Take your heart (and add it to mine) [3/3]

Jun 27, 2014 22:04



uno | dos | tres

-¿Seguro que no estás enojado conmigo por haberte hecho perder el tiempo allá? -Kyungsoo mira nervioso a Jongin, quien lo acompaña hasta su apartamento.

-Por última vez, Do Kyungsoo: no, no lo estoy. Pero estaré muy molesto si me lo vuelves a preguntar una vez más. -Jongin pretende mirarlo con desprecio pero Kyungsoo tal vez se lo tomó muy en serio, porque dos días más tarde, el mayor no lo contactó ni una vez desde entonces y Jongin se quedó junto al teléfono día y noche esperando por una llamada, un mensaje, lo que sea (pasaron por una tienda para reemplazar el teléfono descompuesto de Jongin con uno barato de segunda mano de camino al apartamento de Kyungsoo).

Cuando los ensayos de ballet se reanudan, continúa distrayéndose con el teléfono en su mochila; Heechul casi le lanza a su (atractiva) cara una caja entera de apestosas zapatillas de ballet de no ser por los reflejos rápidos de Jongin que siempre lo salvan en tiempos de desesperación.

Pero no lo salvan de las expectativas y anhelos de que su teléfono móvil suene, lamentablemente.

Día dos:

-Hombre, ¿seguro que no lo enfadaste o algo luego del recital? -pregunta Yixing mientras se deja caer bruscamente junto a Jongin, quien está contemplando su teléfono como si fuese a brotar oro de él en cualquier momento.

¿Perdón, Zhang Yixing? ¿Quién te permitió compartir el mismo espacio con el bailarín Kim Jongin y respirar su mismo aire, eh?

-Cielos, ¿tal vez el sexo fue malo? -espeta Sehun desde el otro lado de la habitación y todas las cabezas se voltean a verlo. Incluso Kim Heechul deja caer su lonchera, y ni se molesta en mirar el desastre que hizo en el piso.

Carajo.

-Oh Sehun...

-Oh por Dios, ¡el sexo sí que fue malo!

-Oh Sehun, te mataré.

Día tres:

No, no puede ser, ¡¡Jongin es bueno en la cama!!

¡Imposible!

¡Blasfemo!

¡Tamaña atrocidad! ¿¡Cómo pudo el estúpido de Sehun siquiera sugerir algo así!? Luhan no anda jactándose cada mañana de cómo Sehun es bueno en la cama, ¿no?

¡Já!

Pero un momento, ese no es el punto ahora.

Día cuatro:

Pero tal vez, sólo tal vez...

Mierda, ¿de verdad estuvo tan mal?

Día cinco:

-Oh por Dios miedoso, ¡¡ten huevos y ve a hablarle de una vez!! -exclama Luhan exasperado.

Oh, cierto. Brillante idea, Luhan, simplemente fantástica. ¿Cómo es que a Jongin no se le ocurrió?

-¡¡¡Luhan hyung es tan inteligente!!! ¡¡Amo a Luhan hyung!!

-Oh Sehun por favor cállate.

Luego del ensayo, Jongin es el primero en salir volando del estudio sin siquiera despedirse de Heechul (de todos modos esa zorra no lo merece) y recorre a toda velocidad más de ocho calles hasta el apartamento de Baekhyun y Dumbyeol.

Cuando llega a la entrada del edificio, Jongin de pronto recuerda que aquella residencia en particular está equipada con tecnología 007 para ingresar. Nuevamente el guarda no está por ninguna parte, así que Jongin no tiene otra opción más que llamar a Baekhyun después de pasar unos buenos minutos murmurando algunas frases con palabras soeces.

El fotógrafo atiende luego de tres tonos.

-¡Kkamjong!

-Hyung, ¿puedo hablar con Kyungsoo hyung?

-¿Mmm? ¿Kyungsoo? Aguard...

-Hola y gracias por comunicarse con la línea de servicio designada especialmente para idiotas como Kim Jongin. Ahora re...

-HEY CHANYEOJA.

