Comunidad:
reto_diario.
Título: La verdadera forma de las cosas.
Fandom: The Dresden Files/Katekyo Hitman Reborn!
Claim: Harry, Gokudera, Chrome, Fran.
Advertencias: Spoilers del Future Arc. Ubicado tres años en el futuro. Nada para DF.
Notas: Al final haré un par de aclaraciones. Hm, no me gustó como quedó escrito esto, pero me agradó que la historia va tomando un poquiiito de ritmo, al menos. *Sigh*.
Cuando llegó al lugar del que había escuchado la explosión, no había nada allí.
Y cuando decía nada, era literal. La calle estaba desierta. No había nadie. No había pruebas de que algo hubiese explotado. Ni siquiera estaban los niños a los que había comenzado a seguir.
Nada.
Pero al mismo tiempo, Harry estaba seguro de que había algo. No podía explicarlo, sencillamente era un instinto que le erizaba los cabellos de la nuca y le ponía la piel de gallina. Cerró los ojos y extendió sus sentidos, en busca de alguna presencia mágica que pudiera estar ocultándose bajo un veil.
Y lo halló. Halló la nauseabunda sensación de una magia oscura, corrupta, vacía de todo lo que caracterizaba a su propia magia: la vida. Había sentido ese tipo de energía antes repetidas veces…
Vampiros de la Corte Negra.
Mas había otra sensación sumada a la de la magia de los vampiros. Una mucho más agradable que no conseguía reconocer.
“No pienses en eso, Harry, hay un vampiro aquí y te estás exponiendo con un cartel de ‘Soy un mortal, cómeme’ en la frente”.
Cuando volvió a abrir los ojos, su visión fue invadida rápidamente con las imágenes de su tercer ojo, esas imágenes que nunca se borrarían de su mente; la única forma de penetrar a través de la compleja magia ilusoria que le impedía observar lo que ocurría. Y lo que vio fue algo que no esperaba.
La sombra del Vampiro se perfilaba a un costado suyo, pero Harry decidió no mirarla directamente. En cambio, concentró sus ojos en las tres figuras ubicadas justo en frente del monstruo. Las figuras de los niños que había seguido… y a la vez no.
El mayor de los niños se veía normal, excepto por la intensa luz que lo rodeaba (principalmente roja, pero Harry vio otros colores allí), por el enorme arco que llevaba en la mano, el cual apuntaba directamente hacia el vampiro, y por el tatuaje que había aparecido en el lado derecho de su cara. Al centrar más su mirada, Harry notó que el arco y la flecha no eran sólidos, sino que estaban formados de puras llamas rojas.
El chico escalofriante del cabello verde también estaba rodeado de una luz, pero mucho menos intensa y de un color índigo que la hacía apenas visible en la oscuridad. De él se desprendía una extraña niebla que envolvía la mitad de la calle, y que se volvía más espesa alrededor del vampiro. Niebla que le impedía ver por completo la figura del propio niño, incluso a pesar de estar usando su Vista.
Pero la imagen que más lo impresionó fue la de la única muchacha del grupo. Ella era completamente distinta a lo que Harry había visto sin sus poderes. También estaba rodeada de un aura color índigo (una luz tan intensa que no tenía nada que envidiar a la del mayor del grupo), y sostenía en sus manos un tridente formado por puras llamas del mismo color. Pero no era eso lo impresionante. La joven tenía el cabello mucho más largo de lo que Harry le había visto, llevaba puesto un vestido simple y blanco que la hacía ver aún más frágil, y…
Su estómago se veía completamente plano. Como si no tuviera órganos.
Harry agradeció que su cabello cubriera el ojo que, en la “realidad”, llevaba un parche, porque no tenía deseos de ver eso.
No terminaba ahí sin embargo. Detrás de la muchacha había una cuarta figura, mucho más alta que ella y que sostenía también el tridente hecho de llamas. Y esa cuarta figura (una sombra a la que Harry no podía darle forma completamente, excepto por los ojos que brillaban, uno azul, el otro rojo) le miraba fijamente.
Todas las imágenes llegaron a su mente en un segundo, el único que se permitió mantener su tercer ojo abierto, pero podría revivirlas igual de vívidas cuando quisiera, por el resto de sus días.
Una vez que ubicó al vampiro, lo cerró nuevamente, y apuntando su báculo hacia él exclamó:
-¡Forzare!
Algo ahora invisible para él se estrelló contra el edificio más cercano, atravesando la pared con la fuerza del hechizo de Harry. Y entonces el veil desapareció (o tal vez quien lo manejaba le permitió ver a él también lo que en verdad ocurría, no podía estar seguro), y fue capaz de ver al vampiro y a los niños sin ayuda de su magia.
Los tres jóvenes le observaban fijamente.
-Sólo para que sepan, no estaba siguiéndolos.
Y si el menor de los tres le dedicó una mirada escéptica, esperó que fuera sólo su imaginación.
Nadie llegó a decir nada, pues el vampiro rápidamente se levantó de los escombros. Le faltaba un brazo y tenía una enorme cantidad de heridas por todo el cuerpo ya medio descompuesto, pero eso no pareció molestarlo.
-No te interpongas, Mago -dijo el monstruo-. Los anillos serán míos.
-Gee, ¿para qué robar joyerías cuando puedes asaltar a un grupo de niños indefensos para obtener el anillo de compromiso perfecto para tu novia-zombie? -se burló Harry, apuntando su varita hacia el vampiro, dispuesto a calcinarlo.
La criatura soltó una risa aterradora.
-¿Realmente no sabes lo que son, Mago? -respondió con el mismo tono que Harry había utilizado en él-. Los mortales no tienen derechos sobre esas reliquias.
-Lástima que nunca estuve a favor de defender los derechos de los zombies. -Dresden no le dio tiempo al vampiro a contestar eso. Rápidamente dejó ir la energía que había estado acumulando durante el breve intercambio de palabras-. ¡Fuego!
La llamarada envolvió al monstruo, pero Harry pudo ver que no era suficiente. Justo en ese instante escuchó una exclamación que no llegó a distinguir, e inmediatamente una serie de proyectiles impactaron contra el vampiro, explotando instantáneamente. El mago retrocedió rápidamente y se tiró al suelo, siguiendo el ejemplo de los niños detrás suyo, mientras las llamaradas de las explosiones iluminaban toda la calle.
Cuando al fin pudo levantarse y observar el lugar donde había estado el vampiro, no encontró más que cenizas.
Harry parpadeó, aún sin terminar de procesar todo, y dirigió su mirada hacia los niños.
El mayor tenía una sonrisa de oreja a oreja, y sus ojos parecían brillar casi literalmente como un par de linternas.
-¡Lo sabía! -exclamó Gokudera, dirigiendo su mirada hacia Fran-. ¡Te lo dije, mocoso!
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Notas de autora: Lo que Harry ve con su tercer ojo son metáforas. No significa que sea real. Es más bien la verdadera apariencia de las personas y las cosas a través de metáforas que Harry puede captar (las metáforas cambian según la persona). No quiere decir que literalmente Gokudera tuviera un arco de llamas de la Tormenta en sus manos, ni Chrome un tridente de llamas de la Niebla (de hecho, no los tenían, ninguno había sacado ningún arma, salvo un par de dinamitas por el lado de Gokudera). Pero metafóricamente hablando, es la representación tanto de sus armas verdaderas como de su espíritu de batalla, si se entiende. A Fran lo rodeaba una niebla como representación de que estaba haciendo una ilusión. L-lo aclaro por si acaso :'D.