[1/?] El sol que-la luna que: El sol que brilla de noche [1/2]

Oct 22, 2012 11:43

Fandom: Tiger & Bunny.
Personajes: Yuri Petrov, Kotetsu T. Kaburagi, Kaede Kaburagi, Anju Kaburagi, Muramasa Kaburagi, Origa Petrov.
Advertencias: Spoilers de todo el anime, excepto del epílogo.
Resumen: Yuri había decidido investigar a la familia Kaburagi. Aun así, fue Kotetsu el que se terminó inmiscuyendo en su vida.


No había necesidad de que él fuese personalmente.

Yuri sabía que podía haber enviado esos documentos por fax o por correo o dejar a algún subalterno encargado de entregarlos y regresar con las copias firmadas para así acortar la siempre larga espera que Wild Tiger causaba cada vez que tenía papeleo que hacer o, incluso, comunicarse con Apollon Media para que ellos se ocupasen de todo el proceso.

Sin embargo allí estaba; sentado en el comedor de los Kaburagi, con un traje sin ninguna arruga que delatase su hombro todavía vendado, su cabello atado de manera menos firme de la que acostumbraba, una sonrisa de cortesía en su rostro, el maletín que contenía los documentos a sus pies y una taza de té negro con mucha azúcar y un plato lleno de pastelillos dulces frente a él mientras aguardaba por Wild Tiger.

No podía negar que era una agradable primera impresión descubrir que Anju Kaburagi, una mujer que parecía tener energía para estar en continua actividad a pesar de los años que evidenciaban sus arrugas, era una anfitriona atenta.

-Kotetsu no debe tardar en regresar -dijo Anju desde la cocina, donde estaba trabajando en terminar la cena-. Normalmente, Muramasa impide que se quede a ayudar en el bar después de las siete.

"Bar" no era una palabra que Yuri quería escuchar, no cuando las horribles coincidencias del destino habían llevado a que Wild Tiger estuviese perdiendo sus poderes, tal como su padre lo había hecho, pero contuvo una mueca de desagrado.

Sabía que la familia Kaburagi era dueña de una licorería y que dicho negocio también funcionaba como bar. No tenía que temer lo peor, aun cuando esa -lejana, quería creer luego de sus muchos encuentros con Wild Tiger- posibilidad lo inquietaba tanto como para dejar Sternbild y ver con sus propios ojos cómo seguía la vida del héroe retirado.

-Está bien -contestó Yuri, mirando de reojo su reloj de pulsera antes de tomar un poco de té. Faltaban veinte minutos para las siete. A ese paso, tendría suerte si lograba regresar a Sternbild antes de las once de la noche; pero sin duda su madre no notaría su ausencia si llegaba incluso más tarde de lo usual y la ciudad podía sobrevivir una noche sin Lunatic-. Puedo esperar.

-Si hubiese llamado antes me habría asegurado de que Kotetsu estuviese aquí. -Anju giró su cabeza para mirarlo por encima del simple mesón que separaba la cocina del comedor.

Era imposible no notar la pizca de reproche en el tono de la mujer, por lo que Yuri inclinó un poco su cabeza, dejando que el mechón de cabello que siempre dejaba suelto cubriese parte de su rostro.

Avisar era dar la oportunidad de ocultar y escapar, algo que contradeciría sus verdaderos motivos.

-No sabía sí podría venir hoy -respondió con lentitud-. Normalmente solo tengo tiempo para ocuparme personalmente de los casos más urgentes relacionados con los héroes.

-Oh -exclamó Anju y permaneció en silencio e inmóvil por un momento, luciendo pensativa-. Y aun así -continuó, revolviendo de nuevo la sopa que estaba preparando- se tomó el tiempo de venir por Kotetsu.

-Se trata de Wild Tiger -dijo Yuri con sinceridad, consciente de que la madre de Wild Tiger interpretaría sus palabras de una forma no del todo cercana a lo que él se refería en realidad.

-A Kotetsu le encantará saber eso -rió Anju, demostrando que había olvidado la ligera molestia producida por la visita sorpresa, en el mismo instante en que la puerta de entrada fue abierta.

-¡Volví! -anunció una chica -la hija de Wild Tiger, dedujo Yuri de inmediato-, al tiempo que corrió por el corredor-. Abuela, no creerás lo que...

-Kaede -la interrumpió Anju justo en el momento en que la chica hizo su apareció en el comedor-, tenemos visita.

El ímpetu con el que Kaede Kaburagi había llegado se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos y la chica dio un paso hacia atrás, sonrojándose.

-Oh -pronunció ella, mirando a Yuri con los ojos abiertos en su totalidad.

Brote de timidez aparte, Kaede Kaburagi lucía mejor que en las grabaciones de Hero TV durante el incidente de Maverick y había sonado en su llegada como una chica segura, tranquila y feliz. Esa era una buena señal.

-Mucho gusto -dijo Yuri con una sonrisa al ponerse de pie-. Soy Yuri Petrov.

Kaede no se acercó a saludarlo y solo asintió con su cabeza, murmurando una respuesta que Yuri no alcanzó a escuchar.

-Él trabaja con los héroes -intervino Anju, alejándose de la estufa y acercándose al mesón divisorio, sin duda para verlos a ambos mientras hablaban- y también trabaja como juez.

Por alguna razón, las palabras de Anju hicieron que la actitud de Kaede cambiase de repente y ésta se acercó a Yuri en cuestión de segundos con un semblante serio.

-¿Papá hizo algo?

Esas palabras lo tomaron por sorpresa y Yuri entrecerró sus ojos, tensándose una vez entendió que el descubrir que él era un juez fue lo que influyó en el cambio de actitud de la chica y la llevó a hacer esa pregunta.

-¿Ha hecho algo?

-No entender que no necesito ayuda con mis tareas -contestó Kaede cruzando sus brazos e inflando sus mejillas en una mueca infantil de molestia que pronto fue remplazada por una expresión pensativa-. Y empeorar el daño de un auto averiado intentado ayudar. -Kaede resopló-. Debió haberme dejado hacerlo en lugar de él...

Anju la interrumpió fingiendo una tos y Kaede se sonrojó una vez más.

La naturalidad de las palabras de la chica y la subsecuente vergüenza de ambas Kaburagi era la mayor prueba de que lo que Kaede había dicho era verdad y no ocultaba nada peor. Yuri tomó aire con lentitud y movió su cabeza en un asentimiento.

-Eso suena como algo propio de Wild Tiger -dijo con una pequeña sonrisa, alzando su mano derecha para dejar el mechón suelto de su cabello tras su hombro.

-Realmente -rió Kaede, como si ya hubiese olvidado su previo bochorno-. Oh, abuela -dijo la chica, en apariencia recordando lo que ella había querido decir en cuanto llegó a casa.

Yuri hizo un gesto hacia Anju, indicándole sin palabras que no se preocupara con él, y se sentó de nuevo, concentrándose en terminar de beber su té y permitiendo que las Kaburagi hablaran sin ninguna interrupción sobre lo sucedido en el colegio al que Kaede asistía.

Al menos hasta ahora todo se veía normal.

Anju no apartaba la mirada ni reía nerviosa mientras hablaba bien de su hijo; Kaede no bajaba su vista ni permanecía en silencio, asintiendo a todo lo que su abuela decía; y nadie había intentado evitar que él permaneciese allí por mucho tiempo, temiendo las consecuencias que eso podría traer.

Quizás no tenía porqué preocuparse. Al menos cada segundo que pasaba se sentía más convencido de eso.

Yuri respiró de manera pausada, disfrutando el aroma del té, y se permitió relajarse un poco.

