Take your heart (and add it to mine) [2/3]

Jun 27, 2014 21:39



uno | dos | tres

-Has estado pasando bastante tiempo con Kyungsoo últimamente, ¿no? -comenta Luhan con astucia en un buen día después de su práctica.

-Ooh, ¡¡a Jongin le gusta alguien!!

-¿Qué?

-¿Qué?

-Qué.

-Agh.

-Jongin -Yixing lo sujeta con fuerza de la espalda-, hyung está muy feliz por ti. Que su amor se mantenga fuerte y jamás flaquee, en las buenas y en las malas. Pero por favor, no te olvides de usar protección, especialmente si...

-Oh ya lárguense, bastardos. -Jongin ignora las risitas provenientes de todos los rincones del salón de ensayos y da un fuerte portazo para enfatizar. Kyungsoo está esperándolo afuera del estudio, desplazándose por su teléfono para ver los mensajes sin leer. -¡Hyung! -lo llama, dibujando una enorme sonrisa en su rostro. Pero Kyungsoo parece no haber notado su llamado, ya que continúa observando embobado su teléfono. Jongin frunce el ceño. -¡Kyungsoo hyung! -intenta nuevamente, dando zancadas hacia él hasta que sólo está a unos pocos pasos del mayor, definitivamente a una distancia audible.

Sin embargo, no es hasta que Jongin le da un golpecito en el hombro que Kyungsoo pega un salto y se voltea para enfrentarlo. Qué extraño, porque el mayor se encuentra hoy sin sus audífonos; Jongin se pregunta qué estaría leyendo que lo mantuvo tan absorto que se olvidó de sus alrededores.

-Jongin. -Kyungsoo le sonríe radiante como el adorable pingüino que es. -¿Qué tal el ensayo?

Jongin sonríe. Probablemente estará pensando demasiado las cosas, el estrés ha de estarlo atacando.

-Estuvo horrible, como siempre. Pero ya estamos cerca, el recital es la semana próxima y tendremos nuestros ensayos con la orquesta en el teatro a partir de mañana.

-Mmjmm, suena genial.

-Lo cual significa que ya no creo que puedas pasar a buscarme para ir a tomar té de burbujas y helado -dice Jongin con tristeza.

Kyungsoo deja de caminar. La expresión alicaída de su rostro lo golpea brutalmente en el estómago. Se siente como si le hubiera robado a un niño de ocho años su dulce de Halloween y le hubiese quitado a una familia su pavo del Día de Acción de Gracias.

-Oh.

-Lo lamento, pero el teatro está como a treinta minutos en auto; no creo que quieras caminar y sudar todo el trayecto hacia allí.

-No hay problema. No es tu culpa. -El mayor fuerza hacia arriba las comisuras de sus labios, pero termina pareciendo más una mueca. Jongin está triste también, más que triste; Jongin está devastado. Le gustan sus paseos más que ninguna otra cosa: observar a Kyungsoo hablar sobre lo que sea bajo el sol, el modo en que sus grandes e inocentes ojos se ensanchan cada vez que Jongin exagera la verdad y él todavía le cree (en serio, es un muchacho tan ingenuo), y especialmente le gusta el modo en que la voz de Kyungsoo enciende chispas y estrellas con tan poco esfuerzo en el mundo gris y vacío de Jongin.

De hecho, a Jongin podría gustarle Kyungsoo más que el baile.

-Te lo compensaré. -Agarra a su hyung por el brazo y lo observa directo a los ojos. -Noche de cine; podemos pasar por la tienda y comprar un pote de helado y ver algo lindo. -Después de todo, eso es lo que hace la gente para combatir la tristeza, ¿no?

O eran los rompimientos, ups Jongin no se acuerda bien, y especialmente porque Kyungsoo lo está observando con tanta atención otra vez; parpadea unas pocas veces más antes de separar sus perfectos labios gruesos y emitir un sonido apenas superior a los veinte decibeles.

A veces Jongin se pregunta en verdad qué estará pensando Kyungsoo cada vez que él se siente como si hubiera dicho algo estúpido.

-Pororo.

-¿Eh? ¿Qué?

-Pororo. -Kyungsoo habla con más fuerza esta vez, con más firmeza. Hay algo ardiendo en sus oscuros ojos, y Jongin sabe que no debe cuestionarlo en momentos como este sino seguirle la corriente. -Quiero ver Pororo.

-Claro.

Lo que sea por Kyungsoo.

Y más tarde, tras decidir entre vainilla y chocolate (una de las elecciones más duras de la vida; aunque al final compraron ambos), escogen el apartamento de Jongin como su cine provisional. El más joven le advierte de antemano que no tiene un sistema de sonido impresionante así que podrían tener que aguzar sus oídos para escuchar, pero Kyungsoo le resta importancia diciendo que todo suena igual.

Se oyó algo triste, sin embargo, nota mentalmente Jongin mientras empuja la puerta de entrada para que ingrese el mayor.

