[10/15] 14. We go together [Tabla Grease, teh_typewriter] (Nuria/Pablo)

Jan 11, 2009 13:21

Cuando Nuria abre los ojos siente el peso de una chaqueta vaquera tapándola y ve a Pablo, sentado en el asiento del conductor del coche de Rafa, mirándola fijamente. Ella esboza una sonrisa y se acerca a él, que la abraza. El cielo está oscureciéndose, y Nuria no sabe exactamente cuantas horas ha dormido, pero sabe que allí, rodeada por los brazos de Pablo podría volver a dormirse.

-¿Dónde estamos?-pregunta con suavidad.

-Estamos a 30 kilómetros de casa, nena-susurra él, acariciando las puntas de su pelo negro-Pero… tenemos que decidir a dónde vamos y eso… ¿tú quieres irte al pueblo o a algún otro lugar?

Nuria suspira.

-Pablo… siento haberte metido en todo este lío, pero… no sé. Tú eres mayor de edad y yo soy menor… y como la neurótica de mi madre se entere de que estoy contigo es perfectamente capaz de acusarte de secuestro…

-¿Qué más da?-y su sonrisa es traviesa, como si le resbalase todo eso. Y Nuria sabe que en realidad le resbala.-Voy a ir al infierno de todas formas-añade divertido.

Y Nuria siente un escalofrío al oírle decir esas palabras, pero no puede reprimir una sonrisa un poco culpable, porque los pensamientos que se le cruzan, relacionados con su lengua y las pecas de Pablo no son los más aconsejables para ese momento en el que todavía no están a salvo.

El móvil le vibra en el bolsillo de la falda, y por un momento siente un pánico atroz ante el hecho de que pueda ser su madre, pero mira el identificador de llamadas y se supone que es Rubén.

Mira a Pablo, con cierto regusto de disculpa en la mirada y contesta.

-¿Si?

-Nuria… ¿estás bien?-su voz suena preocupada.-Deberías haberme contado que te ibas a largar con Pablo…-y en su voz hay también, un leve regusto de reproche-al fin y al cabo… joder, fuimos… lo que fuimos, deberías confiar en mí.

-¿Tú como sabes que estoy con Pablo?-pregunta Nuria a la defensiva. El aludido la mira y le tiende una mano, que ella aferra con la que tiene libre. Inexplicablemente eso le da fuerzas.

-Porque tu madre le tiró del pelo a Elisa hasta que se lo dijo-la voz de Rubén suena ronca-Eli ahora está aquí, conmigo, pero se ha quedado dormida-los ojos de Nuria se llenan de lágrimas. Ella siempre se ha comido las broncas y palizas por su hermana, y ahora Elisa no la tiene para que la defienda.

-¿Es‑está bien?-y a Nuria le cuesta contener las lágrimas y hablar a la vez. Ella no ha sido nunca tan fuerte como su hermana, ni lo será.

-Si… sólo está preocupada por ti-explica Rubén.-Nuria, cielo… sería mejor que no os fueses al pueblo. Mañana por la mañana saldremos de aquí, y en el lugar que primero van a buscarte va a ser en casa de Pablo.

-Lo sé…

-Nuria… ¿estás segura de que estás bien?-pregunta luego Rubén, siempre se ha preocupado excesivamente por ella..

-Si, Rubén… no te preocupes-musita ella con dulzura.-Y… por favor, cuida de Eli-pide con suavidad.

-Lo haré, peque-susurra él. A Nuria se le escapa una estúpida lágrima. Lo ha querido (y todavía le quiere) tanto que hasta duele.-Es lo mínimo que te debo por los mejores tres años y medio de mi vida.

-Vale… gracias-y cuelga el teléfono, con los ojos tan empañados que ni siquiera la mano de Pablo, que le está acariciando la suya, logra calmarla.

Nuria deja el teléfono sobre el salpicadero y se seca las lágrimas con el dorso de la mano antes de mirar a Pablo a los ojos. Él le acaricia la mejilla con suavidad y le dedica una media sonrisa.

-Todavía le quieres, eh…-y no es una pregunta. Tampoco suena a reproche. Es la simple y llana constatación de un hecho que, por doloroso que sea, no puede taparse con un dedo, como el sol.

Y el tono, medio resignado con el que Pablo lo ha dicho hace que Nuria se sienta mal.

Y Nuria sabe que tiene razón. Que en el fondo ella sigue queriendo a Rubén con la misma dolorosa intensidad con que lo ha querido siempre. Con ese amor que hace daño. Sin embargo, ella sabe y entiende que lo que siente por Pablo es completamente distinto. No duele, como lo que siente por Rubén (que es parte de su vena masoquista) sino que es dulce, cálido y agradable. Y lo más importante, no duele.

-Si… todavía le quiero-dice luego en voz baja.-Pero quererle a él me hace daño, y quererte a ti es todo lo contrario-Nuria mira a Pablo, que, repentinamente parece indefenso, y lo abraza. Él hunde el rostro en su hombro y Nuria enreda los dedos entre su pelo rojo.-Y te quiero…-le susurra, apoyando la mejilla en su pelo y acariciándole la espalda con los dedos.