Sabía por experiencia que tener expectativas en alguien, en especial en un héroe que había hecho parte de la farsa de Hero TV por tanto tiempo, era insensato, pero hasta ahora Wild Tiger había probado ser más que un actor con poderes, más que una herramienta publicitaria, y tal vez -solo tal vez- no iría por el camino equivocado como el padre de Yuri lo había hecho.

Pensar en su padre bastó para una oleada de dolor hiciese que Yuri apretase sus dientes y solo fue el recordar, gracias al sonido de las voces de Anju y Kaede, donde estaba lo que hizo que no alzase su mano para presionarla contra su cicatriz.

Su padre había sido un ejemplo de verdadera justicia, mas en sus últimos años había sido la prueba en vida de que el más recto de los hombres podía torcerse.

Por eso no podía confiarse, no podía creer que la pacífica vida familiar de los Kaburagi continuaría por siempre ni mucho menos podía esperar que Wild Tiger siguiese siendo un verdadero héroe...

-¡Llegué! -Reconocer la voz de Wild Tiger sacó a Yuri de sus pensamientos y lo llevó a girar su cabeza con brusquedad en la dirección de la que provenía-. Estoy muerto de hambre.

-Kotetsu -dijo Anju, saliendo de la cocina para acercarse al corredor y asomarse por el, apremiando a su hijo con un gesto de mano-, él señor Petrov te ha estado esperando.

-¿Petrov...? -repitió Wild Tiger, sonando sinceramente confundido. No pasó mucho tiempo hasta que llegó al lado de su madre, donde se detuvo con la boca abierta y su mirada fija en Yuri por unos segundos-. ¡S-su señoría! -balbuceó, parpadeando como si no creyese lo que estaba viendo-. Sí vi un carro afuera, pero no pensé que...

-Wild Tiger -saludo Yuri, poniéndose de pie y esforzándose para sonreír con cortesía. Aun si el dolor producido por su vieja herida no había desaparecido e incluso pareció repuntar cuando se fijó en la incambiable barba de Wild Tiger, este no era el momento para arruinar las apariencias-. Ha pasado mucho tiempo.

-Kotetsu está bien, ya no soy Wild Tiger -contestó sonriendo con cierto nerviosismo-. Y... ¿por qué está aquí?

-¡Papá, no nos avergüences! -exclamó Kaede en el mismo instante en el que Anju golpeó a su hijo sin ninguna fuerza en un hombro.

Wild Tiger se disculpó en voz baja, lo que causó que Kaede lo mirase con reproche; Anju sólo suspiró.

-Ya casi va a estar la comida -anunció Anju, regresando a la cocina con la calma de quien está acostumbrada a ver a su hijo comportarse de esa manera.

-Kaede -dijo Wild Tiger y enderezó su espalda al tiempo que se aclaró la garganta-, ve a lavarte las manos.

Esas palabras causaron que la chica girase los ojos de manera exagerada, mas obedeció. Una vez ella salió del comedor, Wild Tiger se dirigió hacia él.

-No es por lo del carro de Yamada, ¿cierto? -cuestionó, quitándose su sombrero y jugando con él en sus manos-. Fue un accidente que haya usado más fuerza de la necesaria y lo haya mandado volar unos metros -aseguró, hablando más rápido de lo normal- y no es como si haya empeorado el daño y...

-Ese es un caso local -lo interrumpió Yuri, tomando de nuevo asiento en el comedor e indicándole con un gesto a Wild Tiger que hiciese lo mismo-. Algunos detalles de los compromisos de Sternbild con usted luego de su retiro quedaron indefinidos -explicó mientras se inclinó para tomar su maletín con su mano izquierda, apretando sus dientes cuando el movimiento le causó un dolor fugaz en su hombro. Una vez el maletín estuvo sobre la mesa lo abrió y sacó de éste los documentos pertinentes-. Y me gustaría verificarlos lo antes posible.

-Oh... -dijo Wild Tiger, corriendo una silla con una mano antes de dejarse caer en ella de manera descuidada al tiempo que colocó su sombrero al borde de la mesa, luciendo todavía confundido- y para eso se tomó la molestia de venir.

-Es lo menos que puedo hacer por usted -respondió Yuri de manera automática.

Sus palabras hicieron que Wild Tiger sonriese con orgullo, mas ese gesto alegre desapareció en un abrir y cerrar de ojos en el momento en que Yuri colocó los documentos sobre la mesa.

-Y... -pronunció dudoso Wild Tiger, señalando los papeles con un movimiento de cabeza- ¿cuándo tengo que enviarlos?

Era imposible no notar el desgano de Wild Tiger frente al trabajo que tenía ante sí mismo. Era de esperarse, si juzgaba por sus experiencias aguardando por los informes de Wild Tiger cuando éste todavía era un héroe, pero no por eso dejaba de ser irritante.
-De ser posible -respondió luego de unos pocos segundos, en los que se recordó a sí mismo la necesidad de ser paciente y mantener su afabilidad-, me gustaría dejar esto en orden y llevar conmigo los documentos necesarios firmados.

Wild Tiger observó los documentos en silencio, sin ocultar su abatimiento, y asintió.

-Mamá -llamó Wild Tiger, suspirando-, creo que necesito un café.

En la cocina, Anju apenas giró su cabeza para mirarlos y resopló.

-La verdad -dijo Wild Tiger, retorciéndose en el asiento- nunca me ha gustado este tipo de trabajos.

-Me he dado cuenta -aceptó Yuri, sonriendo con un poco menos de esfuerzo. Wild Tiger no estaba intentando huir de su deber inmediato y aunque su sinceridad podía verse como descarada, en ese momento Yuri la encontró refrescante-. ¿Comenzamos?

Así lo hicieron, repasando primero los beneficios básicos que los héroes recibían antes de comenzar con los detalles.

Incluso una póliza de seguros era más sencilla que las promesas de Sternbild hacia los héroes activos y retirados, pues su desempeño y razones para retirarse podían invalidar más de una cláusula y siempre había casos discutibles.

Wild Tiger podía aceptar lo que la alcaldía de Sternbild había decidido ofrecerle y si así era, Yuri solo tendría que hacer que Wild Tiger firmase todos los documentos y copias necesarias de estos y luego firmar él mismo para aprobarlos; mas también podía no aceptar, usando lo sucedido en su carrera como argumento, y si ese era el caso, Yuri, como representante de la Administración de Justicia, tendría mucho más trabajo que hacer.

Aun así, Yuri dudaba que eso sucediese.

A pesar de todos los gastos extras por demandas de destrucción de propiedad tanto pública como privada que Wild Tiger les había causado a sus patrocinadores, Apollon Media había abogado en su favor, por lo que el alcalde había aprobado una oferta generosa para Wild Tiger por su retiro como héroe de Sternbild, seguramente porque muchos de los beneficios adicionales a la invariable pensión dependían de si Wild Tiger estaba o no en la ciudad.

-Calentaré la porción de ustedes cuando terminen -les informó Anju cuando se acercó con una taza de café para Wild Tiger y más té para Yuri, poco después de que empezaron-. Kaede y yo comeremos primero.

-No se preocupe -dijo Yuri de inmediato, notando que él estaba siendo incluido-, no quiero molestar.

-¡No es ninguna molestia! -intervino Wild Tiger, sonriendo con afabilidad-. De hecho, podríamos comer ya...

-Y debo regresar a Sternbild antes de que termine el día -lo interrumpió Yuri. Tardarían al menos una hora en revisar todo, si es que no tenía que explicarle alguna cláusula a Wild Tiger, y el camino hasta Sternbild, siempre transitado incluso durante la noche, podía tomarle más de dos horas-. Lo lamento.

-Entiendo -dijo la mujer con una expresión comprensiva e impidió con una mirada que Wild Tiger rechistase.

