero volver a verte por aquí.

Bela traga saliva, y asiente.

No resulta difícil cancelar el trabajo, tiene una larga lista de compradores. La mayoría ni siquiera saben con lo que están tratando. Eso son fáciles, seguros. De bajo estándar, pero por algún lugar hay que empezar.

Lo primero que hace al llegar a la habitación de su hotel, es vendarse la muñeca y aprenderse el exorcismo de memoria.

***

Se encuentran otra vez, en Milwaukee. Bela tiene veinte años y una preciosa carrera de fechorías a sus espaldas. Esta vez la trampa del diablo está preparada, y Ruby camina directamente dentro de ella. Mientras tanto, Bela ya tiene el grimorio entre las manos y unas dos decenas de compradores asegurados (espera al mejor postor, tiene echado el ojo a una acogedora mansión en Nassau). Lleva el pelo corto, una peluca pelirroja que le llega por los hombros y le hace cosquillas en el cuello.

-No aprendes, ¿verdad? -Ruby suena sinceramente irritada.

Bela sonríe y le guiña un ojo, antes de salir por la puerta.

***

Por regla general, Bela evita a los demonios. Brujería, objetos malditos, objetos que simplemente no tienen ningún tipo de valor, pero los compradores son lo suficientemente estúpidos como para quererlos. Eso es fácil. Pero los demonios son una clasificación aparte, y es una que Bela prefiere no tratar.

Tiene veintiún años, y ese antro de Boston es definitivamente unos cuantos niveles negativos menos a los que está acostumbrada. Pero por una sonrisa bonita y una caída de ojos en el momento apropiado, el camarero la invita a todos los chupitos que quiera. El hombre que tiene al lado (alto, entrado en la cuarentena, ojos marrones) la mira como si se la quisiera llevar a un hotel y olvidarse de la alianza que lleva en el dedo. Bela le sonríe, y le quita la cartera, sólo porque le apetece.

Cuando Ruby aparece, Bela ya lleva tres chupitos y el hombre no ha dejado de mirar.

-No te ha llevado todos estos meses salir de allí, ¿verdad? -deja el vaso sobre la barra y pide otro con la mirada.

Ruby se sienta a su lado.

-Eres buena, cariño. No tanto -espera a que el camarero deje la botella sobre la barra para continuar-. ¿Dónde está el grimorio?

Bela se encoge de hombros. "Massachussets. Michigan. Manchester. Málaga. Algo con eme," rellena el vaso y lo empuja hacia ella -eso. Porque Ruby sigue siendo eso, un demonio. Y Bela puede ser muchas cosas, pero aún tiene alma- con el índice. "Ni lo sé ni me importa."

Ruby pone los ojos en blanco y no toca el vaso.

-No tienes ni idea de con lo que juegas.

Bela se inclina sobre la mesa, deja escapar una carcajada seca. "Hago mis deberes, ¿sabes?" se toma sus segundos, respirando sobre el rostro de Ruby, mirada recorriendo sus labios milímetro a milímetro, antes de separarse. "Es un trabajo. Recojo la mercancía, cobro por ello. El resto no es mi problema."

-De momento.

Bela chista, y coge el vaso que Ruby se niega a tocar. Se lo bebe de un trago, haciendo una mueca mientras el licor le abrasa la garganta. Para cuando abre los ojos, Ruby ya no está.

***

En todos esos años, pisa Inglaterra una sola vez. Londres, para ser más concretos. Bela va camino de los veintitrés y el aire húmedo, el cielo gris, le arrancan ráfagas de nostalgia. Sabe amargo, en el fondo de su garganta. No acepta trabajos en el Reino Unido, un código personal que no va a comenzar a romper ahora, pero hay documentos a los que no se puede acceder por internet, y le vienen bien unas vacaciones.

No es que piense que va a librarse del trato, pero el plazo se acaba, y Bela prefiere ser previsora.

Y un punto extra, los cazadores allí no están interesados en matarla.

No demasiado, al menos.

Así que se informa, y luego rastrea el maldito amuleto de Londres a Manchester y luego a un pueblo a las afueras de Yorkshire. Es un tiro a ciegas, pero es mejor que nada.

-Adivino que es para uso personal.

Ruby está embutida en unos pantalones ajustados, una cazadora de cuero que deja al descubierto la ajustada camiseta negra. Sostiene el amuleto entre los dedos, con cuidado de no tocar el colgante, y lo observa atentamente.

-Genérico. Evita posesiones y se oxida con mucha dificultad. Dudo que puedas sacar nada por él.

Bela se retira el pelo del rostro y apoya las manos en la cadera.

-Deberías hacer mejor tus deberes -continúa, y tira el amuleto al suelo-, se te atrae con facilidad.

Bela está segura de que ha ensayado la frase, de que tiene milimetrado el tiempo, porque las sirenas de los coches de policía comienzan a sonar en ese momento. Zorra, piensa, y "esto es por lo de Kansas, ¿verdad?" Que es otra de esas largas historias. Ruby es una maldita zorra rencorosa, y Bela aún no sabe por qué sigue con vida cuando se traen estas rencillas entre manos. Supone que no es lo suficientemente importante como para que Ruby pierda su tiempo.

Ruby sonríe, y se desvanece.

***

Empieza a comprender que a veces es difícil quedarse al margen del trabajo cuando agarra la maldita pata de conejo. Si juegas con fuego, acabas quemándote, alguna mierda parecida. Lo de los Winchester es una patada directa al estómago de su ego, pero al menos no se marcha con las manos vacías.

-Los Winchester son míos.

