Capitulo: Si tu lo quieres o Capitulo 26
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quinesob de Agosto
Cuando abrí los ojos la mañana siguiente, me quede un rato aun acostada sin poderme creer del todo lo acontecido el día anterior, no era solo el asuntó de las porristas y de la suspensión de Somers y José, era también el hecho de que Riko estaba en casa, de la conversación que había escuchado entre Cris y Javier; pero mas que nada sin creerme para nada las miradas que Cris me había dedicado toda la tarde.
Era una mirada diferente a todas las que me había dedicado en el pasado, pero también era como si me quisiera decir alguna cosa, y no solo eso. Me hacia sentir especial, y el sentimiento me gustaba mucho; después de todo ¿cuánto había pasado desde que alguien me había mirado así?, mas de lo que a mi me gustaba admitir la verdad, por que ahora que sabia todo lo que me había hecho José, realmente comenzaba a dudar incluso de aquellas miradas que me había dirigido cuando estábamos en la prepa.
Por supuesto no podía quedarme mucho tiempo aun en cama, por mucho que lo deseara, así que tuve que levantarme y tomar mis cosas para un baño, Riko gracias a los dioses ya se había levantado, y no estaba un en mi cama. Mis padres habían llegado tal y como los esperábamos y por supuesto entonces mi prima tuvo que compartir habitación conmigo, pero ahora no se veía su castaño cabello por ninguna parte de la habitación y eso por supuesto no podía si no alegrarme la mañana aun más.
Tome las precauciones necesarias que venia tomando desde aquel accidente con Somers, por lo que mi baño fue de lo mejor, escuchaba en el piso de abajo a mi madre preparando el desayuno, la verdad es que habían llegado con muy buenas noticias, y yo la verdad me alegraba mucho. Y no era solo por doña Ángela, si no también por Don Rodrigo, por Cris y por supuesto Javier. Pero no me alegra por este último por las cosas que se podían malinterpretar, no. Me alegraba por que eso significaba que ya no lo tendría metido en mi casa las 24 horas del día.
Y que por fin mi hogar volvería a ser un lugar lleno de paz y tranquilidad, pero para eso alguna faltaba algunas semanas, más de las que me gustaría, pero el panorama era alentador así que de alguna manera las cosas al menos en ese aspecto no podían ir mejor. Por supuesto intentaba no pensar en Mariel y las porristas, por que sabía y estaba segura que no me equivocaba al pensarlo, que por mucho que Eric hubiera hablado con la pelirroja, eso no cambiaría las cosas y lo que fuera que me tenía preparado me esperaba en la escuela.
Me tocaba enfrentarme al pelotón de fusilamiento sin tener ningún juicio y por supuesto siendo condenada sin ser escuchada, me esmere en mi arreglo, y aun cuando me había maquillado con cuidado y me había rizado el cabello lo mejor que podía, definitivamente no estaba ni la mitad de presentable de lo que había estado el día anterior, y me chocaba tener que aceptar eso, pero tenia que aprender algunos trucos de esas porristas, cuando baje, ya con el traje de porrista puesto - traje que había sido lavado en la noche- tanto Riko, con Cris y por supuesto la rata ya estaban ahí.
Cris me sonrío, una de esas sonrisas radiantes que el chico tenia, y en ese momento estuve segura que pasara lo que pasara ese día en la escuela, con las porristas y con el dichoso juego mi día ya estaba hecho simplemente por que Cris me había sonreído de aquella manera, por supuesto la sonrisa de Cris contrastaba ampliamente con la mirada que me mandaba Riko, pero ya era completamente inmune a esas miradas así que simplemente tome asiento para el desayuno. Desafortunadamente junto a Riko, mi madre se nos quedo mirando unos segundos antes de pasarme mi cuenco con leche.
Yo puse los ojos en blanco, sabia lo que mi madre estaba pensando, en lo mucho que nos parecíamos y en lo mucho que a ella le hubiera gustado tener otro hijo, ya fuera niño o niña, era esa una de las cosas por la que mi madre parecía querer tanto a mi prima y a los Somers, aparte por supuesto que estos últimos eran hijos de sus mejores amigos, así que era hasta cierto punto comprensible que los quisiera. Yo realmente agradecía no tener hermanos, tener una hermana como Riko seria la muerte por ejemplo, no definitivamente ser hija única tenia su ventajas y yo estaba muy feliz de esa manera, aun que a veces me gustaría una hermana como Fabiola por ejemplo, aun que por supuesto viendo la hermana que ella tenia, lo mejor era agradecer el ser hija única.