Continuaron trabajando sin mayores interrupciones que Kaede acercándose a mirar por encima del hombro de Wild Tiger un par de veces y Anju diciéndole a su hijo que él tendría que encargarse de todo lo relacionado con la cocina por lo que quedaba de noche y aunque Wild Tiger tuvo un par de dudas y se restregó los ojos con mucha frecuencia para alguien que estaba tomando café, terminaron en menos tiempo del que Yuri había considerado posible.

Pero eso no era una sorpresa; solo confirmaba que Wild Tiger era un hombre capaz cuando se lo proponía.

-Todo está en orden -anunció Yuri tras revisar por última vez los documentos. Wild Tiger había aceptado a consciencia, tal como él había creído que haría, y todas las firmas habían sido hechas en el lugar adecuado.

-Uff, al fin, -Wild Tiger estiró sus brazos sobre su cabeza y dirigió su vista hacia una pared en la que, Yuri notó al seguir su mirada, se encontraba un reloj de pared-. ¿Seguro que no puede quedarse a comer? Mamá cocina mejor que nadie.

-No -respondió incluso antes de fijarse en la hora. Ya había visto a la familia Kaburagi y ya había hecho su trabajo, por lo que no tenía ninguna razón para pasar más tiempo allí-. Realmente solo tengo el tiempo suficiente para regresar.

-Pero de noche no toma tanto tiempo, ¿no? -cuestionó Wild Tiger con una expresión pensativa-. Especialmente manejando.

-Eso espero -replicó Yuri con sinceridad mientras guardaba todos los documentos en su maletín y después se puso de pie, esta vez recordando a tiempo que debía sostenerlo con su mano derecha-. ¿Podría agradecerle de mi parte a su madre por todo?

Wild Tiger asintió con su cabeza en silencio y lo acompañó hasta la puerta de la entrada, mas luego de que Yuri se puso sus zapatos y estiró su brazo izquierdo para abrir la puerta, creyendo que podría terminar esa noche sin ningún incidente, el héroe retirado dijo:
-Lo acompaño.

-¿Qué? -Yuri no pudo evitar responder de manera automática, olvidándose por un segundo de mantener la cortesía como acostumbrada.

-Lo acompaño -repitió Wild Tiger, girando los ojos- y no solo a su carro. Puedo conducir hasta las salidas de Oriental Town y volver con mis poderes. No duran mucho, pero sé que tengo suficiente tiempo para volver corriendo.

Por un momento, Yuri solo pudo girar en sus talones y observar a Wild Tiger en silencio, sin comprender lo que él estaba diciendo ni el porqué de sus palabras.

-No es necesario -dijo al fin, obligándose a sonreír aunque seguía confundido.

-Y también me va a decir que no está cansado ni adolorido -pronunció Wild Tiger, adelantándose para abrir la puerta para él-. Mejor me aseguro que vaya bien hasta donde puedo acompañarlo.

Yuri contuvo su respiración, sobresaltado, y examinó a Wild Tiger con su mirada.

¿Acaso Wild Tiger había notado su herida? Y si así era, ¿qué más había descubierto durante el tiempo en que él había estado allí?

Ese fugaz y aterrador pensamiento que cruzó por su cabeza no tenía ningún fundamento verdadero y la actitud despreocupada de Wild Tiger y el asomo de una sonrisa franca en su rostro lo desmentían, por lo que Yuri se obligó a descartarlo y se esforzó en considerar la situación actual de una manera racional.

Sin duda alguna Wild Tiger era peligrosamente observador, contrario a lo que podría parecer, por lo que no podía subestimarlo, mas al menos en ese momento nada indicaba que fuese una amenaza inminente y solo parecía querer ayudar.

Aliviado por esa conclusión, Yuri dejó escapar el aire contenido.

-Su comida... -dijo con lentitud, queriendo encontrar una excusa para que Wild Tiger se quedase en casa. Nunca estaba de más tomar precauciones.

-Solo tengo que calentarla cuando vuelva -replicó Wild Tiger de inmediato, sonriendo como quien cree que está ganando un argumento.

-Wild Tiger...

-Kotetsu -lo interrumpió antes de que Yuri pudiese decir más. Era evidente que Wild Tiger, ahora simplemente Kotetsu T. Kaburagi, no planeaba darse por vencido.

-Señor Kaburagi -cedió en parte con un suspiro, resistiendo la creciente necesidad de masajear su temple-, ¿puedo preguntarle por qué piensa que tiene que hacer esto?

-No tengo qué -respondió Kaburagi encogiéndose de hombros-. Pero usted se tomó el trabajo de venir hasta acá por mí, así que quiero devolverle el favor.

Esa argumento, combinado con tanta persistencia, parecía el proceder típico de un tonto que solo actúa según lo que considera correcto, fuesen cual fuesen las consecuencias.

Yuri estuvo a punto de sonreír, mas en lugar de eso salió de la casa sin decir palabra y caminó hasta su auto, siendo consciente de que Kaburagi lo estaba siguiendo.

Por esta vez dejaría que Kaburagi hiciese lo que se proponía. Sin duda, el pasar el menor tiempo posible conduciendo sería beneficioso para su hombro herido y el no negarse más impediría que el héroe retirado se inmiscuyese de manera insistente en sus asuntos, como Yuri presentía que haría.

-Por favor -dijo, manteniendo un tono neutro, cuando llegó junto al vehículo y sacó las llaves de uno de los bolsillos de su chaqueta-, conduzca con cuidado.

-Nunca he causado un daño de adrede -aseguró Kaburagi con una sonrisa cuando aceptó las llaves.

A Kaburagi le tomó unos pocos minutos regresar a su hogar para avisarle a su familia que saldría y Yuri lo aguardó en el asiento del copiloto, aprovechando el primer verdadero momento de calma que había tenido desde que había llegado a la casa de la familia Kaburagi para cerrar los ojos y recostarse por completo en el espaldar, sintiéndose satisfecho por los resultados.

Kaburagi seguía siendo el héroe que siempre se había inmiscuido en sus planes y al menos por ahora era evidente que no tenía de qué preocuparse.

-Ya no puede negar que tengo razón -comentó Kaburagi al regresar mientras encendía el motor.

Yuri apenas abrió sus ojos, tardando un segundo en notar de qué estaba hablando Kaburagi y al hacerlo, no pudo llevarle la contraria.

Realmente era tal como Kaburagi decía: estaba cansado.

Eso no era nada inusual después de días y noches de trabajo en Sternbild, apenas durmiendo unas pocas horas cada día y sacrificando gran parte de su tiempo de descanso para salir como Lunatic y castigar a quienes lo merecían, pero quizás las horas que había pasado conduciendo y el haber estado concentrado en buscar señales de que algo andaba mal en la familia Kaburagi había resultado ser una mezcla inusualmente extenuante.

-No.

Su sucinta respuesta hizo sonreír a Kaburagi.

-Debería intentar descansar más. Trabajar demasiado no le hace bien a nadie.

Sin prestar atención a las continuas palabras de Kaburagi, Yuri cerró sus ojos una vez más.

Había aceptado su ofrecimiento, mas no tenía ninguna intención de participar en una conversación tan banal cuando bien podía dejar que Kaburagi hablase a su gusto por todo el recorrido, evitando al mismo tiempo el riesgo de un desliz que podría hacer que Kaburagi indagase sobre él o sospechase algo...

-¿Su señoría? -Kaburagi detuvo el vehículo, logrando captar la atención de Yuri con eso más que con sus palabras-. ¿Su señoría?

-¿Sí? -pronunció con toda la paciencia que pudo reunir.

-Si quiere puede quedarse y salir temprano -dijo Kaburagi, para sorpresa de Yuri-. O podría llevarlo hasta Sternbild, pero creo que Kaede se molestaría y mamá también. El punto es que no puedo dejarlo conducir cuando se está quedando dormido...

