Viaje por invitación

Jul 15, 2009 10:20

Fandom: Axis Powers Hetalia.
Claim: Dinamarca+Suecia/Estados Unidos.
Advertencias: Crack!fail. Algo de burla referente a los tratados de USA .-.
Para: crack_and_roll | reto loco.
Nota: mi planilla.
Palabras: 2445.
Resumen: ¿Qué pueden hacer dos nórdicos como Dinamarca y Suecia en Disneylandia? Fácil: Atender asuntos diplómaticos con Estados Unidos, aunque no exactamente como los otros dos países acostumbraban. Pero deberían haberlo sospechado desde el primer momento, tomando en cuenta el lugar donde se iban a reunir...



La pregunta de qué hago aquí cruzó repetidas veces la cabeza de Suecia, incluso en distintas entonaciones. Su vista pasó repetidas veces entre Finlandia y Dinamarca.

-Buen viaje, Su-san -dijo Finlandia sonriéndole, sus dientes blancos marcándose armoniosamente en la boca entreabierta, sus mejillas levemente rojas-. ¿Cuídate mucho, eh?

En un acto acostumbrado del sueco, éste cerró la poca distancia que existía entre él y su esposa, estrechando al finés en un abrazo. Su vista fija en los ojos del muchacho que ahora volvía su sonrisa algo nerviosa por el acto.

Dinamarca carraspeó cuando consideró que ese abrazo se había extendido por demasiado tiempo, aunque a Suecia eso le importaba más bien poco y siguió abrazado a Finlandia durante un tiempo más; el finés simplemente se dejó hacer.

-Gracias -mencionó el sueco antes de deshacer su gesto y girarse donde el danés. Se subió los anteojos hasta el puente de la nariz antes de hablar-. Vámonos.

-Nos vemos, entonces -dijo el danés, su boca curvándose en una amplia sonrisa que hacían conjunto con sus ojos chispeantes de felicidad-. ¡Hasta un mes, muchachos nórdicos!

Los otros dos nórdicos que estaban algo alejados sacudieron las manos a modo de despedida, aunque ambos ya se habían despedido con anterioridad de Dinamarca y de Suecia respectivamente. Finlandia no tardó en acercarse a Noruega y a Islandia, siempre sonriendo; uniéndose a la despedida conjunta.

Tanto Suecia como Dinamarca se giraron, dándole la espalda al resto de los escandinavos, marcando así la despedida definitiva.

-Al fin los dos solos -susurró Dinamarca sin doble intención evidente, su chispeante alegría presente en cada rasgo de su rostro, incluso en su andar. Suecia miraba al frente, fijo en algún punto-. Creí que no aceptarías venir conmigo, Su.

El apodo con el que el finés solía llamar al sueco quedaba extraño en los labios del danés, aunque ninguno dijo nada pero era más que evidente la molestia del sueco ante aquella licencia que el otro se había tomado al llamarlo, prueba corporal de ello eran las cejas levemente fruncidas en algo parecido al enojo. Sin embargo a Dinamarca eso no le importaba en lo más mínimo.

-Finlandia insistió -mencionó de manera cortante.

Eso no disminuyó en nada la enorme sonrisa del danés.

Ambos hombres se dirigían a un viaje diplomático a pedido de Estados Unidos, el americano de la nada había mostrando interés por Escandinavia, había decidido mandarles pasajes de avión a modo de hacer su propuesta mucho más atractiva. Sin embargo, no era obligación que ambos fueran, porque inicialmente la invitación había sido extendida solamente a Dinamarca; según Estados Unidos, porque él había mantenido el control sobre los nórdicos durante varios siglos y conocía a su gente; cosa que en realidad no tení el más remoto sentido si no estaban haciendo ningún tipo de tratado. Sin embargo, nadie le dio la debida importancia a ese pensamiento y sólo se concentraron en ayudar al danés a prepararse.

Pero el danés había insistido en que viajar solo era aburrido, así que le pidió amablemente al americano si podría acompañarlo alguno de sus otros compañeros nórdicos, naturalmente su pedido fue aceptado; tratándose del muchacho de anteojos no podría ser menos, a decir verdad.

