Fandom: Tiger & Bunny.
Personajes: Yuri Petrov, Kotetsu T. Kaburagi, Kaede Kaburagi, Anju Kaburagi, Muramasa Kaburagi, Origa Petrov.
Advertencias: Spoilers de todo el anime, excepto del epílogo.
Resumen: Yuri había decidido investigar a la familia Kaburagi. Aun así, fue Kotetsu el que se terminó inmiscuyendo en su vida.
Kaburagi había estado en lo cierto: estaba mejor.
Si bien no podía decir que su hombro había sanado por completo, la necesidad de vendarlo había desaparecido y el dolor que podía llegar a causarle al moverlo era mínimo, por lo que ya no debía ser cuidadoso y prepararse para aguantar el dolor antes de usar su brazo izquierdo. Además, el no haber salido como Lunatic las últimas semanas lo había ayudado a recuperar suficientes horas de sueño como para no sentirse exhausto después de alguna actividad extra.
Pero ¿qué tanto había notado Kaburagi? ¿Y por qué se había dado cuenta en primer lugar?
La falta de respuestas a esos interrogantes hacia que la cicatriz en su rostro palpitase dolorosamente y un escalofrío recorriese su espalda.
Sin duda era bueno que ya no tuviese más motivos para visitar a Kaburagi, pues no había forma de saber qué más descubriría el héroe retirado y era imposible predecir si ataría cabos de forma acertada o no.
Su última visita en particular le había servido para descubrir que no tendría que vigilar a Kaburagi activamente en un futuro pues, en retrospectiva, era obvio que Muramasa Kaburagi había ido a asegurarse de que el visitante frecuente no fuese un peligro para su familia.
Y si juzgaba por la forma en que estaba impidiendo que su hermano pasase mucho tiempo en la licorería, en lugar de estar con su hija y su madre, Muramasa también intervendría si Kotetsu T. Kaburagi mismo comenzaba a encaminarse en la dirección equivocada.
Por eso, ahora podía recordar a Wild Tiger como el verdadero héroe que fue, decirle adiós a esa distracción y concentrarse en sus deberes y en su propia justicia.
O es había creído.
-¿Yuri?
Más que escuchar su nombre, fue el escuchar a Kaburagi diciéndolo lo que lo sorprendió al contestar el teléfono.
-Señor Kaburagi -pronunció con lentitud-, ¿en qué puedo ayudarlo?
-Al fin. -Kaburagi suspiró exasperado-. No te imaginas con cuántas personas tuve que hablar para que me comunicaran contigo.
Eso no era una respuesta e hizo que Yuri considerarse dejar a Kaburagi hablando solo mientras él preparaba una taza de té que lo ayudase a reunir toda su paciencia. Aun así, quizás lo mejor era no descuidarse y finalizar la llamada tan pronto como fuese posible.
-Lo lamento, olvidé darle el número de mi extensión.
-No importa, ya logré comunicarme.
-¿Y a qué se debe su llamada? -cuestionó Yuri después de unos segundos de silencio, los cuales lo convencieron de que Kaburagi no le diría la razón para llamarlo si él no la inquiría en primer lugar.
-¿Por qué no vienes el fin de semana? -Esta vez fue el turno de Yuri para no decir nada, aturdido por lo que estaba escuchando-. Fue idea de mamá -continuó Kaburagi en un tono despreocupado tras un corto momento-, dice que quiere invitarte a verdadera comida y no mi arroz de siempre.
Eso no tenía sentido.
Kaburagi debería haberse dado por satisfecho después de que él había aceptado su forzosa invitación días atrás y ya que él planeaba no volver a acercarse a los Kaburagi, a no ser que algo en realidad importante lo obligase a hacerlo, nada como esto debería suceder.
-Lo lamento -dijo Yuri de manera automática, no queriendo prolongar el silencio ni mucho menos aceptar-, pero no puedo.
-No me vas a decir que tienes que trabajar el fin de semana, ¿cierto?
-Algunas veces tengo qué. -No era una mentira, aun si sí podía ser considerada una contestación evasiva.
-En emergencias, imagino -replicó Kaburagi de inmediato-. Pero si suponemos que no pasará nada...
-Realmente no puedo...
-Es el fin de semana -lo interrumpió Kaburagi-. Puedes venir temprano y volver antes de la noche. Y venir en tren no es tan malo, así que no tienes que conducir.
Kaburagi continuó tratando de convencerlo, pero Yuri dejó de prestarle atención y presionó una mano contra su rostro.
El no saber los porqués tras la nueva invitación era más irritante que la insistencia de Kaburagi, mas el querer saber las razones del héroe retirado no bastaba para que él aceptase.
-Entonces, ¿vienes?
Era evidente que necesitaría una buena razón para lograr que desistiese; hasta ahora las excusas, en parte ciertas, relacionadas con su trabajo habían sido inútiles, por lo que quizás necesitaba algo más serio... y real, como lo sería su madre.
No poder pensar en nada más y sintiendo la necesidad de contestar pronto, Yuri cerró los ojos y dejó caer su mano. Lo diría, terminaría con esto y se aseguraría de dejarle claro a Jones y a los demás pasantes que solo deberían remitirle llamadas realmente importantes y solo luego de confirmar que lo eran, para así evitar tener que pasar por lo mismo.
-Tengo que cuidar a mamá.
-¿Ella... no está bien? -La pausa de Kaburagi fue exagerada, mas el deje de preocupación en su voz parecía sincero.
-No -contestó Yuri, aliviado, al tiempo que se recostó en su asiento. Todo indicaba que había acertado al tomar la apresurada decisión de decirlo-. Por eso no puedo ir.
-Entiendo, espero que se mejore -habló Kaburagi-. Si el fin de semana está mejor, podrías venir con ella.
Kaburagi no sabía cuándo darse por vencido.
Aunque eso era algo de lo que ya se había percatado, tener que experimentarlo una y otra vez lo seguía dejando perplejo y al mismo tiempo mermaba su paciencia.
-No es posible -replicó Yuri con un tono seco y definitivo, no muy diferente al que usaba al dar un veredicto-. Y señor Kaburagi, en unos minutos tengo que ir a la corte, así que...
-Ah, lo siento -pronunció Kaburagi rápidamente-. Intenta no trabajar en exceso. Estamos hablando.
Yuri observó el teléfono con los ojos entornados por un largo momento, sin siquiera poder sentirse mejor ahora que la llamada había llegado a su fin.
¿Qué había sido eso?
No tenía tiempo para analizarlo, pues no había mentido al decir qué tenía que hacer, y quizás eso era lo mejor. No necesitaba perder más tiempo pensando en Kaburagi.
Una vez más, era obvio que había cometido un gran error.
Debía haber sabido que algo así pasaría, en lugar de sorprenderse al ver a Kaburagi en frente a su hogar con una pequeña canasta de frutas en una mano y su otra en su cabeza, acomodando mejor su sombrero habitual, aun cuando no eran más de las nueve.
Era en verdad tan predecible que Kaburagi reaccionase así ante sus palabras, en vez de aceptarlas como el motivo por el que había rechazado su invitación, olvidarse de lo que le había dicho y continuar con su vida, que él debería haber ignorado el timbre y al mismo tiempo, tomado medidas para impedir que su madre se acercara a la puerta de entrada.
Pero era su propia culpa, por comportarse como todo un tonto, no solo hablando de más, sino también abriendo la puerta por completo en lugar de mantenerla cerrada y fingir que no había nadie en casa.
