Futuro- Harry Potter- Gabrielle/Neville
Tabla: Momentos
Fandom: Harry Potter
Claim: Gabrielle Delacour.
Personajes: Neville Longbottom; Gabrielle Delacour
Tema: #11 Futuro
Extensión: 472 palabras.
Advertencias: Ninguna
Notas: Dedicado a maijo , solo porque es puro amor.
¿Siempre había sido tan alto, o simplemente ella lo había olvidado? ¿O en realidad no era tan alto, sino que era ella la que lo presentía mayor, más maduro, más hombre, acaso si eso era posible? ¿O es que era ella la que se sentía insignificante a su lado?
- Neville.- Gabrielle extendió una mano, temblorosa. No se sentía con los pies lo suficientemente firmes como para besarlo en la mejilla… tan cerca de su boca.
- Gabrielle.- Él tomó la mano de ella, pero en lugar de estrechársela, se la llevó a los labios y la besó. Ella se estremeció. Decididamente, había sido una mala decisión.- ¿Cómo has estado?
Y en ese momento, el mundo de Gabrielle- que era el único que le importaba, los de los demás podían caerse por la roca Tarpeya, que a ella tanto le daba- se detuvo. Porque Neville le estaba sonriendo, y no podía ser que siempre hubiera tenido esa sonrisa maravillosa, de dientes blancos y hoyuelos en las mejillas. No podía ser que Neville siempre hubiera sido tan espléndido. O ella había estado muy ciega, o ahora que ya lo tenía, lo veía muchísimo más perfecto, porque lo había perdido.
La noche fue para Gabrielle mucho más distinta de lo que la había planeado. Había fantaseado con la posibilidad de deslumbrar, de ser la reina de la noche, de hacer que las demás terminaran la velada estrujándose las manos en un rincón de impotencia y envidia. Se había vuelto bastante venenosa desde que había terminado con Neville. Pero esa noche fue diametralmente distinta. Precisamente, porque estaba Neville.
A Gabrielle no le importaba en lo más mínimo si daba un aspecto ridículo o despertaba murmuraciones a sus espaldas- tenía la habilidad y el encanto en proporciones exactas para dejar desarmado al entrometido con solo una mirada ardiente y las dos palabras precisas. Neville la obnubilaba, brillaba tanto que Gabrielle sentía que no podía fijar su atención en absolutamente nada más si lo quería hacer en él con propiedad.
Neville, Neville, Neville.
Y mientras la noche fue transcurriendo, Gabrielle fue dándose cuenta que lo que en ese momento presentía en él como tan maravilloso, era el hombre que había madurado hasta ser el unicornio más bello del jardín, y que ella no había sabido valorar cuando era sólo un potrillo. Y dolía, y quemaba, y volvía a doler. Porque Gabrielle Delacour hubiera puesto las manos en el fuego durante esa misma noche a que Neville Longbottom era el futuro que quería vivir.
(Y, afortunadamente, Neville nunca había sido discreto. Porque con cada vez más frecuencia, volteaba la cabeza para mirarla, y le sonreía. Cuando se terminó la fiesta, la tomó de la mano y le dijo “Nena, ¿vamos a casa?”, a Gabrielle solo le quedó decirle que si con la voz, la cabeza y el corazón.)
Fandom: Harry Potter
Claim: Gabrielle Delacour.
Personajes: Neville Longbottom; Gabrielle Delacour
Tema: #11 Futuro
Extensión: 472 palabras.
Advertencias: Ninguna
Notas: Dedicado a maijo , solo porque es puro amor.
¿Siempre había sido tan alto, o simplemente ella lo había olvidado? ¿O en realidad no era tan alto, sino que era ella la que lo presentía mayor, más maduro, más hombre, acaso si eso era posible? ¿O es que era ella la que se sentía insignificante a su lado?
- Neville.- Gabrielle extendió una mano, temblorosa. No se sentía con los pies lo suficientemente firmes como para besarlo en la mejilla… tan cerca de su boca.
- Gabrielle.- Él tomó la mano de ella, pero en lugar de estrechársela, se la llevó a los labios y la besó. Ella se estremeció. Decididamente, había sido una mala decisión.- ¿Cómo has estado?
Y en ese momento, el mundo de Gabrielle- que era el único que le importaba, los de los demás podían caerse por la roca Tarpeya, que a ella tanto le daba- se detuvo. Porque Neville le estaba sonriendo, y no podía ser que siempre hubiera tenido esa sonrisa maravillosa, de dientes blancos y hoyuelos en las mejillas. No podía ser que Neville siempre hubiera sido tan espléndido. O ella había estado muy ciega, o ahora que ya lo tenía, lo veía muchísimo más perfecto, porque lo había perdido.
La noche fue para Gabrielle mucho más distinta de lo que la había planeado. Había fantaseado con la posibilidad de deslumbrar, de ser la reina de la noche, de hacer que las demás terminaran la velada estrujándose las manos en un rincón de impotencia y envidia. Se había vuelto bastante venenosa desde que había terminado con Neville. Pero esa noche fue diametralmente distinta. Precisamente, porque estaba Neville.
A Gabrielle no le importaba en lo más mínimo si daba un aspecto ridículo o despertaba murmuraciones a sus espaldas- tenía la habilidad y el encanto en proporciones exactas para dejar desarmado al entrometido con solo una mirada ardiente y las dos palabras precisas. Neville la obnubilaba, brillaba tanto que Gabrielle sentía que no podía fijar su atención en absolutamente nada más si lo quería hacer en él con propiedad.
Neville, Neville, Neville.
Y mientras la noche fue transcurriendo, Gabrielle fue dándose cuenta que lo que en ese momento presentía en él como tan maravilloso, era el hombre que había madurado hasta ser el unicornio más bello del jardín, y que ella no había sabido valorar cuando era sólo un potrillo. Y dolía, y quemaba, y volvía a doler. Porque Gabrielle Delacour hubiera puesto las manos en el fuego durante esa misma noche a que Neville Longbottom era el futuro que quería vivir.
(Y, afortunadamente, Neville nunca había sido discreto. Porque con cada vez más frecuencia, volteaba la cabeza para mirarla, y le sonreía. Cuando se terminó la fiesta, la tomó de la mano y le dijo “Nena, ¿vamos a casa?”, a Gabrielle solo le quedó decirle que si con la voz, la cabeza y el corazón.)