El desayuno paso sin sobre saltos, mi madre diciendo algunas cosas y Riko y Javier mostrándose adorables, Cris interviniendo de vez en cuando y yo sin decir absolutamente nada, por fin llego el momento de ir a clase, me mire una ultima ve en el espejo en mi habitación, con la mochila en el hombro.
-“Deberías apurarte y no torturar al pobre espejo así”- escuche la voz de mi prima, por supuesto no le dije nada mi idea era pasar de largo sin cruzar palabra con ella, pero por supuesto Riko tenia otros planes -“Por cierto, he invitado a Cris a la fogata de esta tarde, mi padre ya me ha dado permiso por supuesto y Cris tiene un coche me pareció la mejor opción”- no supe a donde quería llegar con esas palabras pero definitivamente no las había lanzado a azar.
Era verdad que no le había pedido permiso a mis padres, pero estaba segura que en cuanto lo pidiera me lo darían, aun mas si les decía que Javier iría conmigo y no solo eso, si no que Riko y Cris estarían por ahí, por otro lado el saber que Cris estaría ahí, era un agregado con el que no había contado antes pero de lo que por supuesto no pensaba quejarme. Que fuera con Riko realmente no me molestaba, conociéndola como la conocía seguramente ella se había mostrado encantadora, y había desplegado todos sus encantos, la había visto en acción las veces suficientes como para no inquietarme de que fuera con Cris, el pobre seguramente no tuvo siquiera oportunidad de negarse a ir con ella, ya la conocía yo lo suficiente.
-¿Quieres llegar a algún lado con tanta palabrería?- le pregunte levantando una ceja para mirarla, un gesto que había logrado hacer luego de estar practicando horas frente al espejo, luego de darme cuenta que Somers podía hacerlo con total naturalidad
-Mira Noriko, tiene que quedarte muy clara una cosa, puedes ocupar maquillaje y estar en el insulso grupo de porristas de Seim, pero debe quedarte bien claro que jamás, jamás podrás llegarme a la suela de los zapatos, así que quítate de mi camino, déjame a mi brillar donde debo hacerlo y tu deja de intentar ser algo que no eres-
La observe fijamente, preguntándome ¿Cómo demonios cabía tanto ego en una sola persona?, pero era Riko, y Riko creía que cuando había relámpagos eran los ángeles sacándole fotos, así que no tenía que preocuparme de que tuviera aire en la cabeza en vez de cerebro.
-Mira Riko, si tú crees por un momento que yo entre a ese grupo para fastidiarte, déjame bajarte de tu nube, No eres el ombligo del mundo querida prima y las cosas no las hago pensando en ti, si estoy en el grupo de Mariel - me obligue a utilizar el nombre en lugar del apellido simplemente porque ella había utilizado este ultimo - no es por ti primita, es por Javier, por que el está en el equipo y a mí me apetecía tener un lindo gesto con el- dije poniendo los brazos en jarras
Ni yo misma podía creer lo que acababa de soltar, al menos esperaba que hubiera sido lo medianamente creíble como para que Riko se tragara todas mis palabras, supe que así había sido cuando observe su rostro de indignación, era obvio que algunas de mis palabras la habían ofendido
-Tienes a Javier, porque yo te lo permitido prima, disfrútalo mientras puedas, por que en menos de lo que canta un gallo voy a tener a Javier Somers comiendo de mi mano y a ti llorando encerrada en tu habitación-
-Inténtalo, Riko no te tengo miedo. Y por puedes intentar lo que te dé la gana, yo estoy bastante segura de lo que Javier y yo tenemos, y sé que ningún intento de modelo va a venir a arruinar mi noviazgo, ¿Y sabes por qué estoy tan segura primita?- le dije intentando en todo momento mantener la expresión de superioridad y no soltar la carcajada al notar su expresión contrariada, y era natural hasta cierto punto, porque yo solía quedarme callada cuando ella atacaba o solía ser más torpe al momento de elegir las palabras adecuadas que pudieran lastimar a Riko, tal vez después de todo aquellas clases con Somers no me vendrían mal, al contrario -Porque a diferencia de ti a quien siguen para colarse entre tus piernas- comencé, y ella no podía negar eso, tenía bastante fans, en su gran mayoría solo hipnotizados por su belleza -A mi Javier me quiere, ¿Por qué no vas preguntárselo?-
Ella hizo una mueca y un ruido con la garganta que no logre identificar
-Por favor Noriko, Javier Somers no puede estar realmente interesado en ti, seguramente tu eres solo un entretenimiento para él, un hombre como Somers, necesita otras cosas, muchas más cosas que una chica promedio-
-Pues revuélcate en tu veneno víbora, porque por si no lo sabías Somers escogió a la chica promedio, y no a ti-
-No por mucho- me dijo antes de darse la media vuelta e irse por donde había venido.
