Título: 1. El primer golpe.
Parte de:
Conexiones oscuras. (Continuación directa de
Prólogo: La obligación de aceptar).
Fandoms: Animorphs+Katekyo Hitman Reborn!
Claim: Guardianes Vongola, Animorphs y otros invitados varios.
Advertencias: Spoilers hasta, aproximadamente, el libro 20 de Animorphs. Spoilers hasta el arco del futuro de KHR. Pseudo-what if... en el que el Arco de Sucesión no ocurre (al menos no aún). Sosedad, OoC, posiblemente demasiada lentitud. No ocurre nada especialmente, pero hay que introducir la historia, ve. Espero que mejore en los siguientes capítulos (que se tardarán, se tardarán~~).
Notas: La verdad, no pasa nada ._. Pero bueno, este fic me persigue, así que quería seguirlo. Ahora podré dedicarme un poco más a la Gekokujou :). Me deprime algo que encima de estar escribiendo esta porquería, ni siquiera contribuye a la Revolución *gota*. Debo dejar un poco los crossovers u_uU (Si solo yo me creyera que puedo hacer eso, sería más convincente xDU). ¡Oh, sí! Debo decir algo que entenderán luego: No, no pude resistirme :D.
El viaje había sido largo y extenuante, especialmente porque sus amigos no se habían quedado quietos ni un segundo, y Reborn había hecho todo menos ayudar. Tsuna había tenido que detener a Lambo y a Gokudera al menos tres o cuatro veces para que no volaran el avión, y ese había sido el menor de sus males.
Bianchi no había dejado de ofrecer comida en todo el viaje, como si no supiera que era venenosa (al menos se había puesto sus gafas, porque la idea de tener que arrastrar a un inconciente Guardián de la Tormenta cuando llegaran a su destino, no se veía nada alentador); los niños se la habían pasado saltando alrededor de la pobre Chrome, y Ryohei había estado corriendo de un lado a otro del avión, gritando lo extremo que iba a ser ese “paseo”. Al menos Yamamoto no había sido especialmente escandaloso como el resto… pero tampoco había ayudado. ¿Es que no había nadie cuerdo entre sus amigos?
(Hibari, cabe aclarar, ni siquiera había tomado el mismo vuelo que ellos).
Ni hablar de que, como de costumbre, Reborn no le había avisado del pequeño detalle de que, bueno, todos sus Guardianes iban a acompañarlos al viaje. Ya bastante sorpresivo había sido enterarse de que iba a tener que ir a Estados Unidos para visitar a uno de los aliados de los Vongola, como para que encima Reborn no le mencionara el pequeño detallito de que no irían solos. Aunque debería habérselo esperado.
Al menos en esa ocasión no había invitado a Kyoko y Haru. No quería involucrarlas directamente con asuntos de la Mafia otra vez.
Aunque por otro lado…
-Reborn, todavía no comprendo… ¡¿Por qué demonios tenían que venir Bianchi, I-Pin y Fuuta?! -exclamó el chico cuando aún estaban en viaje.
-No permitiré que alejen a Reborn de mí nuevamente -dijo la mujer, abrazando al Arcobaleno.
-Además hacía falta que los acompañara una adulta responsable en el viaje -agregó su tutor.
Tsuna no dijo nada, aunque sus pensamientos estaban prácticamente escritos en su rostro. “Dices ‘responsable’, pero…”.
-Y Lambo lloró hasta que aceptamos traer a I-Pin y a Fuuta -terminó de explicar Reborn.
“Todo es culpa de Lambo. De nuevo” pensó Tsuna, observando al niño mientras jugaba con Chrome, y suspirando resignado. Entonces fijó su mirada en otro de los chicos.
-De acuerdo, entonces… ¿Por qué Fran vino también?
Luego de recibir los recuerdos de los sucesos ocurridos en el futuro, Mukuro no había sido nada lento para comenzar a buscar al estudiante que su futuro “yo” tenía. Nadie se había percatado de lo que estaba haciendo, principalmente porque de todo lo que había ocurrido en esa aventura, aquel chico que habían visto con Mukuro era posiblemente lo último en lo que el resto de los Vongola pensaría. Sin embargo, el ilusionista siempre había sido bueno para notar todos los detalles, especialmente si dichos “detalles” lo habían liberado de Vindice en el futuro.
Así había sido que un día Chrome apareció en una reunión de Guardianes (que Reborn convocaba ocasionalmente para su propia diversión) junto con un niño de diez años que a todos se les hacía vagamente familiar, y había dicho “Lo siento mucho, pero no creo que pueda dejarlo solo con Ken y Chikusa”.
Y definitivamente no podía. De hecho no podía dejarlo solo con nadie, porque el chico era sencillamente insoportable. Estaba seguro de que ni siquiera Mukuro podía aguantarlo del todo.
Tsuna no lo había visto demasiadas veces desde entonces, pero sí las suficientes para saber que Fran era sinónimo de problemas. De alguna forma se las arreglaba para ser aún peor que Lambo. Lo cual no era una hazaña menor.
