Happiness is a warm gun. ( 3/? )

Jun 04, 2011 01:29

Happiness is a warm gun
Capítulo3: Why don’t we do it in the road.

Pairing: Puckurt y Klaine por el lado.
Rating: R
Resumen: Kurt lleva 4 meses con Blaine y es incapaz de dejar que le toquen bajo la ropa. Necesita ayuda para liberar sus inhibiciones. Si estás enfermo le pides ayuda a un doctor, si estás caliente ¿a quién le pides ayuda? Pues a Puckzilla, obvio.
Notas: Fic en respuesta a este promp promp dado por  lala_landia  Todavía lo estoy escribiendo, pero será largo, así que ni idea cuanto dure.

1.- With a little help from my friends
2.- Come Together

Puckzilla en una casa, rodeado de chicas, no es algo necesariamente extraño. Por lo general tampoco es molesto, pero cuando todas esas chicas tienen la edad de tu hermana y pareciera que se comunicaran por chillidos más que palabras, la cosa cambia. Es por eso que cuando Finn me llamó para avisarme que su familia estaría fuera de casa por el fin de semana y que Rachel había comentado lo bueno que sería para el Club Glee hacer una fiesta de verano, no me lo pensé dos veces. Serán todos unos ñoños, pero con un poco de alcohol seguro serían mejores que las amigas de mi hermana.

Mi amigo me pide que compre lo que los demás eran incapaces de hacer (pues no son tan rudos ni tienen tan buenos proveedores como yo), y que ojalá llegue con el encargo antes de que Rachel se aparezca por la casa. Le recuerdo casualmente que aún no tengo un auto, pues mi madre me quitó el mío después del pequeño accidente con el ATM, y que necesito que me vaya a buscar y dejar donde Jared. Con algo de incomodidad me dice que no puede, pues su novia le tiene para los mandados (no en esas palabras, pero es lo que se entiende), y que si no me molestaría que fuera Kurt quien en esos momento no tiene nada que hacer. Me encojo de hombros y acepto, después de todo el chico es entretenido y tenemos una conversación pendiente desde hace una semana, aunque obviamente no le digo nada de eso a Finn.

Me cambio de ropa por algo un poco más decente, busco algo abrigado para la noche y aviso a mi madre que iría a la casa de Hudson y volvería al otro día, siempre hemos sido como hermanos así que ella ni se inmuta. Estoy cerrando la puerta tras de mi cuando la bestia que Hummel tiene como auto dobla la esquina. Qué no daría por la oportunidad de darme un revolcón en el asiento trasero de un bebé como ese, probablemente el auto mismo viene con lubricante y toallitas húmedas para limpiarse después. Río un poco al darme cuenta que es muy probable que Kurt jamás haya hecho algo en él.

Le levanto el puño a Hummel para que lo choque como saludo, pero sólo me mira con una ceja alzada. Hubiera sido incómodo, creo, el que me saludara como uno más de los chicos cuando era obvio que no lo era, no porque fuera menos que ellos, pero era distinto… como cuando tienes una amiga y una chica que te gusta, no vas a saludar a las dos igual, ¿o sí? No creo que haya sido la comparación más apropiada, pero es la única que se me venía a la cabeza en esos momentos.

“Dime, ¿hacia dónde te llevo?” me preguntó mientras me veía ponerme el cinturón de seguridad.

No sé por qué me dio la impresión de que la pregunta estaba cargada de algo un poco más profundo, pero no le di importancia.

Condujimos hacia la casa de Jared, unas calles más allá del Target. Antes de bajar a comprar Hummel me pasó un billete y me pidió que le consiguiera algo de “granadina” y “schnapps”, no tengo idea qué era cada uno de esos, pero si me estaba dando dinero significaba que era alcohol… y si me lo pedía él, probablemente era algo de niña.

“No es ser niña intentar embriagarse con algo más elegante que alcohol de quemar” me respondió él, con esa cara de perra que a Santana le venía horrible pero que hacía que Hummel se viera bastante rudo.

“No tuviste problemas con el alcohol de quemar la vez pasada, Hummel” dije, antes de abrir la puerta.

