Alucinógeno
Título: Alucinógeno
Fandom: V.K.
Claim: Takuma/Rido
Prompt: "Engaño"
Extensión: 680
Advertencias:Yaoi.
Tuvo conocimiento de su condición desde que entró en el cuarto, la esencia del sudor y sangre revelaban más de lo que podría aceptar. Sabía que estaba cayendo directamente en una trampa. Era inocencia, era ingenuidad, era cordero caminando hasta el obsceno altar.
La sardónica sonrisa en su rostro tan vívido, descuadraba como la decoración de la habitación. La seda parecía demasiado pecaminosa arrebujada en su semidesnuda figura. La manzana mordida rodó de los labios de él hasta el suelo, se lamió los dedos con parsimonia aparentando indiferencia. Recostado sobre el diván exudaba pereza.
-Tengo hambre -susurró como si hablara consigo mismo.
Contuvo en la punta de la lengua la insolente respuesta, no estaba frente a un sangrepura dócil o comprensivo, se limitó a hacerle una reverencia para dar media vuelta.
-Mmm -exclamó letárgicamente, obligándole a mirarle. Los brillantes ojos de diferente color lo observaron atentamente.
Poseía un magnetismo animal poderoso.
El cosquilleo bajo su piel le hizo temblar, hacía pasar su orden de dominación por un exquisito placer de entregarse al ser amado. Respiró pesadamente tratando de aclararse la mente de todas esas sensaciones despertadas súbitamente en su cuerpo. Se negaba, la carne se denegaba a dejar escapar semejante goce ¿Cómo se sentiría estar entre sus brazos? Dio un paso hacia atrás para controlarse, pero esa sonrisa sensual en sus labios lo atrajo poderosamente.
A penas el sangrepura alzó el brazo, y ya su cuerpo avanzaba hacia él, importándole poco lo demás. Las manos de él sobre su cuerpo le arrancaron un profundo suspiro, los labios de ambos ahora estaban tan cerca.
“No es, Shiki”
En su mente el pensamiento rebotó como si de una alarma se tratase, trató de huir pero los brazos del vampiro le atraparon. La lengua de su amigo recorriéndole el cuello fue una húmeda caricia, la nariz de él estaba aspirando su aroma, como cuando se degusta un buen vino, antes de que pudiera preverlo forzó sus labios encantándole con su ritmo. Era demandante, era cruel, era siniestro y dulcemente deletéreo.
-Ichi… jo -susurró suspendiendo la “o” en un suspiró. Su mente se resquebrajó ¿cuántas noches había anhelado aquel dulce llamado?, ¿cuántas horas sin sueño había desgastado ideando la forma de convencerlo?, ¿cuántas veces se había retraído intentando tomarle de la mano?
El rojo y el azul reflejando su confusión lo doblegaron, aquella suave cadencia al decir su nombre no podía pertenecerle a ese sangrepura, era su amigo quien le llamaba, era él quien suplicaba por él. Cerró los ojos mientras los rasgos de Shiki parecían actuar con la lenta elegancia de Kuran Kaname. Se dejó desnudar por aquellas sedosas manos, quienes actuaban con la demencia caótica que siempre había caracterizado al Líder de la Clase Nocturna; con premura pero salvaje, al punto de sentirse violentado.
Abrazando a la locura se dejó arrastrar por el ritmo que le imponía, cada célula de él se entregaba a Kaname; de quien añoraba a su viejo amigo deseoso de descubrir la alegría, a Shiki; el infante congelado eternamente en un cuerpo lleno de sensaciones, que se le habían prohibido percibir, a Rido; esa insana figura de magnetismo animal que le impelaba a cometer desvaríos, ese ser que se adueñaba de la forma de Shiki pero actuaba como un Kuran, desestabilizando la dañada psique del noble.
Aferrado a la espalda del dominante gemía incansablemente con cada dura embestida, los colmillos penetrando su cuello le arrancaron un grave gruñido de placer. Su cuerpo era éxtasis, todo parecía ir maravillosamente bien, era uno, era uno con todos sus sueños desperdiciados, era uno con todas las ilusiones destrozadas.
Las sábanas de color vino desprendían un fuerte olor a sexo ¿a cuántos había llevado ahí?, ¿cuántas veces había permitido que tocaran el inocente cuerpo de Shiki? Y todo se convirtió en la terrible realidad. Se llevó las manos a la cabeza mientras la culpa lo invadía.
La risa sardónica revotando por los recovecos de la habitación atrajo su atención. Sentado cual Calígula en el trono de su palacio, le miraba atentamente.
-¿A quién pretendes engañar? -Y ese, sí era Rido Kuran.
-
u_u debo dejar de alusinar que vk es algo así como orgifiesta.
