El final se volvió sospechosamente claro, su pecho iba a atravesar la meta y se detuvo. Acababa de comprender que ganar no era llegar el primero, y menos si sabes a donde has de llegar. Ganar era llegar a algún lado, daba igual el puesto, venciendo a la eventualidad, salvando todos los riesgos y por supuesto, viviendo, que era de lo que se trataba
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