Después de haber empezado la semana con buen pie, con los mejores augurios, más de un plan apetecible en el horizonte y aun una promesa de renovación en el apartamento, las esperanzas se han venido a estrellar, como de costumbre, contra el gris muro del domingo, todavía más impracticable que en pasadas ocasiones, por razones que, si bien no tendría
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