-Siéntete como en casa, hyung; déjame irme a duchar y luego comenzaremos.

-¿Acaso no hay ningún color en este lugar? -Kyungsoo frunce el entrecejo.

-Me gusta la simplicidad. -Jongin se encoge de hombros. -Las cucharas están en la cocina. Enjuágalas por favor si las llegas a encontrar; no recuerdo cuándo fue la última vez que comí una comida en casa.

Lo último que escucha antes de cerrar la puerta de su habitación es el suspiro fuerte y dramático de Kyungsoo.

Demasiado adorable, piensa mientras se desviste y se mete a la ducha.

Las duchas, como descubrió el hombre hace eones, son lugares fabulosos donde muchas ideas y hallazgos revolucionarios son descubiertos. Arquímedes descubrió la forma de medir el volumen de un objeto irregular en su pequeña bañera; Sehun descubrió su amor por Luhan mientras se ponía shampoo en el cabello; Yixing descubrió que le gustaban los unicornios, etc. Pero Jongin no tiene ninguna epifanía ni nada por el estilo en sus quince minutos de aseo personal, porque está concentrado en quitarse el sudor del cabello del modo más rápido posible para que su precioso invitado no se quede esperando mucho tiempo.

En vez de eso, se da cuenta de algo unos pocos minutos después de salir del baño.

El teléfono de la casa comienza a sonar. Pero Jongin ni siquiera está medio decente todavía.

-¡¡¡¡Hyung!!!! -grita mientras tropieza al colocarse su sudadera-, ¡¿puedes atender por mí por favor?!

No hay respuesta. El teléfono continúa aullando de forma molesta.

-¡¿Hyung?! -Ah, estúpida ropa; si no hubiera nadie en casa Jongin se habría precipitado con el torso desnudo para atender.

El timbre para en cuanto irrumpe por la puerta, con el cabello mojado pegado a su rostro y gotitas cayéndole por las puntas. Va directo al correo de voz, pero Kyungsoo no está en ningún lugar de la sala de estar. Algo se enciende en su mente.

-¿Hyung? -llama Jongin, dando pasos cautelosos hacia el único lugar que queda de su pequeño apartamento: la cocina.

Se detiene cuando nota al mayor observando las fotografías pegadas con cinta en el revoque descascarado de la pared, dándole la espalda.

Ahora que lo piensa, la concentración de Kyungsoo ha estado algo rara hoy. Sus respuestas fueron levemente más lentas de lo usual y ni siquiera contestó cuando Jongin bramó su nombre a un metro de distancia.

Comienza a unir las piezas del puzle. El correo de voz aún está funcionando; su noona continúa hablando animadamente en el fondo, reprendiéndolo por estar siempre fuera de casa.

-Kyungsoo -dice Jongin, con cada sílaba de su profunda voz llena de claridad.

El mayor no responde. Está demasiado abstraído mirando las fotos de bebé de Jongin (estúpida noona, no tenía que pegarlas allí) y rozando las líneas de las mejillas regordetas de bebé con sus dedos delgados.

Jongin se muerde el labio y se aproxima a él.

-Hyung. -Le da un golpecito en el hombro.

-¡Jongin! -La voz de Kyungsoo fue siempre suave e indescifrable. Ahora todo cobra perfecto sentido.

-Hyung. -No importa si Jongin no habla más fuerte para que Kyungsoo lo oiga porque ese es el asunto: no puede. -No puedes escuchar, ¿no es así? La casilla de voz está andando pero no la respondiste. No contestaste el teléfono no porque me ignoraras, sino porque no puedes oír, ¿cierto?

Kyungsoo no puede oír.

Kyungsoo está sordo.

La noche de cine sigue como planearon. El dúo está sentado en el sofá, esperando a que los primeros minutos de Pororo comiencen, y Jongin contempla apropiarse del control remoto y silenciar el show completo, porque ¿cuál es el punto cuando Kyungsoo no puede siquiera escuchar?

De acuerdo, eso fue malvado. Se retracta y se disculpa mentalmente con el mayor sentado a su lado.

Qué horror, ¡el show no tiene subtítulos! Jongin echa un vistazo furtivo a Kyungsoo, quien está ovillado en el otro lado del sofá, llevándose una cucharada tras otra de helado de vainilla a la boca. Sintiendo la invasión de su espacio personal, Kyungsoo se voltea y parpadea.

-¿Está muy suave? -pregunta antes de subir el volumen.

Lo triste del departamento de Jongin es que tiene paredes muy, muy delgadas. A pesar de que el volumen de la tele se encuentre a un nivel soportable, la vieja de al lado con 24657684 gatos callejeros se volverá a quejar con el conserje si Pororo continúa cantando la alegre canción de apertura con sus amigos.

Así que, por el bien de su seguridad personal, Jongin toma el control remoto y le baja un par de niveles.

Kyungsoo le lanza una mirada cuestionadora, posiblemente ofendido por la acción.

-Los vecinos se quejarán.

-Oh.

