Título: Sin Ángeles
Estado: En proceso
Público: PG-15
Categoria: Son los Winchester, pero no son los Winchester... en fin ve la cabecera y sabrás hacia donde me dirijo.
Resumen... Que puedo decir para no develar la trama más de lo que la grandiosa cabecera realizada por Destielwinchi pueda darte a pensar... y si a eso le sumás el título... creo que se los deje fácil, no??
También podrán apreciar el excelente trabajo de Elghin, que no queriendo adelantarle nada solo le mande unos escasísimos párrafos para que ella me devolviera tan exquisitos dibujos!!
Warning!!: No apto para almas sensibles.
Gracias a todos los que colaboraron conmigo poniendo su tiempo para betearlo (Anna, Evian muchas gracias a ustedes!!!) como para los gráficos
http://nem-sa.livejournal.com/28837.html http://nem-sa.livejournal.com/28837.html http://nem-sa.livejournal.com/29371.html http://nem-sa.livejournal.com/29826.html Capítulo 4
Si algún viejo conocido de ese antiguo cazador viera esa luz verde que fueron sus ojos, ahora ennegrecidos por el demonio en el que se había convertido no podría dejar de maldecir la vida que le tocó en suerte. Lloraría y se lamentaría por no haber podido hacer nada para quitarlo de ese camino, maldeciría al padre que le tocó y su cabezonería.
Pero verlo que a pesar de todo se mantenía junto a su “hermano”, era de alguna manera un aliciente... claro si omitiéramos el pequeño detalle de que el menor tampoco era lo que mostraba el envase. Ya no quedaba nada de ese sujeto que te compraba con la mirada de cachorro abandonado, nada de ese sujeto que centraba a su hermano mayor y que era la voz de la razón frente a tanta mierda y que se oponía fuertemente al “dispara primero, pregunta después”.
Ahora volvían a estar juntos. Si juntos… pero no de la manera en la que estaban antes.
Luego de que el mayor se hubiera graduado y sacado una maestría en tortura en la mejor universidad infernal existente y fuera aprobado con honores por el mejor de los maestros en esa materia.
Y que luego fuera reclutado para estar bajo el ala de quien viste con orgullo un traje blanco, en su totalidad… como si eso fuera a darle la pureza que en su corazón no existe.
Cazadores, vampiros, hombres lobos, wendigos, fantasmas y todos los seres sobrenaturales que alguna vez se toparon con los Winchester en su época de cazadores rogaban no cruzarse en el camino de estos dos sujetos tan unidos… en las buenas y en las malas.
Recuerda que fue a buscarlo solo para ver la cara de desconcierto de quienes confiaron en esos dos ex cazadores que ahora les sirven de trajes y creyeran que eran de confianza. La idea le cayó casi sin querer por el trato que le propuso el mismo Sam Winchester antes de darle el si. “Saca a mi hermano del infierno” fueron sus últimas palabras... su último deseo.
Lucifer cumplió, pero jamás se habló de cómo lo sacaría.
Cuando recibió la propuesta de explorar nuevos horizontes y seguir torturando como lo venía haciendo hasta ahora pero esta vez sobre seres humanos le pareció una buena idea, primero porque quería sentir cuales eran las diferencias entre torturar un cuerpo de carne y hueso y la tortura que venía llevando a cabo con las almas que llegaban al averno.
Que Alastair accediera sin ningún tipo de objeciones le resultó sumamente raro. Creía que se opondría tajantemente a dejarlo ir, que no permitiría que abandone por ninguna circunstancia el puesto. Pero no paso así, todo lo contrario le dio a entender que se divirtiera todo lo posible allá afuera y que el puesto volvería a ser suyo una vez se canse de la tierra.
¿Él cansarse de la tierra? No lo veía posible, pero bueno, cada uno tiene su punto de vista; además no es que pudiera sacar algo en claro de la mente de su envase, hace tanto que logró replegarlo en las inmensas profundidades, fue tanto el esfuerzo que le insumió callar esa maldita voz que ya ni un mísero recuerdo se le viene a la mente ahora como para paladear lo que serían su próximo hogar por un tiempo.
Mientras iba detrás de Lucifer, veía a su alrededor como los demás demonios se abrían a su paso apresurados, temiendo posibles represalias de no hacerlo rápidamente. La sola presencia, la libertad de su “Altísima majestad” como algunos pronunciaban casi en un murmullo atemorizados. Él no le veía nada diferente a los demás demonios que poblaban el infierno, no le causaba ningún tipo de sentimiento, ni temor ni siquiera ser precavido a lo que pudiera llegar a hacerle. Si Lucifer mismo en persona había ido a buscarlo era porque realmente lo quería a su lado, no creía que se gastara un viaje para descartarlo por como fuera a comportarse.