-¿Señor Kaburagi, qué está haciendo aquí? -A pesar de que Kaburagi lo había saludado con su usual alegría en el momento en que él abrió la puerta, Yuri no se sentía capaz de mantener las formalidades usuales.
-¿Visitando? -El tono de Kaburagi era el normal, mas estaba observándolo con mal disimulada sorpresa, sin duda nacida de verlo vistiendo viejos pantalones deportivos y una camisa blanca, en lugar de su usual traje de paño, y con el cabello totalmente suelto y todavía enmarañado.
Al menos, pensó Yuri distraído, aun si su apariencia distaba de ser pulcra en ese instante, no había olvidado cubrir su cicatriz. Eso se debía solo a la costumbre de hacerlo luego de despertarse, para así evitar que su madre tuviese un nuevo ataque al verla...
-Traje esto -continuó Kaburagi con una sonrisa, levantando la canasta de frutas-, no se me ocurrió qué más...
Y Yuri mismo no se sentía capaz de pensar qué hacer.
Era muy temprano, era su único día de descanso y planeaba usarlo para investigar las pistas del paradero de dos asesinos que la policía aún no había encontrado, no para lidiar con Kaburagi...
-¿Yuri? ¿Quién es?
Escuchar la voz de Origa fue como un despertador para Yuri.
Era un hecho que Kaburagi estaba en su hogar, a poca distancia de su madre y él no debía quedarse allí, adormilado y distraído.
Aunque en darse cuenta de ello lo hizo reaccionar e intentar interponerse en el camino de Kaburagi, no logró hacerlo a tiempo. Kaburagi avanzó hacia el interior de la casa antes de que Yuri fuese capaz de siquiera tomarlo de un brazo cuando pasó a su lado, por el espacio entre la puerta y él.
-¿Tu mamá?
-Señor Kaburagi... -susurró con urgencia, moviéndose hacia él a pesar de que ya era demasiado tarde.
Origa ya estaba en el corredor del recibidor, acercándose en su silla de ruedas, y aunque no gritó de inmediato, Yuri sabía que no debía confiarse.
-Buenas tardes. -Kaburagi, completamente ignorante de la bomba de tiempo frente a la que estaba, detuvo su andar, enderezó su espalda de manera exagerada y le sonrió a Origa.
-Oh, buenas tardes -replicó ella, curvando sus labios en algo que no podía ser considerado una sonrisa. Su mirada se perdió en la nada por un momento en el que estuvo callada, mas luego preguntó-: ¿Eres un compañero de Yuri?
Durante un instante, la confusión fue evidente en la expresión de Kaburagi; aun así, pronto volvió a sonreír ampliamente.
-Ah, sí, sí, soy Kotetsu Kaburagi -dijo, inclinando un poco su cabeza-. Yuri siempre me está ayudando.
-Eso es bueno, siempre digo que necesita hacer más amigos -suspiró Origa-, pero es un niño tan tímido...
-Y también necesita salir a divertirse más -añadió Kaburagi con una risa que Origa coreó sin mucha fuerza-. Traje esto para ustedes.
La mirada de Origa se enfocó en Kaburagi y la canasta cuando éste se acercó para entregársela y una pequeña sonrisa se hizo visible en su rostro.
-Oh, gracias -dijo, recibiéndola con manos temblorosas-. Te hiciste amigo de un buen chico, Yuri.
La falta de incidentes durante el intercambio no engañaba a Yuri; si no actuaba ahora, antes de que su madre comenzase a llamarlo a gritos asesino, sería demasiado tarde.
-Señ... Kotetsu -pronunció Yuri suavizando su tono, aprovechando la oportunidad que le daba la pequeña pausa en la conversación para intervenir sin brusquedad. No quería hacer nada que pudiese sacar a su madre de su momentáneo sosiego-. ¿Puedo hablar contigo un momento?
-Claro -dijo Kaburagi, antes de dirigirse de nuevo a Origa-. Con permiso.
-Diviértanse -respondió ella, dirigiéndose a la sala, en la que seguramente dejaría la canasta olvidada sobre alguna mesa antes de comenzar a tejer o hablar con alguien que no estaba ahí.
-Ella se ve bien -comentó Kaburagi, mirando hacia la sala a la que ella se había dirigido-. Me alegra. -Esta vez se giró hacia Yuri, mas paseó su mirada por lo que podía ver desde allí antes de fijarse en él-. Es obvio que te preocupas mucho por ella.
Aunque Kaburagi no estaba diciendo nada al respecto, Yuri sabía que sería ingenuo pensar que Kaburagi no solo había notado las anomalías de su madre, sino también del lugar.
Si bien la casa era grande y estaba amoblada con pesados muebles que en su mejor época fueron lujosos, el cuidado superficial de esta, las mínimas decoraciones y las cortinas cerradas, que hacían que la casa se viese oscura y fría incluso en el medio de un día particularmente caluroso, podían hacer que un hombre menos observador que Kaburagi la considerase extraña.
¿Que estaba cruzando por la cabeza de Kaburagi ahora?
Fuese lo que fuese, lo único que importaba era impedir que el héroe retirado permaneciese un minuto más allí. No podía permitirle andar a sus anchas, ni encaminarse por el corredor que estaba tras ellos, ni mucho menos encontrar la puerta oculta que llevaba al sótano.
-No sé cómo consiguió mi dirección... -empezó, mirando con fijeza a Kaburagi.
-Con algo de ayuda -lo interrumpió éste, encogiendo de hombros.
Era evidente que Kaburagi seguiría tratándolo con ese exceso de familiaridad y no se cohibiría ante nada, por lo que Yuri, demasiado impaciente para mantener las formalidades y deseoso de sacar de su hogar a Kaburagi de inmediato, agarró con su mano derecha uno de los brazos del héroe retirado.
-Ni sé porqué pensó en venir -continuó, obligándolo a caminar hacia la salida-, pero no es un buen momento.
-Pero... -A pesar de su intento por rechistar, la resistencia de Kaburagi fue mínima, quizás debido a la sorpresa.
-Gracias por su preocupación -prosiguió Yuri una vez Kaburagi estuvo afuera de la casa-. Que tenga un buen día.
Sin más, lo soltó, dio un paso hacia atrás y cerró la puerta, ignorando la expresión pasmada de Kaburagi.
Kaburagi no volvió a timbrar; antes del medio día, su madre lanzó contra él una de las últimas figuras de cristal que todavía estaban intactas y aunque en su momento Yuri se convenció de que había hecho lo correcto al echar a Kaburagi con tal presteza, no pudo pensar así por mucho tiempo.
La forma en que había actuado podía levantar más sospechas que lo que Kaburagi había llegado a ver durante los contados minutos que había estado allí y podría llevar a que el héroe retirado investigase más.
Con la excepción del número de su oficina, su nombre, cargo, título y edad, su información no era pública y para que alguien consiguiese cualquier otro dato relacionado con él sin duda necesitaría ayuda, tal como Kaburagi había dicho haber tenido para conseguir su dirección.
¿Y quién le había dado una mano a Kaburagi?
Yuri imaginaba que se trataba de alguien de Apollon Media o quizá Brooks todavía tenía contactos importantes en la ciudad o incluso podía haber sido aquel débil héroe cuyas llamas no podían compararse a las suyas.
Lo más probable era que, sin importar de quién se tratase, ninguno de los amigos de Kaburagi podría averiguar demasiado, pues muy pocos podían acceder a la información relacionada con su padre y hasta donde sabía, ya que él mismo no tenía acceso, todo lo referente a sus últimos años, incluida su muerte, eran reportes llenos de falacias para no destruir la reputación de Mr. Legend.
Aun así, incitar curiosidad era una mala idea.