El silencio es ensordecedor. Jongin se mueve incómodo en su asiento porque... bueno, porque sí. Se siente raro hablándole a Kyungsoo ahora, habiendo descubierto que sus tímpanos realmente ya no vibran para transmitirle el sonido a su cóclea. Piensa en todas esas veces en las que dejó salir todas las palabras juntas como un amasijo cuando murmuró y se siente culpable por haber puesto a Kyungsoo en esas horribles experiencias de lectura de labios.

Con razón le toma unos segundos producir respuestas coherentes.

Tal vez Chanyeol tenga razón y Jongin es un cretino. ¿Cómo no se dio cuenta antes y le ahorró a Kyungsoo todo el problema de leerle los labios?

¿Cómo puede Kyungsoo siquiera ver toda esa porquería sin subtítulos? ¿Cómo sabe si el pingüino estúpido está ideando planes insolentes y estúpidos para crear travesuras con sus amigos? ¿Cómo podrá Kyungsoo ser capaz de disfrutar el episodio sin escuchar los estúpidos sonidos de fondo y la canción de inicio infantil cuando no puede siquiera oír su propia voz?

Como si le hubiera dado pie, Kyungsoo comienza a recitar las líneas de Pororo, sincronizado a la perfección con la voz de Lee Sun.

Cada episodio dura sólo cinco minutos, pero en todos ellos Kyungsoo acierta cada línea que tiene Pororo.

-Vi esta serie millones de veces antes.

-Oh.

-Fue lo último que vi en televisión antes de perder la capacidad auditiva.

Jongin no sabe qué decir. Kyungsoo lo está observando ahora, mordiéndose el labio como si esperara una respuesta. Pero Jongin es una persona cuya vida gira en torno a la incomodidad (y a Do Kyungsoo); no sabe decir las cosas correctas en el momento indicado como Luhan; y más veces de las que no, su desafortunada cualidad lo metió en problemas serios.

-Te hablé porque no lo sabías. No me ibas a juzgar, no me ibas a mirar como me estás mirando ahora. Yo sería normal, ¿entiendes? Raramente hablo cuando estoy con Chanyeol o con Baekhyun; me dicen que está bien, que no tengo que forzarme por ellos. Pero lo cierto es que quiero hablar. Extraño ejercitar mis cuerdas vocales.

-Kyung...

-Me gusta hablar contigo, Jongin. Me gusta verte reír, sonreír, incluso aunque no pueda escucharlo. Me gusta hablarte aunque no puedo oír lo que me dices ahora mismo.

-Kyungsoo...

-Me gusta pasar tiempo contigo -susurra Kyungsoo.

-Hyung.

-No te enojes por favor. -Kyungsoo cierra los ojos fuertemente y entierra su rostro en las rodillas. -No me odies.

Ay carajo. ¿Cómo podría él odiar...? Agh. Sólo agh. Esto es tan frustrante. Jongin se golpea el rostro con su palma e inhala profundamente. Las lágrimas son para los débiles, y Jongin es un hombre fuerte; no va a llorar.

-Ven aquí, estúpido. -Toma a Kyungsoo por la mano y le permite subirse a su regazo; lo guía hacia su corazón, donde la calidez corporal y el confort se comparten sin necesidad de palabras. -Tonto hyung. -Jongin acaricia las mejillas rechonchas del mayor. Son tan suaves como se lo imaginaba, como la piel de un recién nacido o el capullo de una rosa que florece entrada la primavera.

»Me gustas más de lo que jamás sabrás. Nunca podría odiarte.

-Así que supongo que esto significa que no irás al recital.

-Tonterías. Aún iré.

-Pero no puedes escuchar nada.

-Puedo sentir las vibraciones rítmicas por el suelo. Sólo necesito quitarme los zapatos.

-Mmjmm.

-Además, Jongin, algunas cosas pueden sentirse con el corazón.

Jongin cree que Kyungsoo no podría estar más en lo correcto.

Sutil, lenta pero seguramente, Kyungsoo comienza a dejar sus cosas en el departamento de Jongin.

Comienza inicialmente con la ropa, cuando llega para otra ronda de una maratón de películas de Pororo o una pijamada (basta de ser malpensado y ubícate por favor, pide Jongin). El apartamento de Jongin es más que nada gris y blanco; su guardarropas está compartimentado prolijamente también en secciones de negro, gris y blanco, pero un día cuando Jongin se despierta con un manojo de Do Kyungsoo y abre su ropero para vestirse, nota que pedacitos de rojo, amarillo y azul han ocupado parte de su clóset.

Y extrañamente, no le importa. De hecho, luce bastante genial, si se le permite decirlo.

Han empezado con el pie derecho. Es una buena señal.

Luego de muchas sesiones agotadoras e intensivas de práctica por más de medio año, Jongin se encuentra de pie tras bastidores, junto a las cortinas, con los nervios aferrándose horriblemente al fondo de su estómago mientras observa a la Odette humana bailar en pointe con las cuerdas trágicas del violín y ser consumida por la capa de Rothbart.

