Fandom: Glee RPF
Título: Fucking Broadway
Personajes: Chris Colfer. Darren Criss. Chris!centric para variar
Parejas: CrissColfer.
Tabla:
HeladosTema: #017. Granizado
Extensión: 2139 palabras- que cuentan para el
quinesob .
Summary: Darren toma a Chris por sorpresa para contarle una noticia. Chris no puede evitar la avalancha de sentimientos.
Notas: Reaction!fic a la noticia de que Darren va a estar en Broadway. Como siempre, universo de Old Married Couple. Creo que acabo de escribir el más unpopularopinion!fic ever.
Advertencias: Sepan, simplemente, que soy una mala persona. Y que esto no es lo que quieren esperan leer.
Chris tiene la música tan alta en los auriculares y está tan concentrado en lo que está a escribiendo que casi se muere del susto cuando siente unos brazos aferrándose a su espalda, porque no escuchó abrirse la puerta del departamento.
- Darren, casi me matas del susto.- Dice mientras se quita los auriculares, sin siquiera darse vuelta, no solo porque nadie más tiene las llaves de su departamento compartido, si no porque las manos grandes que se aferran a su pecho y la cabeza poblada de rulos que se apoya en su hombro no pueden pertenecer a nadie más.
Darren no afloja la fuerza del abrazo y Chris tiene que codearlo un poco, porque si no lo suelta, no va a poder voltearse. A Darren no parece importarle en lo más mínimo.
- Me dieron la parte.- Murmura suavemente con la nariz escondida en el hombro de Chris, tan bajo que el menor cree que casi podría habérselo imaginado.
Chris no sabe de qué está hablando inmediatamente, pero está seguro de que tiene que ser algo grande, verdaderamente grande, porque Darren tiene la capacidad de dar saltitos de alegría por cualquier tontera, pero cuando es algo verdaderamente importante, algo que realmente le importa, una de esas cosas que le cambian la vida, se lo toma despacio, con calma, especialmente al principio, y casi y hasta parece una persona cuerda. Chris es de la opinión de que reacciona de esa manera porque simplemente no sabe cómo manejar el tremendo caudal de emociones que le fluyen en el pecho.
Chris no sabe de qué está hablando Darren, pero sabe que debe ser algo espectacular, y no le toma más que medio minuto rebuscar en su cabeza para sondear las posibilidades y…
Oh.
Oh.
Se le tensan los músculos y está seguro de que debe estar clavándole las uñas a Darren en los antebrazos, pero necesita algo a lo que aferrarse porque el torbellino de sensaciones que lo invaden es tan intenso que siente que podría desmayarse.
- ¿Broadway?- Pregunta en un susurro.
Darren asiente con la cabeza y Chris puede sentir en el gesto las lágrimas, y las sonrisas, y los gritos, y toda la emoción que Darren no está dejando salir, porque está canalizándolos en el abrazo, y Chris sabe que en ese momento él es su cable a tierra y que si él se desmoronase, Darren terminaría en el suelo como un chiquillo, los ojos demasiado abiertos, desorientado y perdido como un ciervo sorprendido por las luces de la carreterra. Chris lo sabe, pero eso no lo hace más sencillo. Chris sabe, pero.
Pero Broadway.
Darren.
Broadway.
Darren y Broadway.
Se quedan callados por un buen par de minutos. La respiración de Darren es errática y pesada y Chris se siente como si la temperatura del cuarto hubiese descendido unos cuantos grados.
- Wow.- Dice finalmente, sin aliento, con las manos temblando, los dedos enterrados en la carne de los antebrazos de Darren.- Wow.
- Sí. Wow.
Chris lleva lentamente una mano hacia arriba, hasta encontrar la mejilla de Darren y la apoya suave, apenas rozando la piel. Darren exhala profundo, ruidoso, y Chris puede sentir cómo se le quiebran un poco las rodillas, y sabe que está usando ese contacto como un ancla, como una manera de decirse es real, está sucediendo, no lo soñé. Le gustaría decirle muchas cosas- miles de cosas- pero no se siente capaz. No sabe siquiera como es capaz de soportar tenerlo aferrado a su cuerpo sin que la piel le queme ante el contacto.