Sonreí ampliamente sin poderlo evitar, y era que mientras estuviéramos en toda esta farsa, Riko se tragaría su propia bilis y eso no podía si no hacerme feliz, era una buena noticia entre las ultimas calamidades de mi vida y me parecía que era justo y necesario un respiro y un poco de diversión y que dicha diversión fuera a costa de Riko, bueno era un agregado del que no pensaba quejarme.
Cris volvió a llevarnos a la escuela, comportándose como la persona amable que era y de la cual Javier estaba a años luz de distancia, por supuesto Riko fue en el asiento del copiloto, batiendo muchos las pestañas y mostrándose un poco mas zorra de lo que solía ser generalmente, lo que yo interprete como su plan de acción luego de nuestra conversación, me gustaría decir que no me molestaba en lo absoluto, que llevara la falda más corta y que batiera las pestañas cada tres segundo, debería de haber sido para mí cualquier cosa. Pero no fue así, me pase todo el trayecto en el asiento trasero junto a Javier aguantándome las ganas de gritar cada vez que veía como Riko, estaba haciendo el papel de sirena ante Cris, y lo mas agobiante de todo, fue darme cuenta que Cris estaba cayendo bajo su influjo. Como esos marineros de los cuentos que caían bajo el influjo del canto de las sirenas y solo servían de alimento a estas. Lo más difícil de todo fue mantenerme en mis cabales, porque al parecer ella sabía de mi debilidad por Cris y me estaba atacando sin que le importara nada.
Por supuesto no se podía esperar otra cosa de alguien como mi prima, ella era así, apostaba todo y generalmente ganaba lo que quería, pero yo sabía que ahora sería diferente, solo tenía que aguantar y sentarse a esperar a ver cómo iba desmoralizándose una y otra vez, hasta que la pobre ya no pudiera más. Fue en el momento que Cris aparcaba frente a la escuela, que me di cuenta que ataque de Riko no estaba destinado a mí, sino a Javier.
¡A Javier!
Quien por cierto paso de ella, sin si quiera darse cuenta de que lo que mi prima quería, que era despertar los celos de la rata, lo cual seguramente era tarea imposible, ya que el hombre tenía la sangre fría. Aun que claro recordé que la tarde anterior, había comprobado en mi propia carne, que Somers no era tan frio como a mí me gustaría creer. Y por lo tanto no pude evitar que mi rostro se tiñera de rojo. Y que tanto Cris como Riko me miraran fijamente.
-Vámonos- dijo Javier tomando mi mano
Y entonces me di cuenta de que algo estaba mal conmigo y mi salud mental, porque fue sentir el tacto de las manos de Somers y ponerme aun más roja, lo supe porque sentía el calor emanando de mis mejillas.
-Anderson, ¿Te pasa algo?- me pregunto entonces clavando su mirada en mi
¿Qué demonios me estaba pasando?, no era que de pronto hubiera descubierto que Somers era atractivo o que me hubiera dado cuenta que de alguna bizarra manera me gustaba. Si y no podía negármelo, pero de eso me había dado cuenta el día anterior, con lo que no había contado por supuesto, era con que de pronto me viniera a la cabeza la escena que había protagonizado. Y sentirme completamente estúpida por haber llegado tan lejos. ¡Era Somers! Por todos los dioses.
-Nada- termine de decir para adelantarme algunos pasos soltando su mano, no podía reaccionar así a cada acercamiento que tuviéramos, además de que algo como lo del día anterior jamás volvería a pasar -Solo que voy tarde y a Mariel no le hará gracia- murmure para comenzar a caminar más rápido. Convencida como estaba a poner distancia entre nosotros.