Por eso ahora Suecia arrastraba una gran maleta a su lado, porque de todos los muchachos, él había aceptado ir. Aunque gracias a las insistencias del finlandés, pero eso no quitaba mérito alguno.

Pasado los controles necesarios, ambos hombres se embarcaron en el avión y con lentitud surcaron el cielo, atravesando a otro continente.

-Conociendo a ese loco de Estados Unidos, haremos alguna fiesta loca en un McDonald’s -dijo Dinamarca mientras descendían del transporte aéreo.

Suecia a sus espaldas asintió con desgana, aunque Dinamarca naturalmente no le vio, pero tampoco le dio importancia a la supuesta falta de respuesta porque estaba cansado y eso disminuía la atención que solía profesarle al sueco.

El viaje había sido agotador, tantas horas sentados y teniendo sólo como movilidad el pasillo les había mermado los ánimos a ambos y ahora vagaban entre los controles del aeropuerto casi de forma automática y sin darse cuenta de cuando estaban en un lado o en otro.

Siguieron así hasta que el propio americano les saludo con una ridícula pizarra gigante con sus nombres y se les acercó a grandes zancadas, agitando la chaqueta de aviador que sujetaba con un brazo.

- ¡Hola, muchachos! -Saludó con energía, agitando la mano que tenía libre.

Correspondieron los saludos con rapidez y Estados Unidos les pasó amigablemente una mano por los hombros, evidenciando así la diferencia de altura que tenían.

- ¿Les parece que vayamos ya a nuestra interesante reunión?

Tanto Dinamarca como Suecia estaban agotados y lo único que ambos deseaban era tenderse en una cómoda cama para descansar hasta el final de los días, pero el tono jovial que rozaba lo infantil del americano les hizo aceptar ir enseguida, quizás con la idea de que mientras más luego terminaran, más luego podrían darse su anhelada siesta.

El americano sonrió y rió con fuerza antes de conducirlos a un auto negro que era un poco menos que una limusina.

-Tengo un mal presentimiento -murmuró Suecia en el oído de Dinamarca antes de subir a su nuevo transporte.

-Yo igual -confirmó el danés con un gesto serio. Suecia alzó las cejas un poco, obviamente ansioso de saber que pensaba su compañero-. Mi trasero no resistirá otro viaje sentado…

Suecia parpadeó varias veces mientras Dinamarca se subía al auto con un puchero en los labios. En momentos como aquellos era cuando quería pegarle al danés para que madurara un poco.

Tratando de no prestarle atención a las escandalosas exclamaciones de los otros dos -que ahora se saludaban a gritos y se contaban los sucesos más importantes de sus vidas como si fueran íntimos amigos-, el sueco intentó dirigir sus pensamientos a alguna zona tranquila, como por ejemplo, tratar de ver qué había detrás de la inesperada invitación; porque si bien antes no le había dado importancia a aquel extraño interés; ahora caía en cuenta de ello.
Pero el parloteo incesante de los otros dos le hacía imposible poder concentrarse y al final terminó mirando el paisaje con aburrimiento.

Dos horas después, Estados Unidos hacia que el chofer detuviera su andar; el muchacho se bajó del auto y dándose importancia digna de un anfitrión les indicó a los otros dos que bajaran, que ya habían llegado a su destino y que su reunión iba a comenzar.

El danés fue el primero en bajar y una exclamación de ¡Wow! Inundó los oídos de Suecia mientras colocaba un pie en el cemento de la calle. El mal presentimiento que el muchacho tenía se presentó en su pecho como una punzada dolorosa, recordando con insistencia que debía de mantenerse alerta.

Y exactamente, tal como lo indicaba su instinto, tenía que mantenerse con los cinco sentidos al máximo.

-Esto no es posible -murmuró con escepticismo, ajustando sus lentes de forma casi maniaca, intentando cerciorarse una y otra vez de lo que veía era real.

