Título: It's a wonderful life
Fandom: Fullmetal Alchemist
Personajes | Parejas: Edward Elric, Winry Rockbell. | Edward/Winry
Tabla:
25 instantesPrompt: 06. Amuleto
Advertencias: Post-manga. Spoilers del episodio 39 de Brotherhood y del capítulo 73 del manga.
Había algo que llevaba molestando a Winry desde hacía meses y aquello era lo que tenía en frente, o más bien, lo que reflejaba el espejo que tenía frente suyo. Después de haberse hecho su habitual coleta, miró otra vez sus oídos y frunció el ceño. Ya habían pasado seis meses desde los hechos del día Prometido y Ed aún no le había devuelto sus pendientes. No importaba cuanto persiguiera y le preguntara por ellos, el alquimista de alguna u otra forma conseguía zafarse de la situación. Estaba molesta; no porque seguro los hubiese perdido en algún lugar de Briggs o en medio de su pelea contra Padre, sino porque le estaba mintiendo. No soportaba las mentiras, y aquello no era excepción. Con paso decidido, salió del baño y bajó las escaleras. Le sacaría la verdad a Ed esa mañana.
-¡Hola Winry! -la saludó Alphonse en cuanto entró a la cocina. Su abuela y Edward también lo hicieron.
-Hola a todos -devolvió el saludo y se sentó al lado de Ed donde la esperaba una taza de café y unas tostadas.
El desayuno transcurrió de manera tranquila, con Edward y Pinako llamándose enano (aunque éste último ya no lo fuera) en alguna de sus “peleas”. En medio de los insultos ya cotidianos, Winry terminó su taza de café y la dejó en la mesa.
-Ed -dijo la rubia interrumpiendo la discusión entre el alquimista y su abuela. El susodicho la miró.
-¿Qué pasa?
-¿Dónde están mis pendientes? Quiero que me lo devuelvas. -El rubio se le quedó mirando unos momentos más hasta que reaccionó y la desvió, fijándola en frente suyo.
-¿Por qué me preguntas eso ahora? ¿Que no ves que estoy desayunando? -Agarró su taza que aún tenía café y la tomó-. Después hablamos de eso si quieres.
Winry frunció nuevamente su ceño. Siempre eran las mismas excusas, que estaba comiendo, leyendo, trabajando… De esa forma el rubio lograba zafarse todas las veces de la misma situación. Sabía que además más tarde no podría porque tenía trabajo y Edward se escaparía de la casa para evadir el tema. No, esta vez no sería así.
-Puedes comer mientras me lo dices, ¿no? Recién estabas hablando con la abuela de lo más bien. -Edward abrió la boca, pero ella lo calló antes que pudiese dar otra excusa-. Quiero mis pendientes Ed, ¿dónde están?
Del otro lado de la mesa, tanto Alphonse como Pinako miraban el espectáculo callados, sin intervenir. Unos minutos de incomodo silencio pasaron y ambos se levantaron al terminar su desayuno, dejando sus tazas en la pileta de los platos. Edward pudo ver como su hermano le hacía un gesto de ánimo antes de salir de la cocina junto con la abuela. Winry permaneció aún mirándolo fijamente hasta que decidió hablar una vez más al ver como el nerviosismo del rubio se hacía más notorio.
-Ed, no pasa nada si me los perdiste, sólo quiero que me lo digas. -El aludido no le dijo nada, parecía estar debatiéndose-. Ed… -el tono de voz de la mecánica parecía uno cansado.
-No los perdí -dijo de pronto el alquimista, sorprendiéndola.
-¿Huh? -salió de su boca confundida-. ¿Dónde están entonces? ¿Por qué no me los diste?
-Es que… -Winry se acercó un poco para poder oír mejor su murmuro. Edward mientras tanto miraba su taza mientras un leve rubor de vergüenza aparecía en sus mejillas-. No te los quería dar porque me dan suerte.
-¿Eh?
-Es eso. ¿Contenta ahora? -El rubio tomó el resto de café con brusquedad. La mecánica mientras tanto se le quedó mirando atónita, no pudiendo creer lo que había escuchado. Varios minutos después, como si hubiese procesado todo, empezó a reírse. Edward bufó. -Sabía que te ibas reír como Al, por eso no quería decírtelo.
-¿Qué? ¿Al ya sabía de esto? -El alquimista asintió.
-Supongo que los querrás de vuelta ahora, ¿no?
-Pero no entiendo -dijo Winry, como si no hubiese oído lo que había dicho hacía unos momentos atrás su amigo-. ¿Cómo es eso que te dan suerte? -Edward tardó unos momentos en contestarle.
-Desde que me los diste he logrado escapar de situaciones mortales. Las peleas que tuve con Kimblee, Pride y Padre fueron muy peligrosas y en dos de ellas estuve a punto de morir, pero al final terminé sobreviviendo en todas. Y desde que llegué aquí también he tenido suerte con algunas cosas, y bien… -el rubio comenzó a balbucear, su vista todavía evadiendo la de su mecánica. Ella en cambio tuvo que tratar de reprimir unas risas. El nerviosismo de Edward le parecía demasiado adorable.
-Está bien, está bien. Te lo puedes quedar. -Edward se calló de la sorpresa.
-¿Lo dices en serio? -Ella asintió.
-Vaya… gracias Winry. -El nerviosismo que tenía había desaparecido y ahora estaba mirando a su amiga. Sonrió aliviado, pero su calma sólo duró unos segundos al ver la sonrisa de la rubia-. ¿Winry? ¿Q-Qué pasa? -Había algo en esa sonrisa que no le gustaba para nada.
-Estaba pensando cuántos agujeros tendría que hacerte en la oreja. Creo que serían tres en cada una, ¿no?
-¿¡Qué!? ¡Estás loca! ¿¡Por qué me haría eso!?
-¡Porque tienes mis pendientes! ¿Qué tal si algún día los pierdes por error? Con lo bruto que eres no me sorprendería. Es mejor que los lleves puestos. Además, ¡te verías bien con ellos!
-¡Olvídalo! ¡No pienso agujerearme las orejas! ¡No sólo eres una friki del automail, sino también de los orificios!
-¿¡Qué dijiste, friki de la alquimia!?
Fuera de la casa, tanto Alphonse como Pinako pudieron escuchar la llave de Winry golpeando la cabeza de Edward.