-No sé porque desperdician tanto tiempo, el encuentro es hasta las 12, aun no han dado las nueve-
-Eso no tienes que decírmelo a mí, sino a Mariel, es ella a la que le gusta perder el tiempo, con todas estas tonterías, y eso me recuerda- dije deteniéndome y mirándolo fijamente - estoy pensando seriamente en fingir que me he lastimado un tobillo y no hacer nada de lo que sea que Mariel me tiene preparado- le dije cruzándome de brazos
-¿Por miedo?- me dijo el embozando una media sonrisa de burla
-Ya quisieras tú, fue porque se suponía que yo estoy con esa tribu de descerebradas para animar a mi novio- le dije fulminándolo con la mirada - y resulta que mi novio, está castigado por pelearse con otro jugador y hacer tonterías. Así que no veo cual es el caso de que yo tenga que ponerme este ridículo uniforme para animar a alguien que ni siquiera va a pisar el terreno de juego-
El entonces simplemente lanzo una carcajada, como si todo eso le hiciera mucha gracia, no pude menos que mirarlo completamente asombrada ante sus modos, y ante su desfachatez, si ahora hasta lo creía capaz de haber iniciado la pelea, solo por no tener que jugar. Si ya sabía yo que Somers tenía de atlético, lo que yo de gimnasta.
-Vamos Anderson, este cambio te favorece, seguro que suben tus bonos y tendrás a uno que otro perdedor tras de ti-
Puse los ojos en blanco y bufe sin creer ninguna de esa palabras que el estaba soltando en esos momentos
-No soy una inversión para que mis bonos suban Somers- le dije simplemente - por otro lado, paso de los perdedores tengo ya suficiente con el ultimo que entro en mi vida y que por mas que intento no puedo sacar- le dije mandándole una mirada significativa y volviendo a caminar, pensando en la manera en que podía fingir una lesión y olvidarme de todo eso.
-Y me encargare de José- me dijo simplemente y eso hizo que me detuviera y diera media vuelta parar mirarlo, pero el ya estaba caminando para uno de los pasillos que llevaba a las aulas.
No pude evitar fruncir el ceño ante sus palabras, no era que José me importara. Al menos no lo hacia ahora que sabia todas las cosas que había estando haciendo y lo poco que realmente me había querido. Pero no me gustaba la idea que la guerra cazada que ya tenían Somers y José se volviera ahora una guerra sin cuartel. No quería ser el pretexto que estaban buscando para poder agarrarse a golpes como venían deseando desde que José había entrado a la escuela. Tendría que hablar de eso con Somers, si quería ir y ponerse a repartir golpes a diestra y siniestra, tendría que utilizar otro por que, que mi nombre. No quería ser ningún pretexto, seguro que tenían otros motivos reales por los que si podrían pelearse.
Seguí mi camino, por que tenia que llegar donde Mariel, cada vez mas convencida de que la única solución, era fingir que me lastimaba un tobillo, por que de esa manera no podría realizar ninguna de las cosas que esas tontas querían que hiciera. No llegue al vestidor de las chicas por que el sequito al completo estaba saliendo en ese momento, todas luciendo perfectas. Si es que esas seguramente no hacían tareas, ni estudiaban, solo se la pasaban preocupadas por estar perfectas para los juegos. Tenia que ser una vida muy aburrida seguramente.
Mariel me observó, no podía ser de otra manera por supuesto y embozo una de esas sonrisas que yo tenia catalogada como de bruja, por lo que supe que lo que sea que me estaba preparando seria doloroso, y ahora me arrepentía de no haberme “accidentado” cuando estaba con Somers, seguramente si el le decía a Mariel que efectivamente me había lastimado un tobillo, ella le creería o en su defecto al menos no haría nada por contrariarlo. Pero ahora ya era demasiado tarde y me tocaba estar en manos de esas chicas y ser muy buen actriz al momento de fingir una lesión. No podía ser tan difícil, aun que lamentaba que el dolor de la muñeca ya no estuviera conmigo.
Alicia me dedico una mirada cargada de odio, antes de acomodar su cabello en un movimiento nada sutil y mucho menos natural, era sin duda alguna uno de esos movimientos ensayados para atraer miradas masculinas, solo que en ese momento no había ningún chico a la vista. La otra que también me miraba con rencor era Angie, pero a ella intentaba no verla demasiado por que se veía realmente prefecta. Angie no era como Alicia o Mariel, no poseía una belleza desbordante pero era bastante atractiva y en ese momento con aquel uniforme y el maquillaje se veía realmente mona.