Consciente de que necesitaba aplacar lo antes posible cualquier sospecha o deseos de investigar de Kaburagi, al día siguiente, Yuri se encargó de organizar su trabajo de tal forma que tuviese la tarde libre y se dirigió de nuevo a Oriental Town.
Esta vez, al llegar, no fue Kaburagi ni Anju quienes respondieron a la puerta cuando timbró, sino Kaede.
-Buenas tardes -saludó con su usual sonrisa de cortesía-. ¿Se encuentra tu padre?
-No, pero creo que no se demora. ¿Quieres esperarlo? -dijo Kaede, apartándose para dejarlo pasar aun antes de que Yuri contestase.
Era evidente que aquella chica ya lo consideraba un visitante habitual y quizás incluso alguien de confianza, si juzgaba por su actitud despreocupada.
El preferir hablar con Kaburagi en la privacidad que les daba su hogar llevó a que Yuri asintiese y entrase, dispuesto a dirigirse al ya familiar para él comedor y aguardar allí por todo el tiempo que fuese necesario.
-Estoy estudiando -dijo ella, deteniéndose en el medio corredor y girándose para verlo en lugar de guiarlo-, así que...
Yuri estuvo a punto de decirle que no se preocupase por él, mas el titubeo de la chica y la forma en que se mordió el labio inferior y apartó la mirada lo hicieron cambiar de idea.
-¿Pasa algo? -cuestionó sin poder evitar tensarse.
Su pregunta hizo que Kaede se viese pensativa por un momento, pero después pareció decidirse y le indicó que lo siguiera a una de la sala cuya puerta estaba en el camino al comedor.
-Esto... -comenzó Kaede en voz baja, entrando a la sala y sentándose junto a la única mesa baja del lugar, en ese instante cubierta por varios libros y cuadernos, y señaló uno de los textos: un libro de biología.
Yuri observó el objeto con incredulidad, tardando un segundo en comprender que lo único que ocurría era que la chica necesitaba ayuda y por alguna razón, quizás porque no había nadie más en casa o quizás porque le prefería aceptarlo frente a alguien que no era de su familia, había decidido pedírsela a él.
Toda la tensión abandonó a Yuri de inmediato y a pesar de que sabía que podía negarse, luego de considerarlo se sentó al otro lado de la mesa y tomó el libro, buscando la página que Kaede le indicó cuando lo hizo.
Era una forma de pasar el tiempo hasta que Kaburagi regresase, decidió.
Kaede solo tenía algunas dudas y entre lo que Yuri recordaba haber estudiado en el colegio y el texto mismo, pudo aclararle la mayoría de ellas antes de que Kaburagi llegase, anunciando su llegada en un canturreó.
Había llegado la hora.
Preparándose para el enfrentamiento y las preguntas que sin duda vendrían, Yuri dejó el libro de texto cerrado sobre otro de los libros y se obligó a respirar con lentitud hasta que Kaburagi apareció en la sala.
La sorpresa del héroe retirado fue visible, tanto por la forma en que abrió sus ojos por completo como por el hecho de que dejó caer su sombrero, que por alguna razón llevaba en sus manos, y cuando abrió la boca, Yuri se recordó que debía mantenerse calmo e insistir en una conversación sin importar lo que Kaburagi gritara...
-¿¡Por qué aceptas ayuda de Yuri y no de papá!?
Pero esas palabras lo desconcertaron y todos los "Señor Kaburagi, me gustaría pedirle que me escuche..." y otras frases que había estado pensando en decir, desaparecieron de su mente antes de que pudiese pronunciarlas.
Habría tenido más sentido que el hombre se molestara por verlo ahí y le exigiera que se fuese o que al menos no estuviese contento de que su hija lo hubiese dejado entrar.
-Porque tú luego actúas como si necesitase ayuda para todo -replicó Kaede haciendo una mueca-. En serio papá, yo puedo sola.
-Sé que eres brillante -dijo Kaburagi en un tono conciliador, agachándose para recoger su sombrero antes de entrar a la sala-, pero te aseguro que puedo...
-Voy a seguir en mi habitación -lo interrumpió Kaede, recogiendo todos los libros y poniéndose de pie en un santiamén. No fue sino hasta que estuvo en la puerta que se detuvo y giró para sonreírle a Yuri-. Gracias.
-Es tan independiente como su madre -suspiró Kaburagi, pasando una mano por su cabello.
Después de ese intercambio, Yuri no estaba seguro de qué era lo mejor que podía decir, mas no había razón ni tiempo para detenerse a considerar cómo reaccionaría Kaburagi cuando ya había llegado la oportunidad de hablar con él.
-Señor Kaburagi -dijo Yuri luego de aclararse la garganta para atraer su atención-, lamento haber venido sin avisar, pero...
-Espera -pronunció Kaburagi, impidiéndole terminar la frase-. ¿Quieres tomar algo?
A pesar de que el ofrecimiento y la sonrisa con la que fue hecho tomaron por sorpresa a Yuri, en esta ocasión no permitió que eso lo distrajese de lo que había ido a hacer.
-Me gustaría hablar primero con usted.
Kaburagi asintió con su cabeza sin ninguna vacilación y se sentó frente a él, en el lugar en el que Kaede había estado antes, con una expresión que casi podía ser considerada seria.
-Le debo una disculpa por la forma en que actúe ayer -dijo Yuri, eligiendo con cuidado sus palabras y manteniendo un tono suave-. Mamá... no está en condiciones de recibir visitas y puede alterarse fácilmente, es por eso...
-Está bien -interrumpió de nuevo Kaburagi, esta vez alzando sus dos manos y mostrándole sus palmas por un corto momento-. Yo también te debo una disculpa, ¿no? No debí haber ido así.
-No se preocupe por eso -se obligó a decir Yuri, aun cuando una parte de sí quería asentir y remarcarle la culpa a Kaburagi. Pero no debía permitir que, nuevamente, el enojo controlase sus acciones y palabras frente al héroe retirado, en especial si quería evitar que sospechase de él-. Soy yo el que...
-Mira. -Y una vez más el Kaburagi le impidió seguir hablando. Yuri cerró sus puños, mas se obligó a volver a abrirlos de inmediato y a mantener una apariencia calma en lugar de intentar retomar la palabra con brusquedad. Dejaría que el irritante héroe dijera lo que quisiese, así Kaburagi no tendría más excusas para interrumpirlo después-. Entiendo que todos tenemos problemas y secretos, así que no te preocupes. Al menos descubrí que no eres un robot.
Kaburagi rió de su propia broma; Yuri solo pudo observarlo en silencio.
¿Qué era lo que estaba diciendo?
-Aunque... -continuó Kaburagi, apartando su mirada por un momento como si estuviese dudando-. Si quieres hablar o necesitas ayuda puedes buscarme.
De nuevo. Kaburagi estaba comportaba de manera inesperada para él de nuevo.
Tras lo sucedido el día anterior, Kaburagi debería estar sorprendido o molesto o al menos curioso, en lugar de actuar con tanta tranquilidad y hacer ese tipo de ofrecimientos, aun si eran por mera cortesía.
-¿Por qué? -preguntó, ya cansado de los crecientes interrogantes.
-¿Otra vez me preguntas lo mismo? -resopló Kaburagi, mirándolo con incredulidad-. Aunque me haya retirado -dijo al tiempo que se alzó su cabeza con orgullo-, sigo siendo un héroe. Solo que ya no, eh -titubeó con una risa avergonzada-, salgo en televisión ni persigo criminales, pero hago lo que puedo a mi manera.
