La Hora de las Hadas: "Clase Gold"

Feb 16, 2010 09:04


Mi querida Mileya ha cumplido años hace unos días.

Yo, horrorosa como soy, no le regalé nada en ese momento.

Sin embargo, no me olvidé de ella.

Así que pensando en que ella me regaló uno de los momentos más guay de mi viaje a Europa, y porque es mágica, pensé que tal vez podía regalarle esto.

La Hora de las Hadas: "Clase Gold"

El ruido del río, chocando suavemente contra las paredes del malecón cercano, era apenas perceptible. Una leve bruma cubría los adoquines húmedos, mientras las luces de las farolas sólo parecían servir para crear sombras.

Dos figuras sigilosas se descolgaron por el portón que protegía la Puerta de los Traidores y caminaron con el agua hasta la cintura sin hacer ruido. Un momento después, asomaron las cabezas por el borde de la elevada planicie que una vez fungió de embarcadero.

- Esto es una idea estúpida.

Aún en el susurro, podía distinguirse sin problemas la irritación y la opinión de quien hablaba.

- Pues no hubieras venido - fue la respuesta. Tras comprobar que el oficial que custodiaba ese sector estaba llegando a la esquina sureste, en el extremo más alejado del portón de entrada, trepó con agilidad y se aplastó contra la puerta que daba al patio de la Torre Blanca, resguardándose en la oscuridad.

Suspirando con resignación, su acompañante le siguió, imitando sus movimientos.

- ¿Y por qué tenemos que vernos así? - señaló hacia su figura, tan común como la de cualquier ser humano que habita el planeta Tierra.

Poniendo los ojos en blanco.

- ¿Qué? ¿Quieres que te vean con tus alitas? - preguntó con sorna.

- No.

- Menos mal, porque últimamente… - se aseguró que el guardia no regresaba aún y comenzó a desplazarse hacia su izquierda, pegado a la pared.

- ¿Últimamente qué? - preguntó Hcelt, siguiéndolo.

- Nada.

- ¿Qué?

- Nada.

- ¡Hey! Si tienes algo que decir de mis alas…

- ¡Oh, por todos los diablos! - Bilzt se detuvo y miró Hcelt, exasperado -. ¿Cuál es el asunto que tienen ustedes con esas benditas alas? ¡Ni que fueran la quinta esencia de lo fabuloso!

- SON la quinta esencia de lo fabuloso y tú problema es que los enanos no tienen.

- Pues menos mal. Una tontería menos de qué preocuparme a la hora de camuflarme para un operativo.

- Claro… porque esto es un “operativo” - encerró la palabra entre comillas, en el aire.

- ¡Por supuesto que lo es! Debemos subir por aquí - agregó, señalando una tubería de desagüe pegada a la pared.

Hcelt miró la tubería, miró sus ropas totalmente mojadas debido a que entraron por la Puerta de los Traidores y suspiró.

- ¿Es necesario subir por este caño acaso? Tenemos los pantalones y el calzado empapados. ¡Vamos a resbalarnos y nos atraparán!

- ¡Oh, por favor! ¿Dónde está tu sentido de la aventura, tu arrojo, tu sentido del peligro?

- A buen resguardo, junto con mis alas.

Deteniéndose antes de subir, Blitz lo miró ceñudo.

- ¿Cuál es tu problema hoy?

- ¿Qué cuál es mi problema? ¡Tú eres mi problema! ¿Acaso tiene algún sentido exponernos de este modo, sólo para que tú puedas establecer algún punto del que NADIE va a saber?

- ¡Pues no hubieras venido! - repitió con irritación.

- Claro, porque tú ibas a poder hacer esto sin mi ayuda.

- ¿Por qué no regresas y me dejas en paz?

Desde la calle adyacente se escucharon pasos y risas apagadas.

- ¡Alguien viene! ¡Sube, sube, sube! - urgió Hcelt casi empujando a su amigo hacia arriba.

Con rapidez, se aferraron al caño y comenzaron a trepar con agilidad hasta el borde superior, en donde se acuclillaron para observar a los dos hombres que charlaban animadamente, caminando por la calle que llevaba hacia el lado este del complejo.

- No logro captar toda esta ambivalencia tuya. Un segundo eres puro “No deberíamos estar haciendo esto” y al segundo casi me caminas por la cabeza para trepar primero. ¡Decídete, caramba!

- Pues lo que yo no sé, es si tienes alguna idea de lo que sucederá si nos pillan. ¿Has pensado cómo saldríamos de esa situación?

- ¡Por supuesto que lo he pensado! ¿Qué clase de idiota crees que soy?

- No lo sé… estoy entre clase Premium y clase Gold.

Biltz le sonrió con suficiencia.

- Clase Gold. Jamás hago algo a medias.

- ¡Oh, ya cállate y camina! Terminemos con esto de una buena vez. ¿Por dónde queda ese bendito lugar?

Una enorme sonrisa de triunfo apareció en el rostro en penumbras que estaba a pocos centímetros.

- Por allá - señaló hacia el norte. - Vamos.

Se desplazaron por los techos y murallas como dos sombras, sin hacer ruido, sin ser notados por los guardias. Treparon (“¿Sabes? Es mucho más sencillo llegar arriba de una pared volando”), se dejaron caer (“Mis rodillas no fueron pensadas para impactos desde altura”), abrieron cerraduras con algo de esfuerzo (“¿Y por qué demonios no podemos hacerlo a nuestro modo? ¿Para qué molestarnos con estas ganzuas?”), casi se caen por un tramo de escaleras que apareció de repente, en la oscuridad (“Si estuvieras en tu forma de enano, habrías visto esta escalera”).

Finalmente, la puerta que buscaban apareció ante ellos y Hcelt se abocó a desactivar la alarma.

Tras quince minutos de aproximaciones desestimadas para conseguir el objetivo, Blitz terminó por perder la poca paciencia que le quedaba y, apartándolo, apoyó su mano sobre el panel de control.

Un segundo después, un pitido se escuchó y la alarma estaba desconectada.

- ¡Maldición, Blitz! ¡¿Por qué hiciste eso?!

Blitz lo ignoró y, haciendo girar el picaporte, entró en la pequeña cámara.

- Porque el objetivo era pasar la noche aquí, idiota. No pasar la noche INTENTANDO ENTRAR aquí.

Hcelt bufó, enfadado, y cerrando la puerta a sus espaldas, se acercó a su amigo, señalándolo con un dedo admonitorio.

- Pues para el resto del mundo, entramos aquí al modo humano, ¿me has entendido? Ninguna hada o duende pensará que somos fabulosos, a menos que piensen que no utilizamos trucos.

- Lo sé.

- Bien.

- Bien.

Por un segundo, ambos se dedicaron a observar el lugar.

- ¿Te das cuenta, Blitz? Somos los primeros de nuestra especie en pasar una noche en el calabozo de Ana Bolena… ¡Somos prisioneros de la torre! ¿A que ahora sí vamos a conseguir hadas y duendes al rollete?

¡Feliz cumpleaños, querida Mileya! Aún cuando en este momento, es un feliz cumple días. Porque siendo vos, deberíamos festejar a diario.

Besos
Enia

la hora de las hadas, escritos

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