Con retraso porque lo de mi conexión a internet tiene delito, (de funcionar sólo a horas intempestivas de la madrugada ha pasado a no funcionar en absoluto, "gracias", Iberbanda), y en virtud de la conexión del curso de páginas web que estoy haciendo ahora, vamos a seguir con la ética y la moral. (Nota: un poco largo ha quedado, habrá que imprimirlo o leerlo sentado).
Primero, voy a intentar contaros por qué hago esto. Así que voy a tener que remitirme a la historia de mi propia vida.
A mí me educaron en una familia católica no practicante. Me metieron en clase de religión en el colegio. En aquel tiempo, daba religión hasta el tato, y sólo un par de alumnos se cogían la ética.
Para mí, la clase de religión era pura tortura psicologica. Allí descubrí uno de los más grandes fallos de los católicos hoy en día: explican la Biblia como el que explica la tabla de los elementos o la de multiplicar. O sea, que te la cuentan como si aquello fuera total y absolutamente cierto, a pies juntillas. Y para terminar de joderla, empiezan por el antiguo testamento.
Para el que no lo sepa, el antiguo testamento es una colección de relatos pseudohistóricos, mezclados con buena parte de leyendas y añadidos varios. Por ejemplo, la famosa huida de egipto liderada por Moisés sólo aparece en el antiguo testamento, NO aparece en ninguna crónica egipcia. En NINGUNA. Ni mares que se abren, ni columnas de fuego, ni efectos especiales variados. Algo de relación con la realidad o de moral (de la época) se puede extraer del antiguo testamento... pero con un grano de sal. Como te lo creas a pies juntillas, tal y como está escrito, te autolobotomizas. ¿Por qué?
Porque se contradice cada tres páginas. Cuando una persona es tan inconstante en su forma de hablar como el antiguo testamento lo es en lo que cuenta, decimos de ella que "mientes más que hablas".
Yo nunca he sido un genio. Pero hasta en primero de Educación General Básica, con seis añitos, me daba cuenta de que allí no cuadraban las cosas. Por no hablar del ASCO que me daban algunos de los relatos del librito. El antiguo testamento, además de contradictorio es gore. Pero gore que te puedes quedar helado en la silla leyendo aquello. Y eso sólo cuando hablamos de humanos matándose entre ellos, que cuando empezamos a hablar de ese dios que es misericordioso ahora sí, pero ahora no, ese dios que se dedica a expulsar a la peña del paraíso, a masacrar ciudades enteras y a matar a toda la humanidad por ahogamiento, y que encima es racista porque tiene un pueblo escogido del cual se van a salvar 144.000 almas justas y los demás al infien-no, y los que no son de su pueblo escogido sin posibilidad de salvación, por justos que sean... Ahí fallaba algo. De "compasivo" aquel dios tenía más bien poco, por no hablar de que era eminentemente varón y no dejaba a las mujeres muy bien. Hasta un crío lo notaría, y cuando el crío tiene una clase de ciencias naturales que no presenta contradicciones, y ve que la ciencia funciona, pero la fe no... Bueno, esta cría lo tenía bastante claro: aquello no colaba.
Luego empezó a ver el nuevo testamento. Que es la parte básicamente cristiana del cristianismo. O sea, los evangelios, que quiere decir "la buena noticia", y el Apocalipsis y las cartas de los que vivieron cerca de Jesús de Nazaret.
Lo único que se sostenía del puñetero libro, era la parte de Jesucristo. Lo único. El Apocalipsis es de otro y será muy impresionante para hacer las pelis de Damien, pero de él se extrae poca información y una malsana fobia al número seis. Las anotaciones al margen de los listillos que estaban allí para hacerlas son para arrearles de patadas. Jesucristo dejó bastante clarito que la mujer era igual al hombre, y ya tuvo que venir San Pablo a poner en las cartas, que la mujer se tenía que someter a su marido.
¿En suma? Primer problema gordo que ha sufrido la doctrina del tal Jesús: que lo han mezclado con todo. ¿Quieres saber qué es DE VERDAD el cristianismo? Coge una Biblia, y arranca el antiguo testamento entero. No hace falta que lo tires, que como obra de ficción tiene partes chulas: pero NO TE LO CREAS. Luego, del nuevo testamento, fuera TODO lo que no sean los evangelios.
Y ustedes dirán, ¿con qué jeta haces eso? Si no tenemos ni idea de qué pasó de verdad y qué no pasó, ¿con qué derecho escoges lo que es aceptable y no que no?
Con el derecho de la lógica. Y por un motivo muy simple:
La única parte de la Biblia que no se contradice es el evangelio. En todo lo demás, dios es bueno pero es malo, es compasivo pero es vengativo, hay que obedecerle pero perdona pero sí pero no... Eso no hay donde cogerlo. Jesucristo, hijo de dios o vulgar humano revolucionario de izquierdas, te lo deja claro:
QUE SEAS BUENO CON LOS DEMÁS, COÑO.