Que tan honesto estaba siendo Kaburagi era algo que Yuri no sabía, mas casi se sentía dispuesto a creer que esa explicación, que realmente aclaraba mucho, era al menos gran parte de la verdad.
-Tengo que admitir -dijo con sinceridad- que usted no deja de sorprenderme.
-¿Para bien? -cuestionó Kaburagi con una expresión esperanzada. Yuri ni siquiera intentó contener una pequeña sonrisa cuando asintió.
-Algunas veces.
Después de todo lo ocurrido las últimas semanas, Yuri estaba seguro de que volvería a ver a Kaburagi pronto, aun si no tenía ninguna razón para hacerlo y el jueves, durante la tarde, eso probó ser cierto.
-¿Esta vez sí soy bienvenido?
Si era sincero consigo mismo, cuando había contestado con un monosílabo a los golpes en la puerta había esperado ver a Jones o cualquier otro pasante, no a Kaburagi.
Aun así, ya no podía sentirse sorprendido y sin duda, pensó distraído, era mejor que apareciese en su oficina a que fuese a su casa o a que lo atosigara con invitaciones y al menos había golpeado en lugar de entrar directamente.
-No puedo decir que tengo mucho tiempo, pero si desea pasar unos minutos... -dijo, indicándole con un gesto que podía pasar.
Kaburagi así lo hizo y se acercó sonriente, examinando el lugar mientras lo hacía.
-Deberías subir las persianas -comentó, sentándose en una de las sillas frente al escritorio.
Que estuviese dispuesto a tolerar la compañía de Kaburagi en ese momento no quería decir que desease seguirle la corriente y darle explicaciones sobre porqué su oficina era como era, por lo que Yuri lo ignoró mientras puso a calentar agua para su té.
Había estado pensando en tomar un descanso y tomar algo, de cualquier forma.
-¿Y qué lo trae a Sternbild? -cuestionó una vez volvió a su asiento.
-No mucho, en realidad. Visité a Antonio, pero lo llamaron -dijo, señalando su muñeca- y ya que me quedó algo de tiempo, decidí pasar a visitarte.
-¿Oh? -pronunció Yuri, casi esperando que Kaburagi le diese una mejor explicación; aunque aceptaba que era posible que en verdad solo se tratase de una visita social, como se podía esperar de alguien como él...
-Seguramente en este momento esté... -Kaburagi señaló con un gesto el pequeño televisor que Yuri tenía en un costado su oficina-. Ah, con Antonio me refiero a...
-Rock Bison -lo interrumpió Yuri-, lo sé.
Y también sabía que los héroes habían sido llamados por un robo de banco.
Sospechando que Kaburagi no sabía tanto y tenía curiosidad, Yuri prendió el televisor.
-¿Podemos? -Kaburagi giró su cabeza en dirección a la puerta con nerviosismo-. ¿Seguro que no hay problemas si vemos...?
-Por supuesto -replicó Yuri de inmediato-. No olvide que es parte de mi trabajo supervisar a los héroes.
-Cierto. -Kaburagi lució avergonzado por un momento, mas pronto su atención se enfocó en la pantalla; mientras tanto, Yuri se encargó de servir el té, viendo a medias lo que estaba sucediendo.
Por la información que Yuri tenía de los ladrones, este era el mayor crimen que habían cometido y si bien habían escapado impunes de otros robos menores y era evidente que planeaban continuar sus actos ilegales, todavía no habían hecho nada que requiriese la intervención de Lunatic.
Quizás incluso los héroes eran innecesarios en esta ocasión, aun si Hero TV había insistido en dejar que ellos se encargaran.
Que la policía hubiese cerrado con prontitud las vías alrededor del banco había arruinado el escape de los ladrones, disminuyendo así la dificultad de atraparlos.
Y como era de esperarse, en cuestión de minutos los héroes lograron capturarlos uno por uno, de manera llamativa pero sin mayores dificultades, aun después de que los criminales intentaron separarse para despistarlos.
-Woah, los capturaron rápido -comentó Kaburagi una vez Blue Rose congeló los pies del último ladrón en fuga, tomando la taza que Yuri había dejado para él sobre el escritorio-. Últimamente la ciudad ha estado tranquila. Parece que ni siquiera Lunatic ha aparecido mucho.
De reflejo, Yuri contuvo el aliento y estuvo a punto de verter el contenido de su taza sobre sí mismo.
Si bien el comentario había parecido casual, el solo hecho de que Kaburagi mencionase a Lunatic lo hacía preguntarse si había una razón tras eso.
¿Kaburagi sospechaba algo? Nada indicaba que así fuese, pero solo considerar la posibilidad le recordó que debía ser precavido y no dejar que la simpleza de Kaburagi lo hiciese relajarse y cometer más errores.
-Eso parece -replicó. No quería decir demasiado, mas sí esperaba que Kaburagi continuase hablando.
Al fin de cuentas, saber qué era lo que pensaba Kaburagi podría convertirse en una ventaja y ayudarlo a mantener oculta su identidad.
-Ojalá al fin haya entendido -suspiró Kaburagi- y pare antes de terminar muerto.
Yuri observó a Kaburagi con fijeza, sin decir ninguna palabra ni atreverse a teorizar qué era lo que quería decir.
-No estoy diciendo que ahora esté de acuerdo con lo que hace y que quiera que siga libre -aclaró Kaburagi velozmente-. Si por mí fuera, me encargaría de detenerlo yo mismo, pero creo que es un idiota que cree que hace lo correcto y no se da cuenta que no es así.
-¿Realmente cree eso? -cuestionó Yuri, impidiendo que la molestia ante la forma en que Kaburagi lo estaba llamado se notase en su rostro o en su voz.
-Claro -dijo Kaburagi como quien señala algo obvio-. Matar a alguien nunca es la solución, pero él parece creerlo. -Kaburagi hizo una pausa y bebió un poco de té, luciendo pensativo-. Solo estoy diciendo que preferiría que ayudara más a inocentes en vez de andar por ahí matando criminales.
Queriendo algo de tiempo para analizar lo escuchado, Yuri se concentró en su propio té por unos segundos.
La convicción en la voz de Kaburagi cuando hablaba de su justicia no era nada nuevo para Yuri, mas sí lo era escucharlo usar ese mismo tono firme al hablar de Lunatic, por lo que era extraño.
Pero en sí, lo más sorprendente era que no estuviese llamándolo un simple asesino y aun si no estaba aceptando su justicia y parecía ser incapaz de notar que eliminar el mal ayudaba más que detener un criminal de manera temporal, sí parecía haber entendido que él no mataba por las mismas razones que los asesinos tras los que iba.
¿Acaso ayudar a Kaburagi una vez le había causado una impresión que casi podía ser considerada positiva?
-Parece estar seguro de entenderlo -comentó Yuri al tiempo que dejó su taza casi vacía sobre el escritorio, queriendo verificar qué tan convencido estaba Kaburagi de lo que acababa de decir.
-En lo más mínimo -dijo Kaburagi con una sonrisa poco alegre mientras negó con su cabeza-. Es un verdadero lunático.
Afirmar no estar seguro de qué era verdad o no, no era lo mismo a negar estar convencido de lo que piensa.
Por eso, no había duda alguna de que acababa de escuchar lo que Kaburagi pensaba realmente de Lunatic.
No había mucho que Yuri quisiese decir después de lo que había escuchado y para su suerte, el teléfono sonó, librándolo de la necesitad de buscar otro tema o aportar a un largo silencio.
-¿Señor Petrov? -dijo una mujer cuando él contestó-. Lo esperan en diez minutos.