Yuri contuvo un suspiro y abrió los ojos, enderezándose en su asiento sin pensarlo dos veces. Descansar con Kaburagi cerca parecía imposible.

-No estaba dormido -contestó Yuri, obligándose a lucir apenado. Lo último que quería era que Kaburagi se preocupara por él y lo atosigara con sugerencias sin sentido como esas-. Lo siento, solo estaba pensando en lo que tengo que hacer.

-¿Más trabajo? -cuestionó Kaburagi haciendo una mueca.

-Del que tengo que encargarme mañana -mintió Yuri con facilidad.

Excusas como esas siempre lograban que lo halagaran por su dedicación, en lugar de cuestionarlo por sus distracciones, y lo dejaran en paz; mas al hablar, Kaburagi demostró que en él no funcionaban.

-¿Seguro? Si quiere puedo...

-Señor Kaburagi, no me gustaría causar que su hija se preocupe por usted -dijo Yuri con un tono firme. Kaburagi no rechistó, pero no parecía del todo convencido, por lo que Yuri añadió-: Estaré bien.

Esta vez Kaburagi asintió con su cabeza y continuó conduciendo, haciendo comentarios que Yuri ignoró hasta que Kaburagi detuvo el auto de nuevo, cerca de los letreros que indicaban que estaban saliendo de Oriental Town.

-Gracias -dijo con una sonrisa el héroe retirado mientras se quitaba el cinturón de seguridad-. Por todo, no solo hoy -continuó-. Aunque creo que algunas veces no tuve tanta culpa por los daños...

-Tengo que decir que difiero en eso -lo interrumpió Yuri, sospechando que Kaburagi hablaría por unos minutos más si se lo permitía.

-Eh... -Kaburagi hizo una mueca avergonzada y se bajó del auto. Yuri lo imitó, dándole la vuelta al vehículo.

-Fue un gusto verlo, señor Kaburagi -pronunció Yuri con facilidad, acostumbrado a ese tipo de formalidades, al tiempo que le ofreció un apretón de manos-. Si necesita algo, puede contactarme.

-Nah -replicó Kaburagi aceptando el apretón-, no tiene qué ponerse en esas.

Era imposible no notar la similitud con la conversación que habían tenido antes de salir del hogar de los Kaburagi y aunque Yuri no quería responder de la misma forma que Kaburagi lo había hecho anteriormente, no había ninguna otra forma de hacerlo ahora que Kaburagi se había retirado como Wild Tiger y él no tenía la obligación de ayudarlo de ninguna forma.

-Sé que no es mi obligación -contestó con el tono de alguien que solo señala un hecho.

Por un momento, Kaburagi lo observó en silencio y luego dejó escapar una corta carcajada.

-Nunca pensé que lo escucharía bromear.

Yuri no estaba seguro de que sus palabras podían ser consideradas una broma, mas no corrigió a Kaburagi y se limitó a despedirse y una vez Kaburagi desapareció rápidamente con un brillo azul, se sentó frente al timón.

Sin duda él mismo podría regresar a Sternbild en menos tiempo con sus poderes, pero el no querer levantar sospechas si alguien llegaba a ver sus llamas era la razón principal por la que había ido en su auto, aun cuando eso había significado tener que pasar horas conduciendo desde Sternbild y ahora tenía que repetir eso de regreso.

Irritado ante el solo pensamiento de las horas que tendría que pasar manejando, Yuri prosiguió su camino con un suspiro cansado.

Como era habitual, Yuri comenzó su día entrando a su oficina y preparando una taza de té.

Era temprano, no más de las siete, y las oficinas de la Administración de Justicia aun se encontraban parcialmente vacías

Aunque Yuri estaba acostumbrado a llegar a esa hora y comenzar a encargarse de las pilas de trabajo que lo recibían cada mañana, disfrutando de la inusual tranquilidad causada por la poca gente en el lugar, esta vez no estaba en las mejores condiciones para ello.

Estaba distraído, cosa que había sido obvia esa mañana cuando había estado a punto de ponerse el mismo traje que el día anterior y que seguía siendo evidente ahora por la forma en que permitió que el té se desbordara al servirlo.

También estaba cansado, lo cual había notado horas antes, al tener que pasar varios minutos intentando reunir fuerzas para levantarse, y que era innegable ahora, que estaba teniendo dificultades para abrir el frasco de miel.

Y si estaba teniendo problemas con algo tan simple, ¿cómo se encargaría de impartir justicia?

Aun si no salía como Lunatic, tenía que revisar los variados documentos en su escritorio además de los que habían sido enviados durante la noche a su correo electrónico, encargarse de tres juicios durante la tarde y siempre existía la posibilidad de una reunión relacionada con los héroes. Por eso, aunque su cuerpo se encontrase entumecido e inusualmente pesado, como si hubiese pasado toda la noche luchando contra NEXTs, necesitaba ser capaz de enfocarse en sus deberes.

Con un suspiro, Yuri le puso más miel de la usual a su té, esperando que eso lo ayudase a aclarar su cabeza lo suficiente.

Si funcionaría o no era un misterio, pero el sabor dulce lo hizo relajarse mientras bebía el té, al menos hasta que fue interrumpido por un golpe en la puerta.

-¿Señor Petrov?

Se trataba de Jones, uno de los pocos pasantes que se tomaban su práctica en serio e incluso llegaba más temprano que muchos; sin embargo, también eran un fan de los héroes y demostraba su entusiasmo dándole prioridad a cualquier caso relacionado con ellos.

Conteniendo un nuevo suspiro, poco a gusto con tener que comenzar el día de esa manera, Yuri respondió:
-¿Sí?

-El último caso contra Wild Tiger quedó cerrado -dijo Jones, entrando a su oficina con una sonrisa y una carpeta marrón.

Wild Tiger. Kotetsu T. Kaburagi. El culpable de su estado actual y a quien había mantenido fuera de sus pensamientos con éxito hasta ahora, no queriendo gastar más tiempo en aquel héroe luego de las muchas horas que había invertido en él el día anterior.

Yuri entrecerró sus ojos y recibió los documentos con una palabra de agradecimiento, mas aguardó a que Jones saliese para revisarlos.

La última demanda, recordaba Yuri, había sido de Sternbild y no de alguna compañía privada.

Los daños habían sido mínimos, al menos si los comparaba con muchas de las otras destrucciones causadas por el héroe, pero, al igual que siempre, no se podía decir que Wild Tiger había sido inocente.

Y aun así, lo que tenía en sus manos probaba que la ciudad había retirado la demanda, sin duda en un intento por darle un regalo de despedida más.

Como siempre, Sternbild estaba demostrando su indulgencia hacia los héroes y cómo les permitían escapar de las consecuencias de sus actos una y otra vez.

Los héroes menos populares solían ser la excepción y aunque los destrozos de Kaburagi solían ser demasiado notorios y costosos como para perdonarlo por ello, incluso después de que su reputación mejoró, ahora estaban dándole un trato especial.

¿Habría sucedido lo mismo si Kaburagi hubiese continuado como héroe?

Los antecedentes de Kaburagi le hacían creer que no y que cualquier persona con dos dedos de frente consideraría seriamente la posibilidad de que lo mismo se repetiría una y otra vez, por lo que no era conveniente perdonarle ninguna de sus destrucciones, mas no era imposible que el alcalde, en toda su incompetencia y lo influenciable que era, decidiese darle un pase libre, al menos mientras el público estuviese del lado de Wild Tiger y su compañero.

Todo eso era algo hipotético, claro. Aun así, entre Yuri más lo consideraba, más se convencía de que era una suerte que Wild Tiger se hubiese retirado cuando lo hizo y que además se hubiese alejado de Sternbild antes de que su justicia se viese corrompida.

Pero ahora tendría que darle la noticia.

O encargarle a alguien más hacerlo y evitar cualquier tipo de consecuencias.

