Casi siempre, cuando alguien tiene una ocurrencia interesante, pasa a convertirse en un chiste interno que termina saliéndose un poco de madre.
El otro día, a uno de mis amigos, se le ocurrió mandar/cantar la canción del repugnante anuncio del
gordo de Navidad. Cayó en gracia y empezamos a cantarla cada vez que alguien contaba algo triste.
-He
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