Para una reunión de Hero TV, si mal no recordaba. Ese tipo de reuniones nunca habían sido de su agrado, mas esta vez al menos podía decir que era una excusa real y conveniente para finalizar la conversación por completo.
-Iré en seguida.
Al escucharlo, Kaburagi bebió el té que le quedaba de un solo trago y se levantó.
-Entonces yo también me voy -anunció, haciendo un amague de dirigirse a la puerta-. Intentaré no seguir molestándote mucho.
-No se preocupe... -contestó Yuri de manera automática, abriendo un cajón de su escritorio en busca del archivo que necesitaba llevar con él.
El final de la temporada se acercaba y con eso comenzaban las ideas de derrochar dinero en ceremonias y eventos y las discusiones sobre la colocación de los logos de los patrocinadores, algo que podían hacer sin su presencia.
Pero seguía siendo parte de su trabajo supervisarlos y detener cualquier sugerencia que distase de ser legal, algo no tan poco común como a Yuri le hubiese gustado.
-Sé que... insistí mucho. -Las palabras titubeantes de Kaburagi le recordaron que todavía no estaba solo, por lo que dirigió su mirada hacia él y le indicó con un gesto que lo estaba escuchando-. Mamá dice que es porque extraño Sternbild y ser un héroe -dijo Kaburagi, luciendo avergonzado, y luego de una corta pausa añadió-: Y puede que tenga razón.
A Yuri le tardó en procesar lo que estaba escuchando, mas cuando lo hizo, entendió: Kaburagi se estaba disculpando con él y ese era el verdadero motivo de su visita. Pero lo que más captó su atención no fue eso, sino la razón con la que se estaba justificando.
-¿Lo extraña? -cuestionó en voz baja, observándolo con fijeza.
-No sé -Kaburagi se encogió de hombros y apartó la mirada por un momento-. Aunque no niego que sí extraño a Bunny y a Antonio y... -Kaburagi sacudió su cabeza y lo miró de frente de nuevo, sonriendo-. Bueno, ya lo dije, así que ahora sí me voy.
-Fue un gusto verlo -se despidió Yuri, correspondiéndole la sonrisa sin ninguna esfuerzo.
Descubrir que Kaburagi extrañaba ser un héroe no cambiaba nada.
Yuri era testigo de que Kaburagi estaba atosigando a otros con invitaciones y ofreciendo su ayuda incluso a quienes no la necesitaban, en lugar de recurrir al licor.
Tal vez, la única cuestión era si Kaburagi continuaría haciendo lo mismo o si buscaría otra manera de lidiar con el hecho de ser un ciudadano más viviendo una ciudad pequeña o si, por el contrario, volvería a Sternbild y haría lo posible para recuperar su posición a pesar de sus poderes en decline.
Esa posibilidad era lejana y aun cuando significaría el regreso de un molesto obstáculo y el aumento de su trabajo gracias a nuevas demandas por destrucción, no le causaba ningún disgusto.
Quizás él también había extrañado a Wild Tiger y su indoblegable justicia, que lo distinguía de las demás vallas publicitarias andantes de la ciudad, y quizás por eso no lo había esquivado, como sin duda sería sensato hacer, una vez los motivos para mantener contacto con él habían perdido importancia.
Esa, además, era la única explicación de porqué ahora, que Kaburagi lo había llamado una vez más, ni siquiera estaba tratando de pensar en una excusa para finalizar la llamada.
-¿Es un mal momento?
-No, pensaba en tomar un descanso -dijo, apagando la pantalla de su computador y acomodándose contra el espaldar de su asiento. No era del todo cierto, pero al menos había terminado de revisar los antecedentes del NEXT cuyo caso tendría que presidir el día siguiente.
-Bien -dijo Kaburagi con un tono aliviado-, por un momento temí que iba a interrumpirte en algo.
-¿De nuevo le tomó varios minutos comunicarse? -cuestionó Yuri con una pizca de curiosidad. En esta ocasión Kaburagi no estaba quejándose, mas él no había hecho nada para hacerle más fácil llamarlo.
-No, la última vez que llamé, le pedí el número de tu extensión al que me comunicó contigo... -Kaburagi hizo una corta pausa-. Jones, creo.
Escuchar ese nombre era tan previsible que Yuri suspiró. Tendría que hablar con el pasante antes de que hiciera más que dar un número que no debería en su entusiasmo por estar hablando con un héroe, retirado o activo.
-¿Cómo estás? -cuestionó Kaburagi en voz más suave-. Realmente suenas como si necesitaras un descanso.
Aunque era evidente que Kaburagi había interpretado de manera errónea su suspiro, él no tenía ninguna razón para corregirlo.
-No me falta mucho para terminar lo que tengo que hacer hoy.
-Ah, bueno.
-¿Y a qué debo su llamada?
Estaba dispuesto a aceptar consigo mismo que extrañaba a Wild Tiger en Sternbild y decir que la mayoría del tiempo le molestaban la presencia y las conversaciones con Kaburagi sería una mentira; aun así, nada de eso significaba que planeaba perder tiempo con él sin necesidad.
-Solo llamaba a saludar.
Yuri aguardó un momento a que Kaburagi añadiese una verdadera razón, mas cuando eso no sucedió, masajeó su frente.
-Gracias por...
-Y -lo interrumpió Kaburagi, hablando con una rapidez inusual- para preguntarte si quieres venir el fin de semana.
De nuevo. Kaburagi estaba haciendo lo mismo que había estado haciendo, aun después de que solo unos días atrás había dicho que intentaría no hacerlo.
Yuri entrecerró los ojos y observó con seriedad al teléfono como si se tratase de Kaburagi, deseando escarmentarlo. Tal vez era su culpa por ver a Kaburagi con buenos ojos y tener diversas expectativas en él, incluso esperando algo de cortesía de su parte.
-Si quieres -reiteró Kaburagi-. Y puedes. Tu mamá también puede venir si crees que puede.
Que Kaburagi continuase hablando más velozmente de lo habitual lo hacía sonar nervioso y por alguna razón, eso apaciguó la molestia que Yuri había comenzado a sentir.
-Lo pensaré -replicó Yuri, conteniendo un suspiro.
No tenía motivos para aceptar la invitación, salvo evitar que Kaburagi decidiese volver a visitarlo -cosa que, quería creer, no se repetiría-, mas tampoco sentía el deseo de negarse de inmediato.
Realmente lo consideraría, aunque no creía encontrar buenas razones para ir.
Kaburagi no había llamado a insistirle que fuese, él no había logrado pensar en ningún motivo para aceptar y además, había tenido que comenzar el domingo con una reunión de emergencia, cuyo único propósito había sido intervenir en la disputa entre Poseidon Line y Titan Industry sobre el lugar para el evento del final de temporada.
Aun así, una vez finalizó la reunión se encontró de nuevo en camino a Oriental Town.
Su madre parecía preferir cuando él salía temprano y regresaba tarde y más veces que no, comía por su cuenta; por eso, quizás era mejor para ella que él siguiese una rutina similar a la usual y pasase gran parte del día fuera de casa.
Eso seguía sin ser una buena razón para ver a Kaburagi, pero no tenía trabajo pendiente ni había aparecido ningún blanco para Lunatic, por lo que tampoco tenía porqué negarse.
Aun cuando Yuri los había visitado tantas veces en las últimas semanas que debería estar familiarizado no solo con el lugar, sino también con los Kaburagi y sus actitudes, ser recibido por un sonriente Kaburagi seguía siendo algo desconcertante, descubrió al llegar.