“Esa noche fue una excepción, dejemos que las excepciones entre nosotros sean un secreto, ¿ok?” jugueteó Kurt, con una risita en la voz que podría haber confundido con flirteo de no haber venido de él. Estoy seguro que de haber sido Finn, o Sam incluso, podría haberlo declarado parte del bromance… ya sabes, de nuevo esa comparación equivoca entre la amiga y la chica que te gusta. Era un poco extraño acostumbrarse a la idea de que Kurt Hummel bien podría tener un bromance contigo cuando apenas le conoces, pero es tan fácil caer en él que no sé cómo no había pasado antes.

En fin, me bajé del auto, hablé con Jared, le compré las cosas y volví. No era tan complicado de hacer cuando lo conocías, y ese tipo había sido mi vecino por años antes de cambiarse a un área ligeramente mejor de lo que era mi barrio.

Abrí la puerta de atrás y dejé las bolsas de papel (que escondían nuestro pequeño tesoro) en el espacio para los pies, antes de salir y sentarme en el asiento del copiloto de nuevo.

“¿Algo más que tengamos que comprar?” preguntó Hummel. Yo negué con la cabeza. El motor se encendió rápido, como si el auto no pudiera estar en mejores manos.

“Tu padre debe darle mantenciones a este bebé todas las semanas para que siga ronroneando así” comenté, algo sorprendido.

“Nadie toca a este pequeño, ni siquiera mi padre” me respondió él, con la cara completamente seria.

“¿Cómo se mantiene así, entonces?”

“He trabajado todos los veranos en el garaje de mi padre desde que tengo uso de razón. Seguramente no esperarás que haya crecido con alguien como él sin haber aprendido su oficio” rió Kurt, sin ponerme mucha atención pues estaba doblando una esquina. Lo cual era bueno, pues de haberme visto con la boca abierta de asombro se habría reído aún más.

“No te puedo imaginar vestido de mecánico, Hummel. Pero me imagino que te debes ver ardiente todo lleno de grasa” comenté, alzándole las cejas de forma juguetona. Gracias a Dios se tomó el asunto por lo que era, un juego, y no se puso rojo. Eso habría sido completamente incómodo.

“La suciedad es sólo falta de preocupación por tu indumentaria, jamás me verás lleno de grasa” refutó él, completamente serio.

“¿Preferirías sacarte el overol a que le salte aceite? Eso sí que es ardiente, Hummel, de una forma muy rebuscada” reí.

“No te vuelvas gay por mí, Puckerman, ya tengo a alguien y las chicas me odiarían por sacar a Puckzilla del mercado” bromeó él.

“Por cierto, cómo han ido las cosas con Frodo, ¿algún avance?” pregunté, cruzándome de brazos y apoyándome un poco en la puerta para mirar su reacción.

Y vaya si la hubo…

Kurt se sonrojó completamente, desde la punta de la nariz hasta las orejas, se podía ver que su cuello estaba rojo y probablemente el color se extendía debajo de su camiseta. Se veía adorable, daban ganas de apretarle los cachetes, en serio.

“Pues con sus audiciones para Six Flags no hemos tenido mucho tiempo para nosotros, pero supongo que he tenido impresionantes avances con respecto a conocer a mi propio cuerpo” respondió él, con los ojos fijos en la carretera.

Yo no pude más que reír. Sólo de Hummel se podía esperar una frase tan complicada para expresar que le había agarrado el gusto a una buena paja.

“Supongo que hay muchas cosas que aún me quedan por aprender, no sólo con respecto a mí sino a lo que se puede hacer en la cama, pero es cosa de tiempo ¿no?” dijo él, mientras se tocaba la cara para verificar si realmente estaba tan rojo como probablemente se sentía.

