(Fic Hawaii Five-0) De Amor En Terminos De Arte (McDanno AU) 6/6

Jul 30, 2013 11:24






UNIDAD

“Armonía. Calidad que se logra mediante el uso eficaz de los elementos y principios del arte.”
No ha ido a California en casi dos años enteros, no ha tenido necesidad de hacerlo, no hay mucha cultura de la que Sacramento o Los Ángeles pueda mofarse con respecto a la magnificencia de Nueva York; aun con el paso del tiempo, recuerda como moverse y a que partes ir para seguir las direcciones hasta Palo Alto; no tiene necesidad de tomar otro avión, pero le dan ganas de hacerlo con tal de evitar los autobuses. Ha pasado un día entero desde que partió del aeropuerto de Newark, sabiendo que cuando encuentre a Danno todo valdrá la pena, por el siempre valdrá viajar; y si esto prueba ser verdadero, quizás hasta lo lleve al Louvre o al Museo de Van Gogh en Ámsterdam. Adora Ámsterdam.

En California, las calles son intrincadas, difíciles de seguir cuando se esta apresurado, los taxis son mucho mas fáciles de conseguir que en Nueva York, pero mas costosos y mas habladores, metidos en tus asuntos en lugar de los suyos. Le incomoda la conversación con extraños, y ni siquiera se ríe con los chistes que le cuenta el hombre al que parece que va a darle un ataque al corazón por todo el sudor que desprende.

La urbanización donde ahora debería estar Danno es una típica de clase media, con un sinfín de casas y calles iguales, todas con las secas cercas blancas, de ladrillo, con dos pisos, tres habitaciones y dos baños. Característica casa de suburbio a las que el le huye, el mundo no seria lo mismo para el si no existieran los lofts en rascacielos tan altos como el WTC. Se sentiría atrapado en una casa de dos pisos, donde tuviera metros que lo contuvieran y estar siempre al nivel del suelo.

La tercera casa luego de la cuarta calle, fácil. El taxi lo deja frente a la verja blanca, adornada de enredaderas azules, que se adueñan poco a poco de las paredes y que necesitan un recorte para que el timbre quede visible; le ha costado unos buenos diez segundos encontrarlo una vez llego al portón de entrada, pero antes de que lo toque, la puerta blanca se abre para dar paso a un par de ojos azules luminosos. Eso hace que su vista se dirija a su izquierda y luego a su derecha. Si, la calle esta desierta, su taxi es el único auto en ella; no le extraña que le hayan detectado tan rápido.

Ahora, se prepara para el momento extraño en el que deba decir su nombre y exponer las razones por las cuales se encuentra en ese lugar. Pero por alguna extraña razón, ese rostro se le hace familiar, a el, que no tiende a olvidar rostros.

- ¿Steve McGarret? - la mujer conoce su nombre, por mas sorprendente que parezca, ella conoce su nombre y el no sabe como reaccionar a eso mas que sonreír incómodamente, aunque esta seguro que esta haciendo mas una mueca de asco; cuando ella se acerca, su nombre explota en su cabeza.

Oh.

- ¿Marie Tessler? - ¿Cómo es que ella llego hasta aquí? Bueno, ¿Cómo es que el llego hasta aquí? Esa seria la pregunta.

- Si, nunca pensé que te vería fuera de Nueva York. - el también pensó lo mismo, y fue feliz haciéndolo mientras ella le invitaba dentro con un gesto de sus manos.

- En realidad, estoy buscando a mi… - ¿a su que, exactamente? Como explicarlo… la vida era tan complicada cuando se le tenían que poner nombres a las cosas más comunes. - … Danno, a mi Danno. ¿Le has visto?

Ve primero confusión en el joven rostro y luego la mueca es reemplazada por una de pánico que se le quedara grabada lo suficiente como para pensar en ella por una semana; también ve decepción y justo allí aparta la mirada hacia la casa y la puerta entreabierta, a un perro que asoma la cabeza, diminuto como su dueña pero con mejor expresión en estos momentos.

- Si. - le escucha decir, pero suena lejana, como abstraída. - Daniel vino, pero ya se marcho. De nuevo.

- ¿Para siempre? - no sabe que lo lleva a preguntar eso mientras gira la vista hacia ella, pero no la ve a la cara, detesta las miradas de decepción, no las tolera y no las toma con tan buen humor como toma la mitad de las cosas; así que prefiere evitar una confrontación, con alguien a quien ya le esta sospechando su papel en la vida de Daniel Williams.