Chris sabe que hubiera sido una pérdida de tiempo ponerse a razonar cómo iba a caerle la novedad en caso de que Darren consiguiera el papel (porque no es que Chris tuviese dudas de que Darren era capaz de conseguirlo, pero sabía mejor que nadie que la parte administrativa y burocrática de todos esos arreglos podía ser una hija de perra): se conoce bien, y sabe bien de sus posibles reacciones y maneras de ver el mundo, pero no por eso deja de sorprenderse a sí mismo todo el tiempo, y sabe que nada hubiera podido prepararlo para las emociones que se le cruzan ahora por la mente, pero también por el alma.
Por supuesto que está feliz por Darren, porque sabe que nadie se lo merece más, que nadie trabajará más duro que él, que nadie sabrá apreciarlo más que él, que nadie le pondrá el alma más que él. Está feliz por Darren, porque es un deseo dorado y acariciado desde tiempo atrás, es un sueño de chico, y Chris sabe que hay pocas cosas que dan tanta satisfacción como cumplir un deseo atesorado desde hace años, y sabe que nadie, nadie, se merece esa maravillosa sensación más que Darren.
Chris apostaría dos meses de abstinencia de Coca-Cola Diet a que en las próximas dos semanas de hiper-excitación post-noticia, Darren compondrá las mejores canciones de su vida.
Chris está feliz por Darren, pero eso no quita la punzada que le arde justo en el medio del pecho y encima del diafragma. Porque si le hubiera pasado a cualquier otro- a Chris no se le ocurre quién más podría "ser Broadway", porque ni para Lea ni para Jenna sería novedad ni un logro, pero la hipotetización no requiere de nombres precisos- Chris hubiera sido el primero en correr al abrazo, en alzar la copa, en desear los mejores logros, en exigir entradas de antemano para el estreno.
Pero es Darren, y es Broadway, y es cerca, pero no lo suficientemente cerca.
Chris tiene su película, y su libro, y Glee, y a Darren- cómo olvidar a Darren- y sabe que no debería necesitar nada más en su vida, porque el simple hecho de cómo se ha transformado en los últimos tres años es para él suficiente milagro. Chris tiene su película, y ama su película, y ama lo que hace, y ama poder expresar todo lo que siempre quiso expresar del modo que mejor sabe: en una combinación de sus tres artes bien amadas que le calza tan bien como si hubiese sido creada para él. Chris tiene su libro, y aún no deja de maravillarse, porque la simple idea de que esa historia que se comió su cabeza durante años vaya a ver finalmente la luz le produce escalofríos de la anticipación. Chris tiene a Glee, y Glee va a ser su recuerdo dorado y su hijo pródigo, porque Glee es insano, frustrante y tremendamente agotador, pero a la vez es lo mejor que podría haberle pasado. Chris tiene a Darren, y la maravilla de su cuerpo caliente a su lado en la cama para mantener alejados a los fantasmas del sueño, y Darren y su música, y Darren y su enorme corazón, y Darren y su fascinante manera de ver el mundo. Y Darren. Simplemente Darren.
Chris agradece todos los días por lo que tiene, pero fue hecho para desear, para siempre mirar más allá, para estar siempre pensando en el próximo proyecto y en el mañana, porque para él, el no pensar en el mañana es una idea inexorablemente asociada con la muerte. Chris no puede dejar de desear, porque fueron el deseo y su tenacidad, y el trabajo duro los que lo llevaron a ser lo que es hoy.
Chris no puede dejar de desear, y Broadway.
Broadway.
Darren y Broadway.
A veces quisiera poder tener emociones simples y sencillamente poder ponerme feliz por él, y emborracharnos, y tener sexo de celebración hasta que el cuerpo nos diga basta.
Si tuvieras emociones simples, no serías ni la mitad de lo que eres, no crearías ni la mitad de lo que creas, no amarías ni la mitad de lo que amas.
Y, quizás, si tuvieras emociones simples, él tampoco te querría.
- Te felicito tanto, Dare.
- Shhh. No digas nada. No digas nada.- Finalmente, Darren suelta el abrazo, pero solo para dejarse caer en el piso de rodillas. Chris hace girar su silla, para estar finalmente frente a frente.- No hace falta que me digas lo feliz que estás por mi, Chris. Porque yo sé que lo estás. Pero también sé que es difícil. También sé que te duele un poco, porque todo lo que tienes te llena, pero siempre deseas más. Y como siempre deseas más, desearías tener esto también. Porque es tenerlo cerca, y como rozarlo con la yema de los dedos, pero no poder aferrarlo. Y está bien, Chris. Está bien.