Las cortinas comienzan a cerrarse tan pronto como las luces disminuyen hasta apagarse. Yixing salta y baja de la plataforma, con las falsas plumas negras revoloteando detrás de él mientras palmea a Jongin en la espalda. A juzgar por la mirada complacida de Heechul, Jongin sabe que hicieron un buen trabajo sumergiendo a la audiencia en el ánimo sombrío del ballet completo.

Es su momento de brillar.

-Ve a tu lugar, kkamjong. Recuerda: es tu cumpleaños, eres Siegfried, eres KAI, no Kim Jongin. Sonríe. Naturalmente. Ahora ve.

Kyungsoo está ahí afuera, en algún lugar entre la audiencia (probablemente junto a los altavoces, para poder sentir la vibración de la música en sus venas), observando. Pensar en ello lo pone tan nervioso que casi se tropieza al salir cuando la música comienza a sonar.

La trama es estúpida, lo admite. Tiene que pararse en una pequeña plataforma siendo un estúpido príncipe ignorante, dar piruetas por doquier, bailar con mujeres en las que no está interesado y proponer la idea idiota de ir a cazar sólo porque vio una bandada imaginaria de gansos pasar volando (tal vez se podía conseguir crack en el siglo XIX, no está seguro).

Pero por el bien de la audiencia (y de su vida), pone sonrisas estúpidas en su rostro y mantiene contacto visual con la audiencia tanto como le es posible, buscando a la vez un pequeño rostro con ojos grandes y labios gruesos entre el mar expectante de rostros desconocidos.

Pero oh, el acto termina antes de lograr divisar a Kyungsoo. Mientras se va bailando tras ver gansos imaginarios pasar volando, Heechul se encuentra de pie junto al final de las cortinas, de brazos cruzados y con el guión enrollado firmemente en sus manos. Tiene un ceño fruncido sorprendentemente feo, uno que aparece sólo en los peores días de la vida de cualquiera antes de que el fin del mundo cuelgue peligrosamente de sus labios.

Mal.

-¡Qué carajo Kim Jongin! ¡Eso fue patético! ¡¿Acaso estabas sobre el escenario?! Estoy a nada de desollarte vivo si arruinas el ballet completo en la siguiente escena.

Kim Heechul nunca carece de estilo ni ademanes; como esperaba, el director se va pisoteando fuerte, enfadado, gruñéndole a quienquiera que sea tan desafortunado para bloquearle el paso hasta la puerta de salida. Da un portazo, el cuerpo de baile se va tras bastidores y Jongin camina tristemente hacia el escenario para ocupar su posición.

Desde el otro lado, Krystal lo mira de forma amenazante. Ponte las putas pilas Kim Jongin, articula con sus delgados labios rosas; no te lo perdonaré si arruinas esto. Jongin pone los ojos en blanco y se coloca bajo la luz.

El pas de deux del Acto III es uno de los elementos principales de todo el show; es el punto de inflexión donde el conflicto surge y Siegfried es engañado por Odile, y es donde Jongin debe mirar constantemente a Krystal a los ojos y creerse que la ama.

El dolor, el deseo, la pasión. Las palabras de Heechul resuenan en su cabeza, entre pasos de baile repetidos mil veces y más. Debes hacer que la audiencia sienta tu amor. Este acto fue hecho para ti y Krystal.

Pero es difícil. Por más que las caricias de Krystal sean extra suaves contra su mejilla, todo en lo que piensa es en Kyungsoo. Kyungsoo está en el fondo, él está bailando entre colegas moviéndose de izquierda a derecha; sonríe con dulzura cuando Jongin accidentalmente deja que sus ojos se cierren durante una pirueta; está de pie junto a Krystal mientras ésta le lanza advertencias silenciosas sobre destruir el escenario completo por el que han derramado sangre, sudor y lágrimas.

Kyungsoo está en todas partes.

Y cuando Krystal se apoya contra él y realiza un dip hacia atrás, sus labios suaves le rozan el oído mientras susurra:

-Ámame.

Jongin cierra los ojos.

Cuando los abre, Kyungsoo ya no está.

La única persona que queda de pie junto a él es KAI.

-Sonríe, Jongin -murmura Yixing durante el saludo final. El aplauso de la audiencia es estruendoso, un crescendo. Jongin ha hecho su trabajo. Todos están felices, pero no él.

-Has hecho un trabajo estupendo, Jongin. -Heechul le palmea la espalda mientras van por angostos pasillos hacia su sala de espera. -Conseguiste que la audiencia olvidara tu performance de mierda del comienzo y los deslumbraste con tu fantástica presencia escénica al final. Ese beso inesperado en el Acto III fue una buena jugada.

Normalmente estaría realizando un jeté por encima de la luna al escuchar las raras y enérgicas palabras de elogio del director, pero esta vez a Jongin no podrían importarle menos. En su lugar, se quita de encima de su hombro la mano del hombre y da un portazo extra fuerte tras de sí.