Y llevarlo consigo a ese viaje…
-Pensándolo mejor, olvídalo. Creo que sé por qué vino -dijo rápidamente Tsuna. Estaba claro que si Chrome no podía dejar al niño solo por una tarde con el resto del grupo Kokuyou, dos semanas era algo sencillamente imposible. Fran no habría sobrevivido-. Tengo otra duda. ¡¿Por qué tenemos que ir nosotros a visitar a este tipo?! ¡No quiero tener nada que ver con la Mafia!
Y desde luego, esta última afirmación le costó un bonito golpe en la cabeza.
-No todos tienen tanto tiempo libre como Dino, idiota.
-¡Tampoco dije que quería que me visitara! -se quejó el chico.
-Tienes que conocer a tus aliados, eso hace un buen Jefe. Y tú serás un buen Jefe -respondió Reborn con un tono amenazante que no aceptaba réplicas. Y Tsuna, sabiamente, no profirió ninguna.
Para cuando llegaron a su destino, todos estaban cansados. La mayoría por haber estado corriendo y gritando enérgicamente durante horas; Tsuna por haberlos tenido que escuchar. Pero nunca diría que no había sido divertido, aunque lo fuera en una forma escandalosa y extenuante.
Como era de esperar, ninguno se percató de los diferentes animales que parecían seguirlos desde que habían llegado al aeropuerto, excepto, tal vez, por Reborn. Pero como era de esperar, ¿quién se fijaría en un par de aves en el cielo que seguían su mismo camino, por ejemplo?
<¿Esos son ellos?> preguntó Jake. Vio que Erek, quien estaba sentado en una banca fingiendo leer un libro, asentía levemente con la cabeza
dijo Rachel, con su usual “sutileza”. <¿Cuál de ellos es el Jefe?>
Esperaron unos segundos hasta que Cassie, quien se encontraba en forma de mosca cerca del Chee, respondió:
.
Todos guardaron silencio, buscando con sus miradas al chico. Cuando finalmente lo vieron, nadie estaba muy seguro de qué decir.
<¡¿Ese?!> exclamó Rachel.
dijo a su vez Tobías.
los interrumpió Jake, tratando de mantener la seriedad, aunque incluso en su “tono mental” se notaba que le causaba gracia la apariencia del Décimo líder de los Vongola.
Ese día descubrieron que el lugar donde los Vongola iban a pasar las siguientes dos semanas era una enorme mansión ubicada en la parte más lujosa de la ciudad. No era de esperar menos de la Mafia y lo sabían, pero no pudieron evitar sorprenderse (ni ellos ni los propios mafiosos, con excepción de Reborn y Bianchi). El lado bueno que había resultado de ello era que no se perderían cuando tuvieran que encontrar el lugar en sus turnos de vigilancia. El problema era que los yeerks posiblemente tampoco lo hicieran.
Así comenzó su seguimiento de los Vongola. Los Animorphs se dividieron sus turnos para observar a los chicos con ayuda de los Chee, expectantes de que algo pudiera ocurrir en cualquier momento. Lo cual era incluso peor que cuando debían llevar a cabo alguno de sus arriesgados planes (como Rachel no se cansó de señalar repetidas veces), ya que no podían hacer nada más que esperar a que el enemigo hiciera su primer movimiento.
O eso creyeron, hasta que Erek volvió a convocarlos a una reunión en Burguer King, apenas al día siguiente de la llegada de los mafiosos a su ciudad.
-Los yeerks han descubierto el motivo por el cual los Vongola están aquí -sentenció el Chee-. Han venido a visitar a uno de sus aliados, una de las mafias más poderosas de Estados Unidos.
-Más mafia. Genial, exactamente lo que necesitábamos -murmuró Marco.
-Este tipo ha sido más precavido en cuanto a seguridad. Pero los yeerks planean utilizarlo igual.
Los Animorphs lo observaron en silencio, con expresiones de absoluta seriedad, esperando que dijera cuál sería el nefasto plan de sus enemigos.
-Tsuna -le llamó Reborn aquella tarde, luego de aparecer de la nada y golpearlo en la espalda con fuerza-. La primera reunión con nuestro aliado se ha pospuesto.
El chico, adolorido como estaba por el golpe, tardó unos minutos en contestar, los cuales dedicó a quejarse principalmente.
-¿P-Por qué? -preguntó al final, a pesar del alivio que le brindaba la noticia.
Su tutor bajó levemente la cabeza, haciendo que su sombrero cubriera sus ojos, pero Tsuna pudo notar igualmente la seriedad en el rostro del Arcobaleno. Supo entonces que lo que fuera a decirle, de seguro no sería bueno.
Pero lo que no sabía era que aquel sería el primer indicio del ataque que los yeerks estaban preparando contra ellos, en una batalla que no planeaban perder, sin importar lo que costara.
-Nuestro aliado ha recibido un ataque de un enemigo desconocido.