Los brazos de Pablo alrededor de su cintura la estrechan con un poco más de fuerza, como si quisiese fusionarse con ella por completo, y Nuria entiende, con una claridad meridiana, que Pablo la quiere más de lo que se merece.

-Nena…-la voz de Pablo suena ronca-tal vez deberíamos irnos a casa…-susurra luego, soltándola.

Nuria niega con la cabeza.

-Mañana por la mañana mis padres van a salir hacia aquí, y en el primer lugar que me buscarán será en tu casa…-y a Nuria le preocupa el hecho de que Pablo se pueda meter en un lío por ella-Y si me encuentran allí… no quiero que te pase nada malo por ayudarme-añade en un murmullo.

-Lo peor que podría pasarme sería no ayudarte, nena…-dice accionando las llaves en el contacto y encendiendo el coche-Vamos a mi casa. Tengo que coger unas llaves, y luego nos vamos a la cabaña que tenía mi abuelo en la playa-dice mirándola con unos ojos azules que casi es como si la quemasen.

-No deberíamos escondernos…-porque ella siempre ha afrontado las cosas en la medida de lo posible. Y le duele esconderse como una vulgar ladrona.

-Ya sé que no, nena, pero te has escapado, y eso implica que no quieres que te pillen-dice con cierto tonito burlón.

Nuria le saca la lengua y se arrebuja un poco más en la chaqueta vaquera de Pablo.

Y van en silencio, porque ninguno de los dos tiene mucho que decir, ni tampoco lo necesitan realmente. Se ha hecho completamente de noche y cuando llegan a la casa de Pablo y no encuentran el Laguna Negro de los padres de éste, Nuria siente un vacío en el fondo del estómago. Van a estar solos en su casa, que, aunque no es la primera vez, está más nerviosa de lo que debería. Tal vez porque la posibilidad de acostarse con el que hasta unas horas atrás ha sido su mejor amigo está ahí.

El vacío se acrecienta cuando Pablo detiene el coche y sale de él, corre por delante y le abre la puerta, con una sonrisa que no es todo lo burlona que debería, si no que a Nuria le recuerda a la de un tigre a punto de saltar a por un indefenso corderito, sólo que ella no es un corderito, y las pecas de Pablo siempre le han despertado pensamientos un poco raros.

La casa está oscura, con todas las luces apagadas, y Pablo, nada más entrar la acorrala contra la puerta y la besa. La besa como si hiciese un mes que no se ven, y en esos momentos, Nuria es consciente, extrañamente consciente, de todas y cada una de las fibras de su cuerpo, y es consciente, también, de las manos de Pablo, en su cintura, un poco por dentro de la camiseta. Es consciente de que sus dedos se adaptan perfectamente a su contorno. Y es consciente de que sus manos desprenden calor. Ese calor que ella necesita. El calor de Pablo. Que siempre lo ha curado todo.

Y es perfectamente consciente de que es completamente diferente a con Rubén. Porque éste siempre ha querido mandar. Dominarla. Pablo, sin embargo, la besa despacio, como si tuviesen todo el tiempo del mundo, y le deja a ella marcar el ritmo, hasta que caen en el sofá, ella encima de él, y una mano del chico acaricia despacio la pierna de Nuria.

Ella no sabe donde acabarán si no paran ya, y tampoco le importa demasiado. La otra mano de Pablo, dentro de su camiseta, trazando círculos en su espalda, logra que se olvide de cómo se respira, y sumada al beso, que es lento, cálido y húmedo, casi logra que se olvide de su nombre.

Pero de repente suena el timbre y ellos se separan. Vuelven a la realidad de golpe, y Nuria se sienta en el sofá, con todo el aspecto de buena chica que puede tener en esos momentos, mientras que Pablo, con el pelo revuelto y la respiración tomada, se levanta y va a abrir.

Nada más abrir la puerta, entra, como un huracán, Laura, con muy mal aspecto y llorando a lágrima viva.

El corazón de Nuria se acelera. Es la primera vez que la tiene delante desde… desde ese día, y verla llorando hace que el estómago se le encoja un poquito de preocupación. Porque quiere guardarle rencor, y quiere odiarla, pero realmente no le sale, porque en el fondo, la decisión final ha sido de Rubén.

Y Laura la mira con esos ojitos azules y llenos de lágrimas. Y Nuria, cuando Laura se acerca, le hace un sitio en el sofá. Pablo se sienta detrás de ella y Nuria apoya la espalda contra su pecho. De repente tiene frío, y él desprende calor.

-¿Podemos hablar?-pregunta Laura, mordiéndose el labio, un poco dubitativa.

Nuria asiente con la cabeza, y acto seguido se pregunta de quién narices habrá aprendido Laura a dar las noticias, porque tiene el mismo tacto que una esponja de acero.

-En la analítica que me hice hace dos semanas, no sé si te acuerdas…-y Nuria se acuerda. Si hasta ha ido con ella al médico. Asiente-me ha salido que tengo… tengo sida.

# periodo: quinesob, fandom: original (summer nights), pairing: nuria/pablo, comunidad: teh_typewriter, [regalitos, longitud: historia larga, · fuente: tabla, ~ escrito: original

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