“De tiempo y práctica, Hummel. La práctica hace al maestro” respondí, abriendo un poco la ventana para dejar entrar algo de aire nuevo al auto. El calor de afuera era bastante horrible, pero nunca me ha gustado el aire acondicionado, me hace pensar que estoy en un refrigerador. “En cualquier caso, Kurt” comento, usando su nombre de forma inconsciente, “lo que dije en la nota era cierto. Si necesitas más clases, o quieres conversar, o algo, puedes llamarme. Para eso están los amigos después de todo”

“No pensé que hablaras en serio en esa nota, Puck” me comentó él, dirigiendo su auto a los estacionamientos fuera de su casa. Ni siquiera me di cuenta cómo era que habíamos llegado tan rápido. Había ya otro par de autos fuera.

“Escucha, Hummel, no te hubiera dejado mi número si no fuera en serio. Sé que nunca hemos sido buenos amigos, pero nunca es tarde para intentarlo. Es una pena que vea lo rudo que eres hasta ahora, pero creo que nos llevaríamos bien. Y los amigos están para cubrirle la espalda a otro cuando lo necesitan, para ventilar historias sexuales que no les contarías a tus padres, o para asegurarle a tu padre que estás conmigo en casa viendo una película en vez de follando con tu novio”

“Supongo al menos que, como amigo, puedo estar tranquilo de que jamás embarazarás a uno de mis novios, Noah” bromeó Kurt, y se podía ver la su mirada y en la sonrisa que tenía en la cara, como si estuviera a punto de largarse a reír, que realmente estaba jugando y no pretendía herirme con su comentario. El uso de mi nombre de pila era sólo un bonus extra en nuestra amistad.

“Ese es un golpe bajo, Kurt” repliqué yo, mientras me bajaba del auto y empezaba a sacar las bolsas de nuestras compras del asiento trasero. El chico ya estaba junto a mí, ayudándome a cargarlas antes de que me diera cuenta. ¿En qué momento había crecido hasta ser casi de mi porte?

“A menos que me traiciones, jamás llegarás a saber lo que es un golpe bajo dado por mí” rió él, mientras cerraba la puerta y balanceaba las bolsas sobre su cadera para poder apretar el botón del cierre centralizado en su llavero. Fue algo sorpresivo ver la manera en que sus músculos se contraían bajo el peso de las botellas y me encontré un poco anonadado al darme cuenta, por enésima vez, que Kurt Hummel realmente era un hombre, aun cuando se tardara una hora en vestirse todos los días.

:.:.:::.:.:
.:.:….:.:.

La fiesta, wow, no sabría cómo describirla pero ciertamente había superado mis expectativas. Al parecer Kurt y Finn habían invocado sus derechos como dueños de casa y habían relegado a Rachel al papel de invitada, por lo que no había tickets para bebidas de niña ni karaoke. Alguien había sacado en algún momento un juego de twister, pero eso había resultado bastante entretenido tomando en cuenta lo ebrios que estaban todos para ese entonces.

De momento yo me encontraba bebiendo un poco de vodka naranja, de nuevo, mientras veía a Kurt, Frodo, Brittany y Mike jugando a no caerse sobre los otros. No tenía idea quien tenía su pie o su mano donde, pero podía ver que al hobbit no le gustaba mucho la manera en que Kurt había terminado con su cadera apoyada contra la del bailarín, o cómo Britney era capaz de mover una de sus manos para acariciar la cara de Hummel exultando su suavidad.

O era eso, o que la mano de mi nuevo amigo estaba demasiado cerca de su entre pierna y eso debía estarle poniendo incómodo.

La risa de Kurt mientras intentaba que su mano quedara por encima del hombro de Blaine fue suficiente como para devolverme a mi mundo cuando se terminó mi trago. Fui a la cocina en busca de algo quizás un poco más fuerte cuando escuché desde el salón los gritos y risas de mis compañeros; alguien se debía haber caído finalmente.

Mientras buscaba algo de hielo en el congelador alguien entró a la cocina riendo, por el tono de voz supe de inmediato que era Kurt.

“Oh, por Dios. No recordaba la fácil que es para Blaine el tirarse al suelo de rodillas” me dijo riendo, con tal liberación por lo que había ocurrido como por el alcohol que tenía en el cuerpo que no había filtro alguno entre su cerebro y su boca. Dudo que hubiera podido haber dicho algo así estando sobrio.