-... ahora redirigiremos su llamada a las profundidades del vasto abismo de lo desconocido, así que reinténtelo por favor en chorromil años...

-CHANYEOJA NO TE ATREVAS A COLGAR O SI NO...

-PONME A PRUEBA. TÚ ME LO HICISTE LA ÚLTIMA VEZ KKAMJONG, HERISTE LOS SENTIMIENTOS DE MIS SENTIMIENTOS.

-Me disculpo sinceramente por ello, fue un error y mi teléfono se me cayó a la lavadora. -Qué. Es cierto. Un poco. Pero lo que Dumbyeol no sepa no lo matará.

-Mentiroso. ¡¡Nos robaste a Kyungsoo!! ¡Ladrón abominable! ¡¿Quién te dejó salir de prisión de todos modos, eh?!

-¡Era feliz conmigo! No puedes acusarme de habértelo robado cuando él mismo quería estar conmigo, pedazo de elefante estúpido.

-¿Y cómo sabes que es feliz contigo, eh? Si realmente lo fuera no habría dejado de hablarte, ¿no?

Jongin está enmudecido. Por una vez, lo que Park Chanyeol dice tiene absoluto, normal y perfecto sentido y Jongin no sabe qué decir. Ciertamente, si Kyungsoo fuese feliz con él no lo habría dejado colgado. No dejaría a Jongin esperando cada minuto junto al teléfono, adormilado viendo solo repeticiones de los episodios de Pororo, con el helado derritiéndose por haber estado demasiado tiempo abierto sobre la mesa, bajo el calor.

Tal vez Jongin realmente lo arruinó. Ese pensamiento lo angustia, algo que no ha sentido desde lo que parece ser un largo tiempo. Tras conocer a Kyungsoo, desde el día en que se topó con él aquella mañana con lluvia de verano, la vida fue una montaña rusa de emociones, y durante semanas aquella montaña rusa sólo pareció ir hacia arriba, arriba, arriba y a ningún otro lugar.

-Así que si me disculpas, tengo una cita a la que asistir con mi pequeño y kawaii Baek...

-Chanyeol hyung, déjame hablar con él.

El otro lado de la línea queda en un silencio mortal. ¿Tal vez Park Chanyeol murió del shock? Seguro que estaría acostumbrado a que otros lo llamaran por su nombre, Jongin no sería la excepción a esa costumbre.

-Si no quiere verme entonces bueno -continúa él, sin embargo-. Pero al menos déjame hablarle y charlar sobre las cosas.

Chanyeol aún está callado al otro lado. A lo mejor ese sea realmente el final para ambos, el comienzo de la caída de su montaña rusa. Tras haber ganado mucha energía potencial gravitacional, está listo para desatar la máxima energía cinética y tirar a Jongin fuera del viaje y hacia las profundidades del infierno. Tal vez el dicho que dice que lo que sube tiene que bajar sea en verdad cierto.

-De acuerdo, como Chanyeol es obviamente incapaz de articular y formar oraciones coherentes, yo me haré cargo. Kkamjong, para redimirte a ti y a tu amor sincero te informo con gusto que Kyungsoo no se encuentra en casa ahora mismo.

-Hyung...

-Y no ha estado aquí en los últimos cuatro días.

-¡¿Qué?!

-Probablemente esté en su estudio, viviendo al máximo una vida de ermitaño.

-De acuerdo genial, gracias...

-Pero debo advertirte, Jongin: cuando está ahí es porque quiere estar solo. Si no te contactó en cuatro días, definitivamente debe haber alguna razón para sus acciones, ¿no es así? Kyungsoo no es descarado e irracional, debe haber pensado algo lo suficientemente lógico y confía en ti para que lo sigas, ¿no?

Esta vez es Jongin quien se queda callado, dejando que su cerebro absorba las palabras de Baekhyun como una esponja.

-Depende de ti -continúa Baekhyun-, pero si Kyungsoo regresa a casa te lo haremos saber. Ya sabes, también estamos preocupados por él. Crecimos juntos, después de todo.

