El tiempo en verde.
Fandom: Harry Potter
Personajes: Draco Malfoy, Harry Potter
Resumen: Lo único que podía recordar eran un par de ojos verdes, ¿a quién pertececían? y ¿qué significaban?
Género: Drama, Misterio, Romance, Suspenso
Clasificación: De momento, G.
Publicado en:
Fanfiction,
SHBeteado por:
vampisandi ^^ Gracias!!
Notas: Regalo de cumpleaños para
inefable_hd Capítulo dedicado a
sirem por prestar a Mark. A Moni por inspirar la primera parte. Y a Arale porque ama a Mark Manzana desde antes de conocerlo :D
Agradecimientos: A
loredi por ayudarme a pulir mis ideas, a
vampisandi porque ella también me dio algunas ideas (aunque involuntariamente XD). A ellas dos, a
caribelleih , a
spettro_ragazza , a
16dara y a Chibi-chan porque me amenazaron muy violentamente (unas más que otras) para que siguiera escribiéndolo. Además, mil gracias a
sirem por defenderme XD Sin ellas no sería esto posible. Se dan cuenta como este fico en realidad ya no es mío? xD
Capítulo 2: Manzana
Caminaba a través de Hyde Park, el lugar más cercano a la oficina de Mark Miller para aparecerse de forma segura. Le gustaba el lugar y tal vez se hubiera detenido como acostumbraba para alimentar a los patos y pensar sobre cualquier cosa que tuviera que ver con una mirada verde mientras tanto. Pero hoy no tenía tiempo.
Se sentía algo frustrado. ¿Por qué el maldito detective no pudo establecerse en un lugar más discreto para poder aparecerse directamente ahí? Maldito engreído. El lugar se encontraba en Mayfair, en Curzon Street, entre un edificio de oficinas y la embajada muggle de sabrá Merlín qué país. Pero ese par de edificios no eran el problema, el problema era la enorme cantidad de lujosas tiendas, restaurantes, hoteles y pubs que habían alrededor. Siempre había gente pasando y ni un rincón en el cual poder aparecerse.
No era que tuviera que caminar demasiado o que andar le molestara, pero tenía que ver al detective lo más pronto posible. Además, estaba lloviendo a cántaros. ¡Maldita sea! Parecía que incluso el clima estaba en su contra.
Y cuando llovía él siempre quería un café y un cigarro. Ansiaba un jodido café con un maravilloso cigarro, era la combinación perfecta y una genial compañía para la lluvia. Por enésima vez, lamentaba la absurda sobreprotección y la falta de tiempo.
Ahora caminaba por Curzon Street, faltaba poco para llegar. Era extraño que el investigador hubiese elegido esa área para instalarse, tomando en cuenta que el resto de sus colegas estaban en las regiones cercanas a la oficina principal de Scotland Yard.
Por fin llegó a la lujosa oficina, elegante y cara, tenía que ser, desde luego, para no desentonar con la riqueza del lugar. Lucía una fachada roja inconfundible y varios adornos en blanco que contrastaban y hacían que el edificio destacase entre los montones de establecimientos comerciales de alrededor. Sólo pensar que había pasado innumerable cantidad de veces por ese lugar sin prestarle ni la más mínima atención hizo que se sintiera un tanto inseguro, ¿qué demonios estaba haciendo?
**
La recepcionista, quién era un par de años menor que él, lo recibió con un buenas tardes y una sonrisa en el rostro. Se veía amigable.
- El señor Miller está ocupado ahora. ¿Desea esperar o volver quizás otro día?
Lo único que le faltaba, que el asqueroso detective no estuviese disponible y no lo atendiera. Maldita suerte.
- Ya veo. Esperaré - dijo mientras colgaba el abrigo y tomaba asiento en la silla más cercana.
- ¿Café?
Él asintió -. Y un cenicero.
**
Media hora más tarde, la recepcionista le informó que Miller podría atenderlo. Lo guió a lo largo del edificio hacia una amplia oficina. Draco no podía evitar pensar la razón del tamaño del lugar, después de todo los sitios en los que los detectives privados se establecían solían ser bastante reducidos.
Por fin llegaron a la oficina. Dentro había un tipo que estaba cómodamente sentado en una silla de piel. Parecía alto y aparentaba más de treinta años, con ojos chocolate y cabello castaño. Draco inmediatamente reconoció su rostro, era Mark Miller.
- Rebecca, ¿qué te he dicho sobre traer clientes después de las seis? - dijo mientras veía el reloj que marcaba las seis y cinco.
- Lo sé, pero…
- Sí, sí, ya sé, lo de siempre. Llegó aquí pasadas las cinco treinta y tú sólo seguías órdenes. Ya, puedes retirarte. Nos vemos mañana - completó con una sonrisa.
- Sí señor, hasta luego - se despidió cortésmente la chica.
Mark por fin se dirigió a Draco.
- Estaba a punto de irme a mi casa - dijo de forma irritante -. Tome asiento.
- Pues sí me hubiera recibido antes…
- Sí, ya sé. No se preocupe, es el protocolo.
- Nunca había oído de que los investigadores privados dejaran esperando a clientes potenciales adrede.
- Bueno, es mi protocolo. Cómo sabrá, sólo el mejor puede darse ciertos lujos.
- Claro - contestó Draco con voz tensa -. Tal vez debería buscar a alguien que no me haga esperar.
- Si usted quiere, nunca me faltaran clientes y le aseguro que usted no es el primero ni será el último que se vaya.
- Me imagino.
Miller no le agradaba del todo, pero había algo en él, probablemente el hecho de ser tan presuntuoso, que hacía que quisiera tenerlo a él como su detective. Era el mejor después de todo y se comportaba como tal.
