Tabla: Shirilily
Fandom: Harry Potter
Claim: Ginny Weasley/Cedric Diggory
Personajes: Ginevra Weasley.
Tema: #8 El infierno queda al sur
Extensión: 469 palabras- que hacen un total de 3278 para el
quinesob .
Advertencias: Ninguna.
Ginevra Weasley se había sentido pocas veces tan angustiada en su vida como en el momento en el que Harry apareció tomando la Copa del Torneo de los Tres Magos con una mano… y con la otra el cuerpo inerte de Cedric Diggory. Si en ese momento, alguien completamente ajeno a la situación le hubiera preguntado por qué le caían las lágrimas a borbotones por las mejillas, Ginny le hubiera contestados que era un insensible, y que se callara. Hubiera escondido en la agresividad esos sentimientos encontrados que ni ella misma podía explicarse.
Porque lo había conocido, pero no hubiera podido decirse que habían mantenido una relación, ni buena ni mala. Se habían visto en el verano, en el Campeonato Mundial de Quidditch, y luego ocasionalmente en el colegio. Ginny sabía de él que cursaba el último año de Hogwarts, que era el Campeón oficial del colegio- porque Harry se encontraba en un limbo bastante impreciso a ese respecto-, que era buscador del equipo de su casa, que jugaba espléndidamente al Quidditch, que la mitad de las chicas de Hogwarts hubieran dado lo que fuera por darle a beber una poción de amor, que era buen alumno, que tenía buen corazón, que jamás olvidaba una deuda. Que estaba enamorado de Cho Chang. Él, en cambio, ¿qué había sabido sobre ella? Que era un pequeño estorbo pelirrojo, que había abierto la Cámara de los Secretos, que estaba absolutamente colada por Harry Potter. Eso debía saber, por no decir que no sabía nada. Aunque quizás hubiera sido mejor que no supiera nada.
Ginny no hubiera dicho que él le gustaba, ni siquiera que le provocaba simpatía. Tal vez si que le gustaba observarlo, como quien observa un capullo de rosa o un amanecer particularmente hermoso. Le gustaba observarlo por el simple placer estético que le provocaba a su vista. ¿Alguna vez había pensado en él de otro modo? Jamás.
Pero dolía, ah, claro que dolía. Dolía porque lo sabía inocente, dolía porque lo sabía puro y bueno. Dolía porque sabía que él era una de esas pocas personas de las que realmente se puede decir que valen la pena. Dolía como duele toda posibilidad que ha sido cercenada antes de darle siquiera una oportunidad.
Porque Ginny sabía que, de no haber existido Harry, que consumía su tiempo y su energía de una manera inimaginable, podría haberse enamorado de Cedric Diggory con absoluta facilidad. Como tantas otras chicas lo habían hecho. Como Cho Chang lo había hecho.
Y dolía como duele que se cierre una vía de escape, una salida, una oportunidad de ver la luz del sol.
Porque Ginny Weasley lloraba por la pérdida de Cedric Diggory, que era bueno, que era puro, que era inocente, que era noble, pero más que nada lloraba por la pérdida de su hipotética felicidad.