-De acuerdo. Gracias, hyung.

-No hay problema. ¡Nos vemos!

¡Click!

Si crees que Jongin va a irse a casa como un buen chico y a depositar su confianza en las palabras de Baekhyun y las acciones de Kyungsoo y sentarse junto al puto teléfono a esperar por la llamada del amor de su vida, te equivocas terriblemente.

Bueno, no es que Jongin no tenga fe en Kyungsoo, pero dejarlo afuera solo, en el mundo cruel, para que sobreviva es demasiado ridículo. Si Kyungsoo quiere darse un tiempo y está harto de Jongin, él lo aceptará.

Pero luego de un montón de ruegos y lloriqueos desvergonzados y poco varoniles y botellas y botellas de soju, claro.

Camina por el sendero embarrado que lo aleja de la ciudad. Por el camino, mientras recuerda adónde doblar y qué senderos evadir, Jongin reflexiona sobre sus sentimientos respecto al mayor.

Ama a Kyungsoo, lo ama tanto que duele. Ama la forma en que Kyungsoo siempre lo observa en las mañanas, con los ojos arrugados y las mejillas levantadas; ama la forma en que se termina sus perlas de tapioca en su té de burbujas antes de terminar la bebida en sí, siempre apuntando y pinchando en las direcciones adecuadas para consumir las pequeñas perlas negras; ama la forma en que siempre lo mira con atención cada vez que él habla, incluso aunque eso sea algo necesario para comprender de lo que habla Jongin; la forma en que se encorva bajo su abrazo cuando el más joven le rodea la cintura con una mano; todo.

Kyungsoo es la esencia fundamental de la vida de Jongin, su alma. La vida sin Kyungsoo sería simplemente imposible para él desde el día en que divisó un paraguas amarillo a tres metros de distancia de él.

Jongin llega a la puerta del estudio. El sectorcito de hierba aún está creciendo con fuerza, diciéndole que debe ser valiente para enfrentar las decisiones más duras de la vida (más duras que elegir entre helado de vainilla o chocolate), a pesar de cuánto desearía no hacerlo.

Dicen que ha estado corriendo sin rumbo por la vida con los ojos cerrados.

Jongin siempre lo niega.

Pero no esta vez.

Tal vez sea cierto. Tal vez siempre ha visto las cosas nada más desde su perspectiva, queriendo que todo salga a su manera.

Se siente culpable, pero ya es muy tarde para dar marcha atrás.

Jongin contempla el golpear por cortesía, pero para probar su suerte gira la perilla y la suelta.

La puerta se abre. Jongin ingresa.

El olor del aceite de linaza extremadamente intenso es lo que golpea a Jongin y le produce arcadas al principio, pero conforme el tiempo pasa se acostumbra a él y continúa su camino por el angosto y desgastado pasaje de madera. Se siente como un personaje salido de un juego RPG de fantasía, aventurándose por casas antiguas para encontrar el arcaico tesoro perdido que salvará al mundo y le pondrá fin a la miseria o al sufrimiento o a algo. Doce pasos más tarde, ha terminado frente a otra puerta; la puerta que está seguro que lo llevará a Kyungsoo.

Jongin no se molesta en golpear y abre; de todos modos Kyungsoo no podría escucharlo.

Y allí, Kim Jongin presencia el momento más fascinante en todos sus veinte años de existencia. La habitación entera está cubierta de lienzos, pinturas, collages y esculturas llenas de cada color conocido por la humanidad.

Amarillo, azul cielo, púrpura, rosa pálido, verde bosque... y en el centro de todo eso está Do Kyungsoo parado sobre una escalera, pintando y respirando vida hacia un lienzo gigantesco de 500 x 150 centímetros. Y la parte más impactante de todo eso es que Jongin está en el lienzo mismo, tres de él en distintas sombras que van del blanco y negro a fuertes y llamativos colores y a un suave rosa pastel, amarillo, anaranjado y verde.

Asombroso.

