Título: Not so pretty now
Autor:
hoomygothFandom | Personajes/Pairings: Gossip Girl | Chuck, Nate (Nate/Blair, Chuck/Vanessa, Nate/Vanessa, Chuck/Blair)
Longitud: 969
Spoilers? 2x22
Rating | Advertencias: T | Palabrotas y esas cosas.
Notas: Tengo mil fics a medias, pero después del capítulo de ayer… esto necesitaba ser escrito. Beteado por la always awesome
riatha.
--
Tratan de aparentar normalidad, quedan a tirar unas canastas como habrían hecho si nada hubiera pasado. Nate está seguro de que Chuck está disfrutando de este momento. En parte porque, a pesar de todo, es el único amigo que le queda, y un mal amigo es mejor que ningún amigo; en parte porque sabe que él lo está pasando mal, y no deja de ser un cabrón sádico ni cuando tiene el corazón roto.
Nate es un mal amigo, por eso lo está pasando mal. Porque Chuck estuvo enamorado de Blair y no sabe si dejará de estarlo en algún momento, y aún así él está saliendo con ella. Otra vez. Y no puede evitar sentirse mal por ello. A veces se le olvida que Chuck se la robó (como si fuera de su propiedad). Nate ya no es el mismo que era entonces. No es el que dice ‘así que estás enamorado de ella, ¿eh?’ y se le olvida todo porque nunca ha visto a Chuck enamorado y eso le hace un poquito feliz a él. Ahora no deja que nadie le pase por encima, y Chuck puede meterse su amor por donde le quepa, porque Blair es suya, porque lo ha sido siempre.
Así que tratan de aparentar normalidad y hacen bromas, y se toman el pelo como han hecho siempre, desde el momento en el que Nate le rompió las gafas a Chuck en el jardín de infancia y se hicieron inseparables. Pero eso sólo es una capa de pintura que tarde o temprano se resquebrajará y empezarán los reproches y el ‘tú me hiciste aquello’ y el ‘tú me hiciste esto otro’. Porque en los dos últimos años se han hecho muchas cosas, y aunque siempre acaban perdonándose por los viejos tiempos… los viejos tiempos ya no dan más de sí. Hay un límite de puñaladas por la espalda que puedes perdonar por quince años de amistad.
-Sólo estoy distraído.
Está distraído porque no sabe lo que está haciendo con Blair, porque no quiere perderla pero ella no lo pone fácil. Porque Chuck intenta hacer ver que ya no le importa, pero Nate le conoce demasiado bien como para creerse esa mierda.
-Tú ganaste, yo perdí. No tienes por qué preocuparte por mí -asegura, demasiado empeñado en sonar convincente-. Además, no es por nada, pero ya he encontrado otros entretenimientos que dan menos problemas.
-Eso no lo dudaba.
-Creo que me ha venido bien que volvieras con Blair. No hay nada como una mujer despechada.
Nate, que está a punto de tirar a canasta, se para en seco y le mira, tratando de descifrar sus palabras.
-¿De qué estás hablando?
-¿No es obvio? Vanessa, la barista bohemia de Brooklyn.
-¿En la fiesta de Serena? Eso fue solo un espectáculo para ponernos celosos.
-Luego hubo un pase privado -contesta, con suficiencia-. Dos, de hecho.
-Espera, ¿te acostaste con ella?
-Hoy te cuesta especialmente seguirme. ¿Te has dado algún golpe en la cabeza?
-Chuck, ¿te acostaste con Vanessa? -pregunta, y suena casi agresivo.
-Sí, Nate, me acosté con ella.
-Hijo de puta.
Chuck se ríe. Es una risa oscura, un poco amarga.
-No sé por qué te molesta.
-Puede que ya no esté saliendo con ella, pero es mi amiga.
-Ella no parece opinar lo mismo -le quita el balón de las manos y tira a canasta-. Deberías oírla hablar de ti con un par de copas encima.
-Sigue importándome.
-¿Y qué?
-Que no quiero que le hagan daño.
-Eso deberías haberlo pensado antes de hacérselo tú.
-Son cosas que pasan -dice con gran convicción, como si nadie antes hubiera usado ese cliché-. No estamos hablando de mí, Chuck, hablamos de ti. De cómo rompes todo lo que tocas.
-¿Qué coño significa eso?
-Vanessa se merece algo mejor que tú.
-Yo ni siquiera pretendía volver a verla, ¿sabes? Pero ahora puede que la llame. Estoy seguro de que está deseándolo.
-Aléjate de ella -le amenaza, apuntándole con el dedo índice.
-¿Por qué?
-Porque -Nate duda-… Porque sí.
-Porque no quieres que supere lo tuyo, porque te gusta saber que, aunque estás con Blair, puedes volver con Vanessa siempre que quieras.
-Eso no es cierto.
-Porque odias la idea de que me prefiera a mí antes que a ti, igual que hizo Blair.
-¡Deja a Blair fuera de esto! -prácticamente lo grita, con el color subiéndole a las mejillas.
-¿Cómo voy a hacerlo? Crees que te la quité de las manos, cuando fue ella la que vino a mí. Igual que Vanessa. A lo mejor yo no soy el problema -le provoca-, a lo mejor eres tú. Algo estarás haciendo mal para que todas estén deseando meterse en la cama de tu mejor amigo.
Podría pegarle un puñetazo. Chuck ha recibido muchos golpes en su vida, pero Nate cree que ninguno se lo ha merecido tanto como este. Pero no se lo da. Respira hondo, frunce el ceño, aprieta la mandíbula, gira sobre sus talones para irse. Pero no se va a ningún lado. Gruñe algo y vuelve a darse la vuelta para encararle.
-Crees que tú no tienes la culpa de nada -le corta Chuck antes de que pueda decir nada-. Crees que yo hago más daño porque las utilizo, ¿no? Nos utilizamos unos a otros, así funciona el sexo. Blair y yo nos acostamos porque estábamos solos, Vanessa y yo nos acostamos porque estábamos celosos y enfadados. Eres tú el que les rompe el corazón, no yo. El que las engaña y las miente y las abandona.
-¿Y tú eres un santo?
Chuck se ríe de nuevo, y esta vez es una risa de verdad, de las que le pillan por sorpresa.
-Claro que no, pero yo no me creo un santo. Tú sí, Nathaniel, y no eres más que un cabrón como todos los demás.