No había ninguna duda de que Jones lo haría sin falta e incluso escribiría un reporte de la entrega de la notificación, entusiasmado por haber podido hablar directamente con alguien que había sido un héroe, mas luego de considerarlo por un momento, Yuri descartó esa idea.

Esta era una buena oportunidad para observar la reacción de Kaburagi y descubrir qué tanto podría llegar a cambiar al recibir ese tipo de trato especial.

Ese razonamiento bastó para convencer a Yuri y después de las nueve, tras encargarse de revisar gran parte de los documentos pendientes, llamó a la familia Kaburagi.

El día anterior había estado allí, por lo que repetir una visita sorpresa no le daría resultados diferentes, pero quizás sí podría causar que no fuese bienvenido como la primera vez.

-Buenos días, señora Kaburagi -dijo cuando Anju contestó-, habla con Yuri Petrov.

-Oh, buenas días -respondió ella sin ocultar su sorpresa en su voz-. ¿Logró llegar a tiempo anoche?

-Sí, gracias a su hijo -respondió Yuri, habituado a ese tipo de formalidades, mas queriendo ir al grano, continuó-: Me gustaría preguntarle si puedo pasar a visitarlos en los próximos días. Hoy llegó a mis manos algo que me gustaría entregarle algo a Wild Tiger personalmente.

Ella respondió con una afirmativa inmediata, la cual no cambió cuando Yuri reiteró que no podría darle una fecha exacta, y pronto la llamada llegó a su fin, dejando concretada su próxima visita a la familia Kaburagi.

Aunque era parte de su trabajo notificar a Kaburagi de que la demanda en su contra había sido retirada, no era algo en verdad urgente, por lo que Yuri no pensó en usar el primer rato libre que tuvo para ir a Oriental Town.

Durante varios días, Yuri se concentró en su trabajo oficial y aprovechando el que los héroes habían sido relativamente competentes al atrapar una banda de secuestradores y asesinos, usó el tiempo que casi siempre dedicaba a su otro deber para descansar.

Estaba consciente de que no debía subestimar el agotamiento una vez comenzaba a acercarse a su límite y no estaba en una posición en la que podía permitirse uno o dos días de ausencia, así que eso era lo sensato.

Solo fue una semana después, cuando los juicios del día llegaron a su fin mucho más temprano de lo usual, que decidió dejar de aplazar su visita a los Kaburagi y se encaminó en su auto hacia Oriental Town.

No quería sentir que estaba evitando una obligación al postergarla tanto y aun cuando no negaba que no le entusiasmaba el viaje y reunirse con Kaburagi, su razón para hacerlo era más fuerte que el tedio del largo recorrido y la perspectiva de una conversación con el siempre hablador Kaburagi.

¿Kaburagi traicionaría sus pocas expectativas o probaría que Yuri había acertado al considerarlo un verdadero héroe?

Aunque no había sentido ninguna impaciencia por aclarar ese interrogante durante los días anteriores, una vez llegó al hogar de los Kaburagi eso cambió.

Yuri caminó a paso rápido desde su auto hasta la puerta principal, llevando consigo solo un sobre, y timbró de inmediato, no queriendo perder un solo segundo.

Esta vez, decidió mientras aguardaba, preguntaría dónde quedaba el bar si Kaburagi no estaba en casa y así también revisaría el otro ambiente en el que Kaburagi pasaba sus días...

Pero nada de eso fue necesario, ya que Kaburagi mismo, con las botas de su pantalón remangadas al igual que las mangas de su camisa, fue quien abrió la puerta poco después.

-¡Hola! -saludó Kaburagi con una amplia sonrisa-. Ya estaba pensando que mamá había entendido mal y usted no iba a venir.

-Buenas tardes, señor Kaburagi -dijo y sin hacer ninguna pausa a pesar de la ligera sorpresa que sintió al ver a Kaburagi recibiéndolo de una manera que podía considerar alegre, continuó-: Lamento no haber podido venir antes, estuve un poco ocupado.

-Está bien, entiendo. -Kaburagi asintió con su cabeza y luego de un momento se apartó de la puerta con una expresión avergonzada-. Siga -dijo, remarcando sus palabras con gestos.

Yuri sabía que bien podía hablar con él en el umbral y partir en cuestión de minutos, como mucho, mas no estaba de más aprovechar para ver si algo había cambiado en el hogar, sin importar que fuese probable después de tan pocos días, por lo que dejó sus zapatos en la entrada tal como Anju le había pedido que hiciera en su primera visita, entró y siguió a Kaburagi hasta el comedor.

-¿Quiere algo de tomar? -cuestionó Kaburagi, dirigiéndose al refrigerador sin esperar una respuesta-. ¿O esta vez sí de comer?

-Estoy bien -lo interrumpió Yuri, presintiendo que recibiría una ola de ofrecimientos exagerados si no se negaba de inmediato-, no se preocupe.

Kaburagi lo miró por encima de su hombro con una mueca de reproche.

-Al menos algo de tomar -insistió-, está haciendo demasiado calor.

Aun cuando Yuri podía decir que estaba acostumbrado al calor, tanto por sus propias llamas como por las horas en la sofocante corte donde el aire acondicionado no siempre funcionaba correctamente, no podía negar que la tarde que ya estaba llegando a su fin estaba inusualmente cálida y no tenía ninguna razón para no aceptar una simple bebida.

Resignado, Yuri asintió con su cabeza y no queriendo que Kaburagi se extrañase por su resistencia a la temperatura actual, se quitó su chaqueta, teniendo cuidado de no mover con brusquedad su hombro izquierdo mientras lo hacía, y la dejó en espaldar de un asiento.

La sonrisa volvió al rostro de Kaburagi.

-Tengo cerveza, café, soda, té frío...

-Té estaría bien, gracias.

Kaburagi sacó una soda y una botella de té de melocotón, la cual Yuri recibió con un gesto de agradecimiento antes de tomar asiento en el comedor, tal como hizo su anfitrión después de entregarle la bebida.

-Entonces... -pronunció Kaburagi, mirándolo con una pizca de nerviosismo en su rostro. Esa reacción era de esperarse, a diferencia de la forma en que Kaburagi le había dado la bienvenida.

Yuri dejó su té en la mesa y le ofreció el sobre.

-Señor Kaburagi -comenzó Yuri, observándolo con seriedad-, me gustaría disculparme en nombre de Sternbild e informarle que los cargos en su contra fueron retirados.

Kaburagi paseó su mirada de él al sobre en silencio y no hizo ningún ademán para tomarlo.

-¿Qué? -preguntó al fin en un tono débil y dudoso.

Era evidente que tendría que explicarle con mayor claridad. Yuri no pudo evitar sentir cierta irritación por la mala memoria de Kaburagi en lo que a sus repetidos crímenes se refería, mas no permitió que eso se reflejara en su rostro ni en su voz.

-Me refiero -dijo con lentitud, queriendo evitar la necesidad de repetirlo- a la demanda en su contra por la destrucción del pavimento de la avenida cuarta y de la fachada del edificio Zeus.

-Oh... -murmuró Kaburagi, viéndolo con la boca abierta por unos instantes más antes de aceptar el sobre-. No me lo esperaba -dijo después de un rato, riendo sin sonar convencido y pasando sus dedos por los bordes del objeto-. Ni me acordaba que eso seguía pendiente, la verdad. Imagino que no fue su idea.

-No -respondió Yuri con sinceridad. Si hubiese estado en sus manos, la evidencia habría sido examinada cuidadosamente en un juicio y Kaburagi habría cargado con la culpa de los daños causados innecesariamente-. La decisión la tomó el alcalde.

Kaburagi asintió con su cabeza, luciendo todavía confundido, y sacó los pocos documentos que se encontraban dentro del objeto.

