Y dieron las 12 del día. Dietrich aún pegado a las sábanas, bocaabajo y con la almohada sobre su cabeza. Parecía que estaba pasando por una crisis interminable... ¡pero de esas buenas para morirse de la desesperación! Estaba deprimido y no quería levantarse de la cama. La habitación lucía desértica. Era domingo; claro, la mayoría de los búlgaros y
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No habia sido facil, ni tampoco lo seria, y evitarse no era una opcion. El habia escogido no quedar endeudado por un ojo magico y conformarse con la discapacidad que se habia ganado por descuidado. Bah, daba igual. Lo hecho, hecho esta. Tenia las cortinas alrededor de su cama cerradas, con un poco de paranoia, pero las abrio confiando en que no habria nadie en la habitacion.
Era imposible que lo viera. Dragomir, nuca en la almohada, no percibia nada de lo que habia a su izquierda. Incluyendo a Dietrich y su cama.
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-5 minutos más- se dijo mientras se cambiaba de posición en la cama, que por cierto estaba con las cortinas cerradas todavía.
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Se giro, como en posicion fetal, para observar con el ojo util hacia la cama donde pudo ver, unicamente, las cortinas cerradas. Haber pasado una semana en la enfermeria (tres dias extra por eleccion propia) lo tenia bastante alejado de la realidad de sus companheros. Se quedo en esa pose, mirando hacia las cortinas.
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No le dijo nada cuando se le quedo viendo. Lo quiso tomar como algo normal, si de todos modos con Dietrich era basico en la convivencia que la cantidad de miradas fuera inversamente proporcional a las palabras que se dirigian. No es que el fuera alguien quien podria siquiera pensar en eso pero... Dietrich no se veia muy bien que digamos. "Hey" dejo de mirarlo, girandose para quedar espalda abajo y mirando el techo. Le daba verguenza, asco, que lo vieran asi. Donde demonios estaban las vendas? Si no fuera por la irritacion y picazon, se las hubiera dejado para dormir.
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