Fandom: V.K.
Claim: Takuma/Rido
Prompt: "Engaño"
Extensión: 680
Advertencias:Yaoi.
Tuvo conocimiento de su condición desde que entró en el cuarto, la esencia del sudor y sangre revelaban más de lo que podría aceptar. Sabía que estaba cayendo directamente en una trampa. Era inocencia, era ingenuidad, era cordero caminando hasta el obsceno altar.
La sardónica sonrisa en su rostro tan vívido, descuadraba como la decoración de la habitación. La seda parecía demasiado pecaminosa arrebujada en su semidesnuda figura. La manzana mordida rodó de los labios de él hasta el suelo, se lamió los dedos con parsimonia aparentando indiferencia. Recostado sobre el diván exudaba pereza.
-Tengo hambre -susurró como si hablara consigo mismo.
Contuvo en la punta de la lengua la insolente respuesta, no estaba frente a un sangrepura dócil o comprensivo, se limitó a hacerle una reverencia para dar media vuelta.
-Mmm -exclamó letárgicamente, obligándole a mirarle. Los brillantes ojos de diferente color lo observaron atentamente.
Poseía un magnetismo animal poderoso.
El cosquilleo bajo su piel le hizo temblar, hacía pasar su orden de dominación por un exquisito placer de entregarse al ser amado. Respiró pesadamente tratando de aclararse la mente de todas esas sensaciones despertadas súbitamente en su cuerpo. Se negaba, la carne se denegaba a dejar escapar semejante goce ¿Cómo se sentiría estar entre sus brazos? Dio un paso hacia atrás para controlarse, pero esa sonrisa sensual en sus labios lo atrajo poderosamente.
A penas el sangrepura alzó el brazo, y ya su cuerpo avanzaba hacia él, importándole poco lo demás. Las manos de él sobre su cuerpo le arrancaron un profundo suspiro, los labios de ambos ahora estaban tan cerca.
“No es, Shiki”
En su mente el pensamiento rebotó como si de una alarma se tratase, trató de huir pero los brazos del vampiro le atraparon. La lengua de su amigo recorriéndole el cuello fue una húmeda caricia, la nariz de él estaba aspirando su aroma, como cuando se degusta un buen vino, antes de que pudiera preverlo forzó sus labios encantándole con su ritmo. Era demandante, era cruel, era siniestro y dulcemente deletéreo.
-Ichi… jo -susurró suspendiendo la “o” en un suspiró. Su mente se resquebrajó ¿cuántas noches había anhelado aquel dulce llamado?, ¿cuántas horas sin sueño había desgastado ideando la forma de convencerlo?, ¿cuántas veces se había retraído intentando tomarle de la mano?
El rojo y el azul reflejando su confusión lo doblegaron, aquella suave cadencia al decir su nombre no podía pertenecerle a ese sangrepura, era su amigo quien le llamaba, era él quien suplicaba por él. Cerró los ojos mientras los rasgos de Shiki parecían actuar con la lenta elegancia de Kuran Kaname. Se dejó desnudar por aquellas sedosas manos, quienes actuaban con la demencia caótica que siempre había caracterizado al Líder de la Clase Nocturna; con premura pero salvaje, al punto de sentirse violentado.
Abrazando a la locura se dejó arrastrar por el ritmo que le imponía, cada célula de él se entregaba a Kaname; de quien añoraba a su viejo amigo deseoso de descubrir la alegría, a Shiki; el infante congelado eternamente en un cuerpo lleno de sensaciones, que se le habían prohibido percibir, a Rido; esa insana figura de magnetismo animal que le impelaba a cometer desvaríos, ese ser que se adueñaba de la forma de Shiki pero actuaba como un Kuran, desestabilizando la dañada psique del noble.
Aferrado a la espalda del dominante gemía incansablemente con cada dura embestida, los colmillos penetrando su cuello le arrancaron un grave gruñido de placer. Su cuerpo era éxtasis, todo parecía ir maravillosamente bien, era uno, era uno con todos sus sueños desperdiciados, era uno con todas las ilusiones destrozadas.
Las sábanas de color vino desprendían un fuerte olor a sexo ¿a cuántos había llevado ahí?, ¿cuántas veces había permitido que tocaran el inocente cuerpo de Shiki? Y todo se convirtió en la terrible realidad. Se llevó las manos a la cabeza mientras la culpa lo invadía.
La risa sardónica revotando por los recovecos de la habitación atrajo su atención. Sentado cual Calígula en el trono de su palacio, le miraba atentamente.
-¿A quién pretendes engañar? -Y ese, sí era Rido Kuran.
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u_u debo dejar de alusinar que vk es algo así como orgifiesta.