-Vaya Anderson, hasta que la princesa se digna a llegar- me dijo Mariel - Ahora vamos que tenemos mucho que preparar para el encuentro- dijo haciendo una seña y comenzar a caminar hacia el campo
Yo dude un momento, me estaban esperando las clases, y todas esas cosas productivas que podría estar haciendo, en vez de estar perdiendo el tiempo con esa panda de locas de las que seguramente no conseguiría absolutamente nada de provecho y sin embargo aun sabiendo eso camine hacia el campo a paso lento.
Me sorprendió un poco ver al equipo de soccer en el campo de juego, con José entre ellos sin portar el uniforme diciéndoles quién sabe que cosas, Adrián también estaba ahí, y aun contra mis propios deseos, termine lanzándole una mirada evaluadora para saber que era lo que tenía, aun cuando sabía que no lo merecía, no se merecía ni un poco de mi preocupación.
-¿Que hacen ellos aquí?- escuche la pregunta de Mariel y supe que tal y como yo pensaba no era normal que el equipo de soccer se reuniera tanto tiempo de iniciar el partido, se suponía que solo lo hacían unos minutos antes para calentar antes del encuentro, o al menos eso era lo que solía decirme José, y tomando en cuenta la cantidad de cosas que no me decía ya no podía fiarme de nada que el me hubiera dicho.
-No tengo idea- escuche que le contestaba Alicia a la pelirroja.
Eric me miro desde donde estaba y me dedico una sonrisa enorme y resplandeciente que yo respondí sin pensarlo mucho, por que de pronto supe que Eric tenia algo que ver en todo eso, que era su manera de decirme que me estaba cuidando para que Mariel y las demás no tomaran represalias contra mi. Y eso no pudo menos que emocionarme, realmente no creí que pudiera encontrar una persona como Eric. Pero ahí estaba demostrándome que era mi amigo. Por supuesto me intrigaba lo que fuera que había argumentado o dicho para que todos estuvieran ahí pero realmente no me iba a quejar.
Javier me mando una mirada, el también estaba ahí, sin uniforme por supuesto y con su cara de pocos amigos, de pronto tuve ganas de aprenderme las rutinas, para poder animar a Eric.
-¿En busca de carne fresca?- Me dijo Angie llegando junto a mi, junto a aquellas que parecían sus inseparables y que yo recordaba perfectamente bien, debido a nuestro ultimo enfrentamiento
-No tengo ni la menor idea de a que te refieres- le dije simplemente cruzándome de brazos e intentando por todos los medios mantenerme calmada, estaba segura de que esas chicas eran capaces de oler el miedo y también que eran peligrosas.
-¿No?- dijo ella articulando demasiado la simple palabra -¿Entonces según tu no te estas comiendo con los ojo a Eric?
-No me estoy comiendo con los ojos a nadie- le dije - esa es tarea tuya y de tus amiguitas, y para tu información Eric es mi amigo-
-No me vengas con cuentos, lo que pasa es que es tu nueva victima, y que te quede bien claro Anderson, no voy a dejar que le hagas a Javier lo que le hiciste a José-
y ahí estaba de nuevo, la estúpida idea de la gente en general, la idea que yo era una especie de zorra que iba por la vida engañando gente cuando la realidad era muy diferente, había estado metida en una relación que yo veía color de rosa, cuando de rosa tenia poco. Mi novio me veía la cara al parecer desde el primer momento que comencé a estar con el. Mis amigos habían resultado unos hipócritas y yo tenia que soportar a la alimaña mayor en mi vida.
-¿Y que es lo que vas a hacer para impedirlo?- por la manera en que abrió los ojos supe que había estado esperando otras palabras, pero estaba ya harta, bien si ella creía que yo era una zorra. Que lo siguiera creyendo yo ya estaba harta de intentar demostrar lo contrario -Porque que yo sepa tu ya terminaste con Eric, por otro- dije y sonreí ampliamente
Encantada al observar su rostro de sorpresa.