“Estoy seguro que disfrutarás de esa habilidad en cuánto puedan encontrar algo de tiempo solos” dije riendo, aunque algo en esa frase no me gustaba mucho.

Lo que sí me gustaba era la manera en que Kurt se había puesto rojo hasta las orejas.

“Supongo que sí, pero me gustaría que pasara algo de tiempo hasta entonces” dijo, mientras tomaba la botella de granadina y servía una medida en un vaso alto.

“¿Tiempo? ¿Para qué?” pregunté, algo extrañado. Esto era casi igual al momento en que Kurt me había confesado el que nunca había tenido un orgasmo. ¿Cuál era la idea de esperar cuando te podías correr en la boca de alguien?

“Porque no me siento suficientemente seguro como para hacerlo, porque es extraño y desagradable, porque no me puedo imaginar cuál es la parte placentera de todo ese asunto y porque sólo pensarlo me hace querer correr a esconderme en el baño” dijo Kurt, rápido, como si tuviera que sacar todas esas palabras en un minuto o menos.

“Ok, Hummel, esto es algo de lo que tendremos que hablar cuando estés sobrio, así que puedes esperar una llamada mía durante la semana, ¿me entendiste?” dije, apoyándome en el mostrador y apuntándole con un dedo para que entendiera que iba en serio. “Mientras tanto sírveme uno de esos tragos de niña para ver si realmente valen la pena” agregué mientras le acercaba mi vaso, que de momento sólo tenía un hielo.

“Ni en sueños hablaré de sexo contigo estando sobrio, Puckerman” me respondió él, mientras llenaba ponía una medida de ese líquido rojo hasta cubrir ligeramente mi hielo, antes de que empezara a flotar, obvio.

“Pudiste durante la tarde”

“Me agarraste de improviso”

“Bueno, para la próxima más vale que estés preparado entonces” digo, alzando las cejas rápidamente, como si estuviera insinuando algo… y es que estaba haciendo, insinuaba que Kurt iba a tener que dejar la vergüenza en casa para cuando hablaran nuevamente. “Cuando terminemos de hablar estarás tan suelto que no tendrás problemas en contarme tus peores fantasías”

“Sexo moderno en la playa” dijo el chico después de unos minutos de silencio, mientras me pasaba mi vaso. Debo haberme quedado mirándole como si de pronto le hubiera salido una segunda cabeza, pero es que después de todo lo que me había dicho pensé que costaría que me contara algo, no imaginé que pudiera largar una fantasía así tan rápido.

“¿Moderno?” pregunté, pues lo demás me era bastante lógico, sexo en la playa no era tan extraño, de hecho lo había practicado un par de veces. Sólo debía aconsejarle que tuviera cuidado con la arena pues era una perra y se metía en lugares completamente inapropiados en los peores momentos. “¿Moderno no es una apodo gay para los que dejan que se la metan tanto como la meten?”

“Sí, pero en este caso significa que el trago tiene jugo de piña en vez de jugo de naranja” dijo Kurt, en una voz pequeña y avergonzada, como si realmente no se hubiera estado refiriendo a lo que yo pensaba. “El cocktail, con jugo de naranja, se llama Sexo en la playa, con jugo de piña es Sexo moderno en la playa” continúa, mirando a cualquier lado menos a mí. Y vaya si entiendo sus razones para mirar hacia otro lado, yo también estoy algo avergonzado de tener una mente de alcantarilla en estos momentos.

“¡Kurt!” dijo de pronto una voz desde la puerta de la cocina, y ambos nos giramos para ver cómo el hobbit avanzaba hasta él con una sonrisa en la cara. Hummel aún estaba rojo de vergüenza, pero se veía que la presencia de su novio le era bienvenida, pues no había tardado en darle la mano cuando se acercó lo suficiente. “Deberías haberlo visto, Tina sacó a Mike del juego cuando quedó demasiado cerca de Britney y nos caímos todos. No sé cómo no escucharon el griterío”.

Y yo tampoco sabía cómo era que no lo escuchamos, pues cuando Kurt se cayó no había tenido problemas para oír que algo había pasado. Quizás estábamos tan ensimismados por nuestra conversación que simplemente no pusimos atención a lo que ocurría fuera de la cocina.

