Título: Confesiones erróneas.
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Personajes: Gokudera Hayato, Hibari Kyoya, Reborn. Tsuna y Yamamoto.
Género: Drama, Romance. Un poco de Humor.
Rating: T.
Advertencias: Shonen Ai. 1859.
Resumen: Gokudera por fin le va a confesar sus sentimientos a su Décimo... pero algo sale terriblemente mal. Se va a desmayar, lo sabe, porque aquello acaba de implicar a Hibari.
Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! no es mío es de Amano Akira.
04/07/12.
Capítulo 6 - "¡Hibari...! ¡Pero qué mierda pasa contigo!".
Reborn no se explica qué ha pasado.
Al día siguiente, Gokudera no se presenta como cada mañana en casa de Tsuna para acompañarlo a la escuela y cuando llegan ahí, tampoco está en la entrada o en el lugar donde acostumbra esperarlos desde que Hibari le prohibió la entrada a la secundaria.
Y como es de esperarse, no es el único en darse cuenta de su ausencia.
- ¿Eh? ¡Qué raro! Gokudera-kun no está aquí.
Tsuna mira hacia un lado y otro, sin ver por ninguna parte a su amigo.
- ¿Se habrá quedado dormido? -comenta Yamamoto igual de extrañado, pues no es común no ver a la Tormenta por ahí.
- Quien sabe... ¡Quizá se ha enfermado o algo!
De inmediato se preocupa el castaño, mientras la expresión del Arcobaleno se ensombrece por algunos segundos pues está seguro que algo ha pasado pero no en el ámbito que Tsuna cree.
Aquello, claramente tiene que ver con Hibari y con la conversación que supone que ambos tuvieron ayer al permitirle por fin poner un pie dentro de la escuela e irlo a buscar.
Lo extraño de todo esto es que no volvió a saber nada de Gokudera y como mínimo esperaba que fuera a decirle cómo terminaron las cosas entre el prefecto y él pero obviamente eso no sucedió. Que hoy no se presentara en casa de su alumno y tampoco esté ahí, sólo hace más extraña la situación.
- ¿Y si le llamas a su celular, Tsuna?
- ¡Qué buena idea, Yamamoto! -busca entonces su móvil en su mochila, quedándose a medias debido a la intervención de Reborn.
- No se preocupen por eso. -les dice con voz seria al ocultar su mirada tras su sombrero.- Yo me ocuparé de eso más tarde, ustedes entren o Hibari vendrá a morderlos.
- ¡Hii!
El castaño en definitiva no quiere eso, y Yamamoto sólo se ríe un poco más al ver la expresión fatídica y asustada que su amigo pone.
Aunque el niño tiene razón.
Lo que menos quiere cualquier estudiante de Namimori en esos momentos es provocar a Hibari y ganarse una suspensión injustificada como la de Gokudera, y ellos dos no son la excepción.
No, si eso significa faltar por quien sabe cuánto tiempo a sus prácticas de béisbol o no ver a Kyoko-chan en el caso de Tsuna.
- ¡Pero…! -aun así, el Guardián del Cielo protesta porque sabe que algo no está bien con la repentina ausencia de su amigo.- ¿Y si algo serio le pasó a Gokudera-kun? ¿Y si necesita nuestra ayuda? Tal vez deberíamos…
- ¿No he sido claro, Tsuna?
El tono directo que el Hitman emplea los deja sin palabras ni quejas, y eso sí, un poco sorprendidos con su actitud.
¿Y ahora qué le pasa a Reborn? ¿Por qué está actuando de esa forma?
Sea cual sea la respuesta ninguno de los dos la llega a saber.
- D-De acuerdo.
- Cómo digas, niño.
Terminan aceptando los dos, retomando su camino para entrar a la escuela justo antes de que el timbre suene.
Ninguno de los tres vuelve a decir palabra alguna y el ambiente entre ellos por alguna razón es tenso. El Hitman no obstante, no deja de pensar en la ausencia de Gokudera y sus posibles causas.
Más tarde se ocupará de eso como les ha dicho.
.::.
En ese mismo momento y en su departamento, la Tormenta permanece aún recostado en su cama y con el uniforme puesto, mirando fijamente el techo al mismo tiempo en que trata de no pensar en nada.