-Hay, es que era un secreto- dije poniendo cara de pena, disfrutando todo eso enormemente, generalmente aquello no iba con mi personalidad, pero realmente estaba harta de todo, y además me parecía que estaba pasando demasiado tiempo con Somers y algo de su personalidad había terminado en mi -No te preocupes no diré nada, mucho menos que ese otro prefirió mil veces a su novia- dije para darme media vuelta y acercarme a Mariel, tenia la certeza de que si Angie veía una oportunidad no dudaría ni un poco en arrancarme la cabeza.
Y por el momento yo valoraba bastante mi cabeza, aun que por supuesto mis palabras pudieran decir todo lo contrario. Sonreí internamente ante su expresión, no solo había asombro, era obvio que ella no esperaba que estuviera enterada de eso, si que también había rabia. Pero vamos que si ella iba a andar por la vida dándose sus aires de dama inquisidora lo primero que tenia que ver era no tener cola que le pisaran, por que ella había hecho exactamente lo mismo de lo que me acusaba.
Las porras eran tal y como las esperaba, bastante faltas de imaginación, pero con rutinas capaces de romperme el cuello si no me iba con cuidado, por supuesto a mí y a otro par mas de chicas, solamente nos tocaba agitar los pompones y gritar como locas “Arriba Peña", así que las cosas ni pintaban realmente mal. Al menos no en ese momento. Por supuesto las cosas comenzaron a cambiar con forme se fue llenando el estadio. Bien no era que tuviéramos un estadio profesional, pero si albergaba al menos a unas mil personas, recordaba claramente el encuentro de porristas, me había parecido que las gradas estaban llenas, pero solo en ese momento me daba cuenta de mi error.
Trague saliva sin poder evitarlo, de pronto sintiéndome nerviosa, estaba segura de que haría las cosas mal, y no se trataba de que fuera excesivamente torpe o que la rutina -mi rutina- fuera excesivamente complicada. Solo se trataba de saltar, y de levantar los pompones, unas cuantas veces, por lo demás la porra era simple.
Sentía que las nauseas comenzaban a adueñarse de mi y la sensación no me gustaba en lo mas mínimo, por supuesto no conocía a nadie a quien las nauseas le gustaran. Así que ahí estaba yo, uniforme de porrista, pompones azul y amarillo en la mano y notando como las gradas se llenaban.
Los colores de Vazconselos eran rojo y blanco, que eran los colores que portaba Riko y demás, chicas, yo trague saliva mientras seguía los movimientos de las chicas con las que me tocaba hacer las rutinas y en ese momento lo vi. Era curioso que lo hubiera reconocido entre tanta gente, pero era él. Cris Somers, trague saliva cuando por un momento sus ojos se fijaron en mi figura y me sonrió. Una amplia sonrisa que no tenía nada que ver con las sonrisas que a veces me dedicaba, era una más amplia y él se veía increíblemente atractivo, tanto que no pude evitar quedármele viendo como una tonta y dejar de seguir con la rutina que estaba llevando acabo.
Eso hasta que una de mis compañera, me golpe levemente con uno de los pompones y me hizo volver a la realidad. Por fortuna Mariel estaba lejos, aun que de todas maneras me mandaba miradas amenazadoras sin perder en ningún momento el ritmo que llevaba, y yo bueno tarde algunos segundo en lograr recuperar el ritmo pero logre hacerlo, justo en el momento en que los chicos salían a la banca, Javier y José estaban ahí sin uniforme, Adrian también estaba ahí, pero el si llevaba el uniforme. ¿No se suponía que estaba lastimado? No podía creer que realmente estuvieran pensando en entrar al partido. Los hombres se volvían completamente idiotas - mas de lo que ya lo eran- cuando algún deporte sobre todo el soccer estaba de por medio.
En ese momento saltaron los jugadores a la cancha, yo por supuesto ovacione a Eric con todas mis ganas, después de todo si ya estaba ahí, vestida de aquella manera, entonces al menos haría que todo eso valiera la pena, y agradecerle con todas mis ganas todo lo que Eric estaba haciendo por mí.
Y ahí en ese momento mientras en la cancha había chicos vestidos de rojo y blanco y de azul con amarillo, sonó un silbatazo y podía ser que no supiera mucho de soccer, pero si sabia que eso significaba el inicio del juego.
Notas de la autora
No se si a ustedes les haya gustado, es un capitulo de transición pero creo que deja claras algunas cosas, o tal vez solo soy yo quien quiere creer que las deja claras, pero bueno, nos leemos espero muy pronto.
Ya saben que espero sus comentarios, ¡Hagan feliz a Noriko!