“¿Qué hacían aquí?” preguntó Blaine de pronto, mirándonos como si pudiéramos haber estado haciendo cualquier cosa, pero ninguna era suficiente como para que él se preocupara o se pusiera celoso. No sé por qué esa actitud me molestó tanto, probablemente pues sentí que pasaba por alto mi reputación como Tiburón del Sexo y no me consideraba una amenaza a la virginidad de Hummel.

“Le enseñaba a Puck las maravillas de un cocktail bien hecho en lugar de simplemente beber alcohol de quemar” respondió Kurt, con esa sonrisa fácil que tenía cada vez que hablaba de lo maravilloso que era el Hobbit, al menos se la había visto cuando hablaba con las chicas.

“¿Y qué tal?” dijo Blaine. Bebí un poco e hice una mueca. El asunto éste era dulce, mucho más dulce a lo que estaba acostumbrado, pero escondía el sabor del alcohol bastante bien y se notaba que, aparte del ardor en mi garganta, no me habría dado cuenta que me estaba embriagando.

“Es un trago de chicas, definitivamente” respondí después de un rato.

“Si no lo quieres me lo puedo quedar” bromeó el hobbit. Yo sólo arqueé una ceja, el cocktail éste era mío, hecho por Kurt para mí, tenía que estar loco si creía que me desharía de él.

“Alcohol es alcohol, puedes hacerte el tuyo propio”

“Bueno, en cualquier caso no puedo beber hoy” comentó él, encogiéndose de hombros. Cuando le miré con cara de ‘chico, es una fiesta y estás en casa de tu novio, no es como que saldrás conduciendo de aquí’, terminó de explicar. “Mañana en la mañana tengo que partir a Chicago para la última fase de las audiciones de Six Flags, así que debo volver a casa sobrio”

“¡Chicos! ¡Juguemos a la botellita! ¡A la botellita!” gritó Rachel desde el salón.

“No sé por qué a Rachel le gusta tanto ese juego” comentó Kurt, con la voz dura y algo irritada. Lo miré con extrañeza, pero parecía que había algo entre este par que no estaba muy feliz con la idea de jugar.

“Es Rachel, quizás sea la única oportunidad que tendrá de besar a muchos de los que están afuera sin meterse en problemas” respondí, encogiéndome de hombros y saliendo de la cocina.

Detrás de mí aún podía escuchar la conversación silenciosa entre esos dos, así que por una cosa de curiosidad, dejé que mi salida fuera un poco más lenta de lo común para enterarme de lo que decían. Hummel era mi amigo ahora y estaba bien preocuparme de que su relación no estuviera en problemas.

“No es necesario que juguemos, si es que te molesta” dijo la voz del Hobbit, con ese tono de sumisión que yo tanto odiaba.

“Mientras no haya dudas sobre tu sexualidad de nuevo, no veo por qué no hacerlo” dijo la voz cortante de Kurt, y aunque no tenía idea porqué estaba así con su novio, no pude más que hacer un salud en mi mente por sus cojones.

Ya me había bebido casi la mitad de mi cocktail de niña cuando me senté en el piso a derecha de Santana, quien parecía no haber estado bebiendo tanto pues no había lágrimas en ella aún y reía más de lo acostumbrado en una fiesta. Tina y Mercedes, mientras, reían a gritos frente a nosotros. A mi izquierda Brittany hablaba con Artie como si fueran los mejores amigos y no supe si sentirme mal por el chico o celebrarle que hubiera dejado atrás su amor por la porrista. Mike y Finn hablaban sobre algo, mientras Rachel ponía una botella vacía sobre una tabla de picar.

“¿Dónde está Klaine?” preguntó Sam, junto a un chico negro y un asiático que Kurt había dicho eran amigos del Hogwarts gay.

“Estaban en la cocina, supongo que ya vendrán” respondí encogiéndome de hombros.