Si Heechul puede tener carácter, ¿por qué no él?

Cada centímetro de la habitación está lleno de ramos y ramos de flores. Narcisos amarillos y rosas rojas le sonríen con alegría, felicitándolo por una performance bien hecha. ¿Se supone que lo hagan sentir mejor o algo? ¿Que estas plantas estúpidas hagan que la ira desaparezca?

Al carajo con esto, con aquello, al carajo con todo. Putas flores.

Producto de la ira, Jongin patea un ramo apoyado inocentemente junto al tocador, y lo observa volar por el suelo y chocar contra la puerta mientras se destroza simultáneamente.

-Jongin. -Una débil voz flota hacia el cuarto. La cabeza de Krystal se asoma por detrás de la puerta, observando el desorden del cuarto blanco.

-Qué, Krystal Jung -escupe. No está de humor para sus idioteces de princesa.

-Estuviste genial, ¿sabes? Y, ehm... -Krystal se pausa, tragando nerviosa-. Lamento haberte besado. Sé que no estaba en el libreto, pero tenía que hacer algo para volverte a meter en el personaje. Lo siento.

Jongin suspira. Por mucho que lo haya odiado tiene que admitir que, de no haber sido por aquel movimiento inesperado, el teatro entero se habría vaciado para cuando hubieran terminado el ballet. Además, fue sólo un leve roce de labios. No es nada. Ha besado a gente antes, en la secundaria. No debería ser nada diferente.

-No hay problema. Gracias. Tú también estuviste genial.

Krystal sonríe, incómoda.

-Bueno, ehm, supongo que me iré. Que descanses.

Jongin asiente y le dice que haga lo mismo.

-Oh, y por cierto -La bailarina vuelve a asomarse antes de que la puerta se cierre-, creo que hay alguien esperándote junto al escenario.

Kyungsoo.

-Nos vemos en el ensayo la próxima semana.

Jongin ni siquiera espera a que la puerta se cierre y se despoja de su atuendo a la velocidad del rayo; se coloca una camiseta gris y una sudadera. Toma su bolso y se precipita por los pasillos porque Kyungsoo lo está esperando, Kyungsoo está dispuesto a esperarlo.

Cuando corre las pesadas cortinas de terciopelo e irrumpe en el escenario vacío, encuentra al mayor de pie en el lugar exacto en el que estaba él durante el saludo del final. Algo se quema en su corazón, y deja caer al suelo su bolso sin cuidado.

-Hyung.

Es incómodo. El rostro de Kyungsoo está inexpresivo e ilegible, y Jongin siente como si lo hubiera traicionado en el momento en que intercambió saliva con Krystal. El toque de antes le quema la mejilla como vodka descendiendo por su tráquea.

No no no no no no no, fuera de mi cabeza, fuera de mi cabeza, piérdete piérdete piérdete...

-Estuviste genial. -Kyungsoo finalmente sonríe tras lo que pareciera ser una eternidad. Pero la sonrisa no se refleja en sus ojos. Es enormemente distinta a la que Jongin siempre ve y ama tanto durante sus escapadas a la tienda de té de burbujas y a la heladería luego de sus prácticas de ballet.

Las luces incandescentes y tenues del cielorraso que se ciernen sobre él son su culpa, siguiéndolo adonde sea que vaya para recordarle lo que le hizo a Kyungsoo. Jongin trata de mover un pie hacia él, pero es difícil. No quería que esto pasara, no quería que las cosas progresaran de esta manera ni quería joderlo todo por su estúpida incapacidad para realizar pasos de baile a la perfección durante los putos recitales. Kyungsoo luce tan pequeño e indefenso parado junto al borde del escenario; al mirar los asientos vacíos se ve tan solitario.

Y es todo por su culpa.

-Estuviste genial. -El mayor suelta una risita débil. -Todos te amaron. Me hizo sentir feliz. -Y triste.

-Hyung.

-Se sintió real. -Los ojos de Kyungsoo están brillando con lágrimas cuando se voltea, con sus manos cerradas en puños a sus lados. A Jongin lo entristece el verlo a dos metros de él luchando por su cuenta por contener las lágrimas; él quiere formar parte del viaje de Kyungsoo para pelear contra la soledad en un mundo sin sonidos, un lugar sin música que lo ayude cuando se siente decaído. Quiere amar a Kyungsoo.

»Se sintió tan real. -Se sintió como si ya no me amaras.

De pronto, algo en el interior de Jongin explota y hace combustión espontánea bajo la abundancia de gas oxígeno. No puede soportar la forma en que Kyungsoo aparta la mirada, tratando con tanta fuerza de no dejar que las lágrimas calientes se derramen por los bordes de sus ojos; no puede soportar cómo Kyungsoo piensa que un labio contra otro y unas caricias suaves con su jodida compañera en un ballet de hecho significa algo, porque por supuesto que no; y más que nada, no puede soportar ver a Kyungsoo culpándose por unos problemas que jamás estuvieron allí para empezar.