- Eso dijo su madre. - susurra la mujer que no aparta la mirada del rostro que se mantiene imperturbable ante su dolor, uno que después de diez años sigue latente en su corazón. - fue mi Danno antes de ser tuyo. - lo sabia, el lo sabia, lo sospechaba al punto en el que sabia que no se equivocaría y no lo hizo; una sonrisa cínica aparece en sus labios, sabe cual seria la respuesta que Catherine le recomendaría dar en un momento así.

- Perdiste tu oportunidad.

Pasa a su lado, dejando a la mujer completamente atónita detrás mientras el vuelve a su taxi, con intenciones de llamar a Chin.

- ¡El fue quien corto toda relación con nosotros, su verdadera familia, nos dejo a todos por…! - el sonido de la voz desesperada de la mujer se apaga tan pronto cierra la puerta del taxi tras el y el conductor pisa el acelerador a fondo, si tiene suerte, alcanzara a Danny en el aeropuerto.



Chin contesta después del tercer repique, el hombre ha sido obligado por Steve a cargar su celular todo el tiempo y a no dejarlo por si Daniel se comunicara con estos. Sinceramente, luego de que Kohno accediera a darle lo que quería, le extraña que Daniel mantenga en secreto su locación de ellos dos específicamente; el mantener una reunión en secreto con su familia para cortar sus lazos completamente le parece de lo mas tonto, ¿Por qué ocultarlo? No es como si el fuera a meterse en el medio, ¿o acaso Danno creía que si?

Si era así, le dejaría en claro que el no era de los que se metía donde no le llamaban. Bueno, quizás había exagerado al viajar a California, pero eso era porque Daniel no había contestado el teléfono y eso le había chocado, además de que le había herido llegar a Newark y conseguirse completamente solo. Tal vez deberían dejar mas puntos claros sobre la mesa, algo que los pusiera a ambos en sitios cómodos de sus vidas, porque la comodidad era lo mas importante para una persona con tantos problemas con el.

El avión que le llevaría a casa partía en dos horas, por lo que mientras estaba en la espera, intento de nuevo llamar a Danno, sin respuesta alguna. Comenzaba a asustarse, ¿acaso había hecho algo malo? ¿Por qué nadie le decía las cosas a la cara?

Cansado, decepcionado, acabo con una malteada de fresa y lloriqueando con Chin al teléfono, pidiéndole explicaciones de porque el que se suponía era su pareja no contestaba el teléfono y porque se había ido, y como es que Chin no sabia donde rayos estaba. Lo que si no esperaba era acabar hablando con Kohno frente a frente tan pronto se bajo del avión para tomar un taxi, allí estaba ella, con una expresión divertida en el rostro.

- ¿Escuche que buscabas a un rubio bajito con la actitud del diablo? - dijo, antes de mirarle de arriba abajo en un gesto apreciativo y algo intimidante para el. Por alguna razón, es incapaz de verla a los ojos cuando se acerca a ella. - te diré donde esta, pero tu tienes que darme algo a cambio, y no soy tan fácil como mi primo.

- ¿Qué es lo que quieres? - es como si fuera una jodida competición por ver como llega a Daniel, siendo este la meta final. - ¿quieres dinero?

- Uhhh… eres tan insensibles como Danny dijo que eras. - murmuro, dándole un golpe en el hombro derecho y desestabilizándole. - no quiero dinero, pero si que me gustaría algo que tenga que ver con, ya sabes, arte. O tu museo, lo que pienses que sea mejor, me gustaría tener un respaldo para mi creciente carrera como fotógrafa.

- Soy curador de un museo, no puedo…

- No, no, no, no estas usando las palabras adecuadas. - ella se ríe de el y eso lo confunde, sin saber que hay de gracioso en su conversación; el va completamente en serio. - lo hiciste por Daniel, ¿no? Le diste una oportunidad donde otros vieron algo común salir de un artista genial. - sus ojos se van de inmediato a los de ella, asustados porque ella haya visto mas allá, pero solo se consigue con una picardía juvenil que le provoca una sonrisa; piensa que no es tan mal ver a las personas a los ojos, porque como dice Cath, ellas también son obras de arte, solo que en movimiento. - … solo…

- Tengo un Monet aquí. - susurra, quitándose el bolso que tiene en hombro y poniéndolo contra el pecho de la chica. - … es tuyo por un día. - que se joda el arte, todo lo que quiere después de cuarenta y ocho horas es a su hombre, aunque ese pensamiento le haga estremecerse de pies a cabezas.

- Oh… wow, ¿tanto así? - sus ojos achinados se abren desmesuradamente, viéndole fijamente al tiempo que sus manos temblorosas toman la mochila con fuerza, sintiendo su peso.