Haciendo un recuento mental podía ver que había algo realmente mal en esta ecuación: Faltaban chicas. En serio, estaban Tina, Mercedes, Quinn, Santana, Brittany y Rachel, más las dos novias sin nombre de los tipos de Dalton. Mientras tanto, los hombres abundábamos, estaban Sam, Artie (que había dejado que lo bajaran de la silla para sentarse en el piso), Finn, Mike, los tíos de Hogwarts, yo, y bueno… Blaine y Kurt, a los que no sabía si contar como chicas, chicos o como un mundo aparte. El punto es que éramos muchos hombres, así que o Rachel salía muy feliz de ese juego, o le tocarían cosas como besar a Mike de nuevo (que era lo que había tenido que hacer la vez pasada en casa de Berry). Ugh, en serio…

Kurt y Blaine llegaron un par de minutos antes de que el juego empezara, sentándose entre los tipos de Dalton y Santana, así que Kurt sólo quedó a una persona de mí.

El primer beso resultó ser entre Tina y Mercedes, quienes se partieron de la risa en la mitad del beso y no pararon de reír en toda la noche. No es como que hayan dejado de hacerlo en algún minuto, pero se entiende.

Luego la chica negra hizo girar la botella y cayó en Santana, luego en Artie, luego en Tina de nuevo, lo cual creó una pequeña pelea entre Mike y Ruedas cuando el beso duró más de los treinta segundos reglamentarios.

Tina se besó luego con Finn, quien hizo girar la botella hasta que apuntó a Kurt quien palideció completamente.

“Invocaré mi derecho como hermanastro” dijeron ambos al mismo tiempo.

“Ok, pero quiero una penitencia a cambio” dijo Santana, como si ella levara el juego.

“Lo que sea con tal de no tener que besar a Finn, sin ofender, claro” respondió Kurt, dedicándole una mirada complicada al chico.

“¡Que se quiten la camisa!” rió Tina, causando una carcajada infinita en Mercedes.

“¡Entre ellos!” agregó la chica negra.

Santana sonrió como el gato ese del País de las Maravillas (mi hermana me había hecho verla con ella, ¿ok?), y Brittany saltó en su lugar como si fuera a ver algo completamente adorable. Yo no podía ver la situación como algo más que incómoda.

Kurt, por su parte, estaba casi tan rojo como el hobbit a su lado, y de pronto recordé la conversación que habíamos tenido hace un par de días sobre cómo no Hummel no lo había siquiera dejado tocarle bajo la ropa. Si no habían tenido ningún tipo de acción lo más probable es que esta fuera la primera vez que Blaine le fuera a ver semidesnudo, y parecía que mientras Frodo no tenía problemas en ver, Kurt lo último que hubiese querido hubiese sido que algo así pasara. Probablemente el chico esperaba que la primera vez que le vieran así fuera en un lugar más romántico y menos público.

Esa idea me hizo sentir mal.

“Esa penitencia es patética” comenté mientras terminaba lo que me quedaba del trago de niña. “Es mucha piel para el deleite de las chicas y demasiada acción entre hombres para el agrado de los chicos” agregué, consciente de que la mayoría de los chicos en el círculo pensaba algo similar. Sus asentimientos no se hicieron tardar.

“¿Qué proponen entonces?” dijo Rachel, con las manos en la cadera.

“La penitencia es de Finn… Podría ser algo como tomarse 5 shots de ron. O sólo poder responder cochinadas de aquí en adelante” sugirió Sam.

“O besar al enano, creo que eso es suficiente castigo” acotó Santana, encogiéndose de hombros y mirando a Berry, quien no pareció escuchar, o no quiso hacerlo.

“Me quedaré con los shots” respondió Finn, palideciendo pero mirándome como si me agradeciera la intervención. Yo sonreí y le mostré la copa como saludo.

Mike fue quien sirvió los shots, uno tras otro, mientras Finn hacía caras después de tomar cada uno. Con el quinto supimos que la resaca al día siguiente sería suficiente como para que nunca más ofreciera su casa para una fiesta.