Está tan cautivado por la obra de arte que ni siquiera se da cuenta de que Kyungsoo le está devolviendo la mirada, con ojos grandes por el shock, tan enorme que casi deja caer su paleta al descender de la escalera.

-Mierda, Jongin, ¿¡por qué estás aquí!? Mierda, no se suponía que vieras esto, carajo oh por Dios ahora debes creer que soy un rarito con un comportamiento totalmente inapropiado y raro y acosador mierda puedo explicarlo...

-Kyungsoo -Jongin ni se molesta ahora en usar honoríficos; está demasiado impactado para hacerlo-, ¿por qué me ignoraste durante cinco días? Fue una tortura total.

-Bueno, verás. -Kyungsoo aparta la vista y se rasca el cuello adorablemente, dejando en la piel una marca de un rojo intenso. Su muy sexy cuello. Su muy sexy cuello, el cual a Jongin le encantaría chupar y dejar manchones rojos que florecen desde adentro, marcando su territorio y reclamando a Kyungsoo como suyo y sólo suyo. -Me invitaron a contribuir con unas pocas piezas para una exhibición cuya fecha límite es en dos semanas, y bueno, tú fuiste mi principal inspiración para todo esto y oh Dios, siento tanto haberla cagado con tu nariz por favor no te molestes -ruega.

Tras un momento de silencio, levanta la vista hacia el mayor, expectante.

-Bueno, ¿te gusta? Sé que afeé tu rostro y tu estructura ósea, pero al menos lo intenté.

¿Afear? A Jongin no le importa un carajo cuán feo luzca en la pintura. Sólo le importa el hombre que está de pie incómodo frente a la escalera, con el rostro ruborizado y mordiéndose el labio nervioso, vistiendo una andrajosa camiseta con manchas de rojo azul amarillo verde todos los putos colores del mundo, y el hecho de que Kyungsoo jamás estuvo enojado o fue infeliz con él en primer lugar.

Cada día le da a Jongin una nueva razón para añadir a su creciente lista de por qué ama tanto a Do Kyungsoo. Hoy la razón es simple y clara: que Kyungsoo es Kyungsoo, tan sencillo como eso. El dulce, amable y cariñoso Kyungsoo que le hizo enamorarse de él una y otra vez desde el primer día en que se conocieron bajo el intenso aguacero. Así que Jongin avanza a zancadas hacia el hombre junto a la escalera, lo rodea con sus brazos y estrella sus labios contra los de él, besándolo como si no hubiera mañana.

Es la mejor razón para amar a Kyungsoo.

-¿Así que no estaba enojado contigo?

-Por supuesto que no.

-Bien por ti entonces, kkamjong. Tu vida amorosa no estaba arruinada en primer lugar.

-Sep. Oh, Sehun, por cierto: me dijo que el sexo fue genial.

El error más común sobre el corazón humano es que la gente piensa que las emociones son dirigidas hacia y procesadas por todo ese pedazo de músculo, y que lo que se hace por amor o bajo cualquier influencia de cualquier emoción surge del corazón mismo.

A decir verdad, no lo es. Todo; cada pensamiento, cada acción proviene del cerebro, de sinapsis a sinapsis, interneurona a interneurona, del camino aferente hacia el camino eferente y de vuelta. El corazón es en realidad un bulto muscular que sólo bombea sangre hacia los pulmones y al resto del cuerpo por el sistema pulmonar y circulatorio, nada más.

Y es el cerebro estúpido de Jongin, lleno de nada más que «Kyungsoo, Kyungsoo y su eterno, inmortal amor por Kyungsoo», que le ordena el decidirse por llevar al mayor por la ciudad en busca de un nuevo estudio.

Al diablo con la nostalgia y el valor sentimental, la ventilación de aquel edificio descuidado era mala. Jongin salió de allí oliendo a aceite de linaza y madera barata que sugería que la casa no iba a aguantar mucho tiempo más. Le tomó días desprender a su cabello de la peste, y desde entonces jamás se ha vuelto a sentir el mismo.

