Jul 22, 2008 09:09
Voy con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en el respaldo del asiento. A veces noto como si todo mi cuerpo se adormeciese por el ronroneo del motor. Pero prefiero mantener los ojos cerrados y concentrarme en la voz de Amy Lee que me acaricia los oídos a través de los cascos del mp3
Ya va siendo hora de plantarle cara al destino y a la vida. Mi madre dice que debo dejar de ser irónica. Plantarle cara al destino y a la muerte. Esa hija de puta que me quitó a Marcos. Eso es lo que voy a hacer.
Sé que en el fondo es culpa mía, pero duele demasiado reconocerlo. Solo puedo afrontar que ya no le tengo, ni le tendré jamás, hasta que lleguemos a algún lugar llamado Nirvana, donde Kurt Cobain nos recibirá con los brazos abiertos.
Espero que haya recibido a Marcos, al menos.
Noto como mi padre va aminorando la marcha del coche y no puedo reprimir un escalofrío que me recorre desde la nuca hasta debajo del pantalón vaquero. No quiero bajar. Pero tengo que hacerlo. Sé que va a ser la única manera de seguir adelante. Y aunque no quiera, debo hacerlo.
Hace más de un año que estoy sin él. Y todavía le quiero como la primera vez que nos besamos., en aquel viejo casucho que ahora, como lo nuestro, está derruido.
Mi padre me abre la puerta y me tiende una mano para ayudarme a bajar. Pero no la necesito. Estoy entera. Estoy viva, y tengo que vivir por los dos. Sé que es lo que Marcos hubiera querido.
Salgo del coche, y el frío de octubre me envuelve y se cuela por dentro de mi cazadora y sobre todo por dentro de mi alma, y pese a que sean las cinco de la tarde y el cielo esté relativamente despejado, siento miedo y un pánico atroz, como si me hubiesen abandonado en esta carretera hacia ninguna parte en medio de la noche.
Todavía está roto el quitamiedos que Marcos rompió. Todavía puedo oler la gasolina derramada en el suelo. Todavía puedo ver su cuerpo lleno de sangre y vacío de vida en esa camilla del hospital.
Y siento miedo. Siento ganas de llorar. Pero sobre todo, de seguir a Marcos a más allá de la barrera de la vida. Porque mi vida sin él tiene tanto sentido como esta mierda de carretera sin coches.
Estoy vacía. Y le quiero. Todavía le quiero. Porque él lo ha sido todo, y me ha dejado en nada. Como una carretera, que roba las ilusiones de la gente y mata al tiempo que deja morir.
Soy consciente de que mi padre me mira como si fuese a romperme. Pero soy plenamente consciente de que no lo haré. No me romperé. Porque Marcos habría querido que fuese fuerte.
Tengo que serlo. Al fin y al cabo está muerto por mi culpa. Él, que me adoraba.
Es lo mínimo que le debo.
· fuente: reto,
longitud: drabble,
personaje: cristina,
comunidad: lmf_torneo,
~ escrito: original,
fandom: original