Sabe que quedarse ahí, no haberse levantado pese a ya estar vestido e ir a recoger a su Décimo y acompañarlo hasta la escuela como mínimo los debe de haber preocupado pero es que sencillamente no pudo hacerlo.
No encontró ni las fuerzas, ni el ánimo necesario para salir y aparentar que está bien y que las cosas siguen como siempre...
... o puede que no tanto, pues desde ayer Hibari ha revocado su sentencia, permitiéndole volver a asistir de nuevo a la escuela aunque eso es lo último que quiere en estos momentos.
Además, su estómago sigue doliendo, no ha parado de hacerlo desde ayer, aunque el dolor ya no es tan intenso al grado de hacer que se vuelva a desmayar. Aun así, no quiere ver ni enfrentar de ninguna forma al prefecto, por eso es que mejor se queda ahí.
Ya hablaría y se disculparía después con su Décimo y Reborn-san, por ahora... simplemente no pensar en ese maldito bastardo o sus palabras que por alguna razón lo afectan y le producen ese malestar, ese dolor de estómago que por momentos aumenta más.
Cambia de posición en la cama, acostándose esta vez de costado para mirar fijamente hacia la ventana y cerrar sus ojos. Con suerte y podrá mantener su mente en blanco.
Y parece que lo logra… porque hora y media después (o puede que un poco más) escucha una voz que lo llama y que lo saca de sus sueños.
¿Se ha quedado dormido?
Sí, en algún momento lo hizo.
- Gokudera, despierta.
- ¿Eh…? ¡R-Reborn-san! -da un pequeño brinco asustado al divisarlo en la venta. Y no, no está soñando ahora que lo comprueba. El Hitman está ahí, así que lo saluda.- ¡B-Buenos días!
- ¿Qué pasó? ¿Por qué no has ido esta mañana por Tsuna? ¿A la escuela? Pensé que arreglarías las cosas con Hibari, ayer.
Al escuchar ese nombre desvía su mirada hacia otro lado al ser un tema del que no quiere hablar ni escuchar, pero no es una opción ante el Hitman.
- ¿Gokudera?
Aunque claro, él más que nadie sabe cómo estaban las cosas con el prefecto por lo que no le debe ni puede mentir. Se lo dice, entonces.
- ¡Estábamos equivocados, Reborn-san...! -dice de pronto, mirando con interés repentino la colcha de su cama.
- ¿Qué?
¿De qué le está hablando tan de repente el Guardián? Que sea un poco más claro y conciso, por favor.
Eso intenta Gokudera al decírselo de nuevo.
- Hibari… ¡Él no quería salir conmigo! ¡Estábamos equivocados! -completa, alzando su vista para verlo.
Un silencio se instaura entre los dos, en los que Reborn lo mira fijamente y trata de entender de dónde saca eso o por qué lo dice.
Aunque tampoco hace falta ser un genio para saberlo.
- ¿Quién te dijo eso? Fue Hibari, ¿cierto?
- ¡Ah, qué importa eso! -le da la espalda al ponerse de pie, caminando por su habitación de un lado para otro.- Más importante. -se detiene y lo mira.- ¡Dígame qué está haciendo aquí! ¿Acaso algo malo le pasó al Décimo?
La preocupación y ansiedad se apoderan rápidamente de su persona.
- No, no vine por eso. -le aclara con tranquilidad.- Tsuna-inútil está bien.
- ¿De verdad?
- Sí… pero no me cambies el tema, Gokudera.
La Tormenta se queda en silencio y vuelve a mirar hacia otro lado. No hay duda de que al Arcobaleno nada se le escapa.
El Tutor retoma el tema.
- Dime qué pasó. ¿Hablaste con Hibari?
- ... Sí. -responde después de unos segundos de silencio al mirar hacia otro lado.
Por lo que ve, el bombardero sigue renuente a decirle las cosas por sí mismo por lo que tiene que seguir preguntando.
- ¿Y qué te dijo?
- Bueno... -su ceño se frunce un poco al decir esto por lo bajo.- Al parecer ya puedo volver a la escuela.