Así que Jongin se hizo cargo, como el buen y adorable novio del extraordinario artista y futuro Picasso Do Kyungsoo, de faltar por primera vez en sus diecisiete años de entrenamiento a su ensayo de ballet para ayudar a encontrar un hogar nuevo para las 86516354 obras maestras de Kyungsoo. Uno con muchas ventanas para ventilar y usar como escapes seguros ante un incendio. Si a Kyungsoo no le gusta la luz y quiere vivir eternamente como un solitario topo bajo tierra, bueno, qué pena; las cortinas se inventaron por alguna razón.

-Jongin, ¿ya llegamos? -Se queja Kyungsoo por primera vez en su vida entera, luchando por mantener el paso del monstruoso andar de Jongin por el camino de la vida.

-Pronto. -Según Yixing, se supone que se encuentre con un tal Jinki que los guiará hacia un lugar no muy alejado de la ciudad, pero tampoco tan cerca como para despertarse con motores de autos y fuertes bocinazos a la mañana.

-¿Cuán pronto es «pronto»?

-Silencio, bebé, ya hemos llegado.

-¿Qué? ¿Me trajiste a un café? Jongin, ¿estás enfermo hoy? No puedo pintar en un café.

Jongin le lanza al mayor una mirada ofendida. Pero su amor por Kyungsoo triunfa por encima de todo, incluyendo su molestia por aquella insensible acotación, así que la dejará pasar.

Mirando hacia ambos lados, Jongin divisa a su objetivo apoyado contra el muro de ladrillos rojos, con una bufanda por encima de la nariz. Jongin frunce el ceño porque aún no están siquiera en otoño, pero de acuerdo, él no es quién para juzgar así que camina hacia el hombre y hace una leve venía.

-Annyeonghaseyo -saluda-. Jongin imnida.

-Skehehdanfdldi.

Quéeeee.

-Jongin -le susurra Kyungsoo al oído mientras van rezagados por detrás de aquel hombre extraño (que puede que lo sea más que Chanyeol, *jadeo*) que se hace llamar Onew-, ¿estás seguro de que este hombre es confiable?

-Además del hecho de que sí, parece ser más raro que Dumbyeol, sí, creo que estamos seguros.

Afortunadamente, Onew no los lleva a un parque industrial abandonado donde la mafia los estaría esperando para emboscarlos y vender sus extremidades en el mercado negro. En vez de eso, llegan a un garaje enorme que una vez fue cuartel de otro artista llamado Kim Jongwoon, quien se hace llamar por su pseudónimo, Yesung.

-¡Oh! ¡Lo conozco! -exclama Kyungsoo con orgullo-. Su trabajo de las tortugas es simplemente asombroso, prácticamente como Monet y sus nenúfares.

Claro, tortugas. Nenúfares. Pero prosiguiendo.

-El lugar es suyo si lo quieren. La renta vendrá después. Aquí está mi número si deciden aceptar la oferta. -Onew garabatea su número en un trozo de papel y se lo entrega a Jongin antes de desaparecer en la multitud de las calles de Seúl en una ajetreada mañana de viernes.

-Echémosle un vistazo entonces.

Y mientras Kyungsoo ingresa a la habitación y se maravilla con la vastedad de su nueva y vacía sala de estar, Jongin lo observa en silencio desde atrás.

Kyungsoo abre grande los brazos, con una sonrisa pintada delicada y preciosamente en sus labios, y gira por el lugar vacío, imaginando las paredes lisas pintadas de cálidos tonos pastel y esculturas llenando el espacio.

Luce como si estuviera bailando, incluso a pesar de no poder escuchar nada.

Jongin reprime un sollozo.

Kyungsoo jamás oirá su voz; jamás oirá cuán sinceramente dice Jongin te amo cada día, ya sea durante las comidas o caminando de regreso hacia su apartamento cuando Chanyeol exige que su bebé le sea devuelto. Jamás oirá el latido de la música que baila Jongin durante los recitales, y jamás oirá cuán fuerte late el corazón de Jongin por el de él.