-Sabía que vendrías -dijo Kaburagi, mirándolo con detenimiento y cambiando su expresión alegre por una pensativa-. Aunque espero que no hayas decidido venir por algo de trabajo.
Comprender que el comentario de Kaburagi se debía a su traje hizo que Yuri dejase escapar una pequeña sonrisa.
-No, pero tuve que trabajar esta mañana.
-Eso no puede ser bueno -replicó Kaburagi con una mueca mientras le indicó que lo siguiese-. Creo que tendré que hacer que te tomes descansos con más frecuencia.
Esas palabras hicieron que Yuri se detuviese en seco en el umbral, observando a Kaburagi con incredulidad.
¿Eso era lo que Kaburagi había querido lograr con esta nueva invitación? ¿Y continuaría haciéndolo?
De alguna forma, aun sabiendo que Kaburagi quería hacer lo posible para ayudar a otros, esa explicación no parecía bastar.
Había una gran diferencia entre atosigar familiares, amigos y conocidos a los que tenía cerca, dándoles una mano aun cuando no la necesitaban y en varios tipos de forma, a tomarse el trabajo de hacer lo mismo por alguien con quien nunca había sido cercano y quien además vivía en otra ciudad.
Incluso si la intención de Kaburagi era extender su auxilio a todos sus conocidos, sin importar las distancias, el hacerlo conducir por horas para una pequeña visita no podía ser considerada una forma de hacerlo descansar.
Quizás Kaburagi no había notado ese no tan pequeño detalle o tenía otras razones que él aún desconocía...
Yuri no tuvo la oportunidad considerar preguntarle sus intenciones ni de pensar más en ello, pues Kaburagi lo apremió con gestos y Yuri lo siguió, encontrándose pronto rodeado del resto de la familia.
Tanto Kaede como Anju parecían haberse acostumbrado a sus visitas, pues lo saludaron con familiaridad; era un gran contraste con Muramasa, quien también estaba presente, pues éste lo saludó de manera breve y lo examinó tal como la primera vez, luciendo precavido.
A pesar de eso, Muramasa no intentó siquiera buscar conversación con él ni se quedó por mucho tiempo una vez finalizó el almuerzo, el cual transcurrió sin mayores incidentes que Kaede anunciando que saldría con sus amigas, algo que causó que Kaburagi suspirara de manera exagerada y comentase como su hija ya nunca pasaba el fin de semana con su familia.
-¿Esta vez no vas a salir corriendo? -cuestionó Kaburagi cuando estuvieron solos, luego de que Anju decidiese ir a trabajar en el jardín y rechazase el ofrecimiento de su hijo por ayudarla.
Yuri no planeaba pasar demasiadas horas allí, pero todavía era temprano y quedarse por un tiempo más podría llegar a ser incluso más productivo que volver a la ciudad, pues quizás al menos lograría aclarar alguna de sus dudas respecto a Kaburagi.
-Puedo quedarme un poco más.
Sus palabras fueron recibidas con una sonrisa radiante y una invitación a pasar a la sala en la que Yuri había estado durante su visita anterior.
Aun si compartir una charla sin importancia no era una de sus formas favoritas de pasar el tiempo, no le disgustó en ningún momento escuchar las anécdotas varias -todas sobre cómo cada vez que había decidido tomarse al menos un día de vacaciones para visitar a su familia cuando todavía era un héroe, algo había arruinado sus planes- que Kaburagi por alguna razón decidió contarle.
Yuri no pudo evitar relajarse según pasaron los minutos, al menos hasta que, durante una pausa de la conversación, la expresión de Kaburagi se tornó seria, advirtiéndole de antemano que el tema cambiaría, posiblemente a algo menos ameno.
-¿Y tu mamá? -preguntó-. Imagino que tu papá se quedó con ella.
El interrogante no era un problema y quizás debería haberlo esperado, tanto por el semblante de Kaburagi como por el hecho de que había conocido a su madre, él mismo le había dicho que ella no estaba bien y Kaburagi había ofrecido su ayuda de manera directa.
Aun así, la sola mención de su padre bastó para que un nudo se formase en su garganta y si bien sabía que con decir ahora "está en casa", sin especificar de quién estaba hablando, habría sido suficiente, no pudo hacerlo.
-No -dijo con sequedad sin pensarlo unos segundos después, al notar que Kaburagi seguía aguardando una respuesta, mas notando de inmediato la sorpresa en el rostro del otro, intentó corregir su error-: Él... Él...
Aunque decir una verdad no oculta como "él está muerto" debería ser simple, especialmente después de tantos años, las palabras parecieron atorarse en su garganta y Yuri apretó sus labios con fuerza, no queriendo sonar como un idiota balbuceante.
No era como si tuviese que dar explicaciones para justificar su muerte, se recordó, pues estaba seguro de que incluso alguien como Kaburagi sabía cuándo no preguntar, pero a pesar de eso, no se sintió capaz de pronunciar una sola palabra más al respecto, por lo que continuó en silencio.
La boca de Kaburagi se abrió sin dejar escapar ningún sonido tras unos segundos, al tiempo que sus ojos se iluminaron al comprender.
O al creer hacerlo, en realidad.
Yuri estaba seguro de que ni las más remotas suposiciones que pudiese pensar Kaburagi se acercaban a la verdad y eso, sin duda alguna, era su único consuelo después de su poca sosegada reacción.
-Lo siento, no quería... -pronunció Kaburagi, inclinando su cabeza y mordiendo su labio inferior-. ¿Así que él...?
Prefiriendo dejar que Kaburagi continuase creyendo lo que prefiriese y consciente de que no quería -y quizás no podría- hablar sobre el tema, Yuri afirmó con su cabeza.
Kaburagi aceptó su respuesta con un sombrío asentimiento y puso una mano en uno de sus hombros, ofreciéndole lo más cercano a un sincero gesto de consuelo que Yuri recordaba haber recibido desde la muerte de su padre.
Si bien Yuri estaba consciente de que su padre seguía siendo un tema que lo alteraba, usualmente lograba controlarse y desviar la conversación con respuestas poco claras, manteniendo sus emociones fuera de la vista de su interlocutor.
Incluso durante ceremonias en honor a Mr. Legend, a las que había tenido que asistir en varias ocasiones en calidad de representante de la Administración de Justicia, había logrado mantener la compostura, al menos en su exterior.
Y aun así, días atrás, no había logrado siquiera disimular un poco frente a Kaburagi.
Era preocupante, pues la única explicación para ello se llamaba Kotetsu T. Kaburagi.
Esta no era la primera vez que la presencia de Kaburagi lo llevaba a descuidarse y cometer un error o a hablar de más o a perder los estribos y actuar sin pensar, algo peligroso aun si Kaburagi no fuese tan observador.
Sin duda, era hora de acabar con todo contacto con Kaburagi, mas si juzgaba por su experiencia, no podría hacerlo de un momento a otro.
Tal vez, usar el comienzo de la próxima temporada de Hero TV y todas las reuniones adicionales que eso siempre traía podría permitirle distanciarse por un par de semanas, eliminando las visitas y confiando que Kaburagi entendería que esa no era una época en la que le quedaba tiempo suficiente para charlar por teléfono.
El resto sería más paulatino, limitando cualquier contacto usando cualquier pretexto, hasta que llegase el día en que dejasen de hablar si no tenían motivos para ello o Kaburagi encontrase algo más productivo que hacer que buscar compañía e intentar dar ayuda innecesaria.
Considerar que decirle en persona que estaría ocupado sería menos contraproductivo que hacerlo por teléfono y quizás podría ayudarlo a disuadir a Kaburagi de ir a Sternbild a hacerle una visita sorpresa, Yuri se dirigió una vez más a Oriental Town una semana después.