- Sin embargo no estás contesto, Gokudera.
- ¡Sí, lo estoy! -alza repentinamente su puño y da un paso hacia él tratando de sonar convincente.
Su expresión no obstante, dice todo lo contrario.
- Claro. Aunque no fuiste a la escuela… ¿Tan mal te sientes que Hibari no haya aceptado salir contigo?
Un tenue sonrojo se instaura en sus mejillas sintiéndose sumamente avergonzado ante sus palabras.
- ¡N-No, no es eso!
Pese a negarlo, Gokudera no vuelve a decir nada, no sabe qué decir de todos modos. El Arcobaleno continúa mientras tanto.
- ¿Sabes que Hibari está mintiendo, cierto?
La expresión que le ve poner le dice que no, por lo que brincar hasta su hombro para golpearlo con León transformado en un pequeño martillo verde y golpearlo en la cabeza para ver si así reacciona.
- ¡Auch!
- ¡Gokudera! -le reprende ligeramente molesto y exasperado por su reacción, cayendo ahora sobre su cama.- Pensé que te había quedado claro por qué Hibari hizo todo eso.
- ¡Lo sé, Reborn-san! -sigue cubriéndose la cabeza luego de recibir ese golpe que sí ha dolido.- Es sólo que… escucharlo decirlo de esa forma fue como si fuera… cierto.
Su expresión se vuelve seria y afligida, revelando cómo es que en verdad se siente respecto a eso. La idea y el sentimiento de ser rechazado ahora por Hibari siguen presente en su mente y ¿por qué no? En su corazón, también.
- Ah, sigues pasando mucho tiempo con Tsuna-inútil. -suspira, para luego alzar su voz y volver a verlo.- ¿Y qué vas a hacer ahora?
- ¿Eh?
Aquella pregunta lo toma totalmente por sorpresa.
- ¿No me digas que te vas a quedar con los brazos cruzados, sin hacer nada y resignarte sin más al "no" que Hibari te ha dado?
- Pues…
La respuesta es obvia.
- Me decepcionas, Gokudera. Esperaba más de ti como la Mano Derecha de Tsuna que eres y la constante ayuda que te he estado dando los últimos días.
- ¡N-No diga eso por favor, Reborn-san! -se inca ante él, buscando su atención y mirada.- ¡Dígame por favor qué puedo hacer entonces, haré cualquier cosa que usted me diga!
Al escuchar sus palabras, sonríe de medio lado como todo un Hitman.
- Oblígalo. -le dice sencillamente.
- ¿Qué?
- Haz lo que sea necesario para que cambie de opinión y acepte salir contigo. Amenázalo de muerte si es necesario.
- S-Sí. -murmura por lo bajo Gokudera, pensando que eso es demasiado extremo incluso para ellos.
Pero ahora que lo piensa… Reborn-san tiene razón.
La reciente actitud de Hibari y sus palabras sólo son una pantalla y falsa barrera tras la cual esconderse y fingir que le da igual, que ya no le importa. Pero eso no es posible.
Él más que nadie lo sabe y no se dará por vencido por algo así. No, si el Hitman confía de esa forma en él.
- ¡De acuerdo! -se decide y cambia de parecer, luciendo ahora entusiasmado y confiado.- ¡Haré lo que sea necesario para que cambie de opinión! ¡Nadie le dice que no a Gokudera Hayato y Mano Derecha del Décimo Vongola!
- Bien.
Reborn sonríe, porque esa es la respuesta y actitud que esperaba escuchar, aunque aún hay un asunto más por atender.
¿Su nombre? Hibari Kyoya.
Con él también tiene que hablar largo y tendido.
Pero ya lo haría cuando volviera a la escuela, ahora… tratar un par de cosas más con Gokudera.
.::.
Sin embargo, no es hasta una hora antes de que las clases de ese día terminen cuando Reborn se aparta de Tsuna para ir y buscar al prefecto.
Sabe que a esa hora el Guardián patrulla los pasillos por lo que no es muy difícil hallarlo. Lo hace casi al instante.
- Ciaossu, Hibari.
- Ah, bebé... -voltea a verlo, encontrándoselo de pie a mitad del pasillo.- ¿Qué puedo hacer por ti, hoy?