- ¿Qué les parece? ¿No es lo más genial que han visto? -Cuestionó Estados Unidos después de soltar una risotada repleta de diversión, quizás por ver los rostros sorprendidos de sus invitados. Luego y como si estuviera actuando en alguna presentación, avanzó unos cuantos pasos y estiró una mano hacía el infinito; indicando el lugar con una sonrisa de presentador televisivo-. ¡Bienvenidos a Disneylandia, nuestra sede de reuniones más famosa!

Él se quedó contemplando durante varios segundos los rostros de los otros dos, totalmente divertido con todo el asunto.

Dinamarca fue el primero en reaccionar, con una sonrisa traviesa felicitó al americano por semejante parque recreacional. Suecia simplemente miró el lugar con malos ojos, derritiendo en su interior la confianza que podría haber tenido por el viaje.

Estados Unidos los hizo entrar, el griterío de la gente que se divertía por el lugar llenaba a cada persona; ellos se mezclaban entre los trabajadores disfrazados de animales con cabezas enormes y terminaron en un edificio cercano a algún juego de rieles, porque el ruido de los carros al pasar se oía con claridad en el interior.

El americano avanzó hasta el centro, sonriendo y de un cajón sacó un maletín. Los nórdicos se sintieron repentinamente como si estuvieran al medio de una película de bajo presupuesto, de esas que de la nada salen personajes encapuchados con pasamontañas y que rodeaban el cuarto para que firmaran algún tipo de tratado misterioso. Intercambiaron miradas y aunque el único preocupado parecía el sueco, por el rostro de Dinamarca cruzó una sombra de desconfianza y de temor.

Una risotada larga les sacó de sus pensamientos.

-Calma muchachos, no voy a hacer nada más que ofrecerles algo -dijo Estados Unidos sin dejar de sonreír como un idiota. Hurgó en el interior del maletín y sacó una gran faja de hojas; un brillo le recorrió los ojos mientras hacía sonar ruidosamente e inútilmente las hojas en la madera del escritorio. Suspiró teatralmente antes de volver a hablar-. Es un Tratado de Libre Comercio que quiero establecer con ustedes…

¿Así que eso era todo?

Si hubiera sido otra persona que no fuera Suecia, ésta se hubiera carcajeado de lo lindo ante aquellas palabras, sin embargo, el sueco se limitó a esbozar una relajada mueca en los labios.

- ¿Qué quieres comerciar, Estados Unidos? -Cuestionó Dinamarca con suspicacia, sus ojos convertidos en dos fijas líneas entrecerradas con recelo.

El americano se sorprendió ante aquello, seguramente para nadie era esperado aquel comportamiento. Pero a Suecia eso no le causó ninguna reacción, porque Dinamarca era el que concentró en algún punto de la historia a toda Escandinavia bajo su poder y era natural que quisiese proteger aquel territorio de los extraños y en realidad, el danés siempre era reacio a acceder a Tratados o similares.

-He escuchado que los recursos marítimos que poseen son bastante exquisitos -admitió con sinceridad-. Me interesaría además ver los recursos petroleros de Suecia…

-Mis recursos podríamos tratarlos en otra ocasión. Solos -atajó el sueco, atravesándolo con la mirada.

Dinamarca pidió los papeles y los examinó antes de entregárselos a su compañero.

-Tendríamos que pensarlo, en realidad.

Estados Unidos se rió y extendió cómicamente los brazos, a los nórdicos les recordó vagamente a un comerciante ambulante.

- ¡Por eso los traje aquí! -Exclamó con jocosidad-. ¡Disneylandia está completamente acondicionado para hospedarlos todo el tiempo necesario!

Y es que fue evidente, tanto en su tono como en la forma en que movía su cuerpo, que Estados Unidos estaba seguro de que ese lugar les ayudaría a decidir, naturalmente la decisión debería ser hecha a su favor.

-No creo que sea necesario -dijo Suecia con calma.

Pero el americano no se iba a rendir.

- ¡Lo es! ¡Así ustedes podrán ver por sus propios ojos las maravillas de mi maravillosa gente!