Pero lo peor de todo es que Kyungsoo jamás oirá su propia voz, su propia y melodiosa voz recubierta con una capa de miel dorada que se apropió del alma de Jongin la primera vez que ejercitó sus cuerdas vocales para cantar. Una voz suave como la seda, apenas un susurro. ¿Cómo va a ser justo que Jongin pueda maravillarse; no, amar la voz de Kyungsoo y éste no pueda?

Jongin no se da cuenta de que está derramando lágrimas silenciosas hasta que Kyungsoo está de regreso, parado frente a él y tomándole el rostro con sus pequeñas palmas para enjugarle las lágrimas cálidas que ruedan por sus mejillas. En su rostro está grabada la preocupación, algo que Jongin piensa que es extremadamente impropio para un rostro de porcelana de semejante belleza.

-¿Qué sucede? -Un susurro, arañando para superar el rango de los veinte decibeles y que el oído humano lo capte.

Hace que Jongin quiera llorar más aún, porque Kyungsoo es fuerte pero él no.

-No es justo -lloriquea en voz baja, aún sabiendo que el otro no lo puede escuchar, y entierra su rostro en el hombro donde su cabeza ha descansado en incontables ocasiones.

La vida jamás fue justa, para empezar. Jongin aprendería eso de forma dura y dolorosa en los años venideros.

-¿Estás seguro de querer que los muros sean de este tono de amarillo, hyung? -Jongin pincha con el dedo el balde de pintura Nippon que compraron en Opus ayer. Había parecido una buena idea entonces el estar de acuerdo con Kyungsoo y pintar las paredes de un tono suave de amarillo cremoso, pero ahora que Jongin lo piensa mejor, van a estar llenas de retratos y pinturas de todos modos, así que ¿para qué molestarse?

Además, podría haberse ahorrado esos cincuenta dólares que gastaron en pintura, rodillos y cinta de enmascarar. El agujero en su bolsillo le quema.

-Sep. Me gusta el amarillo. Es brillante, como la vida.

Jongin no necesita más explicaciones. Es explicación suficiente para callarlo por los próximos tres minutos, al menos.

-Ahora ven y ayúdame a verter la pintura en la bandeja, Jongin.

-Sí señora.

Pero Jongin es un holgazán torpe y Kyungsoo un perfeccionista, así que al final es él el único que termina de pie frente a los sucios muros cementados pintando la primera capa de amarillo, mientras que Jongin se sienta en un sitio limpio con periódicos, bebiendo el té de durazno en lata de Kyungsoo mientras observa la forma en que sus omóplatos se tensan y relajan con cada movimiento del rodillo.

Es un gran espectáculo gratuito. Las crónicas de Do Kyungsoo, el pintor, y su inútil compañero Kim Jongin, sólo en los mejores cines.

-Jonginnnnnn. -Kyungsoo suspira con fuerza, volteándose para fulminar con la vista al más joven, quien sonríe avergonzadamente.

-Estoy cansado -se queja.

-Bueno, también yo.

-Pero tú estás acostumbrado a pintar.

-Esa no es una razón válida y lo sabes.

-Me amas -bromea Jongin, pero es medio una prueba para ver cómo reacciona Kyungsoo a su declaración, para ser honesto.

-Sí, me pregunto por qué.

Auch.

-Yo también, hyung, yo también.

Pero por suerte Kyungsoo ya se ha vuelto a girar para enfrentar a la pared, con los ojos sin ver los labios de Jongin moverse al responder. Y es suficiente para callarlo durante el resto del día y que se ponga a hacer algo productivo.

Ya es ocaso cuando deciden terminar. En silencio, Jongin ayuda a Kyungsoo a empacar y dejar las herramientas bajo algunas hojas de periódico, para que la pintura restante no se seque. Se ofrece a cargarle la mochila, porque eso es lo que los novios cariñosos hacen y supone que estará bien si Kyungsoo no sabe cuán enamorado está de él.

