Tenía diez años y estaba sola en casa. La acompañaba su sombra, claro, pero ésta nunca ha osado hablarle; la sigue a todos lados con su silenciosa reverencia y le provoca un estado de nerviosismo al saber que nunca podrá despegarse de ella…
Empezó a caminar, no, a arrastrar los pies por el suelo de brillante madera. Era invierno, doce de enero
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Comments 2
Me encanta, aunque es bastante... oscuro, pero es un excelente relato
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Igual es algo oscuro, pero bueeh!... la historia esta buena!
Saludos
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