Mientras Kaburagi los ojeó con una expresión pensativa, Yuri bebió su té con lentitud, poco a gusto con el sabor menos dulce del que acostumbraba, y no perdió de vista al otro.

No había nada que indicase que Kaburagi estuviese contento por haber logrado salir impune y eso no cambió con el paso de los segundos, cosa que hizo que Yuri se sintiera tentado a sonreír, satisfecho nuevamente por la reacción de Kaburagi.

-Pero -dijo Kaburagi un rato después, dejando todos los papeles sobre la mesa y alzando su mirada- no tenía que tomarse la molestia de venir a decirme.

-No -replicó Yuri de manera automática-, es parte de mí deber.

-Pero estoy seguro que podría haber llamado... -insistió Kaburagi, dejando escapar una risa dudosa, mas luego de un momento su semblante se oscureció con una sombra de temor mientras miró de reojo los documentos-. ¿O es que tengo que firmar algo más?
-No se preocupe -dijo Yuri, sonriendo con más sinceridad de la usual. Todo indicaba que si había algo en lo que podía contar, era en que Kaburagi continuase siendo honesto-. Ya está todo en orden y lo único que faltaba era notificarlo.

-Veo... -pronunció Kaburagi en un suspiro al tiempo que se recostó en su asiento, haciendo obvio su alivio-. Por cierto -dijo de repente pocos segundos después, cambiando su postura y apoyando sus codos sobre la mesa-, ¿hoy tiene afán? Como vino más temprano esta vez sí podría quedarse a comer...

Esa invitación era inesperada y por un momento, Yuri no supo cómo contestarla.

¿Cuál era la razón tras esa invitación? ¿Por qué Kaburagi podría querer que él pasase más tiempo allí?

-No puedo quedarme mucho tiempo -respondió, tragándose sus diversas dudas.

Ya había cumplido el propósito principal de su visita y no tenía ninguna razón para quedarse allí socializando; por el contrario, aunque hubiese dichos sobre mantener enemigos cerca, él tenía motivos para no querer hacer tal cosa.

Si bien la justicia de Kaburagi había captado su atención y ahora, incluso tras de su retiro, quería ver a dónde lo llevaba y confirmar que Kaburagi no se desviaría de su camino, no necesitaba mantener ninguna cercanía real para ello.

Además, sabía por experiencia que la actitud de Kaburagi podía ser una fuente de enojos y su presencia misma podía ser un peligro. El precio a pagar si Kaburagi llegaba a sospechar de él o, peor, a descubrirlo era demasiado grande, aun si lo comparaba con la ventaja que podría significar el no necesitar ninguna excusa para ir y ver cómo se encontraban él y su familia.

-Ya está aquí -insistió Kaburagi-, ¿qué más dan algunos minutos?

Kaburagi tenía algo de razón, por lo que Yuri no pudo refutar sus palabras.

-Además, creo que me gustaría hablar más con usted -continuó Kaburagi con una sonrisa, sin darle tiempo para pensar en una forma de negarse-. Nunca tuvimos la oportunidad y no veo porqué no podríamos hacerlo ahora...

¿Y por qué Kaburagi querría hablar con él?

Los interrogantes parecían aumentar cada minuto y la presión que estos traían hacía que Yuri se sintiese en medio de una encrucijada.

Podía quedarse y buscar respuestas a pesar de los riesgos que eso podía traerle o podía irse y mantener una distancia segura, quedándose para siempre con las incógnitas que Kaburagi había creado en su mente...

-¡Papá, llegamos!

La interrupción causada por la llegada de Kaede junto a Anju hizo que Yuri suspirase con alivio, agradeciéndoles por ello.

-¡Kaede, mamá! Al fin tenemos visita.

-Señor Petrov -dijo Kaede cuando llegó al comedor, sonrojándose tal como lo había hecho la primera vez que Yuri había ido al hogar de los Kaburagi-, b-buenas tardes.

Anju coreó las palabras de su nieta y Yuri les dedicó una sonrisa de cortesía.

-Buenas tardes, señora Kaburagi, señorita Kaburagi.

-¿Los interrumpimos? -cuestionó Anju, señalando los documentos sobre la mesa con un gesto de cabeza.

-Nop, ya terminamos -replicó Kotetsu-, pero estábamos hablando de comer algo.

Eso no era del todo cierto. Yuri entrecerró los ojos, apenas conteniéndose de decirlo en voz alta y rechazar invitación de manera terminante, dejando que la molestia y no el raciocinio tomase la decisión. ¿Por qué Kaburagi insistía tanto en eso?

-Nosotras estábamos hablando en ir al nuevo restaurante que abrieron los Lee -dijo Anju con una expresión pensativa y Kaede asintió energéticamente con su cabeza, haciendo obvio lo mucho que la entusiasmaba la idea.

-Entonces vamos -dijo Kaburagi, poniéndose de pie-. ¿Nos acompañará, cierto?

Yuri tomó aire con lentitud mientras se levantó, reuniendo toda su paciencia antes de contestar.

-Lo siento -contestó, luciendo su mejor sonrisa cortés-, pero ya es tarde y tengo mucho que hacer. Además -añadió al notar que Kaburagi parecía listo para seguir tratando de convencerlo-, no me gustaría interrumpir su tarde familiar. Qué tengan una buena noche.

Esa salida familiar era la excusa perfecta para que él pudiese salir de allí y aunque sin duda su forma de despedirse era algo brusca, la insistencia de Kaburagi comenzaba a ser irritante.

Para su suerte, Kaede y Anju no parecieron tomarse mal sus palabras y se despidieron de él sin rechistar y si bien Kaburagi hizo una mueca poco contenta, no le impidió salir ni intentó arrastrarlo con ellos al restaurante al que planeaban ir.

Una vez estuvo en su auto, Yuri suspiró con alivio y comenzó su recorrido a casa mientras atardecía.

Fue solo minutos después, luego de pasar los avisos que indicaban que estaba saliendo de Oriental Town, que notó su error: en su prisa por partir había dejado su chaqueta.

Sin duda le tomaría menos tiempo dar media vuelta ahora que volver por ella otro día, mas sabía que los Kaburagi no estaban en su hogar y no pretendía entrar ilegalmente a éste.

Buscar el restaurante en el que estaban o esperar a su regreso frente a su casa tampoco era una opción, por lo que Yuri continuó su camino sintiendo un escalofrío, demasiado consciente de que tendría que volver pronto.

Yuri observó el teléfono de su oficina con el ceño fruncido.

Esta vez, quizás no era necesario que llamase, ya que el motivo de su nueva visita era evidente.

Aun así, no estaba seguro de querer hacer lo uno o lo otro.

Si bien lo que había visto hasta ahora indicaba que no tenía que preocuparse de que la familia Kaburagi terminase igual que la suya, no había descartado la posibilidad de hacer un seguimiento a la vida de Kaburagi; sin embargo, eso no sería más que vigilarlo de manera ocasional, sin visitarlo con tanta frecuencia como había hecho los días anteriores.

Y a pesar de eso, estaba a punto de hacer una llamada que lo llevaría a ver a Kaburagi de nuevo, aun cuando el día anterior lo había hecho.

Yuri masajeó su temple con su mano derecha, sintiendo el comienzo de un dolor de cabeza.

No era su intención añadir a su rutina diaria el tener algún contacto con Kaburagi por una u otra razón y verlo tan pronto no lo llevaría a descubrir nada nuevo sobre él y su familia y por eso no tenía ninguna razón para hacerlo.

No obstante, había cometido un error estúpido que le daba una excusa indeseada para visitarlo una vez más.

Normalmente, él no se equivocaba de tales maneras, no podía permitírselo, y sabía que la única razón tras ese error se llamaba Kotetsu T. Kaburagi.