Y se sostiene solito. Luego están los detalles de si su concepción fue divina, de si resucitó, hizo milagros o no. Como yo no estaba allí, y soy agnóstica, os diré que no tengo ni idea al respecto. Un creyente os dirá que sí que fue concepción divina, y un ateo os dirá que era un revolucionario de izquierdas, pero humano vulgaris y que ni hijo de dios ni ocho cuartas. A mí plim, y a Jesucristo también: lo que importa es el mensaje. Y el mensaje sigue siendo válido, para ateos, creyentes, agnósticos e indecisos. Otra cosa son las barrabasadas que se hayan hecho con él, pero a mí no me miréis, que yo no he sido.
Pero dejemos la divagación y volvamos al tema. A mí la clase de religión me ponía de los nervios. A los diez años me enteré de que los de la clase de ética hacían menos deberes, y me cambié de asignatura. En bastante buena hora: si hubiera seguido dando religión católica, habría acabado renegando del cristianismo. Fue precisamente gracias a la clase de ética que empecé a pensar en la moral, y cuando hube llegado a mis propias conclusiones, resultó que la palabra del tal Jesús coincidía bastante (no del todo) con ellas. Aprendí muchísimo en clase de ética, y de hecho creo que es lo que se debería enseñar en el colegio, ética, y si acaso, ajustar las enseñanzas de las religiones, todas, a una moral común. Y esa moral común, ni tiene por qué ser religiosa, ni debe serlo.
El caso es que me metí en clase de ética, donde hablaban del comportamiento correcto de las personas. Y entonces me di cuenta de que uno podía ser creyente, agnóstico o ateo. Y si se podían tener opiniones tan distintas sobre la vida me puse a pensar en qué moral podría haber que nos pusiera de acuerdo a todos. Los cristianos tenían que ser buenos, pero ¿y los demás? ¿Qué les impedía dedicarse a hacer el becerro por el mundo? Aparte del miedo a las consecuencias de los actos malvados, ¿qué podría haber que fuera común para todos a la hora de crear una moral que nos sirviera por igual, fueran cuales fueran nuestras creencias?
Por aquel entonces me hice agnóstica. Quizás siempre lo había sido, pero antes no conocía el término. El creyente y el ateo tienen las respuestas: el creyente porque cree, y el ateo porque niega la existencia de dios. Ateo, por si no lo sabéis, viene del griego, "a" (des, sin, que no tiene), y "theos" (Dios, aunque se refiere a Zeus) y significa eso, que niegas la existencia de Dios. "Gnosis" en griego significa "conocimiento", y por la misma etimología ya habréis deducido que a- gnóstico significa "el que no sabe". En este caso, pues significaba que yo no sabía si era que sí o era que no. El agnosticismo me gusta, siempre me ha gustado, y siempre lo llevaré dentro porque para mí representa la búsqueda de respuestas. Si ya las tienes, como que no las buscas demasiado. No quiero con ello decir que el agnosticismo sea superior o haga mejores personas: digo que era mi posición preferida, y lo sigue siendo a estas alturas.
Pero estábamos hablando de que yo había empezado a darle vueltas en la cabeza a la moral. A lo que hace que las personas se comporten cuando están juntas, en lugar de darse de guarrazos. A por qué deberíamos ser buenos. Yo necesitaba una respuesta al por qué de la moral, de las normas sociales QUE SIRVIERA PARA TODOS.
Así que todo era cuestión de darle vueltas a la cabeza. ¿Por qué hay que ser bueno si no hay cielo ni infierno?
Lo primero que pensé fue que: "porque es mejor para nosotros". Pero eso a mí no me bastaba. Yo sentía que era mejor para nosotros... siempre he tirado al pacifismo y la creatividad. Pero lo que valía para mí no tenía por qué valer para los demás. No todo el mundo es pacífico y tranquilo: también hay gente agresiva y furiosa. Yo necesitaba saber por qué un sistema moral que intenta controlar nuestro lado animal, es mejor que dejar el lado animal solito.
Así que me fui hacia atrás, en mi imaginación, hasta los tiempos de Neanderthal y Cro-magnon, cuando la humanidad prácticamente acababa de bajarse de los árboles y empezaba a organizarse. Enfermedades todas, curas ninguna, esperanza de vida cortísima, muertes por parto a porrillo, el invierno asesino, los animales asesinos... ¿Sabéis lo que es un oso cavernario? Es un animal extinguido: un "osito" de unos cuatro metros y medio que vivió allá por los años prehistóricos, y que no sabemos cuáles de nuestros antepasados eliminaron. Estamos hablando de un bicho que se pone en pie y se asoma por la ventana del SEGUNDO piso.
