Título: Salida.
Fandom: Original.
Claim: Facundo/Ramiro.
Extensión: 1.840 palabras
Advertencias: Slash.
Notas: Escrito para la
tabla de
fanfic100_es y para el
reto_diario No le agradaba demasiado la idea de ir a la casa de Raquel desde hacía algunas semanas, la idea de cruzarse con el hermano mayor de esta no le parecía demasiado apetecible. Pero tenía que superar ese miedo de una buena vez, no se podía dejar dominar por ese tipo de cosas. Sólo había sido un revolcón, debería tomárselo de la misma manera en que lo había hecho el mayor, como si no hubiese pasado. Aunque costase mucho más de lo que había pensado. De todos modos sería más fácil si no visitase tan seguido su casa; pero eran detalles menores, ¿a quién le importaba su salud mental en esos momentos?
Cuando se quiso dar cuenta, se había quedado parado en el pórtico de la casa de Raquel durante bastante tiempo, divagando estupideces, para variar.
Tocó el timbre, esperando a que su amiga se dignase a abrir la puerta. Tuvo que esperar poco tiempo, ya que en unos segundos pudo oír con claridad el sonido de unos pies saltando desde las escaleras rápidamente. Se empezó a preocupar al notar que en realidad Raquel no era tan tosca caminando, de hecho se tomaba su tiempo para abrir la puerta. Y definitivamente entró en pánico cuando oyó una inconfundible voz masculina diciendo:
- ¡Ya voy!
A esas alturas hubiese preferido que la madre de Raquel le hubiese abierto la puerta, a la mierda eso de pretender que nada había pasado, no era lo suficientemente cretino como para conseguir eso. En momentos como ese, le hubiese gustado parecerse un poco más a Héctor.
Cuando los pasos se pararon de oír, pasaron unos segundos antes de que la puerta se abriese y le dejase ver al hombre que durante más de una noche había invadido sus sueños sin portar demasiada ropa.
Facundo le miró indescifrablemente durante unos segundos, sin ninguno hablar.
-Hola. ¿Está Raquel?
Facundo hizo una mueca parecida a una sonrisa de lado y se apartó para dejarle pasar a la casa.
-Raquel llamó y me dijo que llegaría un poco tarde, que le esperases porque no va a tardar en llegar.
Vale. Raquel continuaba siendo impuntual, para variar. Debería ya haber aprendido que tenía que llegar luego de la hora acordada, luego le pasaban cosas como estas, quedarse a solas con Facundo. Genial.
Se habían dirigido al salón mientras le decía eso, no sabía demasiado qué hacer en ese momento. Lo mejor sería ir a la habitación de su amiga y mirar televisión hasta que esta llegase; pero la parte estúpida de su cerebro le pedía a gritos quedarse un rato más con Facundo, aun sabiendo que no era buena idea.
Estaba tan ensimismado en qué rayos hacer que tardó en comprender la escena que se desarrollaba delante de él. Delante de sus ojos había un montón de cajas cerradas y otras tantas que les faltaba poco para estarlo. Aquello le alarmó.
- ¿Se mudan?- le preguntó un tanto desconcertado, porque si ese era el caso, no entendía cómo no se había enterado.
-Sólo yo.
- ¿Tus padres te echaron?- preguntó alarmado. El otro lanzó una carcajada que le hizo avergonzarse por comportarse de ese modo. Joder, que él nunca se avergonzaba por esas cosas, es más, siempre les andaba recriminando a Raquel y a Héctor acerca de su forma de actuar. No al revés.
-No. Pero tengo 21 años, algún día me tenía que ir de este pozo de perdición.
-Me… alegro. Supongo- le dice un tanto perdido. Está bien que Facundo y él no tenían demasiada conexión; pero Raquel podía haberle dicho que su hermano se iba a mudar. Si ella le cuenta todo, lo agradable, lo desagradable y lo asqueroso. Incluso le hacía saber cuándo estaba en su periodo. -Sólo que… pensé que no tenías trabajo, así que…- no sabía cómo continuar la frase sin sonar hiriente. Joder, ¿por qué se estaba preocupando tanto por cómo hablaba?
-No lo tenía- aseguró sin llegar a ofenderse. Se necesitaba bastante más para lograrlo-. Pero hace unos días comencé a trabajar en una empresa de seguros. Junté mis ahorros para alquilar un departamento hasta mi primer sueldo, solamente espero poder sobrevivir con ellos.
A Ramiro, en la parte más egoísta de su ser, comenzaba a no gustarle la idea. Era genial que Facundo lograse independizarse de sus padres, ¿quién no querría hacerlo teniendo los padres que tenía? Pero eso significaba salir completamente de la vida de Facundo. Y eso debería alegrarle porque su problema de tener que verle, se solucionaría rápidamente; pero, en lo más profundo de su ser, no quería alejarse lo poco cerca que estaba de Facundo. Estaba seguro de que el hermano de su mejor amiga, se lo pensaría dos veces antes de poner un pie en esa casa y no tenía ninguna excusa para ir al departamento de él. Facundo y él no eran absolutamente nada. Y así era como debía ser. Entonces, ¿por qué se sentía tan mal?