Eso no podía repetirse y sin duda, lo mejor que podía hacer para evitarlo era esquivar a Kaburagi en un futuro, algo fácil de hacer incluso en el remoto caso de que Kaburagi fuese a Sternbild algún día.

Lo único que necesitaba hacer ahora era recuperar su chaqueta cuanto antes, acabando así con el único motivo que le quedaba para ver a Kaburagi, y si llamaba, podría asegurarse de que iría en un momento en que alguien estuviese en casa, para así no tener que repetir el viaje.

¿Acaso también lo ayudaría a descubrir cuándo ir sin encontrarse con Kaburagi o por el contrario, haría que Kaburagi decidiese esperarlo?

Ese interrogante era lo que lo detenía y lo que aun estaba haciendo que considerarse fingir no haber notado su olvido.

¿Pero qué haría Kaburagi?

Si se había ofrecido a conducir porque le había parecido que él estaba "cansado y adolorido" -algo cierto-, quizás incluso se aparecería un día en su oficina para devolverle su prenda.

O tal vez lo olvidaría al igual que había olvidado la demanda inconclusa y Yuri perdería una prenda, más ganaría la paz que había perdido visitando a Kaburagi.

Aun así, se recordó Yuri, no podía asegurar que nada de eso pasaría.

Consciente de que no tenía ninguna otra opción y que posponerlo tampoco serviría de nada, Yuri se encontró marcando con trepidación el número de los Kaburagi.

-Buenos días... -comenzó cuando contestaron, todavía con su mano contra su frente.

-¡Justo estaba pensando en llamarlo! -lo interrumpió Kaburagi, quien fue esta vez el que contestó el teléfono-. De hecho, pensé hacerlo anoche, pero me di cuenta que no tengo su teléfono así que tendría que llamar a su oficina...

-Lo lamento -dijo Yuri, conteniendo un suspiro de irritación. Hoy no se sentía lo suficientemente paciente para aguantar tanta cháchara-. Parece que ayer olvidé mi chaqueta.

-Eso me di cuenta -replicó Kaburagi con una risa-. Bueno, Kaede lo hizo cuando volvimos. Si quiere puedo llevársela.

Ese ofrecimiento no era tan sorpresivo como lo habría sido semanas atrás y a pesar de que le ahorraría el recorrido hasta Oriental Town, Yuri estaba seguro de que no quería a Kaburagi en su oficina ni mucho menos en su casa.

-No quiero causarle tantos problemas -pronunció con el tono más amable que pudo lograr-. Puedo ir personalmente, quizás mañana...

-¿Siempre es tan formal? -dijo Kaburagi de repente, impidiéndole terminar de hablar y desconcertándolo con sus palabras y su voz, en la que se notaba una pizca de enojo.

¿Por qué?

-¿Disculpe? -cuestionó en un susurro, dejando caer su mano derecha.

-No tiene que negarse a todo lo que le ofrezco, ¿sabe? -Kaburagi resopló-. Y hace mucho que no voy a Sternbild, así que podría aprovechar...

¿Kaburagi quería usarlo como excusa para visitar la ciudad o estaba usando eso como argumento para convencerlo de que aceptase?

No poder estar seguro de las intenciones de Kaburagi ni del motivo de su aparente enojo hizo que Yuri permaneciese en silencio y con su mirada fija en el teléfono, a pesar de que no podía ver a Kaburagi.

Quizás era una suerte, pensó algo distraído, que él siempre optase por bloquear la opción de video en las llamadas, pues aun cuando era posible que ver a Kaburagi le diese alguna pista, no estaba seguro de poder ocultar su propio aturdimiento y era imposible saber qué haría Kaburagi de verlo así...

-¿O quiere venir? -preguntó Kaburagi en un tono más suave después de varios segundos, sacándolo de sus pensamientos.

-Simplemente -dijo, esforzándose para que su voz sonase normal- no me gustaría molestarlo.

-¿Mañana, entonces? -decidió Kaburagi con un suspiro.

Mañana era una fecha tentativa que él mismo había considerado en su deseo por concluir todo de inmediato, mas se sentía demasiado pronto.

Aun así, Kaburagi había aceptado que él fuese y entre más pronto terminase con eso, mejor.

-Si no se me presenta ningún inconveniente -afirmó Yuri y finalizó la llamada tras unas escuetas palabras de despedida.

Si bien había tenido un día agitado de trabajo, Yuri se esforzó para cumplir con lo dicho e ir el día siguiente.

Era mejor si finalizaba sus visitas a los Kaburagi cuando antes y quizás ir en el día fijado haría que él fuese bienvenido en un futuro, algo conveniente si es que llegaba a desear ver a la familia Kaburagi y decidía que visitarlos sería más efectivo que examinar la situación desde lejos.

Aun así, al llegar a la ya conocida casa de los Kaburagi, Yuri descubrió que fue un error.

Kotetsu T. Kaburagi no se rendía.

-¡Te estábamos esperando! -dijo Kaburagi al abrir la puerta, vistiendo un delantal rojo y blanco sobre sus ropas-. Sigue, sigue -indicó y sin esperarlo, se adentró a la casa en dirección a la cocina.

Entre esas palabras, el repentino exceso de familiaridad con el que Kaburagi lo estaba tratando y las muchas invitaciones que Kaburagi le había hecho previamente, era fácil saber qué era lo que Kaburagi se proponía.

¿Qué podría decir que le permitiese recuperar su chaqueta y partir sin mayores dificultades?

-Yo solo viene a... -comenzó Yuri, dudoso, permaneciendo en el umbral.

-Ven -insistió Kaburagi en voz alta desde el interior de la casa-, no seas tímido.

Yuri intuía que si entraba y cerraba la puerta tras él, estaría perdido; mas también sospechaba que no tenía otra opción. Si no cedía ahora, tal vez Kaburagi lo perseguiría hasta el fin del mundo hasta salirse con las suyas.

Sintiéndose cansado de repente, Yuri se quitó sus zapatos e ingresó a la casa con lentitud.

Esta sería la última vez y Kaburagi no tendría ninguna excusa para continuar con sus persistentes invitaciones si llegaban a reunirse en un futuro.

Anju se encontraba en la cocina, supervisando a su hijo y dándole una que otra instrucción mientras éste cocinaba, y Kaede los estaba observando, un poco alejada, con una mueca de impaciencia.

Ambas lo saludaron con naturalidad, como si Kaburagi les hubiese dicho desde un comienzo que él iría a más que a recoger una chaqueta olvidada.

-Ahora solo falta Muramasa -comentó Kaburagi sin quitar su atención de la sartén-. Pero ya casi va a estar, así que siéntate.

-Disculpen -intervino Yuri, sin entender. Creía haber escuchado ese nombre antes, mas no lograba recordar de quién se trataba ni comprendía qué tenía que ver-. ¿Que es lo que...?

-Papá está preparando arroz frito -dijo Kaede, obviamente malinterpretando sus palabras-, como siempre que cocina.

-¿No te gusta lo que papá prepara, Kaede? -Kaburagi giró en sus talones con una expresión desconsolada, ganándose un pequeño regaño de Anju por descuidar lo que estaba haciendo.

-No he dicho eso -pronunció la chica, apartando su mirada. La expresión de Kaburagi se iluminó de inmediato.

Ese tipo de interacción, en apariencia carentes de disimulo frente a alguien ajeno a la familia, era tan similar a lo que ya había observado que solo confirmaba más que no tenía de qué preocuparse. Y por eso mismo no necesitaba pasar más tiempo allí.

Sin poder pensar en una buena excusa para salir de la casa, Yuri permaneció inmóvil, manteniéndose al margen mientas los demás completaban los preparativos de la cena, al menos hasta que Anju le habló a su nieta:
-¿Kaede, puedes sacar los platos?