A ver, imaginemos que en ese entorno peligroso a más no poder no tenemos normas sociales, ¿vale? Ni leyes, ni moral, ni nada. ¿Qué queda?
Pues quedaría la ley de la selva. Que sería la ley del más fuerte, ¿cierto?
Vale, ahora pensemos. ¿En qué nos beneficiaría vivir según la ley del más fuerte?
A los que somos más débiles, en nada. Mujeres fuera, este sistema no sirve para nosotras.
¿Y al más fuerte? Parece que es el principal beneficiado, ¿verdad? Pues mientras sea el más fuerte, será el que mande. Pero, igual que el león de la sabana envejece y puede morir a manos de otro bicho o de una herida sin curar, el más fuerte NO es siempre el más fuerte. Ni el más listo es siempre el más listo. Ni el que tiene mayor poder tiene por qué tenerlo siempre.
La ley del más fuerte sólo es buena para el más fuerte, y no todo el tiempo. La moral base de la sociedad, el "todos colaboramos para tirar todos para adelante", es buena para todos. Incluido el más fuerte, cuando deje de serlo. La colaboración entre todos hace que podamos vivir mejor y más tiempo. Y por eso es que hace la tira de tiempo, nuestros antecesores decidieron que se iban a poner más o menos de acuerdo.
Más o menos, claro está.
En fin: las raíces de la moral vienen de MUUUUUY lejos... Y si bien la humanidad siempre se ha saltado sus propias normas, eso no cambia el hecho de que las normas tienen un sentido. A veces nos dicen que hagamos tal cosa, y que respetemos las normas, sin explicarnos POR QUÉ hay que hacerlo.
Hay que respetar las normas porque existen para beneficio de la mayoría. Hay que respetar las normas porque si yo te puedo hacer una putada a ti, luego viene un tercero y me la hace a mí. Ése es el sentido primigenio de las normas: LA MEJORA DE LAS CONDICIONES DE VIDA DE TODOS LOS SERES HUMANOS.
Por eso hacen falta, seas ateo, agnóstico, creyente o indeciso. Y por eso hay que buscarles un sentido.
Si todos interiorizáramos el por qué de las normas, si entendiéramos para qué sirven y en qué nos ayudan, creo firmemente que muchas más personas las respetarían.
Algunos estarán pensando... Bueno, las normas de "no dar por culo", vale... Pero, ¿y lo de ayudar a los demás? En teoría, con no hacer daño debería ser bastante. ¿Por qué hay que preocuparse por los demás?
Por lo que nos estamos perdiendo si no lo hacemos.
Soy de los que creen que todo el mundo tiene un potencial inmenso, y que la correcta educación y las correctas oportunidades pueden ayudarle a alcanzar las más altas cotas de su potencial.
Yo no puedo perder el potencial de todos los niños, y adultos que mueren al día de hambre o en guerras. No puedo perder el potencial de todos los jóvenes de hoy en día, que sufren un sistema educativo infinitamente inferior en calidad al que yo tuve la suerte de disfrutar. ¿Cuántos genios, cuántos santos, cuántos investigadores, médicos, trabajadores, escritores, estoy perdiendo? ¿Y si la persona que curará el cáncer está ahora mismo muriéndose de disentería en alguna parte de Sudán? ¿Y si el que terminará de hacer funcionar el generador de fusión está siendo explotado en una mina de rubíes de Birmania? Algunos piensan que son sólo ellos los que están perdiendo, y NO ES ASÍ. ¿Y lo que estamos perdiendo nosotros?
Si eres creyente cristiano, debes ayudar a los demás porque sí, te importen o no. Si eres compasivo, creyente o no, debes ayudar a los demás porque sufres con su sufrimiento, porque te duele su dolor. Y si eres un puto egoísta al que le importa un carajo el sufrimiento de los demás, aun así debes ayudarles porque de no hacerlo perderás la excelencia que todas esas personas en el olvido podrían producir para ti. No puede, no DEBE haber muertos a cambio del coltán de los teléfonos móviles: es más importante el potencial de la vida que se pierde que un nuevo teléfono. Es más importante la vida de las personas que siega la guerrila colombiana que tu dosis de coca. Es más importante el bienestar de los birmanos que el rubí de un anillo.
En suma: hay una moral y una ética que cubren todas las áreas y todas las posibles creencias de los seres humanos. Y siguen siendo las mismas de siempre: no fastides y ayuda. Y no porque lo diga Dios. Porque lo dice la lógica. Porque es lo mejor para todos, incluido tú mismo.
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¡Uf! ¡Dos días de curso he tardado! ¡Qué largo! En fin... Me queda hablar del Budismo y el Hinduismo, y compararlos con el Cristianismo y el Judaísmo, me queda por hablar de las bondades del ateísmo, el agnosticismo y la fe, me queda por hablar de una porretada de cosas... Espero que tengáis estómago para leerlas.