(no subject)

Jun 06, 2016 07:19

Volver a empezar



Los trabajadores de la floristería se habían empleado a fondo para tenerlo todo listo en un tiempo récord y el resultado era espectacular. La pequeña capilla del centro social estaba preciosa, toda adornada de flores blancas y lazos de satén.

Lindsay contempló el resultado con sentimientos encontrados. Agridulce podría ser la palabra adecuada. Una vez más Brian, el que no creía en el amor ni en el matrimonio, había organizado una boda para ella. Se preguntó qué podría haberle hecho reaccionar así. En su boda con Mel estaba claro que intentaba hacerla feliz de una manera directa, pero esto… no tenía sentido. ¡No era ella quién se casaba! Pero había sido una idea estupenda. Cindy, la chica que llevaría su viejo vestido de boda estaba encantada y su alegría era contagiosa, haciéndola sentir tan bien... Bueno… encantada no era una definición ni siquiera aproximada, Cindy estaba, literalmente, bailando de alegría.

Se emocionó como una madre cuando las chicas dieron el sí ante el altar e intercambiaron los votos. Algo en su interior intentaba arrastrarla a la tristeza, pero con muy poco éxito. El recuerdo de su boda, cuando la asaltó, resultó agradable por todo lo que había significado en su momento. No se arrepentía de haberlo intentado. Después de todo había conseguido cosas buenas de ese matrimonio. Tenía a Gus. Ella, por sí sola, es probable que nunca se hubiera decidido a tener hijos. Era Mel quien insistía en ello, constantemente. Sin Mel, ella lo hubiera considerado demasiada responsabilidad para asumirla individualmente porque siempre había creído que los niños deben crecer en una familia y es probable que esa creencia la hubiera contenido a la hora de decidirse a pedirle a Brian o a cualquier otro que fuera el padre. Cualquier otro… no imaginaba a cualquier otro como padre de su hijo. Aunque quizás fuera porque no se había dado la oportunidad de imaginarlo. Como no se la había dado de imaginarse con otra pareja. Las cosas hubieran sido diferentes con otra pareja. Si no le hubieran gustado los niños ella…

“¡Dios! Menos mal que Brian no puede leerme el pensamiento ahora mismo o se pondría de los nervios, como cada vez que alguien empieza con los ¿Y si…? Si hubiera aceptado aquel empleo… Si hubiera estudiado medicina… Si hubiera usado condón… Si… “

Recordaba una conversación de ese tipo con Ted, muchísimos años atrás. Ted enumerando los errores cometidos, las oportunidades perdidas, los fracasos. Si esto, si lo otro… y Brian cortándolo con su voz morosa y burlona, ligeramente enfadado “Y si tu madre tuviera polla, sería tu padre, no te jode”.

Sonrió ante el recuerdo.

“Brian es así. Hay que aceptarlo. Y mi vida es así, como es y también eso hay que aceptarlo y no volver atrás la mirada para recrearme en las ocasiones perdidas o las posibilidades rechazadas. Es así. Gus es el resultado. ¡Y no lo cambiaría por nada!”.

La ceremonia había acabado. La falta de medios económicos se notaba en el convite, si es que ese pequeño bufette organizado en la sala anexa podía recibir tal nombre. Pocos invitados y poca comida sobre las mesas de tijera forradas de papel que, cuando acabara la fiesta, se convertirían en las mesas de manualidades para los niños, o en las de la clase de cocina o vete a saber qué de todo lo que se hacía en aquella pequeña iglesia del… ¡Joder! Ni siquiera sabía como se llamaba. Era la más próxima a su casa y se había acostumbrado a pasar por ella a dejar ropa y llevar ensalada de col a las reuniones de madres o comida para los sintecho que se amontonaban en el comedor. Nada que ver con las iglesias “de verdad” de su infancia.

-¿Vienes por Cindy o por Laura?

La pregunta la sacó abruptamente de sus pensamientos y se quedó contemplando la cara sonriente de la mujer que se había dirigido a ella.

-¡Oh! Pues… Cindy, creo… -respondió tras un segundo de vacilación.

-¿Crees? -la mujer se mostró sorprendida- ¿No sabes quién te ha invitado a la boda? ¡Eso es realmente original!

