01. Eros
Título: Eros.
Fandom: Code Geass.
Claim: Milly Ashford/Gino Weinberg.
Tabla: Griega
Extensión: 603.
Advertencia: Con este tenemos ya el último fic de la tabla. Me ha costado horrores decidir a quien poner en este, por eso lo he dejado para el final. No sé si quiera si es creíble o no la situación, de hecho he tenido que reescribirlo un par de veces porque no terminaba de convencerme del todo. Al final se ha quedado así xD No apuesto un duro por mí, así que si no lo hacéis vosotros, no os culparé en absoluto.
Summary: Eros es el amor apasionado, el romanticismo crónico y la euforia. Eros es atracción sexual y amor que quiere poseer.
01.Eros
Milly Ashford era todo fuego, pasión y ardor.
La primera vez que la había visto no habría podido jurarlo, a pesar de su carácter alegre y apremiante. Su presencia le recordaba tanto a la de una princesa de cuentos - tan blanca, tan rubia, con los ojos tan azules, tan pura - que si le hubiesen dicho que era capaz de entregarse de una forma plena y completa, sin reservas y sin dilación, no habría podido creérselo. Por mucho que anduviese todo el día jugueteando, por mucho que se dedicase a meterle mano a Shirley o a hacerse la pícara, para Gino Weinberg era algo así como algo etéreo, como una realización. Veía cosas en ella que sabía que no existían, o quizás la veía porque a veces se encontraba mirándola más de lo normal. Más de lo que él mismo habría podido desear. A fin de cuentas, su tipo eran las chicas fuertes, enérgicas, decididas y lanzadas. No las princesitas que intentaban jugar a ser como las campesinas.
Pero había algo en ella que le impedía quitarle los ojos de encima. Y como nunca había sido un chico vergonzoso ni tímido, si la joven lo pillaba observándola, simplemente se dedicaba a sonreírle abiertamente, como sólo él sabía, y la seguía con los ojos hasta que desapareciese de su alcance. Sabía que eso le había llamado la atención, porque lo buscaba por los pasillos hasta dar con él, y llegó un punto en que era Milly quien sonreía primero. Todo se convirtió en un juego de miradas y coqueteos en la lejanía, y Gino empezó a sentirse como los príncipes de épocas pasadas, que cortejaban a las princesas sin dirigirles una sola palabra. Únicamente faltaba que ella dejase caer un pañuelo al pasar por su lado como prenda. Aquella idea siempre le hacía reír.
Sin embargo, un día Milly no dejó caer el pañuelo al pasar por su lado, sino mucho más. Se detuvo frente a él, andando con la gracia y la frescura que expelía siempre, con los brazos cruzados, las piernas algo abiertas y los ojos completamente fijos en él. Cayó en la cuenta en ese momento de que eran bastante más parecidos físicamente de lo que podría haber pensado antes.
-Eres Gino Weinberg, ¿verdad?
Él le hizo una pequeña reverencia, sonriendo, como siempre.
-Para servirle, señorita Ashford.
Aquello pareció complacerla de sobremanera. No dijo nada más. Simplemente lo cogió de la mano y lo llevó a una habitación a parte y cerró la puerta tras de sí.
Y todo se convirtió en un frenesí, en un desenfreno, en calor. En cuerpos, en lenguas, en besos. En estar cerca, en sentir al otro, en sucumbir a lo físico del amor. Se sucedían los nombres y los gestos, y buscaban conocerse con la entrega y el ímpetu de la juventud, del que busca saciarse hasta sentirse desfallecer. Milly era todo fuego, pasión y ardor, y lo arrastraba inexorablemente a la misma espiral de locura y desenfreno. Y por eso sintió que se volvía adicto a su sabor, que resultó más dulce de lo que podría haber esperado.
Después de aquello no volvieron a tocarse. Simplemente se miraban desde lejos, recordando cada gemido y cada rincón de su piel, y se sonreían y se saludaban, Gino inclinándose ante ella como el caballero frente a la princesa campesina, que se llevaba la mano a los labios y asentía con la cabeza.
“Quizás otro día” le transmitía con sus ojos “Quizás otro momento” aunque ambos sabían que nunca llegaría.
Preferían dejarlo en el recuerdo del desenfreno y la locura. En el fuego, el ardor y la pasión.