- Ahora - retomó Draco la palabra -, ¿seguiremos hablando sobre protocolos o tiene algún interés por atender a un cliente que le pagará muy bien?
- Creo que la respuesta es obvia, señor…
- Malfoy.
- De acuerdo, señor Malfoy, comience - dijo con un tono que rayaba en lo mordaz.
- Quiero que investigue a una persona - empezó obviando el tono de voz -. Que averigüe todo respecto a ella.
- ¿Quién es esa ella? ¿Una antigua novia tal vez?
Draco no respondió, sólo colocó los documentos de Lily en el escritorio de Miller.
- ¿Lily Potter? - dijo Miller después de unos minutos, incrédulo - Pero, ¿por qué razón quiere investigar a la madre de Harry Potter?
- Bueno, ese es mi problema. Y no le pago por cuestionarme. Dígame, ¿tomará el caso o sólo me ha hecho perder mi tiempo?
- Es intrigante, porqué alguien querría investigar a esta mujer en particular. Soy una persona curiosa y quiero saberlo. De acuerdo señor Malfoy, comenzaré a trabajar en esto. Asumo que sabe que necesito de un pequeño adelanto.
- Por supuesto. Supongo que trescientos galeones bastaran para empezar - dijo dejando una bolsa de cuero en el escritorio - Y quiero que le quede claro, quiero toda la información sobre ella. Si realmente murió o sigue con vida en algún lugar, qué lugares frecuentaba cuando estaba con vida, lo que pasó exactamente la noche del 31 de octubre de 1981. Todo y deseo que lo haga de la forma más discreta posible. ¿Comprende?
- Vaya, veo que le interesa demasiado - dijo tomando la bolsa y guardándola en un cajón. Después asintió -. Sí, entiendo muy bien lo que quiere.
- Espero tener noticias pronto.
- Por supuesto, un placer hacer negocios con usted.
Se despidieron con un apretón de manos, como el protocolo indicaba que debía ser.
**
Miller sabía que acababa de hacer uno de los mejores negocios. Cobraría más de lo normal por un caso más sencillo de lo habitual. Más simple no podría ser. A pesar de todo, había algo que realmente lo intrigaba, ¿qué llevaba a Malfoy a pensar que ella podría estar con vida? Eso era ilógico, no había razón alguna para pensarlo.
Se sentó en el cómodo sillón de su casa y se sirvió un poco de whiskey mientras revisaba el expediente que Malfoy le había entregado. Al parecer, él mismo había investigado un poco antes de recurrir a él. Vaya, y él que había creído que Malfoy era un total inútil con mucho dinero y por eso lo contrataba.
El expediente contenía lo mismo que todo la comunidad mágica conocía sobre Lily Potter más algunos detalles, como fechas y un par de lugares. Pocas cosas que realmente resultaban de utilidad. Suspiró mientras dejaba de lado su copa con los papeles, tendría que ir al ministerio y conseguir el resto de los documentos clasificados. Documentos que imaginaba el joven Malfoy no pudo conseguir.
Por otro lado, seguramente tendría que hablar con algunas personas que la hubiesen conocido. Compañeros de Hogwarts, su familia, antiguos miembros de la Orden del Fénix y, tal vez, sólo si era completamente necesario, Harry Potter. Honestamente, Miller esperaba no tener que entrevistarse con él, llamaría mucho la atención y dudaba de la información que de él pudiera obtener. Aunque sabía que a la larga eso sería inevitable.
**
Draco caminaba de regreso a Hyde Park. Ahora se sentía más tranquilo, cierto, pero le preocupaba llegar a la Mansión y que sus padres ya estuviesen ahí; no quería responder preguntas incómodas sobre su paradero ni escuchar el típico sermón de lo preocupados que estaban todos. Cómo si no supiera cuidarse.
No podía evitar culpar al maldito detective. Si no fuera porque realmente lo necesitaba…
En fin, no era tiempo de pensar en ello, lo mejor era apresurarse a llegar al parque y aparecerse de una vez en la Mansión.
Se apareció directamente en su habitación y se quitó el abrigo. Arregló su cabello y una vez satisfecho bajó las escaleras y se dirigió a la biblioteca, donde Goyle lo debía de esperar. Sin embargo, cuando llegó a la biblioteca él ya no estaba ahí, señal de que sus padres ya habrían llegado. ¡Maldición! Esperaba que al menos Gregory pudiera cubrirlo.
Caminó hacia la Sala Azul, donde solían estar sus padres antes de la merienda. Poco antes de llegar comenzó a oír voces.
- Vaya, ¿entonces dónde dices que está Draco?
- En su habitación, había estado leyendo en la biblioteca, pero se cansó y dijo que iría a dormir un rato.
- Ya veo Gregory - escuchó que respondía Lucius con un tono de voz que indicaba que claramente no le creía.
- Es verdad.
- No, no lo es - intervino la que de inmediato identificó como Pansy -. Blaise y yo acabamos de ir a buscarlo y no estaba ahí.
- Pansy, querida, tal vez tenga que ver con el hecho de que nuestros caminos se cruzaron, ¿no crees? - dijo Draco desde la puerta sorprendiendo a la aludida.
- Pero…
- No, nada de peros. Yo fui a la biblioteca a buscar a Greg y él no estaba ahí. Insisto, no hay nada de qué preocuparse.
- Bien, ahora que estás aquí - comenzó Narcissa - es hora de ir a cenar. Aunque ya es algo tarde. Pasemos al comedor - dijo levantándose del sillón, dando la conversación por terminada.
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Capítulo I Capítulo 3