“Ok, sigamos con el espectáculo, muchachos” exclamó Dalton #1, el asiático. “Es el turno de Kurt”

Hummel respiró hondo e hizo girar la botella, quizás con más fuerza de la necesaria. Después de casi un minuto dando vueltas se detuvo en Britney, quien aplaudió alegre mientras se acercaba al chico y se sentaba sobre su regazo. Le pasó los brazos por el cuello antes de acercarse a su rostro y decir.

“No creí que te fuera a besar de nuevo, delfín”

Y así, dejando a Frodo con una pequeña cara de desconcierto y a medio Glee club sorprendido, la chica besó a Kurt como si ya lo hubiera hecho antes. Sin tapujos y ciertamente sin consideración al novio que estaba exactamente al lado. Quien por cierto los miraba de forma curiosa, pero sin irritación más allá de la sorpresa inicial.

Al pasar los treinta segundos la chica volvió a su puesto y el hobbit miró a Hummel buscando una explicación a las palabras de la rubia. Sinceramente, yo también la hubiese querido oír, pero él respondió con un “te cuento luego” y el tema quedó hasta ahí.

Para entonces Finn había dejado de contar entre los sobrios y había entrado en la lista de los ebrios, riendo con cada tontería que Tina y Mercedes decían.

Britney luego besó a Santana por cerca de tres minutos, después Santana a Rachel por casi cinco (¡Eso sí que valió la pena de ver!), Rachel a Dalton #2, y #2 a la novia de #1. Ella me besó a mí y yo me encontré con la botella en mis manos, esperando que no me tocara besar a Frodo pues eso sería realmente incómodo. No estaba suficientemente ebrio para eso.

Hice girar la botella un par de veces, cerrando los ojos para no ver el resultado. Cuando los abrí vi que no estaba muy lejos de mí, ¿quizás Santana? No, un poco más allá… oh, Hummel.

“¡Oh, Dios, esto está bueno!” gritó Santana, empujándome sobre su regazo mientras tomaba a Kurt de su corbata para acercarnos.

“¿No te molesta?” pregunté, pues es lo que hubiese hecho si se hubiera tratado de Finn.

“Mientras no le moleste a Blaine, no tengo problemas” respondió él, mirando a su novio, a quien realmente no parecía importarte. Al contrario.

“¿Estás bromeando? Apuesto que será ardiente” comentó el hobbit, chocando cinco con Santana quien había decidido que esa manera de pensar era de todo su gusto.

“¿Quieres ardiente, Frodo? Podría quitarte a tu chico en un tronar de dedos” dije, haciendo sonar mi dedo medio contra el pulgar para enfatizar el asunto. Hubiese sido mucho más intimidante si hubiera funcionado, pero el alcohol nunca ha sido buen amigo de mi motricidad fina. “Nadie olvida a Puckzilla, lo arruinaría para ti”

“Oh, estoy seguro que puedo hacerle recordar porqué estamos juntos después de un beso, Puck” me respondió él, como si esto fuera una competencia. Y no sé por qué, debe ser el alcohol, realmente me pareció que era una. Me lo tomé en serio.

Creo que lo había dicho antes, no tengo problemas en besar chicos en este contexto. Supongo si uno quiere ver chicas calientes besándose entre ellas lo mínimo que puede hacer es pagar su parte, eso no te hace gay ni curioso ni nada, sólo generoso. O justo. No sé. El punto es que si tengo que besar a un chico simplemente cierro los ojos y pienso que es alguna chica, por lo general Santana que es bastante ruda para sus cosas, pero en estos momentos tenía un reto frente a mí. Tenía que lograr que Kurt olvidara por un momento que tenía a Frodo esperándole. Cerrar los ojos y pensar en otra persona no iba a ser suficiente, pues el beso tenía que ser real.

Oh, bueno. Puckzilla tiene suficiente amor como para repartirle al mundo y besar a un tío, con ganas, no me hará gay.

No me lo pienso más y tomo a Kurt por su corbata, acercándole a mí hasta que estamos a un par de milímetros de distancia. Tenemos los ojos abiertos, así que puedo ver su sorpresa y esa rudeza que me hacía recordar que realmente era un hombre. Algo había en esos ojos verde agua que me daba a entender que todo esto lo encontraba hilarante, que no lo tomaba en serio; que no creía que fuera a cumplir mi supuesta amenaza. Miré sus labios, esa boca que ya no estaba tan roja como hacía unos minutos cuando besó a Britney, pero que estaban partidos dejándome sentir su respiración en los míos.

