Dean sonrió, negando con la cabeza.
- Esta bien, sabes que lo acepto.
- ¿Entonces... ya no te irás?
- No, no me iré Sam...Eso significa que no podre huir más de ti, tampoco. - susurro con un poco de vergüenza.
- ¿Huías de mi? - soltó de forma desencajada, aquello lo lastimo sin saber bien el por qué, o quizá si.
- No... No exactamente tu, huía de todo... - sus ojos se humedecieron, y se apresuro a esconder su mirada de Sam. - ¿Te quedaras?, Tom seguramente cocina tan bien como folla. - rio, tratando de calmar el ambiente. - Lo que significa que lo hará de puta madre.
Sam soltó el aire que no sabía estaba reteniendo al escuchar las palabras de Dean. Dándole una suave pero sincera sonrisa.
- ¡¡Iughh!! ¡Dean! No necesito saber sus intimidades. Pero está bien me quedo, no he comido nada desde ayer, siempre y cuando se lave las manos. No quiero ni pensar en donde te ha tocado. - Un fingido escalofrió le recorrió el cuerpo.
Dean rodo los ojos.
- Bueno, a ver cuando invitas a tu nena, y saca tu mierda de carro de allí, que bloquea el sol al Impala. - gruño señalando el auto de Sam mientras se levantaba a hurgar en la cocina que había echo Tom de desayuno.
- El no es ninguna nena Dean, de hecho creo que te supera en varias cosas. - le pico mientras le seguía con un plato.
Dean se volteo a verlo.
- ¿En qué…? ¡Oh!, no, mejor no me lo digas, no quiero saber, pero me hago una idea muy clara de quien le pone el culo a quien...así que mejor dejémoslo así. - levanto su mano, en un gesto de casi pánico, al imaginarse eso.
- ¿Si tu se lo pones a Tom?, pues creo que acertaste. - dijo con una enorme y maligna sonrisa en su rostro.
- No me hagas golpearte, enano. - gruño, mirándole enfadado. - Al menos yo doy y recibo, apuesto que solo recibes.
- ¡Dean estaba perfecto sin saber eso!
- Tú empezaste. - dijo encogiéndose de hombros.
Después de un corto silencio y en contra de todos los principios Winchester, Sam dijo algo que muy pocas veces se había permitido decirle a su hermano, al menos desde que dejo de ser un niño.
- Te quiero Dean.
Dean le miro un momento, antes de girarse a la nevera, con un sentimiento de calidez en su corazón.
- Yo también te quiero. - respondió, las palabras saliendo mucho mas fácil de él, que antes, todo gracias a Tom. - Aunque a veces seas un dolor de trasero.
- Idiota. - le respondió, con un sentimiento de plenitud y gozo en su pecho, al fin sentía que había alcanzado su deseo de una vida sin la caza y una familia.
Lo único que faltaba en esos momentos era Jensen.
Continuara…