Ver a la chica sacar cinco -lo que confirmaba que él no era el único invitado de la noche- platos y vasos, en apariencia queriendo hacer todo de una sola vez, hizo que se caminara hacia ella antes de que, al igual que su padre, ella causase un desastre en su prisa por terminar lo que su abuela le había pedido.

-Permíteme.

Kaede lució sorprendida por un momento, mas aceptó con una sonrisa que él se encargara de parte de su carga.

-Gracias -dijo ella una vez todo estuvo a salvo sobre el mesón.

-No es nada.

-Ambos ya pueden sentarse -aseguró Kaburagi, alejándose de la estufa para poner una mano en la cabeza de su hija y dedicándole a Yuri una amplia sonrisa.

Pensar en las razones tras las acciones de Kaburagi parecía algo imposible de lograr en ese momento, por lo que Yuri tomó asiento con resignación mientras observaba a Kaburagi y a su madre comenzar a servir.

Fue en ese instante en que escuchó el leve sonido de la puerta de entrada al ser abierta y pocos segundos después hizo su aparición un hombre, cuyo cabello marrón del mismo tono que el de todos los del lugar y ojos oscuros idénticos a los de Anju hacían fácil ver que era un Kaburagi, aun cuando su expresión era dura, contrastando grandemente con la del resto de la familia.

-¡Muramasa!

Kaede lo recibió con alegría y los demás le dieron la bienvenida de manera igual de cálida, lo que logró que un asomo de sonrisa se viese en el rostro del serio hombre. Yuri observó todo en silencio, al menos hasta que Kaburagi se dirigió hacia a él.

-Te presento a mi hermano Muramasa.

Por supuesto, el hermano mayor de Kotetsu T. Kaburagi que aparecía mencionado en el archivo del héroe retirado.

Culpándose por su descuido al olvidar ese detalle, Yuri se puso de pie y se dirigió hacia a él.

-Así que usted es Petrov -comentó Muramasa, examinando a Yuri con su mirada, antes de que él pudiese decir algo.

¿Qué era lo que Kaburagi le había dicho a su hermano? Sin tener tiempo para pensar en ello o para asimilar la sorpresa, Yuri le ofreció un apretón de manos.

-Es un gusto conocerlo -replicó de manera automática, sonriendo con practicada afabilidad.

El apretón de Muramasa era fuerte y su mirada tenía una sombra de desconfianza, la cual no desapareció cuando apartó su mano, para desconcierto de Yuri.

-Bueno -dijo Kaburagi, poniendo una mano en un hombro de su hermano y otro en uno de Yuri-, ahora sí vamos a comer.

El verse en la mitad del lugar mientras pasaban platos con arroz, una gran ensaladera y otros objetos hizo que Yuri se viese obligado a ayudar y poco después se encontró de nuevo sentado, con Kaburagi a un costado y Muramasa en el otro, en medio de la cena familiar.

El que Muramasa le preguntase a Kaede cómo estaba le permitió a Yuri comenzar a comer en silencio, empezando por la ensalada, sin dejar de prestar atención a la interacción familiar, curioso por los cambios que la presencia de Muramasa traía.

Si bien Kaede estaba hablando con su tío, tratándolo con familiaridad y hablando con una sonrisa, Anju intervino un par de veces de la misma forma.

Kaburagi parecía estar escuchando al igual que Yuri, mas giró en su dirección en cuando él probó el primer bocado de arroz.

-¿Qué tal?

-Está delicioso.

No era una mentira de cortesía, sabía mejor de lo que él había esperado para tratarse de algo preparado por Kaburagi, y el héroe retirado no pareció considerar esa posibilidad, pues su expresión se iluminó con una nueva sonrisa.

-Si quieres más, puedes pedir más.

-Creo que esto será suficiente -le aseguró Yuri, no dudando que Kaburagi llenaría su plato una vez lo viese desocupado si él no se lo impedía primero.

Él no acostumbraba a comer más de lo necesario e incluso a veces olvidaba hacerlo, demasiado ocupado con todos sus deberes como para tomarse una pausa para más que beber un té, y cambiar eso ahora podría hacer más mal que bien.

-Escuché -dijo Muramasa, dirigiéndose a él con la misma expresión que cuando habían intercambiado un saludo pocos minutos atrás- que usted es el representante de la Administración de Justicia en Hero TV.

-Sí -replicó Yuri con facilidad. Hablar de su trabajo era algo a lo que estaba acostumbrado a hacer en cada reunión a la que se unía un nuevo patrocinador-. Aunque mi trabajo se extiende a todos los asuntos legales relacionados con los héroes.

-Incluso con los retirados.

La forma en que Muramasa remarcó esas palabras hacía evidente que solo quería indagar sobre sus visitas a su hermano, por lo que Yuri asintió con naturalidad. Era fácil lidiar con ese tipo de desconfianza.

-Y ahora con los de la segunda liga.

-Con razón te toca trabajar tanto -intervino Kotetsu, luciendo impresionado por lo que estaba escuchando.

Aunque Muramasa lució pensativo por un momento, aceptó su respuesta y la conversación cambió de rumbo de nuevo, esta vez dirigiéndose a los héroes y el último episodio de Hero TV y luego a algunos amigos de la familia, permitiéndole a Yuri no tener que participar activamente hasta el final de la comida.

-Tengo que irme -dijo Muramasa en cuanto terminó su plato, mirando el reloj-, en media hora comenzarán a llegar los regulares.

-¿Seguro que no quieres que...? -Kaburagi hizo un ademán de ponerse de pie, mas se detuvo cuando su hermano negó con su cabeza.

-Con dos personas es suficiente.

El intercambio, dedujo Yuri mientras todos pronunciaban despedidas, se trataba sobre la licorería de los Kaburagi y confirmaba lo que Anju le había dicho: Muramasa impedía que su hermano menor se quedase ayudando hasta tarde.

Incluso era posible pensar que no requería ningún tipo de ayuda y Kaburagi solo insistía en hacer algo allá para pasar el tiempo. O quizás Muramasa solamente quería evitar las famosas destrucciones de su hermano.

-Gracias por todo -dijo Yuri en cuanto comenzaron a levantar los platos, poco después de la partida de Muramasa-, aunque no tenía que tomarse tantas molestias....

-Está bien, solo quería sentirme útil -comentó Kaburagi con una risa, como si estuviese bromeando- y como no me dejaste ir...

Sin saber cómo tomarse las palabras de Kaburagi, Yuri permaneció en silencio y se puso de pie, tomándose un momento para llevar sus propios platos a la cocina, gesto que Anju le agradeció con una sonrisa.

-Por cierto -continuó Kaburagi, señalando con una de sus manos a una puerta que, Yuri suponía, daba a una sala-. ¿No te gustaría...?

Eso parecía una invitación a quedarse un poco más, quizás a beber mientras hablaban de algo.

-Ahora sí debo irme -remarcó con firmeza, antes de que Kaburagi terminase la frase o simplemente lo arrastrara con él.

-Ah, entiendo. -Kaburagi bajó su mirada por un corto instante y luego corrió en dirección al corredor-. Espera un segundo.

Kaburagi regresó en poco tiempo con la chaqueta que Yuri había dejado días atrás, la cual lucía como si se hubiesen tomado el trabajo de plancharla.

Esta vez nadie lo intentó detener en los minutos que le tomó a Yuri despedirse y agradecer nuevamente por todo, mas Kaburagi lo acompañó hasta la salida y allí lo observó con una expresión pensativa.

-Te ves mejor -comentó al fin, volviendo a sonreírle-, así que creo que esta vez no tengo que ofrecerme de chofer.

tiger & bunny: kotetsu t. kaburagi, ≡extensión: 10001-20000 palabras, →tiger & bunny: el sol que-la luna que, tiger & bunny: yuri petrov, ─reto: fandom-insano

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