- Esta destinado para una presentación, y nadie sabe que vino conmigo, así que puedes tenerlo mientras yo voy por Daniel, eso es un honor. Tómalo. - empuja aun mas la mochila antes de soltarla.

- H-Hawaii… esta en Hawaii.



Le consigue en pantalones cortos, algo que le hace reír, desahogándose en su diario mientras ve a la playa, parece mas joven que cuando lo vio la primera vez, su piel ligeramente tostada, los pies enterrados completamente en la arena blanca mientras escribe, el lápiz no parece querer parar de moverse, completamente dominado bajo sus hábiles manos, ¿es así como usara el pincel? Lo piensa con un temblor de por medio, la boca haciéndosele agua cuando nota que por primera vez en su vida, se siente excitado sexualmente con respecto a alguien sin que ese alguien lo haya tocado. Siente deseo, un deseo sucio al verlo, y sabe que quizás tanto viajar en avión le atrofio el cerebro de una forma irreparable.

Sigue pensando eso mientras lo observa, solo que ahora camina hacia el, sin saber como ha llegado en tiempo record, recibiendo la dirección por correo electrónico gracias a Chin, quien ha sido mucho mas informativo que su prima, que se ha quedado muda tan pronto el ha corrido a comprar el pasaje, sus millas de vuelo casi agotadas; pronto tendrá que volver al efectivo.

Se acerca silencioso como un tigre, y cuando se ven, cuando por fin esas gemas azules, ahora rojizas con el atardecer, se fijan en el, Danno lo deja todo a un lado, lápiz y papel cayendo a la arena mientras se mueve rápido pese a sus cortas piernas, y le toma del cuello, forzando a su cervical a curvarse hacia abajo, donde el puede tener total acceso a sus labios.

No se dicen nada; es como si no hubiera necesidad por el momento de hablar, por más respuestas que necesiten las preguntas que Steve se ha hecho los últimos días, se guarda las ganas de hacerla y se deja besar por Daniel, se deja arrastrar lentamente hasta llegar a donde este reposaba después de una larga caminata por la playa. Termina con su espalda sobre ella, en medio del forcejeo de Daniel y su chaqueta Lacoste, la cual por poco destroza mientras se la arrebata del cuerpo, desesperado por dejar que su piel caliente por el sol toque la suya.

La paciencia no es una de sus virtudes, es todo lo que puede pensar cuando escucha como la tela se rompe bajo sus dedos y por fin, en otra pugna embravecida, Daniel le quita la chaqueta, la franela y la camiseta tirándola sobre la arena para continuar con su pantalón. Le asusta ver como el deseo se arremolina en los ojos ajenos, ni por un momento se le ocurre pensar que el deseo es similar en los suyos: que están nublados y parecen perdidos entre tanto manoseo por parte de su novio.

Casi puede leer la pregunta en el rostro de Daniel cuando este le deja en bóxers, mostrándole el estado en el que se encuentra su genital, endurecido con la rudeza de esas manos que ahora se pasean por todo su torso, acariciando sus abdominales, y rozando sus tetillas, hubo una vez una mujer que hizo lo mismo mientras estaba sobre el, y puede decir sin arrepentirse que no se sintió igual, no se sintió así, como Danno le esta tratando, mirándole con esos ojos que demuestran cuan hambriento esta de probarlo.

El primer mordisco es en su hombro, el siguiente en su cuello, trata de contarlos, distrayendo su mente del inminente final que ya ve muy cerca, pero pierde la cuenta luego de que la boca de Daniel llegue a su torso, dientes raspando la piel de sus tetillas, comiéndose a besos su ombligo, no solo provocándole espasmos si no cosquillas, que traen como consecuencia su risa acompañada de gemidos guturales. Esta tan excitado que no puede hablar ahora. No puede pedir menos o pedir más; debe conformarse con lo que su Danno le da.

Tan pronto siente los dedos colarse por la cinturilla de su bóxer, alza las caderas, para que salgan sin problemas de su cuerpo, dejando su larga y escultural figura bajo el cálido sol hawaiano. Se siente expuesto, como el David de Miguel Angel, solo que además de eso, esta excitado, y repentinamente tímido ante el otro hombre que le ve con una media sonrisa.

- Eres como el Nacimiento de Venus de Boticcelli, toda una dama. - la burla le hace reír, porque es verdad, se ha cubierto con las manos sus genitales como un estúpido virgen, lo ha hecho tan inconscientemente que no lo ha notado hasta que Danno se lo ha recalcado. - este es uno de esos momentos que debería fotografiar. Ganaría muchos premios con tener ese sonrojo capturado para siempre. - sus dedos acarician gentilmente el rostro de Steve, tomando su barbilla antes de inclinarse a besarle de nuevo esta vez en un beso duradero.