Hace parada en un diner camino a Oregón, para cuando vuelve, Ruby se apoya contra el capó de su coche, manos en los bolsillos y vaho formándose frente a su rostro. De noche, temblando y medio encogida en la cazadora. Parece casi humana.

Levanta el mando y los cierres del coche se abren.

-Buena suerte con eso.

Los Winchester pueden ser muchas cosas, pero desde luego, no dan la impresión de tontear con demonios. Excepto en excepciones contadas, pero, bueno, Bela no va a ser la primera persona que ponga en tela de juicio razones para vender almas.

Ruby se aparta, y Bela no mira para atrás cuando comienza a alejarse.

***

Bela tiene una mano en el arma antes de que la mano se cierre en torno a su cuello, y la espalda contra la pared antes de poder descubrir quién coño ha conseguido entrar en su habitación. Ruby aprieta los labios, y en la segunda sacudida de su espalda contra la pared, Bela nota una punzada de dolor, deja escapar un pequeño gemido. "¿Dónde está la Colt?" gruñe. Cerca de su rostro, muy cerca, y Bela trata de averiguar cómo ha conseguido traspasar los hechizos protectores.

La tercera sacudida consigue que las paredes suelten polvo, y le da la impresión de que la situación es seria. "Dónde. Está", entredientes.

-No... -le cuesta hablar, las uñas se le clavan en el cuello-. No lo sé. La vendí.

La mano de Ruby continúa apretando, y Bela está segura de que le falta esto, de que faltan segundos para el giro fatal de muñeca. No sabe por qué ha tardado tanto, en realidad.

Finalmente resopla, y la deja caer. Bela se desliza lentamente a lo largo de la pared, cayendo al suelo con piernas de gelatina.

-Das pena -escupe Ruby-. Debería...

No termina la frase, y Bela no pregunta. Le pican los ojos, y prefiere no parpadear, porque tiene las mejillas húmedas y la garganta le quema.

-Quiero al comprador.

A Bela se le escapa la carcajada, y cuando habla, la voz le sale ronca.

-La mayoría no son tan estúpidos como para dejar que les vea la cara. Todo se trata a través de quintas personas.

Ruby baja el rostro. Se frota los ojos cansadamente con el dorso de la mano, y Bela respira, casi con cautela.

-No tienes ni idea de la estupidez que has hecho -levanta el rostro, la mira directamente, y Bela no se atreve a mover un músculo-. ¿Qué te ha ofrecido esa zorra? ¿Librarte del contrato? ¿Tan idiota eres que te lo has creído?

Y Bela traga saliva con dificultad. "¿Cómo has...?

-Por favor.

Ruby se ríe en su cara, como si hubiera ofendido directamente a su intelecto. Da un paso hacia ella, y Bela aún está en el suelo, encogida contra la pared, mientras las botas de Ruby resuenan contra el suelo de la habitación.

-¿Cuánto te queda? ¿Tres meses? Matarte ahora sería un auténtico desperdicio.

Termina la frase con un tono que roza el asco, y sacude la cabeza. Bela se apoya contra la pared, tratando de incorporarse e ignorando el temblor de piernas.

-¿Por qué sigues aquí entonces? -le tiembla la voz, aunque hace lo posible por mantenerla estable.

Ruby se mueve demasiado rápido, y Bela se estremece al primer contacto de las yemas de sus dedos contra la piel magullada. Sólo un roce en su garganta, con el pulgar. Trazando ausentemente, como tratando de encontrar su pulso, y recorriendo las marcas rojas en la piel. "Eso me pregunto yo," murmura.

Se gira, y se abrocha la cazadora antes de desaparecer por la puerta, y Bela respira con alivio.

***

Dos meses, y contando.

Bela nunca ve a Lilith, y sabe que hay una buena probabilidad de que esté mintiendo. Sabe que (probablemente) no hay escapatoria, y que debería haber estado preparándose para este momento desde los catorce años. Sabe que la están usando, pero la sensación no es nueva.

Se acostumbra. Se adapta. Es lo que siempre hace.

En algún momento, trata incluso de rastrear la Colt.

En algún momento (cuando Lilith le pide que mate a Sam, cuando comienza a sentir verdadero pánico porque no encuentra otra salida) incluso piensa que podría pedir ayuda a los Winchester. Porque ya lo hicieron una vez.

En su lugar, los rastrea. No acude a su encuentro, pero sigue su estela por todos los malditos estados, sólo por si acaso.

Esa noche en concreto, se emborracha, y se olvida casi por completo de que Ruby no es humana. Pero lo parece. Es una ilusión lo suficientemente tangible. Pelo sedoso, y piel caliente. Besa lo suficientemente real, y la empuja contra la cama con la misma fuerza. Se arañan y muerden y se quitan la ropa a tumbos, mientras Bela se ríe y se rebela contra las sábanas.

Y, en algún momento, Bela se olvida de preguntar por qué está ahí.

Se despierta en una cama vacía, cabeza a punto de estallar por la resaca y con un día menos de vida.

***

Lo hace. Joder, claro que lo hace. Bela no quiere morir. Si no morir significa quitarse de en medio a los hermanos, lo va a hacer sin ningún tipo de duda.

Pero no esperaba... Joder, realmente, realmente no esperaba que pudiera fallar. Ella no falla. No desde hace mucho. No con esto. La llamada telefónica, la voz de Dean, el reloj acercándose a las doce. Lo hace todo demasiado real. Y no, nunca se planteó... No... Nunca. No, realmente. Tiene las mejillas húmedas.

Cuelga el teléfono con manos temblorosas, y espera a que llegue.

fandom: supernatural, tipo: femslash, pareja: ruby/bela

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