Reto Especial
Reto 16: Los cumpleaños que ¿Nadie? recordó
Titulo: Regalos
Advertencias: ninguna
Género: Gen.
Cuando Sam tenía seis años Dean le preparo su primera fiesta de cumpleaños.
Tres semanas antes estaban en un pequeño pueblo de Oregón, John estaba cazando un hombre lobo y ellos desde la ventana del motel habían visto durante toda la tarde como unos adultos se dedicaban a colocar globos y una gran mesa con sillas. Sam permaneció toda la tarde vigilando lo que ocurría en aquel jardín y cuando salió la tarta llena de velas, Dean sintió que se le caía el mundo encima, nunca habían celebrado el cumpleaños de Sam.
Por eso cuando Sam cumplió los seis años, Dean consiguió un trozo de tarta de queso y robo unas velas de la iglesia más cercana, John había salido el día anterior con Bobby en busca de información sobre un antiguo convento y sus pobladores, pero antes de que se fueran y los dejaran solos en la habitación de ese nuevo pueblo, le convenció para que le diera algo de dinero de mas para comprar unas deportivas nuevas para Sam.
Esa tarde, Dean fue feliz al ver sonreír a su hermano al ver los regalos que Dean le había conseguido, las zapatillas estaban allí envueltas, pero también había un pequeño camión de bomberos y unos lápices y cuadernos.
A partir de ese cumpleaños, ambos se acostumbraron a celebrar ellos solos sus cumpleaños. Solo necesitaban algo dulce, su compañía y algún pequeño regalo. Sam normalmente le regalaba algún dulce, chicles, una bolsa de ganchitos… era para lo único que le alcanzaba el dinero que podía ahorrar, Dean solía conseguir más dinero, así que los regalos para Sam solían ser cosas mejores como cuadernos y libros.
Cuando Sam les abandono, se acabaron los cumpleaños. Con suerte John recordaba el día que era y le revolvía el pelo sonriéndole un momento para luego irse a resolver algún caso, pero para entonces Dean era mayor para celebrar cumpleaños y de alguna forma sin Sam a su lado no tenía nada que celebrar.
Aunque cada cumpleaños de Sam no pudo evitar comprar alguna cosa, algo que le hubiera gustado a Sam. Muchas veces pensó en largarse a buscarle, pero John siempre quería tenerle cerca y tampoco sabia como conseguir la nueva dirección del pequeño.
Ahora estaban otra vez cazando juntos y era veinticuatro de Enero, pero Dean ni siquiera recordaba que era su cumpleaños, la preocupación de no saber donde estaba John y la muerte de Jess no facilitaba mucho la convivencia. Habían pasado el día buscando datos sobre el origen de un animal que solía atacar en uno de los parques del pequeño pueblo al que habían llegado hacia dos días, el bicho atacaba todos los doce del mes, y luego dependiendo de la luna, dos o tres días seguidos, después de descansar cuatro. Le habían seguido a través del tiempo y habían conseguido sacar esa secuencia en los ataques, pero el día había sido largo y estaban cansados de buscar información y contrarrestarla.
Sam se había ido antes de la biblioteca para comprar un calendario lunar, así que cuando Dean llego a la habitación decidió darse un baño, le dolía la cabeza y estaba demasiado cansado para salir esa noche, comería algo de lo que habían dejado ayer y se echaría a dormir.
Cuando salió del baño se sorprendió al ver que la luz estaba apagada, creía haberla dejado encendida, pero no le dio importancia y camino hacia su cama, esperaría allí a Sam, pero no llego a acercarse. El sonido de un fosforo encendiéndose le hizo volverse. Sam estaba sentado en la mesa, encendiendo con la cerilla las velas que reposaban encima de una pequeña tarta de manzana.
-“Pero que…”
-“¿Creías que iba a olvidarlo?”
Dean sonrió de lado y movió la cabeza como disculpándose.-“Bueno, hasta hace un rato yo ni siquiera lo recordaba, así que supuse que tu tampoco”.
-“¡Pero Dean, yo siempre me he acordado de tu cumpleaños!, es solo que… bueno, el primer año estaba demasiado liado con todo lo nuevo, tuve que cambiarme de habitación a mitad de curso, los exámenes… trate de llamarte pero el numero de tu móvil aparecía como restringido y supuse que lo habrías cambiado. Luego, conseguí hablar con Bobby, y el me dijo que John le prohibió darme tu nuevo teléfono…”
Dean se removió incomodo -“Bueno, ya sabes cómo es él, además, estaba muy enfadado contigo…Aunque yo, tampoco hice nada por buscarte, solíamos trabajar todo el tiempo los dos juntos y…”
-“Dean ahora eso me da igual, vamos a celebrar tu cumple como solíamos, los dos solos y un pastel”- Le dijo al tiempo que le hacía una seña para que se acercara.
Dean sonrió y se acerco a la mesa, entonces los vio, unos pequeños paquetes repartidos por la mesa. Los miro extrañado por unos segundos hasta que algo ilumino su mente, uno por cada año que habían estado separados-“ ¿Me has comprado algo por cada año que no nos vimos?”
-“No, realmente lo compre para ti cada año”
-“No es posible”
-“¿Por qué , crees que no recordaba tu cumpleaños?. Te aseguro que si lo hacía”.
-“No, se que siempre tuviste buena memoria, no lo decía por eso, veras, es que…yo hacia algo parecido”
-“¿Qué?”
Dean se sonrojo y bajo los ojos incomodo -“Que yo también tengo una caja en el impala con los regalos que nunca te pude dar”
Sam se echo a reír y le abrazó, sintiendo como el rubio se dejaba apretujar-“¿Y luego eres tu el que dice que nada de sentimientos?”