Le sorprende a Steve como de hábil es para desvestirse asimismo mientras le devora la boca, alimentándose de sus gemidos al tiempo que se va quedando desnudo. Pronto sus pies se tocan, sus miembros duros friccionándose deliciosamente. De inmediato lleva sus manos a los glúteos de su amante, apretujando la carne en sus dedos y respondiendo a los movimientos de cadera en un baile erótico.

- Danno… Danno… espera… - murmura, la boca llena de Daniel. - … necesito… decirte algo…

Daniel se separa, lo mira a los ojos, una sonrisa en los labios. - Te amo.

Eso le desconcierta, esas eran sus palabras y el rubio las ha dicho como si las hubiera leído de su cabeza; solo ahí permite que todo su cuerpo se relaje, que su cabeza caiga hacia atrás y que sus labios suelten sin vergüenza alguna gemidos de placer; para cuando alcanza el orgasmo, tiene las mejillas pintadas de rojo en su totalidad, y va sintiendo como humedece el vientre de su pareja, como el semen tibio hace la fricción aun mas intensa.

Ha pasado un mes desde que se han visto, así que no es nada extraño que se venga con la confesión de amor, o que Daniel le siga solo con segundos de diferencia, sus cuerpos humedeciéndose con el sudor del esfuerzo y semen del clímax que se mezcla en sus abdómenes.

- Te amo también… creo. - susurra, besando la oreja del otro mientras sus brazos y piernas le abrazan. - Danno.

- ¿Mmmm?

- ¿Por qué no contestaste ninguna de mis llamadas?

- ¿En serio, Steve? Estoy post-clímax, ¿no podemos hablarlo luego?

- ¿Qué es…? Oh… si, ok.

Deja que su cabeza caiga sobre la silla y suspira, el peso de Daniel sobre el, haciéndole sentir cálido por todas partes. Ve el cielo sobre ellos, oscuro y estrellado, probablemente no deberían de haber tenido sexo en donde cualquier turista pueda verlos, pero poco importa cuando se esta con la persona que ama.

Daniel le sirve café cuando están adentro. Todo es bastante isleño dentro de la casa, es extraño. Hay muchos lienzos apilados en una esquina y una pila entera de cuadernos de anotaciones sobre la mesa, también hay fotografías, montones de ellas en un rincón de la habitación, lo primero que ha hecho luego de darse una ducha es sentarse a verlas, son hermosas, como todo lo que hace Daniel.

- Kohno me dijo que venias.

- Por eso no te sorprendió, ¿cierto? - pregunta, observando la colección de atardeceres que Danno acumulo en sus vacaciones. - le deje un Monet como premio, pero solo por un día. - dice, respirando hondo cuando observa otra foto.

- Si, lo se. Me dijo eso también, fuiste demasiado generoso, ¿Qué le darás la próxima vez, la jodida Gioconda?

- Quizás, si es que te da por desaparecerte de mi radar, ¿eres consciente de que hice eso por ti? - pregunta, alzando la vista a Daniel, que se ha vestido de nuevo y ahora esta sentado en una silla cerca de la única mesa en la casa. Luce hermoso, pero hay algo en su mirada que enciende las alarmas en su cuerpo. Le gustaría saber que es.

- Has hecho un montón de cosas por mi… incluyendo meterme en un buen museo pese a que mi talento es de lo mas común, que no tengo…

- ¡No lo digas! Por favor… no lo digas…- dolería demasiado escucharlo.

- No tengo la chispa, Steve. - murmura, poniéndose de pie y sentándose al lado de el, pasando un brazo por los hombros del hombre que se encoge derrotado entre su cálido abrazo. - tu, por otro lado, la tienes. Pero nunca sentiste deseos de usarla…

- No es mi camino en la vida…

- Y el mío tampoco, pero el arte es lo que tenia, y viví por ello hasta que encontré lo que me hizo brillar.

- ¿Yo…?

- Tú.

Pensó que lo había escuchado todo, que las palabras más hermosas ya habían sido susurradas diez segundos antes de su clímax, pero allí esta, Daniel le sorprende de nuevo. Supone que su chispa es diferente, tan brillante que su “Ojo de Dios” es incapaz de verla, sonríe, acurrucándose en los brazos de Danno mientras ese pensamiento lo pone cálido en todas partes, se siente cómodo de nuevo; piensa que ya no tiene porque guardar secretos de ninguna forma, y eso le gusta.

Art Post

°reto: reversebabybangespañol, *pareja: steve mcgarret/daniel williams, +fandom: h50, =fics

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