El Sombrerero Loco, la Liebre de Marzo y el Lirón
Título: El Sombrerero Loco, la Liebre de Marzo y el Lirón.
Fandom: Vampire Knight.
Claim: Yuuki/Takuma
Prompt: "Vengenza"
Extensión: 672
A las seis de la tarde comenzaba el ritual, las sirvientas corrían a llevar los ingredientes necesarios. El carro más bonito, la tetera de rosas, las tazas más vistas, los bocadillos dulces y frescos, los cubiertos más hermosos. Entonces la puerta se abriría para dejar salir al rubio de ojos verdes y sonrisa galante, saludaría a todos con una alegre voz encantadora, llevando el carro con todo su contenido adentro del lugar.
La sangrepura podría vislumbrarse sentada apaciblemente en uno de los sillones mirando hacia las ventanas abiertas de par en par por donde se colaba el astro sol en todo su esplendor, despidiéndose de todos ser vivo para dar paso a la noche. Ella estaría pensando en su fiel amante, era el único en el cual pensaba, vivía para él, se dejaba arrastrar por la siniestra figura de su príncipe oscuro.
En el interior del lugar, cuando la puerta se cerraba, lo demás, lo demás no se sabía lo que era, habían rumores, pero las palabras se las lleva el viento.
Los dos nobles se mirarían mientras tomaban el té sentados de frente, platicando de este o aquello, imposibles de entender, imposibles de sondear, que importaba de lo que murmuraran, sólo llenaban la habitación con palabras porque era más fácil que con las acciones. Abrir la boca para decir tonterías era una carrera que llevaba con éxito cualquiera, no se necesitaba pensar demasiado para ello.
Pero los ojos, los ojos desvelarían la complicidad, la malicia del interior de ambos, el veneno corroyendo el interior. Sí, porque los dos sólo estaban ahí para jugarse el honor que ya habían olvidado, se aventuraban a tirar los dados para ver si alguien los encontraba, se entregaban a las manos de Suerte para ver si alguien les devolvía la cordura.
A veces parecía que llevaban miles de años sentados en el mismo lugar, repitiendo una y otra vez la misma acción, como si ya formara parte de una sagrada misa, esperando ¿esperando a que el actor principal interrumpiera la escena?
Las excusas se rebobinaban una y otra vez, ella estaba así de desesperada porque no encontraba como llamar su atención, no hallaba las palabras para pedirle que dejar a la sociedad un poco en paz. No quería un héroe, no quería un rey, no quería a alguien que pudiera ponerle el mundo a sus pies, se contentaba con que él se entregara a su pasión y locura cuando quisiera hacerlo.
El chico de ojos verdes sencillamente se había perdido en su camino, en su insana pasión por arrojarse en la vorágine del enojo del sangrepura. Le divertía hacerse sudar el pellejo por simple placer sádico, le encantaba pinchar aquí y allá para ver lo que sucedía, molestaba tanto que a veces ya no sabía si todavía conservaba la cordura… ¿o ella se le había arrancado? La reina que era tan contradictoria como él; dulce como tirana. Tirando las cartas a conveniencia de uno del otro o de ninguno, burlándose, riéndose de la situación, pero ninguno de los dos encontrando el beneficio de perder o ganar, entonces colisionaban.
Se acercaba a ella, sentándose inocentemente a su lado como si no tuvieran idea del papel que debían llevar a continuación. Ella dejaba la taza de té a medio terminar, el plato siempre se quedaba con un pedazo de pastel. Él divagaba sus manos por aquí y por allá, hasta que terminaba por colocarse en alguna parte del cuerpo de la reina, ella sonreía levemente mientras observaba a sol ocultarse tras el horizonte. ¿A dónde vas querido tunante?
El cielo estaba a punto de desteñirse de su vivacidad, colándose los colores por donde se iba la luz. Las estrellas brillaban ya en la bóveda celeste con hermoso fulgor, pero ninguno de los dos lo había notado alguna vez, nadie quería estudiar los astros tan lejanos, cuando se encontraba la gloria en los cuerpos pegajosos y húmedos afianzados en la tierra. Entonces sonreían diciendo que lo que hacían era mera venganza… ¿pero nunca se preguntaban a nombre de quién?
