Estúpidamente valiente- Harry Potter- Harry/Ginny, Ron/Hermione, Trío Maravilla.
Fandom: Harry Potter
Título: Estúpidamente valiente
Personajes: Hermione Granger. Ronald Weasley. Ginevra Weasley
Parejas: Harry/Ginny. Ron/Hermione.
Tabla: Ventura (30vicios )
Tema: #20- Valor
Reto: #03 (harrython )
Extensión: 509 palabras
Summary: Cuando Harry no vuelve a casa para la cena, cada quien reacciona del modo que mejor puede
Advertencias: Ninguna.
Una vez más, Harry no vuelve a la hora de la cena. No ha mandado lechuzas, no ha mandado un mensaje por medio de nadie. Simplemente no vuelve.
Hermione se preocupa, se retuerce las manos, pone el grito en el cielo y le promete al aire someterlo a las mil torturas chinas. Se le llenan los ojos de lágrimas, se muerde las uñas, y no se tranquiliza hasta que Ron la obliga a tragar medio litro de te de manzanilla híper concentrado y la obliga a recostarse a oscuras, manteniéndola apretada contra su pecho hasta que finalmente se duerma. Hermione sabe, pero no se acostumbra, porque en su manera de ver el mundo, no hay un motivo racional- y si no hay un motivo raciona, no hay nada- por el que Harry debiera seguir estando al pie del cañón, debiera seguir echándose al hombro todas las responsabilidades, debiera seguir metiéndose en la boca del lobo cuando sabe que es el bocadillo favorito. Hermione piensa que Harry lo hace sin darse cuenta, porque es un inconsciente y porque aún sigue siendo un ingenuo. Y porque ya vas a ver cuando te agarre Harry Potter.
Ron no entiende por qué Hermione se hace tanto melodrama y se rasga tanto las vestiduras. Entiende por qué está preocupada, por supuesto, pero no le ve el sentido a que se atormente pensando en qué podría haber hecho para prevenirlo, para evitarlo, para cambiarlo. Ron inclina la cabeza y le frota la espalda en círculos para que se le afloje la tensión, y la besa en el cuello para intentar distraerla. Ron lo ha sabido desde siempre, ha leído claro en Harry desde el primer día, y no entiende como Hermione, que lee tan bien en la gente en general, y conoce tanto a Harry en particular, no lo sabe. Para Ron, Harry no merece una reprimenda por ser insufriblemente testarudo, por jamás dar marcha atrás, por jugarse hasta las últimas consecuencias, por no saber poner claro el límite entre aquello por lo que vale la pena arriesgarse y aquello que no vale ni su tiempo. Ron jamás podría reprocharle algo así a Harry, porque Ron ve todas esas cualidades no como una elección, si no como algo intrínsecamente Harry. Ron no podría reprocharle a Harry por ser como siempre fue.
Ginny se calla y deja que Ron y Hermione lidien cada uno con sus opiniones y con las del otro. Ginny se calla, y planea su venganza, no porque realmente esté molesta, si no porque Harry tiene que aprender que vale, que importa, que no debe arriesgarse, que tiene que cuidarse, y sabe que si no se lo enseña ella, nadie se lo enseñará. Ginny se calla, porque sabe lo que los dos piensan, y sabe que los dos tienen un poco de razón: Harry es así, y siempre fue así, pero tampoco se mide, porque nunca antes debió medirse.
Ginny se calla, porque no quiere ser hipócrita, y mentiría si negase que fue por cosas como esa que se enamoró de Harry Potter.
Título: Estúpidamente valiente
Personajes: Hermione Granger. Ronald Weasley. Ginevra Weasley
Parejas: Harry/Ginny. Ron/Hermione.
Tabla: Ventura (30vicios )
Tema: #20- Valor
Reto: #03 (harrython )
Extensión: 509 palabras
Summary: Cuando Harry no vuelve a casa para la cena, cada quien reacciona del modo que mejor puede
Advertencias: Ninguna.
Una vez más, Harry no vuelve a la hora de la cena. No ha mandado lechuzas, no ha mandado un mensaje por medio de nadie. Simplemente no vuelve.
Hermione se preocupa, se retuerce las manos, pone el grito en el cielo y le promete al aire someterlo a las mil torturas chinas. Se le llenan los ojos de lágrimas, se muerde las uñas, y no se tranquiliza hasta que Ron la obliga a tragar medio litro de te de manzanilla híper concentrado y la obliga a recostarse a oscuras, manteniéndola apretada contra su pecho hasta que finalmente se duerma. Hermione sabe, pero no se acostumbra, porque en su manera de ver el mundo, no hay un motivo racional- y si no hay un motivo raciona, no hay nada- por el que Harry debiera seguir estando al pie del cañón, debiera seguir echándose al hombro todas las responsabilidades, debiera seguir metiéndose en la boca del lobo cuando sabe que es el bocadillo favorito. Hermione piensa que Harry lo hace sin darse cuenta, porque es un inconsciente y porque aún sigue siendo un ingenuo. Y porque ya vas a ver cuando te agarre Harry Potter.
Ron no entiende por qué Hermione se hace tanto melodrama y se rasga tanto las vestiduras. Entiende por qué está preocupada, por supuesto, pero no le ve el sentido a que se atormente pensando en qué podría haber hecho para prevenirlo, para evitarlo, para cambiarlo. Ron inclina la cabeza y le frota la espalda en círculos para que se le afloje la tensión, y la besa en el cuello para intentar distraerla. Ron lo ha sabido desde siempre, ha leído claro en Harry desde el primer día, y no entiende como Hermione, que lee tan bien en la gente en general, y conoce tanto a Harry en particular, no lo sabe. Para Ron, Harry no merece una reprimenda por ser insufriblemente testarudo, por jamás dar marcha atrás, por jugarse hasta las últimas consecuencias, por no saber poner claro el límite entre aquello por lo que vale la pena arriesgarse y aquello que no vale ni su tiempo. Ron jamás podría reprocharle algo así a Harry, porque Ron ve todas esas cualidades no como una elección, si no como algo intrínsecamente Harry. Ron no podría reprocharle a Harry por ser como siempre fue.
Ginny se calla y deja que Ron y Hermione lidien cada uno con sus opiniones y con las del otro. Ginny se calla, y planea su venganza, no porque realmente esté molesta, si no porque Harry tiene que aprender que vale, que importa, que no debe arriesgarse, que tiene que cuidarse, y sabe que si no se lo enseña ella, nadie se lo enseñará. Ginny se calla, porque sabe lo que los dos piensan, y sabe que los dos tienen un poco de razón: Harry es así, y siempre fue así, pero tampoco se mide, porque nunca antes debió medirse.
Ginny se calla, porque no quiere ser hipócrita, y mentiría si negase que fue por cosas como esa que se enamoró de Harry Potter.