Tragué saliva.

Parecía que llevábamos horas mirándonos, así que decidí hacer lo que debía hacer, incliné un poco mi cabeza y apreté mis labios contra los de él, suavemente, como si se tratara del toque de dedos sobre la piel. Una caricia.

Cuando sentí a Kurt dar un pequeño respiro sobresaltado junto a mí supe que estaba en buen camino.

Puse una de mis manos en su mejilla y le atraje un poco hacia mí. Le besé con más fuerza entonces, dejando que nuestra respiración se acelerara un poco, moviendo mis labios contra los suyos buscando una respuesta.

Después de un par de segundos la obtuve.

Los labios de Kurt eran suaves como los de una chica, pero no olían a brillo labial ni tenían ese sabor plástico de ellos. No, simplemente sabían a piel, a saliva, a hombre. Tenían también la iniciativa de uno, pues en cuanto se hizo a la idea de lo que estaba sucediendo empezó a responder el beso y a dar tanto como recibía.

En pocos segundos habíamos abierto nuestras bocas y nuestras lenguas se enredaban contra la del otro, no en una lucha ridícula de poder sino en un baile sinuoso, como si se acariciaran.

Fue entonces que Hummel hizo algo que no me habría esperado de él.

Con mi lengua dentro de su boca tomó la iniciativa y empezó a succionarla, primero con suavidad y luego con fuerza, como si quisiera quitármela. Yo no pude más que moverme un poco de mi sitio y agarrar su cabeza entre mis manos, tirando de su pelo, intentando que la sensación no me fuera tan placentera como estaba siendo en esos momentos. Si Frodo era quien le había enseñado al chico como besar, quizás le tendría que estar un poco agradecido, pero no iba a dejar que eso me quitara de la vista mi meta.

En cuanto Kurt dejó mi lengua en paz repetí lo que había hecho él, tomando primero su labio inferior, succionándolo un poco y mordiéndolo cuando lo tenía entre los míos. Luego seguí con su lengua, atrayéndola hacia mi boca y dándole el mismo tratamiento que él le había dado a la mía. Pude sentir como Hummel se tensaba junto a mí, pasándome una mano hasta que pudo ponerla en mi espalda y hacer que nuestros cuerpos de juntaran sobre Santana, quien para ese entonces se había movido.

Por el rabillo del ojo pude ver que Blaine miraba su reloj como si fuera su verdugo y nos miraba un poco irritado. No sé cuánto tiempo nos debemos haber besado, pero sé que fueron más de treinta segundos y que en cuanto Kurt gimió contra mi boca Frodo decidió que era mucho y debíamos detenernos. Concluyó el beso agarrando las caderas de Hummel y tirándolo hacia él hasta que pudo depositarlo sobre su regazo.

Luego de eso procedió a besarlo de tal manera que la mayoría de los que jugábamos olvidamos el juego por un momento.

Me habría gustado saber si había ganado, pero segundos después ambos se ponían de pie y se dirigían a la puerta de entrada, con Frodo recogiendo su chaqueta y su bolso antes de salir.

Santana golpeaba mi espalda y me decía que por sólo atreverme a besar a Hummel así ya había ganado, mientras me servía un par de shots para pasar el sabor a gay y me decía de forma poco decorosa que si tenía problemas podía quedarse en mi casa para hacerme compañía.

Yo sólo me digné a beber mi alcohol y sentarme en mi lugar, mirando de vez en cuando hacia la puerta, curioso de qué pasaba al otro lado.

Ni siquiera intenté ponerme a pensar en el beso. Eso hubiera sido demasiado para mi pobre cerebro confundido.

ª Long Fic, · Pareja: Puckurt, !fandom: glee, *long fic: happiness is a warm gun, *fanfic, · Pareja: Klaine, / rating: nc17, - personaje: puck

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