Tener la certeza de que este sería su último viaje a dicho lugar hizo que el recorrido fuese llevable, aun cuando el tráfico en la salida de Sternbild hizo que le tomase más tiempo de lo que le había tomado las veces anteriores, y cuando llegó, no titubeó por un solo instante.
Aunque no había informado de antemano que iría, Anju le dio la bienvenida con una sonrisa y le avisó a su hijo, quien estaba en alguna parte del segundo piso de la casa, que él estaba allí.
Kaburagi lo recibió de forma similar a las veces anteriores y a pesar de que su sonrisa menguó en cuando Yuri le dio sus excusas, asintió con su cabeza.
-Entiendo -suspiró-, pero realmente siempre te toca hacer demasiado.
-Ya estoy acostumbrado -replicó Yuri con facilidad, sin poder evitar sentir un creciente alivio ante la facilidad con la que Kaburagi estaba aceptándolo.
Que todo saliese mejor de lo que Yuri había creído posible llevó a que Yuri no considerase irse de inmediato y solo fue luego de pasar casi una hora charlando con Kaburagi sobre Hero TV que consideró marcharse, pero la llegada de Kaede lo interrumpió.
Ella entró corriendo, casi estrellándose contra Yuri y el asiento en el que él estaba sentado, mas Yuri la sostuvo por sus brazos de reflejo, impidiendo que se lastimara o terminase cayendo al suelo al frenar con brusquedad.
-Hola, Yuri -dijo, sonriéndole en agradecimiento sin una pizca de timidez.
Respondiéndole de manera sucinta, Yuri la soltó, sin sorprenderse ante la familiaridad con la que ella le estaba hablando. De tal palo, tal astilla.
Sin tomarse un segundo para tomar aire después de su carrera, Kaede se giró hacia Kaburagi con una expresión que evidenciaba su emoción.
-Papá, Kathy es una NEXT -pronunció Kaede, hablando tan rápido que era increíble que lograse pronunciar todo con claridad-. Lo descubrió ayer y no te imaginas cuál es su poder. Tienen que verlo -añadió Kaede, mirando también a Yuri, y luego corrió de nuevo hasta el corredor y gritó-: ¡Abuela!
Yuri observó la escena sin entender qué sucedía, hasta que un presentimiento hizo que un escalofrío recorriese su espalda y se tensase.
Había tenido que encargarse de leer todos los reportes de lo sucedido con Maverick, por lo que sabía que Kaede también era una NEXT que podía copiar poderes. De las personas que tocaba, para ser exacto.
No sabía si Kaede podía controlar cuáles poderes copiaba o si podía copiar más de uno a la vez, ni mucho menos si el más mínimo contacto bastaba para que lo hiciese; los informes que mencionaban las habilidades de la chica y el rol que habían tenido en el incidente, no especificaban lo suficiente para saber qué esperar, mas eso no bastaba para que dejase de temer el peor de los casos.
Si ella había copiado inconscientemente su poder con ese mínimo contacto y lo activaba, pensando en mostrar el de su amiga, el lugar pronto estaría envuelto en llamas azules.
-Miren bien -ordenó Kaede, paseando su mirada por todos los presentes, una vez Anju acudió a su llamado.
Eso corroboraba qué era lo que Kaede planeaba hacer.
Qué tan grande era el peligro dependía de sus habilidades y el control que tenía de ellas, pero él no tenía forma de confirmar nada al respecto en ese momento.
Además, decir algo para detenerla, sin importar qué fuese, causaría interrogantes y solo sería algo temporal.
Huir, si Kaede realmente activaba sus poderes, sería lo mismo que confesar su identidad y estaba seguro que Kaburagi cumpliría su palabra e intentaría atraparlo o ayudar a otros a que lo hiciesen.
Tampoco podía lastimarlos para mantenerse a salvo. Todos, incluso Kaburagi a pesar de las muchas destrucciones que había causado, eran inocentes y ninguno estaba defendiendo a un criminal, por lo que hacer algo contra ellos iría en contra de su justicia.
Y quizás, aun en el peor de los casos, se dijo Yuri, intentando mantener la calma, no tenía que preocuparse.
No era imposible que ella se hubiese tropezado con alguien más en el camino a casa, por lo que las sospechas no recaerían de inmediato en él. Y aun si él era el único que había tenido contacto con Kaede aparte de su amiga, no era extraño que dos o más NEXT tuviesen el mismo poder, siendo Kaburagi y Brooks un claro ejemplo de ello, y bien podía usar a Lunatic como pretexto para mantenerlo en secreto y querer que así siga siendo.
¿Pero Kaburagi aceptaría esa excusa?
Yuri no estaba seguro y solo pudo tragar saliva, sintiendo una gota de sudor frío rodar por su temple, cuando Kaede cerró los ojos para concentrarse antes de activar el poder.
-¿Ya puedes controlar la habilidad de Kathy? -pregunto Kaburagi de repente, poniendo una mano sobre la cabeza de Kaede pocos segundos antes de que un brillo azul la rodease-. Papá está muy orgulloso de ti.
Por un instante, nada pasó, mas luego Kaede se giró bruscamente hacia a su padre y el piso bajo ella crujió como si estuviese a punto de romperse debido a la fuerza anormal de su pisada.
-¡Papá!
-¿Eh? -Kaburagi dio un paso atrás, poniendo una mano detrás de su nuca por un corto momento e inclinando la cabeza un poco-. Ah, lo siento, Kaede.
La expresión avergonzada de Kaburagi solo hizo que Kaede lo fulminase con su mirada antes de salir del lugar en un parpadeo.
-¡Kaede! -gritó Kaburagi, haciendo un ademán de ir tras ella, pero se detuvo y suspiró en lugar de hacerlo-. Esta vez fue mi culpa, no lo niego.
-Espera que se calme antes de hablar con ella -indicó Anju, moviendo su cabeza de un lado a otro en un claro gesto de reprobación, antes de ir tras su nieta, dejándolos solos.
Todo el intercambio tomó unos cuantos segundos que se sintieron como una eternidad y Yuri lo observó en silencio, sin poder relajarse un ápice.
Acababa de confirmar que Kaede parecía copiar de manera automática la habilidad de la última persona que tocaba y sabía que era imposible que Kaburagi hubiese actuado así por error.
No se había salvado gracias a Kaburagi. Estaba en un problema que tenía el potencial de ser peor.
-¿Qué dices si salimos? -dijo Kaburagi mirándolo con fijeza y reafirmando lo que Yuri temía-. Puedo darte un tour por la ciudad.
Era un hecho que debería haber previsto la posibilidad de que algo así sucediese y tomado medidas para prevenirlo desde el primer día que había visitado el hogar de los Kaburagi, pero ahora que lo pensaba, Yuri ni siquiera estaba seguro de porqué no lo había siquiera considerado, tal como no sabía qué podría decirle a Kaburagi.
No que planear qué decir tuviese sentido; sus respuestas dependerían de lo que Kaburagi dijese en primer lugar y hasta ahora, Kaburagi había cumplido con lo prometido: mostrarle Oriental Town.
No podía decir que eso significaba que Kaburagi estaba actuando con normalidad, ya que lo había mirado de reojo constantemente; sin embargo, no había hecho más que llevarlo por diferentes sitios y decirle algo sobre ellos.
-Si seguimos caminando por aquí -indicó Kaburagi sin parar su andar-, llegaremos al bar de Muramasa. No es muy lejos, así que suelo venir a pie.
Esas palabras captaron la atención de Yuri.