Así que Kim Jongin avanza hacia Do Kyungsoo y lo empuja contra la puta pared (con demasiada fuerza, sin embargo) y lo besa hasta dejarlo inconsciente. Los ojos de Kyungsoo se encuentran enormes por el shock cuando Jongin lo observa tras unos párpados medio cerrados, juntando sus labios bruscamente; pero pronto se cierran cuando unas pequeñas y cálidas manos acercan la cabeza de Jongin para evitar que se aparte (Jongin está agradecido porque no puede imaginar las consecuencias si Kyungsoo lo rechazara y lo dejara de pie en el escenario solo).

Kyungsoo sin duda no tiene experiencia (no es como si Jongin fuera un experto, sólo que tuvo unas pocas novias y novios afortunados en el pasado que le enseñaron grandes cosas), así que el más joven lo insta lentamente a apartar los labios y dejarlo entrar. Inclina el mentón de Kyungsoo gentilmente hasta quedar en un ángulo cómodo y le succiona con fuerza el labio inferior, y debe haber sido un buen movimiento porque el gemido de Kyungsoo es brillantemente fuerte y placentero, tanto que excita más a Jongin cuanta más saliva intercambia con el mayor mientras unas manos desesperadas le recorren su ya arrugada camiseta de vestir.

-Jongin detente... -jadea Kyungsoo.

Pero no, Jongin no quiere saber nada al respecto. Es un muchacho recién salido de la pubertad y quiere algo de acción para sí mismo aparte de perfeccionar jetés de un metro de altura en el aire, y por ende su comportamiento inapropiado en público está justificado.

-Jong... mmffm...

Kyungsoo se aparta a la fuerza y Jongin queda mosqueado. Pero la visión de las mejillas sonrojadas del mayor y sus labios hinchados jadeando por aire le resulta tan adorable que hace que se relama.

Kyungsoo gime. Jongin está ofendido.

-¿Besarme es una experiencia tan horrible que lo detestas con tanto fervor? -demanda.

-N-no -balbucea Kyungsoo, y oh dios no, detente Do Kyungsoo, Jongin no puede soportar más y la sangre está fluyendo hacia el sur; no puede controlarla dios santo-, es sólo que me resulta algo intenso...

-Oh, cállate y deja de hablar y permíteme que siga besándote.

Y es lo que Kyungsoo hace por el resto de la tarde, con sus omóplatos contra la pared mientras Jongin se presiona con fuerza contra él y lo clava en el lugar con la rodilla, besándolo apasionadamente.

Esa noche, Jongin se lo folla duro y lo contempla lentamente, con una palma firme contra su estómago para impedirle que se retuerza demasiado, aunque wow, los empujes de la cadera de Kyungsoo hacen que sus neuronas cerebrales enloquezcan.

Jongin desea que Kyungsoo pudiera escuchar cuán hermoso suena entonces, con los gemidos suaves y jadeos reverberando por el empapelado barato hasta que queda temblando de placer y lloriqueando el nombre de Jongin una y otra vez. Adorable, piensa éste cuando colapsa a su lado, y el mayor se lo queda viendo con ojos vidriosos y aturdidos.

-Te amo -susurra cuando los dedos de Jongin flotan por encima de sus labios. Jongin se congela. El pinchazo en su corazón ya es innegable, simplemente se rehúsa a ser ignorado. Una presión inmensa hace fuerza detrás de sus ojos y reprime un sollozo, llevando a Kyungsoo hacia sus brazos. Sus ojos se cierran tan fuerte que aparecen fosfenos y lo dejan maravillado por la belleza del verde neón y el llamativo amarillo explotando entre los muchos tonos de gris y negro azabache de su mundo.

Kyungsoo no dice nada y se queda allí en silencio mientras Jongin lo abraza con fuerza, con el pecho jadeando hacia arriba y abajo en un patético intento por regular sus respiros inconsistentes.

-También te amo -susurra llorando.

Si hubiese algún indicio de que Kyungsoo lo escuchó, sería el que él se ovillara más cerca contra la piel de bronce y enterrara su rostro en el pecho de Jongin, donde los latidos de su corazón son como fuertes olas rompiendo contra las rocas junto al océano: tranquilos, calmantes y regulares, sumiéndolo en un sueño profundo donde las estrellas brillan con fuerza sobre ellos para guiarlos de vuelta a la luz.

A la mañana siguiente Jongin se despierta con un suave canturreo proveniente del baño. Su cerebro aún está nublado por el sueño, exhausto por la serie de eventos de ayer, así que se vuelve a desplomar sobre la almohada y continúa inhalando la esencia cítrica de Kyungsoo impregnada en las sábanas de algodón.

Mmm, espléndido. Tal vez podrían hacerlo de nuevo, acurrucarse en la cama adorablemente como hacen en las películas condicionadas y hablar sobre su futuro o algo.

Un momento, ¿canturreo? Jongin no tiene una radio en casa, y el teléfono definitivamente no reproduce música de la nada a menos que sus estúpidas noonas le hayan vuelto a hacer algo.