Dinamarca puso fin a lo que él preveía que podría ser una discusión entre el par de obstinados que tenía al frente, decidiendo que se quedarían cuanto fuera necesario, pero dejando en claro que se llevarían los documentos para ver que harían y que comenzarían a decidirlo mañana; después de darse un merecido descanso durante todo el día.

- ¡Pueden descansar disfrutando de los parques! -Gritó el americano con su sonrisa.

Y es que en cuestión de insistencia, él era el rey. Al final, los nórdicos optaron por vagar por el parque, más que para quitarse al americano que por curiosidad.

--

Y pasados unos minutos, la inicial resistencia de ambos a vagar por el parque se desvaneció. Las enormes y coloridas estructuras, el griterío lleno de felicidad y las atracciones que gritaban que fueran usaras terminaron por seducirlos; principalmente a Dinamarca, quién terminó arrastrando a Suecia de un brazo para explorar. El sueco se dejó hacer, recordándose que el danés era prácticamente un niño y además a él también le gustó el ambiente que se respiraba allí.

-Anda, Suecia… -rogó el danés, marcando cada letra con lentitud.

Suecia le miró por largos segundos, evaluando la situación. Su vista viajó del rostro burlón y suplicante de Dinamarca (y por su mente cruzó el pensamiento de que era una extraña combinación y se cuestionó cómo era posible de que pudiera hacer semejante cosa) y terminó posada largo rato por el inmenso e interminable tobogán amarillo que constituía uno de los tantos juegos del parque temático; y que ahora los nórdicos intentaban disfrutar, tirándose por él para terminar en una enorme piscina abajo, en tierra. Aunque sería más correcto decir que Dinamarca quería tirarse y que él había arrastrado a Suecia para ir con él, argumentando de que solo no tenía gracia.

Pero que Suecia hubiese aceptado sólo indicaba que él también tenía curiosidad, por mucho que lo negase, sin embargo ponerse a discutir eso era algo que sólo provocaría perder el tiempo.

Dinamarca le empujó un poco, deteniéndose más de la cuenta en el torso semi-desnudo de su compañero (a ambos, como a todos, les habían obligado a quitarse la ropa, quedando solamente con los pantalones que llevaban, ya que no tenían traje de baño. Fue una fortuna que les dejaran entrar así, aunque ninguno de los dos dudó de que hubo alguna influencia externa). Y al final el sueco aceptó lanzarse.

De la nada y dejando a Dinamarca detrás, se acomodó en la zona donde tenía que tirarse y se dejó caer, con un gesto decidido marcando su cara.

No gritó ni hizo nada, aunque mientras caía a gran velocidad por el tobogán, tenía una pequeña sonrisa de diversión por el aire que le azotaba el cuerpo y la sensación del agua mojarle; ansiaba caer en la piscina. Pocos metros atrás, le seguía Dinamarca, gritando a viva voz todo lo que él no gritaba.

En tierra, cerca del juego, Estados Unidos miraba todo con una sonrisa, una muy enorme y arrogante sonrisa, cabe decir. Porque estaba completamente seguro que a medida que esos dos pasaran la semana en el parque (porque se había asegurado de investigar que en el aeropuerto misteriosamente no habían vuelos hasta una semana, quizás dos para Escandinavia), se divertirían tanto que no dudarían en firmar su Tratado de Libre Comercio, y sin quejarse.
Y es que él ya había hecho aquella maniobra con más de la mitad de los países con los que tenía Tratados y/o Alianzas y era bastante improbable de que aquel método le fallara.

-Creo que a Walt Disney le debo mi vida o algo así -murmuró mirando justo cuando Suecia caía en el agua, haciendo un ruido ensordecedor-. Ni siquiera Suecia podrá resistirse a este paraíso.

Y no se equivocó, porque pasada la semana ambos muchachos firmaron el Tratado, abriendo una nueva alianza económica.

fandom: axis powers hetalia, personaje: estados unidos, comu: crack and roll, !dotación anual de crack, personaje: suecia, personaje: dinamarca

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