Chris siente cómo le tiemblan las manos y los labios. ¿Cómo es este hombre real? No intenta negarlo, porque Darren lo sabe, y él lo sabe, y si no fuesen furiosamente honestos el uno con el otro, los dos saben, también, que esa relación jamás funcionaría. No intenta negarlo, porque es la verdad, y solamente espera que Darren pueda aceptarlo con todo y esa enorme carga a cuestas que son su cerebro que funciona al mil por ciento, y su incapacidad para no sobreanalizar todo, y esa manera tan peculiar de sentir, que nunca puede ser cien por ciento amor, ni cien por ciento odio, ni cien por ciento felicidad.
- No sabes lo mala persona que me siento.
Darren niega con la cabeza y le lleva una mano a una mejilla.
- No, no, no. Es algo completamente tú, Chris. Y está bien, porque no te querría de otro modo.
- ¿Sabes que realmente estoy feliz por ti, verdad?- Chris no puede evitar decírselo, porque es algo que realmente necesita que sepa.- Verdaderamente feliz, Dare. Nadie se merece esto tanto como tú. Será espectacular.
Darren sonríe, pero no contesta, y Chris se inclina para besarlo apenas en los labios, un beso que es Hola, y es Felicitaciones, y es Te quiero, pero también es Por favor, no cambies nunca y No sé qué sería de mi vida sin ti.
- Eso espero.
- Será espectacular. No se hable más. ¿Sabes por qué? Porque yo jamás te permitiría que fuese algo menos que espectacular.- Darren ríe, y lo abraza apretado, y Chris cierra los ojos y se deja estar en el abrazo, porque no hay lugar en el mundo que se sienta más verdadero que los brazos de Darren.- Mi novio va a actuar en Broadway. Reemplazando a Daniel freaking Radcliffe. ¿Cómo es esto mi vida?
- Mi novio es el protagonista de una película que además dirige y escribió.
- Oh, cállate.
- ¿Qué? Es la verdad.
- Vas a estar en Broadway, Darren. Fucking Broadway. Podemos olvidarnos de mi película.
Darren le acaricia la nuca y Chris restriega la nariz y las mejillas contra su hombro.
- ¿Hasta mañana a la mañana?
- Si, hasta mañana a la mañana. Porque esta noche no vas a poder pensar en eso, porque no vas a poder pensar en nada.
- ¿Mmm?
- Mi novio va a ir a meter las narices en un mundo lleno de actrices y actores bien parecidos, talentosos y jodidamente Broadway, que de todos modos no estoy muy seguro si es una virtud o un defecto, pero sé que es jodidamente atrayente. Tengo que asegurarme de marcar mi territorio.
Chris le besa el cuello, con la boca abierta y apenas la punta de la lengua, y Darren gime un poco, y se agarra fuertemente a la camiseta de su chico con las dos manos. Chris se pone de pie, y empuja a Darren hacia el dormitorio sin dejar nunca de sonreír, ni dejar de tocar nunca alguna parte de la piel de su novio.
Quizás en un par de años, le toque a él el turno de ir a Broadway. O quizás el turno no le toque nunca, y atesore la experiencia de Darren para siempre en su memoria, como un recuerdo especial y entrañable. Pero mientras tanto, tiene por delante varios meses en los cuales el dolor y la punzada van a diluírsele de a poco, observando a Darren, apoyando a Darren, acompañando a Darren, ayudando a Darren. Viviéndolo con Darren. Quizás es demasiado cerca, lo necesariamente cerca como para que le arda la piel con el pensamiento, sin ser lo suficientemente cerca. Pero es Darren, y es Broadway, y a esa combinación Chris no se puede resistir. Quizás duele saber que no va a ser él quien salga al escenario, pero va a ser Darren, y Chris sabe que él no solo lo necesitará a su lado, sino que también lo querrá a su lado. Porque no puede negar la felicidad y el orgullo y la admiración, y el amor- siempre el amor- que siente por Darren en este momento.
Porque quizás es demasiado cerca, sin ser lo suficientemente cerca, pero Chris siempre puede seguir deseando, porque desear es una de las cosas que mejor sabe hacer.
Porque, según su filosofía, el deseo es siempre lo último que se pierde.