El tarareo melodioso continúa agraciando los oídos de Jongin mientras él se sienta lentamente, asimilando las notas altas que se dejan oír por encima del sonido del agua golpeando contra las baldosas del suelo del baño. Kyungsoo está cantando, cantando, y vaya que sabe cantar. Incluso mejor que esas mujeres gordas de ópera que gritan notas altas en la obra y que Heechul una vez llevó a todo el estudio a ver.

El suave canto no se detiene ni siquiera cuando Kyungsoo se termina de duchar. Usualmente Jongin estaría fuera de la cama, esperando para emboscar a un buen Kyungsoo recién bañado y taclearlo hacia la cama, pero no hoy. Está tan embelesado por cómo el hombre une las distintas notas musicales, como si jamás se hubiese quedado sordo, que simplemente se sienta ahí en la cama, observando la puerta del baño hasta que se abre.

Cuando Kyungsoo sale, retrocede de inmediato un par de pasos al ver la expresión tan intensa de Jongin.

Sí hyung, así es como tú solías mirarme a mí.

-Qué -demanda Kyungsoo, sujetando fuertemente la toalla de Jongin en caso de que el más joven decida salir con algo estúpido, como ponerlo contra la pared o algo por el estilo.

Toallas, el mejor amigo del hombre y un arma sustituta desde que el atacar personas que salen de la ducha se volvió un deporte popular.

-Hyung, ¿ese eras tú cantando?

-Ehm, sí. -Dios, el Kyungsoo avergonzado es tan adorable, Jongin ya no puede soportar sus emociones.

-No sabía que podías cantar.

-Oh. Ehm, tomé lecciones de canto antes de quedarme sordo.

La expresión de Jongin cambia al instante en la que aparece cuando el muchacho rebelde de al lado acaba de patear a tu cachorrito y de insultar a la abuela muerta que siempre amaste.

-No me mires así, kkamjong. Ahora vístete.

Jongin solloza dramáticamente en su almohada.

-Me llamaste kkamjong.

-Cincuenta y dos mensajes de texto -anuncia Kyungsoo cuando enciende su teléfono en la lavandería.

-Mmmm. -Jongin frunce el ceño mientras agarra el suyo y lo prende. La sonrisa grabada en su rostro es impagable cuando recibe un mensaje tras otro informándole de los chorrocientos mensajes de voz que ha acumulado durante la noche. -Ciento treinta y nueve llamadas perdidas y ciento veinte amenazas de muerte.

-No me sorprende. -Kyungsoo se ríe mientras mete las sábanas blancas a la lavadora y presiona los botones necesarios para que la cosa se encienda. Jongin no quiere ni saber cómo Kyungsoo se ha vuelto aparentemente todo un pro en cosas como esa, a pesar de haberse quedado sólo unas pocas noches y haberse ido con Jongin hacia el estudio de danza temprano a la mañana siguiente.

Ciertamente sería una buena ama de casa, o amo de casa en este caso.

Bzzz, bzzz, bzzz.

Identificador de llamada: Park Dumbyeol.

Uy.

-¿Debería contestar? -inquiere Jongin, comenzando a preocuparse por su seguridad.

Kyungsoo se pausa por un momento, con el dedo flotando por encima del botón de COMENZAR.

-Más te vale.

-De acuerdo.

-AAAAAH KIM JONGIN CÓMO TE ATREVES HIJO DE UNA GRAN PUTA, QUÉ CARAJO HACES SECUESTRANDO A NUESTRO KYUNGSOO ASÍ...

-No lo secuestré, idiota, vino a mi apartamento por cuenta propia...

-Y QUÉ SE SUPONE QUE HACÍAN AHÍ EH, JUGAR MONOPOLY Y CONTAR DINERO FALSO O QUÉ...

-Estaba ocupado profanándolo, eso es todo...

-VETE A LA MIERDA KIM JONGIN TE JURO SOBRE LA TUMBA DE TU ABUELA MUERTA QUE...

Jongin suelta con serenidad el aparato ofensivo hacia la lavadora y no pierde tiempo al presionar el botón de inicio. Se voltea hacia Kyungsoo a su lado, quien lo está contemplando incrédulo, atónito por sus acciones imprudentes pero sin embargo llenas de swag.

-Ups. Se resbaló.

El facepalm de Kyungsoo es tan adorable que hace que el interior de Jongin se retuerza, incómodo. Sólo quiere estrujar al hombre hasta que no sea más que piel y huesos.

-¿Y qué sigue en tu agenda de hoy? -pregunta Jongin mientras abandonan la lavandería una hora más tarde, con el teléfono roto descartado en el cesto de basura más cercano y las sábanas blancas sujetas bajo los bracitos de Kyungsoo, limpias y secas (y listas para ser ensuciadas nuevamente esta noche pero no se lo cuenten a Kyungsoo, es una sorpresa shhh).