-¿Por qué estás tan serio? -Kyungsoo lo toca con los nudillos mientras salen hacia la brisa vespertina de Seúl.

-¿Mmm? Nada.

-No es nada, Jongin, es obvio que estás herido por algo. ¿Acaso Chanyeol te dijo algo ofensivo? Juro que ese idiota jamás puede tener la boca cerrada.

Y Jongin jura que jamás puede ocultarle las cosas a Kyungsoo durante mucho tiempo. Está bien, Jongin hará su confesión, Kyungsoo podrá reírse de él por ser tan estúpido y serio y está bien; mientras que Kyungsoo esté con él y a su lado estará bien.

-Hyung. -Jongin mira al mayor directo a los ojos. -Necesito decirte algo.

El rostro de Kyungsoo es puras sonrisas amables y ojos atentos ahora; se graba en la mente de Jongin para su almacenamiento eterno en caso de que algo llegase a pasar entre ambos (por mucho que lo tema).

-¿Qué cosa? -pregunta Kyungsoo suavemente.

-Te amo.

-Lo sé.

-No, no lo sabes. -Diablos, su voz se está poniendo frenética ahora, no es así como quiere que salgan las cosas, se supone que tengan respuestas calmadas y compuestas, no esto, pero Jongin parece estar de suerte y sus palabras simplemente escapan de su boca a tropezones, con la rapidez del puto espectro electromagnético completo viajando a la velocidad de la luz. -Te amo. En verdad te amo. Quiero envejecer contigo. Quiero verte obtener tu primer premio y el reconocimiento mundial, y verte salir del departamento de Chanyeol y Baekhyun y mudarte conmigo. Y tantas putas cosas más que me tomaría todo el día enumerártelas...

-Jongin...

-Realmente, realmente, realmente te amo. -No querida voz no te quiebres en este momento, ahoga tus penas en casa más tarde, no ahora. -Pero está bien si tú no me amas, yo sólo quiero pasarme la vida alimentándote y envejeciendo y viendo a nuestros inexistentes futuros gatos morir uno tras otro...

-Jongin. -Como siempre, Kyungsoo le toma el rostro con sus pequeñas manos y atrapa las lágrimas que le corren por el rostro. Su voz es firme, Jongin se pregunta si lo sabe. A veces se olvida de que Kyungsoo es más fuerte, y que la mayoría de las veces es él quien los mantiene juntos y con los pies en la tierra.

Ícaro voló demasiado alto y cerca del sol y sus alas se quemaron, Jongin. Yo seré tus alas, que se extenderán y te llevarán lejos pero siempre te recordarán que de vez en cuando debes descender a la tierra y volver a tu casa.

-También te amo. -Kyungsoo lo dice con tanta convicción que Jongin casi le cree.

-Pero tú no sabes si yo también te amo tanto. No puedes oírme.

Kyungsoo sonríe con tristeza y remueve sus palmas tibias de las mejillas de Jongin, manchadas de lágrimas. El viento helado le escuece por la repentina desaparición del calor en su rostro que es Kyungsoo. Y entonces éste le toma a Jongin una de sus manos grandes y la posa firmemente contra su pecho, mientras él hace lo mismo con la suya propia. Jongin puede sentir el corazón de Kyungsoo latiendo erráticamente bajo su caja torácica, suministrándole sangre oxigenada a todo el cuerpo, y se da cuenta de que eso es lo que los mantiene vivos.

No el cerebro. Ni ninguna de sus brillantes mentes. Ni ninguna de sus neuronas.

Sino el corazón.

-Jongin. -Kyungsoo está llorando también, y sus lágrimas reflejan los últimos rayos del sol que se pone tras el horizonte, como preciosos diamantes de cinco quilates; Jongin quiere besarlas y hacerlas desaparecer. Kyungsoo no puede llorar, no se supone que lo haga, se supone que Jongin lo haga sonreír y lo haga sentirse amado.

»Algunas cosas pueden sentirse con el corazón.

»Y en el mío siento el tuyo.

fin.

comedia, romance, jongin, kaisoo, kyungsoo

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