Fandom: Code Geass.
Claim: Milly Ashford/Gino Weinberg.
Tabla: Griega
Extensión: 603.
Advertencia: Con este tenemos ya el último fic de la tabla. Me ha costado horrores decidir a quien poner en este, por eso lo he dejado para el final. No sé si quiera si es creíble o no la situación, de hecho he tenido que reescribirlo un par de veces porque no terminaba de convencerme del todo. Al final se ha quedado así xD No apuesto un duro por mí, así que si no lo hacéis vosotros, no os culparé en absoluto.
Summary: Eros es el amor apasionado, el romanticismo crónico y la euforia. Eros es atracción sexual y amor que quiere poseer.
01.Eros
Milly Ashford era todo fuego, pasión y ardor.
La primera vez que la había visto no habría podido jurarlo, a pesar de su carácter alegre y apremiante. Su presencia le recordaba tanto a la de una princesa de cuentos - tan blanca, tan rubia, con los ojos tan azules, tan pura - que si le hubiesen dicho que era capaz de entregarse de una forma plena y completa, sin reservas y sin dilación, no habría podido creérselo. Por mucho que anduviese todo el día jugueteando, por mucho que se dedicase a meterle mano a Shirley o a hacerse la pícara, para Gino Weinberg era algo así como algo etéreo, como una realización. Veía cosas en ella que sabía que no existían, o quizás la veía porque a veces se encontraba mirándola más de lo normal. Más de lo que él mismo habría podido desear. A fin de cuentas, su tipo eran las chicas fuertes, enérgicas, decididas y lanzadas. No las princesitas que intentaban jugar a ser como las campesinas.
Pero había algo en ella que le impedía quitarle los ojos de encima. Y como nunca había sido un chico vergonzoso ni tímido, si la joven lo pillaba observándola, simplemente se dedicaba a sonreírle abiertamente, como sólo él sabía, y la seguía con los ojos hasta que desapareciese de su alcance. Sabía que eso le había llamado la atención, porque lo buscaba por los pasillos hasta dar con él, y llegó un punto en que era Milly quien sonreía primero. Todo se convirtió en un juego de miradas y coqueteos en la lejanía, y Gino empezó a sentirse como los príncipes de épocas pasadas, que cortejaban a las princesas sin dirigirles una sola palabra. Únicamente faltaba que ella dejase caer un pañuelo al pasar por su lado como prenda. Aquella idea siempre le hacía reír.
Sin embargo, un día Milly no dejó caer el pañuelo al pasar por su lado, sino mucho más. Se detuvo frente a él, andando con la gracia y la frescura que expelía siempre, con los brazos cruzados, las piernas algo abiertas y los ojos completamente fijos en él. Cayó en la cuenta en ese momento de que eran bastante más parecidos físicamente de lo que podría haber pensado antes.
-Eres Gino Weinberg, ¿verdad?
Él le hizo una pequeña reverencia, sonriendo, como siempre.
-Para servirle, señorita Ashford.
Aquello pareció complacerla de sobremanera. No dijo nada más. Simplemente lo cogió de la mano y lo llevó a una habitación a parte y cerró la puerta tras de sí.
Y todo se convirtió en un frenesí, en un desenfreno, en calor. En cuerpos, en lenguas, en besos. En estar cerca, en sentir al otro, en sucumbir a lo físico del amor. Se sucedían los nombres y los gestos, y buscaban conocerse con la entrega y el ímpetu de la juventud, del que busca saciarse hasta sentirse desfallecer. Milly era todo fuego, pasión y ardor, y lo arrastraba inexorablemente a la misma espiral de locura y desenfreno. Y por eso sintió que se volvía adicto a su sabor, que resultó más dulce de lo que podría haber esperado.
Después de aquello no volvieron a tocarse. Simplemente se miraban desde lejos, recordando cada gemido y cada rincón de su piel, y se sonreían y se saludaban, Gino inclinándose ante ella como el caballero frente a la princesa campesina, que se llevaba la mano a los labios y asentía con la cabeza.
“Quizás otro día” le transmitía con sus ojos “Quizás otro momento” aunque ambos sabían que nunca llegaría.
Preferían dejarlo en el recuerdo del desenfreno y la locura. En el fuego, el ardor y la pasión.