Kyungsoo no le responde de inmediato y opta primero por colocar las sábanas de vuelta en la cama. Y como el novio de su futuro amo de casa, Jongin lo ayuda a meter las almohadas de algodón de vuelta en sus fundas, aunque se pregunta en silencio si el hombre no habrá captado lo que le dijo.

Pero justo cuando Jongin está a punto de repetirle la pregunta, el mayor levanta abruptamente la vista con expresión grave y seria.

-¿Qué dirías si visitamos mi estudio? -pregunta con rigidez.

Los artistas, como observó Jongin durante sus muchos años en la industria del arte, son criaturas extremadamente privadas y reservadas que se niegan absolutamente a mostrarle a la gente su trabajo a menos que haya sido completado, perfeccionado y que esté listo para ser mostrado al mundo con orgullo. Los artistas son criaturas egoístas, con todo respeto, pero esa es su naturaleza porque son seres que aspiran a la perfección, perfeccionistas que toman cada hueso de las comidas y cuestionan cada significado detrás de cada letra de un poema hasta quedar satisfechos, lo cual es raro.

Por lo tanto, cuando Kyungsoo invita cautelosamente a Jongin a un tour por su estudio, Jongin se siente tocado. Extremadamente tocado. En respuesta, trata de sonreír la sonrisa más brillante y agradecida que puede para Kyungsoo, quien se relaja visiblemente cuando el otro acorta la distancia entre ellos para cubrirlo de suaves y ligeros besos.

-Me encantaría. Sería un honor.

-Bueno sólo te advertiré, ¿de acuerdo? -dice Kyungsoo por vez número 54897 de camino a un área remota, abandonada-. No es lo que te esperas, praderas y toda esa estupidez que la gente siempre asume que es; es un lugar polvoriento y deslucido, ¿de acuerdo? Así que no digas que no te advertí sobre las falsas expectativas y la decepción.

-Sí sí sí hyung, es la vez número 54897 que me lo dices, y yo acepté gustoso un gran tour por tu estudio.

-Sé que lo hiciste. Pero tienes que prometerme que no te reirás, ¿sí? Sé que estás con tu estupidez emo de «el mundo no es más que blanco, negro y gris», así que no quiero atraparte burlándote con disgusto, porque sé que probablemente lo harás.

Jongin frunce el ceño hacia Kyungsoo, quien lo observa con expectación.

-Tu falta de fe en mí es muy insultante, hyung.

Kyungsoo pretende no haber escuchado nada de lo que articularon sus labios eruditos y sabios. Jongin hace un puchero, pero no por mucho tiempo porque de pronto Kyungsoo se detiene frente a un galpón grande y abandonado. Extrae un juego de llaves y abre la puerta lateral, observando con nervios a Jongin, quien pretende estar interesado en la hierba que crece junto a sus zapatillas.

Jongin quiere ver cada faceta de Kyungsoo, así que estaría mintiendo a lo grande si dijera que no está emocionado por este momento histórico de los días que han pasado juntos hasta ahora.

Sin decir palabra, Kyungsoo lo toma por la muñeca y lo guía hacia el cuarto oscuro. Pero dos pasos hacia la oscuridad más tarde, Jongin se encuentra súbitamente siendo empujado de regreso hacia la luz y la puerta se cierra tras ambos con un portazo.

Están otra vez fuera del lugar. Kyungsoo está cerrando la puerta con llave a la velocidad de la luz y alejándose diez veces más rápido de lo normal, dejando a Jongin boquiabierto y mirándole espalda, encorvada como si quisiera desaparecer por un hoyo que mágicamente hubiera surgido de la nada o algo.

Jongin casi se olvida que tiene que seguirlo hacia la civilización a menos que quiera quedarse allí por siempre, comiendo hierba como una vaca.

-¡Hyung! -Se lanza a correr y fácilmente alcanza a Kyungsoo, quien se niega a verlo a los ojos. -Hyung. -Detiene al mayor agarrándolo por los hombros y frenándolo en el lugar. -¿Qué...?

-No puedo hacerlo. No puedo dejarte pasar -espeta Kyungsoo, aún sin mirarlo-. Lo siento. Sé que estás súper emocionado por ver todas las porquerías que hice, pero simplemente no estoy listo para...

Por muy cursi que sea, Jongin calla a Kyungsoo con un beso. Es una forma muy efectiva de silenciar a las personas, y le deja saber a Kyungsoo que, a pesar del repentino cambio de planes, Jongin ha sobrevivido la tempestad de la decepción y aún le parece bien.

-No pasa nada. -Sonríe y le enjuga las lágrimas que se le acumulan al mayor en los grandes ojos. -Comprendo.

Y en verdad lo hace.

Tal vez no entienda cada pequeña cosa, hasta la última molécula, de Kyungsoo; pero la vida no es de color rosa ni los caminos están pavimentados de oro.

Con el tiempo las entenderá.

uno | dos | tres

comedia, romance, jongin, kaisoo, kyungsoo

Previous post Next post
Up