A pesar de que se había propuesto no volver y tenía más razones que nunca para cumplirlo, el considerar que recordar el camino podría ser útil hizo que lo observase como no lo había hecho con el resto de lugares que Kaburagi le había señalado.
Su concentración en memorizar todo lo que podría ayudarlo a rememorar la ruta en un futuro fue rota cuando Kaburagi suspiró y se detuvo de repente.
Sin más opción, Yuri hizo lo mismo y lo vio de frente, consciente de que todavía tenía más opciones que huir, mientras aguardaba sin ninguna tranquilidad a que Kaburagi decidiese hablar en vez de dar rodeos.
-Estoy sorprendido -dijo Kaburagi al fin, mirándolo a los ojos-, pero puedes estar tranquilo, guardaré tu secreto.
Esas palabras parecían una buena señal, pero distaban de ser lo que Yuri esperaba oír en ese instante.
-¿Disculpe? -cuestionó en voz baja y contuvo el aliento al tiempo que examinaba a Kaburagi con su mirada, buscando en su semblante algo que le indicase qué era lo que Kaburagi estaba pensando.
-No te voy a preguntar nada. Pero lo que no entiendo -resopló Kaburagi, girando sus ojos- es porqué ocultas que eres un NEXT.
Eso explicaba exactamente qué era lo que Kaburagi creía y porqué había actuado de esa manera y aun cuando tenía mucho de cierto, no estaba demasiado cerca a la verdad. Y tenía sentido que así fuese, si se detenía a pensarlo.
Yuri exhaló con lentitud, permitiendo que parte de la tensión lo abandonara.
De momento, más que considerar en su mente de manera caótica temores infundados, debía asumir las consecuencias de sus errores en lugar de ahondarlos, como sin duda conseguiría si desmentía lo que Kaburagi había deducido.
El no estar todavía seguro de poder hablar naturalidad hizo que Yuri optase por no pronunciar palabra aún y Kaburagi pareció tomar su silencio como una forma de confirmación de la conclusión a la que había llegado, pues le dio una palmada en la espalda y volvió a hablar.
-Entiendo que antes muchos odiaban a los NEXT -comentó con una sonrisa poco contenta-, pero ya no es así e incluso el hijo del alcalde es uno y nadie dice nada.
No era difícil notar que Kaburagi estaba intentando animarlo, mas lo que captó la atención de Yuri, quizás por desear cambiar el tema y evitar hablar demasiado de sí mismo, fue su voz, cuyo tono animado parecía tan falso como su sonrisa.
-¿Usted tuvo malas experiencias al descubrir sus poderes?
-¿Quién no? -Kaburagi se encogió de hombros y apartó la mirada-. Al comienzo -murmuró con lentitud- me daba miedo acercarme a alguien y los demás también me tenían miedo. No podía controlar mis poderes, así que no puedo culparlos...
Aun entendiendo que esos no eran buenos recuerdos para Kaburagi, Yuri no pudo evitar la sensación de que había algo más tras eso.
-¿Quién? -insistió.
Los segundos pasaron y la expresión de Kaburagi se tornó pensativa.
-Para comenzar -dijo con obvio esfuerzo, como si se estuviese obligando a contestar por motivos que Yuri no podía siquiera imaginar-, papá simplemente se fue...
-Eso no está en su archivo -interrumpió Yuri en un impulso, sin impedir que la sorpresa se notase en su rostro.
-¿Has leído mi...? -Kaburagi se detuvo y lo miró antes de soltar una corta carcajada-. Sí, ya sé, es parte de tu trabajo.
A pesar de lo que habían estado hablando, la risa de Kaburagi fue tan honesta que dispersó la tensión por completo.
Era un hecho que acababa de evitar una posible crisis, había descubierto algo de Kaburagi y si bien no podía decir que le agradaba lo mucho que Kaburagi ahora sabía de él, todavía estaba dentro de un límite aceptable. Casi podía decir que había sido un intercambio de información justo.
Aunque ahora que lo pensaba, todavía quedaba un problema.
-Lo siento -dijo Yuri con sinceridad-. Por mi culpa su hija está molesta con usted.
-No te preocupes. -Kaburagi sonrió-. Ya pensaré en algo para que me perdone. De hecho -continuó con una expresión de concentración-, creo que podría llevarle un pastel...
Yuri dejó escapar una pequeña sonrisa y asintió con su cabeza, para después preguntarle dónde podrían conseguir uno.
Él lo compraría, decidió, como disculpa indirecta hacia la chica.
El ajetreo del comienzo de la temporada fue mayor del previsto debido a los planes de incrementar el papel de la segunda liga en la ciudad, además de los interrogantes sobre tener un título o dos para la próxima temporada, tema que fue sacado luego de que la anterior hubiese terminado con una Reina, en lugar de un Rey, de los Héroes.
Aun así, estar tan ocupado no fue una verdadera distracción para Yuri.
El hábito le permitía encargarse de su trabajo sin mayores dificultades y escuchar todos los argumentos durante las discusiones era innecesario y en esos momentos en los que podía permitirse perderse en sus pensamientos mientras los demás hablaban sin parar, su mente había estado volviendo a considerar el mismo tema: Kotetsu T. Kaburagi.
A pesar de las diversas ocasiones en las que había decidido que esa sería la última vez que tendría algún contacto con él, Kaburagi mismo y sus propias acciones para atar cabos lo habían llevado a incumplir con ello.
Y presentía que esta vez sería igual.
Dos semanas no eran, en realidad, mucho tiempo y si Kaburagi llegaba a comunicarse de nuevo con él, no sabía que haría ni qué quería hacer.
Su determinación para evitar a Kaburagi era débil y sus diversos errores inconscientes lo evidenciaban, por lo que aun cuando no podía explicar sus motivos para ello, ya no podía seguir negándolo.
Pero permitir que Kaburagi siguiese inmiscuyéndose en su vida era peligroso y era imposible predecir qué resultaría de eso.
Yuri sabía que pensar en ello repetidamente no le daría una respuesta, tal como sospechaba que cualquier decisión que tomase podría cambiar en el instante en que Kaburagi apareciese.
Eso hacia que no tuviese más opción que aguardar y no tuvo que hacerlo mucho, pues antes de que se cumpliesen tres semanas desde la última ocasión que había visto a Kaburagi, éste lo llamó a su oficina nuevamente.
-¿Yuri?
Por un momento, Yuri contuvo el aliento y cerró los ojos.
Estaba claro que Kaburagi no saldría de su vida luego de un tiempo sin hablar con él y la falta de molestia al escucharlo, le confirmaba que él mismo no podría alejarse. Pero no tenía sentido seguir haciendo todo a medias, considerando cortar lazos cada vez que algo lo hacía dudar, manteniendo cierta distancia y yendo a verlo de nuevo.
-¿Aló? -insistió Kaburagi al no recibir respuesta.
Yuri exhaló y abrió los ojos antes de presionar un par de botones para activar la opción de video, presintiendo que Kaburagi no la tenía bloqueada y así fue, pues en cuestión de segundos vio el rostro de éste.
Era hora de avanzar.
-Kotetsu -saludó con una sonrisa que no era del todo de cortesía.
La sorpresa de Kotetsu fue evidente en su expresión, mas pronto desapareció para dar lugar a una amplia sonrisa y una mano agitándose en saludo.
Tal vez se estaba arriesgando demasiado y terminaría arrepintiéndose, pero mientras habló con Kotetsu, Yuri no pudo preocuparse por esa posibilidad.
Por una vez, se sentía totalmente seguro de que estaba tomando la decisión correcta.
04/10/2012