- Quiero hablar contigo en privado.
Es la respuesta que le da, notando de inmediato éste su tono de voz serio.
Eso es extraño.
- Claro. ¿Qué tal en mi oficina?
- Me parece bien.
Ambos se dirigen ahí en completo silencio, preguntándose el de cabellos negros por qué el Hitman hoy está tan serio y callado. No puede pensar mucho en ello pues llegan a su oficina.
- Adelante, toma asiento.
Reborn así lo hace, mientras Hibari va hasta su silla al otro lado del escritorio pero no se sienta.
- ¿Te ofrezco algo de beber? ¿Un té, quizá café, bebé?
- No, gracias. -le corta sin más, entendiendo el Guardián que quiere ir directo al grano.
- De acuerdo, cómo quieras. -sin más preámbulo Hibari toma asiento.- Y bien, ¿de qué quieres hablar?
Tal como supuso, el bebé va directo al punto.
- Supe que no aceptaste salir con Gokudera. ¿Puedo saber, por qué?
- ¡Wao! ¿Qué es esto? -sus palabras lo sorprende un poco y lo hacen esbozar una media sonrisa burlona al no creer lo que está escuchando.- ¿Acaso el herbívoro fue a llorarles a todos o qué?
- Sabes que no es eso. -le aclara totalmente serio, dándole una idea al prefecto lo importante que el tema es.- Simplemente hay cosas que no pasan desapercibidas para mí. Eso es todo.
- Claro. Y supongo que esa es una de ellas, ¿cierto?
- Sí.
- ¡Qué conveniente!
Un pequeño silencio se instaura entre los dos, en los que Reborn detalla minuciosamente en la expresión y los gestos de Hibari. Al mismo tiempo, él se da cuenta de esto y mantiene su mirada y atención en el mafioso.
El Hitman espera largos segundos hasta que vuelve a intervenir.
- ¿No me vas a contestar, entonces?
- Hn. -el prefecto deja escapar un pequeño suspiro al entrecerrar brevemente sus ojos y después, vuelve a mirar al Tutor.- Parece que no tengo opción.
Se reclina un poco más en su silla y piensa en lo que le va a decir. Quizá la verdad. No tiene ninguna razón para mentirle al bebé después de todo.
- No estoy interesado en salir con herbívoros… -le dice, puntualizando de inmediato.- Y mucho menos con él.
- ¿En serio? -Reborn sonríe.- Y entonces... ¿por qué aceptaste salir con él la primera vez y lo esperaste tanto tiempo bajo la lluvia?
La mirada del japonés se afila al escucharlo y él sólo le aclara.
- No, Gokudera no me dijo eso. Yo mismo lo investigué por mis propios medios.
Y en realidad así fue.
Pero que el bebé se lo diga y que lo sepa, por alguna razón lo molesta. Lo hace, porque la idea y sensación de sentirse como un débil y patético herbívoro sigue latente y en definitiva no lo es.
- Eso jamás pasó. -niega, poniéndose de pie y dándole la espalda al mirar ahora por la ventana.
- No. Eso es lo que tú quieres creer y de lo que tratas de convencerte Hibari, pero en realidad sí pasó.
- ... Fue un error.
Sentencia entonces, con todos los músculos tensos.
Suficiente tiene ya con sobrellevar esos estúpidos sentimientos y pensamientos sobre el molesto herbívoro para que ahora venga el Hitman a tratar de confrontarlo y hacer que acepte la verdad.
Pero el Arcobaleno no ha terminado, no todavía.
- Dime algo... ¿Te gusta, Gokudera? Porque esa es la única razón que encuentro para que hayas aceptado salir con él la primera vez.
Como es de esperarse, el Guardián de la Nube no contesta, se queda callado y Reborn vuelve a insistir.
- ¿Hibari?
- ... No responderé a esa estupidez. -es lo único que dice, sin llegar a girarse o moverse de su lugar.
¿Para qué? Sabe que de todos modos el bebé interpretara su silencio, su tono, su postura o cualquier otra cosa más como él quiera.
- Hn. -sonríe.- Entonces tomaré eso como un "sí".