Lindsay tardó en reaccionar. La habían cogido totalmente por sorpresa. Contempló el rostro de la mujer y algo en su sonrisa la hizo sentir tímida, insegura, deseosa de arreglarse el pelo o alisarse la falda, y cuando la otra le tendió una mano se encontró sin saber que hacer, con las suyas ocupadas por un plato de plástico y un horrible mini-sandwich de pepino.

-Naomi Jensen. -se presentó la pelirroja- Me encargo de organizar algunas actividades de este centro social. Y esos sándwiches de pepino son culpa mía.

Lindsay se echó a reír, dejando sobre la mesa el plato con el sándwich, para aceptar su mano y apretarla.

-Soy Lindsay Peterson y sí, definitivamente he venido por Cindy.

-¡Oh! ¡Esa Lindsay! -la mujer volvió a sonreír- Cindy no hace más que hablar de que has conseguido las flores y le has regalado tu vestido de boda y el ramo y…

-No ha sido nada -Linds se ruborizó sin saber por qué- “¡Dios! ¿Qué me está pasando?”- las flores son… y yo ya no voy a volver a usar el vestido así que…

-No salió bien ¿eh? -afirmó más que preguntó Naomi con desenvoltura.

-No por culpa del vestido, ni mucho menos -defendió Lindsay su regalo.

-Seguro que no -asintió Naomi- Yo le hubiera dado el mío… si lo hubiera conservado cuando me separé. Uff que tema más desagradable. ¡Hablemos de otra cosa! ¿Qué te parecen los sándwiches?

Lindsay entrecerró los ojos antes de responder.

-Creo que nuestro actual grado de intimidad no me permite una respuesta sincera.

“¿De dónde ha salido eso? ¿Me ha poseído el espíritu de Brian? ¡Pero… si Naomi me gusta! ¡Me gusta mucho! ¿Cómo he podido decirle algo así?

Naomí se echó a reír con ganas.

-¡Original, desde luego! ¡Y sincera! -la voz de Naomi sonaba encantada- Tranquila, no soy la cocinera, sólo intento enseñar a cocinar… con una evidente falta de éxito por lo que he visto… ¿Pero quién hubiera imaginado que se puede estropear un sándwich de pepino?



Cuando Lindsay salió del convite tenía una cita para cenar, llevaba una sonrisa de oreja a oreja y un ramo de novia en las manos. Como ella había pagado el ramo de Cindy, ésta había intentado devolvérselo al lanzarlo, pero al cerrar las manos se encontró con que era el de Laura el que había cogido. Y Naomí tenía el suyo. “¿El destino? ¡Brian se reiría a carcajadas si le dijera algo así!”

Sonrió mientras enviaba un whatsapp.

“Gracias por las flores” -escribió mientras murmuraba en voz baja- “y gracias por ser mi amigo”.

La sala de reuniones de Kinnetic Inc en Nueva York era “una pasada” según calificativo de Gus cuando la visitó con su padre un año atrás, durante las vacaciones escolares.

En esos momentos sólo la ocupaban Brian y Justin que, sentados ante la web cam, mantenían una videoconferencia con Ted, Cinthya y Emmet que estaban en su homóloga de Pittsburgh.

Aunque decir que Justin mantenía una conferencia era mucho decir. Estaba presente ante la cámara, eso sí, pero sus manos y su cerebro estaban ocupados haciendo bocetos en un block de dibujo, para nada interesado en lo que se decidía en ese lugar. De hecho, el único motivo por el que había insistido en estar en la reunión era para servir de contención por si las cosas se ponían tensas con Ted.

Después de un fin de semana de locos y un lunes sumamente estresante, era el momento de evaluar de nuevo los problema para situar exactamente en qué punto se encontraban. Cinthya estaba haciendo un repaso de todos los asuntos a los que le había tocado buscar solución.

-Resumiendo, yo creo que ha ido bastante bien -concluyó al terminar su informe con una cansada sonrisa- Apenas tendremos repercusiones económicas por los errores cometidos. Hemos actualizado todas las actividades y podemos estar tranquilos por esa parte. También hemos analizado todos los contratos de nuevo, para estar seguros de que no se nos había pasado nada por alto. Y todo está funcionando según corresponde. ¿Cómo ha ido por Nueva York?