Titulo: Regalos
Advertencias: ninguna
Género: Gen.
Cuando Sam tenía seis años Dean le preparo su primera fiesta de cumpleaños.
Tres semanas antes estaban en un pequeño pueblo de Oregón, John estaba cazando un hombre lobo y ellos desde la ventana del motel habían visto durante toda la tarde como unos adultos se dedicaban a colocar globos y una gran mesa con sillas. Sam permaneció toda la tarde vigilando lo que ocurría en aquel jardín y cuando salió la tarta llena de velas, Dean sintió que se le caía el mundo encima, nunca habían celebrado el cumpleaños de Sam.
Por eso cuando Sam cumplió los seis años, Dean consiguió un trozo de tarta de queso y robo unas velas de la iglesia más cercana, John había salido el día anterior con Bobby en busca de información sobre un antiguo convento y sus pobladores, pero antes de que se fueran y los dejaran solos en la habitación de ese nuevo pueblo, le convenció para que le diera algo de dinero de mas para comprar unas deportivas nuevas para Sam.
Esa tarde, Dean fue feliz al ver sonreír a su hermano al ver los regalos que Dean le había conseguido, las zapatillas estaban allí envueltas, pero también había un pequeño camión de bomberos y unos lápices y cuadernos.
A partir de ese cumpleaños, ambos se acostumbraron a celebrar ellos solos sus cumpleaños. Solo necesitaban algo dulce, su compañía y algún pequeño regalo. Sam normalmente le regalaba algún dulce, chicles, una bolsa de ganchitos… era para lo único que le alcanzaba el dinero que podía ahorrar, Dean solía conseguir más dinero, así que los regalos para Sam solían ser cosas mejores como cuadernos y libros.
Cuando Sam les abandono, se acabaron los cumpleaños. Con suerte John recordaba el día que era y le revolvía el pelo sonriéndole un momento para luego irse a resolver algún caso, pero para entonces Dean era mayor para celebrar cumpleaños y de alguna forma sin Sam a su lado no tenía nada que celebrar.
Aunque cada cumpleaños de Sam no pudo evitar comprar alguna cosa, algo que le hubiera gustado a Sam. Muchas veces pensó en largarse a buscarle, pero John siempre quería tenerle cerca y tampoco sabia como conseguir la nueva dirección del pequeño.
Ahora estaban otra vez cazando juntos y era veinticuatro de Enero, pero Dean ni siquiera recordaba que era su cumpleaños, la preocupación de no saber donde estaba John y la muerte de Jess no facilitaba mucho la convivencia. Habían pasado el día buscando datos sobre el origen de un animal que solía atacar en uno de los parques del pequeño pueblo al que habían llegado hacia dos días, el bicho atacaba todos los doce del mes, y luego dependiendo de la luna, dos o tres días seguidos, después de descansar cuatro. Le habían seguido a través del tiempo y habían conseguido sacar esa secuencia en los ataques, pero el día había sido largo y estaban cansados de buscar información y contrarrestarla.
Sam se había ido antes de la biblioteca para comprar un calendario lunar, así que cuando Dean llego a la habitación decidió darse un baño, le dolía la cabeza y estaba demasiado cansado para salir esa noche, comería algo de lo que habían dejado ayer y se echaría a dormir.
Cuando salió del baño se sorprendió al ver que la luz estaba apagada, creía haberla dejado encendida, pero no le dio importancia y camino hacia su cama, esperaría allí a Sam, pero no llego a acercarse. El sonido de un fosforo encendiéndose le hizo volverse. Sam estaba sentado en la mesa, encendiendo con la cerilla las velas que reposaban encima de una pequeña tarta de manzana.
-“Pero que…”
-“¿Creías que iba a olvidarlo?”
Dean sonrió de lado y movió la cabeza como disculpándose.-“Bueno, hasta hace un rato yo ni siquiera lo recordaba, así que supuse que tu tampoco”.
-“¡Pero Dean, yo siempre me he acordado de tu cumpleaños!, es solo que… bueno, el primer año estaba demasiado liado con todo lo nuevo, tuve que cambiarme de habitación a mitad de curso, los exámenes… trate de llamarte pero el numero de tu móvil aparecía como restringido y supuse que lo habrías cambiado. Luego, conseguí hablar con Bobby, y el me dijo que John le prohibió darme tu nuevo teléfono…”
Dean se removió incomodo -“Bueno, ya sabes cómo es él, además, estaba muy enfadado contigo…Aunque yo, tampoco hice nada por buscarte, solíamos trabajar todo el tiempo los dos juntos y…”
-“Dean ahora eso me da igual, vamos a celebrar tu cumple como solíamos, los dos solos y un pastel”- Le dijo al tiempo que le hacía una seña para que se acercara.
Dean sonrió y se acerco a la mesa, entonces los vio, unos pequeños paquetes repartidos por la mesa. Los miro extrañado por unos segundos hasta que algo ilumino su mente, uno por cada año que habían estado separados-“ ¿Me has comprado algo por cada año que no nos vimos?”
-“No, realmente lo compre para ti cada año”
-“No es posible”
-“¿Por qué , crees que no recordaba tu cumpleaños?. Te aseguro que si lo hacía”.
-“No, se que siempre tuviste buena memoria, no lo decía por eso, veras, es que…yo hacia algo parecido”
-“¿Qué?”
Dean se sonrojo y bajo los ojos incomodo -“Que yo también tengo una caja en el impala con los regalos que nunca te pude dar”
Sam se echo a reír y le abrazó, sintiendo como el rubio se dejaba apretujar-“¿Y luego eres tu el que dice que nada de sentimientos?”