¿Ven? A eso se refería.
- Que Gokudera te guste no creo que sea malo. -da un brinco a la mesa, caminando hasta el filo de ésta para ver su reflejo.- Si te gusta o atrae tu atención. -lo que también es posible con el prefecto.- En vez de estar huyendo de él o alejarlo, que es lo que estás haciendo y lo sabes, deberías de aceptar mejor su propuesta.
- … El herbívoro ya tiene a Sawada Tsunayoshi.
- ¿Tsuna? -la risita que se le escapa hace que el prefecto se gire para verlo ligeramente molesto.- No lo creo. Tsuna no lo ve ni lo verá nunca de esa forma, al menos no en este tiempo y universo… y eso, Gokudera lo sabe muy bien.
Su expresión vuelve a ser seria al murmurar esto último más que nada para sí mismo al recordar el estado de ánimo y ligera depresión en la que el bombardero ha caído las últimas semanas precisamente por este detalle.
Pero a Hibari eso no lo convence ni le hace cambiar de opinión. Él sabe cuánto es que el herbívoro rebelde quiere a Sawada Tsunayoshi, lo tiene muy presente y nunca se le va a olvidar.
- Hn. Cómo sea, de todos modos no saldré con el herbívoro.
- ¿Por qué, no? -Reborn insiste.- Te recuerdo que esta vez fue Gokudera quien te lo pidió, sin errores ni fallos de ningún tipo.
- Porque no. -se cruza de brazos y entrecierra sus ojos.- No quiero, ni me interesa salir con él.
Miente.
- Así que no lo haré.
Y ahí está Hibari, cerrándose y actuando como un niño berrinchudo al que ahora que por fin le dan su juguete ya no lo quiere y lo ignora.
- Se lo debes. -agrega de pronto el Hitman, utilizando uno de sus ases bajo la manga.
- … ¿Disculpa?
- La medicina que te di ese día que estabas enfermo, ¿lo recuerdas? Pues era de parte de Gokudera. ¿Qué? -su sonrisita se amplía un poco más.- ¿Es que no pensaste en esa posibilidad ni por un momento, Hibari?
Lo cierto es que sí lo pensó, es más, estaba seguro de ello.
Que el bebé se apareciera después de hablar con el herbívoro con la medicina para bajar su fiebre y curar su resfriado sabía que no era una simple coincidencia o casualidad, quien lo había visto en ese estado y sabía cómo se encontraba había sido precisamente Gokudera Hayato, y aun así la aceptó y se la tomó porque se sentía muy mal, tan débil.
Pero ahora que lo sabe, que ha quedado más que confirmado, no por eso va a aceptar salir con él, no después de aquella mala experiencia que tuvo. Lo cierto es que no comentaría el mismo error dos veces así estuviera en deuda con el de ojos verdes.
Así que no, esta vez no va a ceder ni cambiar de opinión.
- No me importa. -le reitera, sin que la nueva información afecte en absoluto su parecer.
- Hn.
Pese a la negativa, ahí está de nuevo la sonrisita de Reborn.
- ¿Y qué pensarías Hibari, si te digo que Gokudera no se quedará de brazos cruzados y hará lo que sea necesario para que aceptes salir con él? ¿Qué no aceptará tu "no" como respuesta?
¿En verdad es así?
Porque sí es así… las cosas cambian totalmente.
"¡Qué interesante!".
Piensa el prefecto, apareciendo una pequeña sonrisa ante esa tentativa que se ha vuelto un claro desafío para él.
- Qué lo intente. -responde, con una media sonrisa burlona.- Mi respuesta seguirá siendo la misma.
- Ya lo veremos, Hibari.
La sonrisa que el Hitman ya tenía en sus labios se amplía un poco más al mirar fijamente al Guardián que ahora parece más interesado en el asunto.
Ahora lo sabe.
No se equivocó con su supuesto, pues al ver al Guardián y las reacciones que ha tenido a lo largo de su conversación termina por confirmar que a Hibari sí le gusta Gokudera, lo acepte o no.
Bien. Ahora, esperar a ver qué hace Gokudera para hacerlo cambiar de parecer y que salga con él.
Eso se pondría más interesante.
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