Fandom: Vampire Knight.
Claim: Yuuki/Takuma
Prompt: "Vengenza"
Extensión: 672
A las seis de la tarde comenzaba el ritual, las sirvientas corrían a llevar los ingredientes necesarios. El carro más bonito, la tetera de rosas, las tazas más vistas, los bocadillos dulces y frescos, los cubiertos más hermosos. Entonces la puerta se abriría para dejar salir al rubio de ojos verdes y sonrisa galante, saludaría a todos con una alegre voz encantadora, llevando el carro con todo su contenido adentro del lugar.
La sangrepura podría vislumbrarse sentada apaciblemente en uno de los sillones mirando hacia las ventanas abiertas de par en par por donde se colaba el astro sol en todo su esplendor, despidiéndose de todos ser vivo para dar paso a la noche. Ella estaría pensando en su fiel amante, era el único en el cual pensaba, vivía para él, se dejaba arrastrar por la siniestra figura de su príncipe oscuro.
En el interior del lugar, cuando la puerta se cerraba, lo demás, lo demás no se sabía lo que era, habían rumores, pero las palabras se las lleva el viento.
Los dos nobles se mirarían mientras tomaban el té sentados de frente, platicando de este o aquello, imposibles de entender, imposibles de sondear, que importaba de lo que murmuraran, sólo llenaban la habitación con palabras porque era más fácil que con las acciones. Abrir la boca para decir tonterías era una carrera que llevaba con éxito cualquiera, no se necesitaba pensar demasiado para ello.
Pero los ojos, los ojos desvelarían la complicidad, la malicia del interior de ambos, el veneno corroyendo el interior. Sí, porque los dos sólo estaban ahí para jugarse el honor que ya habían olvidado, se aventuraban a tirar los dados para ver si alguien los encontraba, se entregaban a las manos de Suerte para ver si alguien les devolvía la cordura.
A veces parecía que llevaban miles de años sentados en el mismo lugar, repitiendo una y otra vez la misma acción, como si ya formara parte de una sagrada misa, esperando ¿esperando a que el actor principal interrumpiera la escena?
Las excusas se rebobinaban una y otra vez, ella estaba así de desesperada porque no encontraba como llamar su atención, no hallaba las palabras para pedirle que dejar a la sociedad un poco en paz. No quería un héroe, no quería un rey, no quería a alguien que pudiera ponerle el mundo a sus pies, se contentaba con que él se entregara a su pasión y locura cuando quisiera hacerlo.
El chico de ojos verdes sencillamente se había perdido en su camino, en su insana pasión por arrojarse en la vorágine del enojo del sangrepura. Le divertía hacerse sudar el pellejo por simple placer sádico, le encantaba pinchar aquí y allá para ver lo que sucedía, molestaba tanto que a veces ya no sabía si todavía conservaba la cordura… ¿o ella se le había arrancado? La reina que era tan contradictoria como él; dulce como tirana. Tirando las cartas a conveniencia de uno del otro o de ninguno, burlándose, riéndose de la situación, pero ninguno de los dos encontrando el beneficio de perder o ganar, entonces colisionaban.
Se acercaba a ella, sentándose inocentemente a su lado como si no tuvieran idea del papel que debían llevar a continuación. Ella dejaba la taza de té a medio terminar, el plato siempre se quedaba con un pedazo de pastel. Él divagaba sus manos por aquí y por allá, hasta que terminaba por colocarse en alguna parte del cuerpo de la reina, ella sonreía levemente mientras observaba a sol ocultarse tras el horizonte. ¿A dónde vas querido tunante?
El cielo estaba a punto de desteñirse de su vivacidad, colándose los colores por donde se iba la luz. Las estrellas brillaban ya en la bóveda celeste con hermoso fulgor, pero ninguno de los dos lo había notado alguna vez, nadie quería estudiar los astros tan lejanos, cuando se encontraba la gloria en los cuerpos pegajosos y húmedos afianzados en la tierra. Entonces sonreían diciendo que lo que hacían era mera venganza… ¿pero nunca se preguntaban a nombre de quién?