-Más o menos según lo previsto -respondió Brian- los tres han aceptado las modificaciones en los contratos a cambio de un trato preferente en la próxima campaña. Sin dificultad.

-En… tonces nos queda un solo problema por resolver -concluyó Ted con voz temblorosa- Los de Sears dicen que… no pueden ampliar los plazos.

-¿En qué cojones estabas pensando cuando firmaste que presentaríamos la campaña en cinco semanas en vez de en cinco meses? -se exaltó Brian una vez más- ¡Esa cuenta tiene una cláusula de penalización por plazos! ¡Nos puede hundir si no cumplimos! ¿Y como cojones vamos a cumplir?

-El equipo artístico está trabajando a tope y puede tener lista una presentación en cinco semanas, Brian -afirmó Cinthya- He hablado con ellos y están más que dispuestos a hacer las horas que haga falta. Además Justin también está colaborando y siempre podemos contratar más personal…

-Lo sé, pero es un contrato integral. Nos comprometimos a presentar una tienda on-line completamente nueva con publicidad interactiva y a hacer un lanzamiento en las redes. Y el departamento de informática no tiene tiempo material para hacerlo en cinco semanas ¿sabes cuantos productos diferentes comercializan esos almacenes? ¡Millones!

-Yo… -Ted empezó a tartamudear- ten… tendrás mi dimisión sobre tu despacho en…

-¡Oh! ¡Cállate! -interrumpió Brian de mal humor, golpeando la mesa con la mano abierta y Justin levantó la cabeza de su block- Tu dimisión no soluciona el problema así que mejor piensa en algo que sea realmente útil. Y hablando de utilidades. ¿qué hace Emmet en una reunión de Junta Directiva?

-Oye… -a Emmet le salió la voz de pito de haber estado tanto tiempo conteniéndose mientras los otros discutían de negocios. Pero fuera lo que fuera lo que iba a decir, fue interrumpido por Ted.

-¡Emmet ha pensado una solución! -informó contundente.

-¡No me jodas! -la mirada de Brian paseó de Ted a Emmet para volver a Ted, no sin antes fijarse en la expresión sorprendida al tiempo que compungida de Emmet- ¡Vale! Estoy lo bastante desesperado para escuchar lo que sea.

-No… si la idea no ha sido mía sino de Ted… No sé por qué habrá dicho eso. Yo no…

-¿Tengo cara de imbécil? -interrumpió Brian en tono agotado y en Pittsburgh todos se le quedaron mirando en silencio, con fijeza, mientras Justin intentaba contener una sonrisa- ¿Creéis que no sé qué pasa aquí? La idea ha sido de Emmet, se la ha ofrecido a Ted para que salve el cuello y Ted no acepta los méritos porque… porque es Ted, joder. Adelante con la idea Emmet. Si te va a hacer sentir mejor, haré como que me he creído que es de Ted. ¡Vamos! Suéltalo ya.

Emmet lanzó una mirada de recriminación a Ted antes de decidirse a hablar.

-Creo que deberías pedir ayuda a Bruno. Si el problema es informático seguro que él lo puede solucionar -afirmó convencido.

Justin se puso tenso en su asiento pero no dijo nada. Miró a Brian y vio que éste también le estaba mirando a él.

-Ya lo había pensado -reconoció Brian tras unos segundos de silencio- pero Bruno está en Japón, viviendo una aventura romántica con una “geisha” y no creo que…

-Es un actor de kabuki, un onnagata, no una geisha. Las geishas son mujeres -rectificó Ted ganándose una mirada asesina de Brian.

-Te equivocas, Ted -rectificó Emmet la rectificación, en plan enciclopédico- las geishas originales eran hombres, pero luego las mujeres se apropiaron de la profesión y…

-¿De verdad? -explotó Brian- ¡Estamos a punto de que se nos hunda la empresa y vosotros discutís sobre el sexo de las geishas! ¿De qué puto planeta habéis caído?