El rostro se había quedado en lo que sería un niño mimado, alguien que durante su infancia lograba a base de pucheros infantiles que le cumplan los caprichos, tal cual como el aquel que ha usurpado el cuerpo. Tenía una belleza magnética, no podía decir a ciencia cierta que era lo que realmente le impedía quitar los ojos de él, quizás fuera esa mezcla de que por fuera parezca un niño bueno pero cuyo interior guardaba al peor ser capaz de llevar a cabo las peores cosas inimaginables nunca vistas por el ser humano para conseguir lo que quería.
Lo veía caminar y podía decir que era toda soberbia y arrogancia.
Si, lo pasaría bien a su lado. Podría dar rienda suelta a todo lo que pasara por su mente… por quien sea que pase por sus manos.
Ya se estaba imaginando que cosas serían las que encontraría diferente. Hasta ese momento nunca pensó en como sería aplicar sus artes sobre la piel humana, sentir esa sensación. Como sería la textura de la piel, cuanta resistencia tendría, que causaría más dolor. Le gustaría probar como el fuego afectaría a sus víctimas, cuan alto gritarían al despellejarlas lentamente en vida. Ver en sus ojos la desesperación de que nada de lo que digan apaciguará su quehacer ni amedrentará sus ganas de llegar al final.
Nunca creyó que la tierra se viera tan distinta a lo que era el infierno, él prácticamente nació y creció allí y pese a que era relativamente un demonio joven fue rápido en conseguir el estatus que ocupaba. Podría ser que algo tenga que ver el humano en el que se desarrolló, recuerda que cuando surgió todos le llamaban Dean, lo dejaba pasar porque debía enfocar sus esfuerzos en ganar terreno hasta lograr desterrar totalmente cualquier resquicio de humanidad. Cuando alcanzó ese objetivo y logró ocupar totalmente la mente de ese sujeto, todos continuaban llamándole Dean, no le importo porque al final se había acostumbrado a responder bajo esa denominación. Pero cuando lo oyó por primera vez de labios de Lucifer, un escalofrío recorrió su cuerpo en su totalidad.
Logró que éste no se percatara, pero estuvo todo el día buscándole un porque, una causa, algo que le diera un indicio que lo justifique. Miedo no fue, hace muchísimo tiempo que viene saboreando el miedo de sus víctimas y nada de lo que hizo Lucifer alcanzan para atemorizarlo a él, por el momento.
Este tipo, Lucifer, le gustaba hablar del principio de los tiempos, cuando todo era perfecto sin que los monos sin pelos (como le gustaba llamar a los seres humanos) vayan de un lado al otro estropeando la creación de su padre. Mientras lo escuchaba, permanecía expectante a que le dieran algo que hacer, habían pasado varios días y comenzaba a aburrirse cuando un día fue llevado a un cuarto donde encontró a una bella mujer atada.
- Es toda tuya Dean, es todo lo que le dice Lucifer viendo gustoso como ese verde esmeralda dejaba paso a un negro profundo al tiempo que el cuerpo del ex cazador se dirigía hacía una pequeña mesa con diversos implementos de tortura.
El demonio se anticipaba la satisfacción de la labor que estaba por llevar a cabo cuando observa que aquella cazadora lo mira con los ojos inmensamente abiertos a causa de la sorpresa de conocer quién será el que la entregue a la muerte lentamente. Sentir que reconocían el cuerpo que poseía como el de un ex aliado en la lucha contra lo sobrenatural era algo nuevo, ya que cuando estaba abajo, caían en sus hábiles manos cualquier tipo de alimaña.
Desde ese día, el demonio en el que Dean se había convertido disfrutaba cada víctima lo más posible. La agonía a las que sometía a sus víctimas sólo era acabada cuando le informaban que le habían conseguido una nueva. Porque lo que extraña del infierno es que podía asesinar las veces que quisiera a su víctima que al día siguiente lo tenía de nuevo, enterito para practicar sobre ellos nuevas y más macabras formas de tortura.
Esto lo aprendió de la primera de sus víctimas, Olivia algo; no logró hacerla durar ni una semana. Adoraba trabajar sobre cazadores y para no aburrirse mientras le traían otro cazador, porque no quería estar ocioso se incentivaba con algún vagabundo que encontraba por ahí.
No era igual, porque estos no tenían la madera de luchadores que poseían los cazadores, no tenían aguante, gritaban de sólo mencionarles a que cosas les sometería. Pero para matar el aburrimiento le servía.
A disfrutar mis diablillos!!!