-¡Emmet tiene razón! -intervino Cinthya, que no se dejaba desviar de la cuestión por ninguna geisha, fuera del sexo que fuera- ¡Una idea excelente, Emmet! Yo también lo había pensado aunque no… Además Bruno es propietario del 30% de Kinnetic así que si la empresa está a punto de hundirse tiene derecho a saberlo para intentar salvarla. Ya sé que no trabaja aquí desde hace mucho, y que no necesita más dinero del que tiene, pero esto es cuestión de supervivencia para nosotros. Y si alguien puede arreglarlo es él. Sería de gilipollas tener un genio informático en la casa y dejarnos hundir por no llamarle.

-Además -intervino Emmet animadamente, defendiendo su propuesta- hablé con él hace poco y su aventura con el onnagata está acabando fatal si es que no ha terminado ya. Se ve que los japoneses tienen una idea de las relaciones así como muy…

Se interrumpió de golpe. Los ojos de Brian le taladraban desde la pantalla. Si las miradas matasen…

-Bueno, pues eso… que seguramente quiera venir para olvidar. ¡Huy mira! ¡Venir para olvidar! -rió nerviosamente, alterado porque la mirada de Brian seguía fija en él- Unos beben para olvidar y otros vienen jeje

Brian continuaba silencioso. Llamar a Bruno le había pasado por la cabeza más de una vez pero no quería interferir en su vida privada y sabía que Bruno valoraba mucho su… ¿A quién quería engañar? Había descartado llamar a Bruno porque Justin…

Se sorprendió al oír a su pareja tomar la palabra.

-Creo que es una buena idea, Emmet. Bruno podría solucionar el problema informático. Y Cinthya tiene razón. Es propietario de una parte de Kinnetic así que tiene derecho a saber las dificultades por las que está pasando la empresa.

-¡Excelente! -celebró Cinthya dispuesta a ponerse manos a la obra de inmediato- ¿Le llamas tú, Brian? ¿O lo hacemos nosotros?

-Mejor que le llame Emmet primero -decidió Brian- Es el que mantiene el contacto más a menudo. Así podrán intercambiar noticias de sociedad. Luego ya hablaré yo con él.

Emmet, que solo había asistido a la reunión para defender a Ted de los posibles ataques de Brian, y que había pasado todo el tiempo con las piernas temblorosas temiendo por su amigo (suerte que estaba sentado y no se le notaba) estaba tan aliviado de ver que las cosas se iban solucionando, que se desató.

-Bueno, pues decidido ¡Yo le llamo! Y… y… hablando de llamar… ¿Sabéis que he llamado a Drew Boyd y hemos quedado para vernos? -preguntó a toda velocidad, perdiendo totalmente el control sobre lo que decía.

En el silencio que siguió a esta declaración, desde Nueva York, a través de la pantalla, Brian se lo quedó contemplando de hito en hito unos cuantos segundos. Luego, se pasó la mano por la cara y, sin decir palabra, se levantó y salió de la sala de conferencias.

Emmet llevaba dos días dándole vueltas a su llamada a Drew y estaba lleno de dudas sobre la conveniencia de haberla hecho. A veces, incluso, se arrepentía, convencido de haber cometido un terrible error. Sus nervios no lo pudieron resistir más y dejó caer de golpe la cabeza sobre la mesa.

-Decidido, -afirmó con la frente apoyada sobre el cristal e ignorando las expresiones de sorpresa de sus amigos- ¡Ya es oficial! ¡Soy el ser más patético del universo!

-¿Qué? ¿A qué viene eso? -preguntó Ted, alarmado por la conclusión.

-¿No te has fijado? ¡Brian Kinney se ha contenido para no clavarme una puya!

-Bueno....

-¿Bueno? -Emmet gesticuló alterado, casi a punto de llorar- ¿Desde cuándo? ¿Desde cuándo Brian es un ser compasivo? ¿Eh? ¡Realmente debo dar pena, yo! Pero ¿Qué podía hacer? No soporto vivir solo, yo también necesito tener… yo…

Brian entró de nuevo en la sala de conferencias y se encontró frente a una mirada cargada de reproches por parte de Justin.

-¿Qué? -preguntó.

-¡Desde luego, Brian, ya te vale! -reprochó el rubio.

-¿Pero…? -se sorprendió Brian- ¡¡Si no he abierto la boca!!

qaf 2015

Previous post Next post
Up