-Incluso retomé mis estudios- continuó hablando, mientras comenzaba a revisar el contenido de otra de las cajas que estaban abiertas por toda la sala.
Ramiro estaba a punto de preguntar qué estudios. Pero ahora que se ponía a hacer memoria, recordaba que cuando recién había conocido a Raquel, ella le había mencionado que su hermano estudiaba Medicina y que estaba alrededor de su tercer año de carrera y que le iba bastante bien. Solamente que un día lo dejó sin más explicaciones.
-Eso está muy bien- trató de levantar el ánimo, sin mucho resultado. Estaba feliz por él, en verdad que sí, era un paso enorme de dónde estaba anteriormente a querer independizarse finalmente. Sin embargo, eso significaría que las pocas veces que le veía se reducirían a ninguna y, por muy infantil que fuese, eso no dejaba de angustiarle. -Supongo que Raquel también querrá irse cuanto antes- suspiró nostálgico. A pesar de todo lo malo que había pasado en esa casa, también habían pasado buenos momentos entre los tres. Sabía que no faltaba demasiado para no volver a poner un pie allí.
-Todos tenemos que crecer en algún momento, para dejar de ser niños- comentó Facundo seriamente, lo cual hizo captar la atención de su acompañante. -Solamente que a mí me vino un poco después. Ahora no puedo esperar a salir de esto.
Ramiro tragó saliva, entendiendo “esto” por todo. “Esto” no sólo conformaba a sus padres, sino todo el ambiente. Porque sabía por Raquel que su hermano frecuentaba en menor medida boliches de mala muerte y su consumo de alcohol y drogas también había disminuido drásticamente. Facundo estaba creciendo y dejando, a paso lento pero seguro, todo el veneno de su vida, comenzando a construir su propia vida. Sin embargo, eso no le incluía.
No había notado cuándo Facundo se le había acercado, por estar divagando (para variar) hasta que estaba a sólo un paso de él. Ramiro se tensó por la cercanía. Vio en los ojos verdes de Facundo la inconfundible determinación, que también poseía Raquel, con la que sabía que podría conseguir cualquier cosa que se propusiese.
Se sorprendió cuando Facundo posó una de sus manos en su hombro izquierdo.
-No quiero continuar con esta mierda. Así jamás podré intentar estar cerca de ti sin sentirme mal.
Ramiro abrió enormemente los ojos por la sorpresa. Estaba por preguntar qué tenía que ver una cosa con la otra; pero Facundo continuó.
-No sé qué rayos es esto que siento por ti desde hace algún tiempo; pero por lo menos quiero ser digno de que lo que sientes por mí. Sea lo que sea.
Ahora sí que no entendía nada.
-Eso significa te acuerdas de lo que pasó ese día- dijo, no creyendo que fuese verdad, haciendo que repentinamente se acordase nuevamente todo lo hecho y dicho en ese momento, lo cual le causó una mezcla de vergüenza y calentura. El otro frunció el seño indignado.
-Claro que me acuerdo- dijo tomándole de la barbilla para poder mirarle directamente a los ojos sin que le rehuyese. -No estaba lo suficientemente ebrio.
-Te desmayaste, creo que sí estabas bastante borracho- soltó sarcásticamente, lo cual descolocó un poco a Facundo. Mira que pasar tanto tiempo con su hermana y Héctor había hecho estragos en él, o quizá no lo conocía todavía lo suficiente como para saber que ese era su forma de humor. -Además…- no estaba demasiado seguro si decirlo; pero se envalentonó viendo que quizá no tuviese otra oportunidad-, actuaste como si no hubiese pasado nada.
-Es que hubiese querido que nada hubiese pasado; pero ya no me pude contener- admitió el otro-. No quería herirte por quien soy, por eso y porque quiero estar contigo estoy dejando esto.
-Pero si quieres seguir viéndome, ¿por qué te estás yendo de tu casa cuando es el único lugar donde nos vemos?
-Porque quiero cambiar, en este momento no me siento con derecho a estar con alguien como tú.
- ¡¿Qué?!
¿Por qué la gente que le rodeaba siempre era tan difícil de comprender? Ya tenía suficiente con Héctor que tenía una capacidad raciocinio limitada y se vanagloriaba de eso, y Raquel se le unía en sus estupideces, logrando que apenas les entendiese. Pero ahora estar mucho más cerca de una persona que parecía tener más o menos el mismo perfil, solamente significaba que el karma le tenía una bronca tremenda.
“¿Qué carajo hice para merecer esto?”
-Deja, lo entenderás más adelante, todavía eres un niño. Y no te preocupes por no verme, nos veremos te lo prometo.
Ramiro estaba a punto de quejarse nuevamente; pero el otro no le permitió seguir ya que posó sus labios contra los propios, dejándole sin habla. Había sido solamente un beso corto pero firme. Ramiro sabía que no debería estar hiperventilando por tan poca cosa; pero a esa altura ya no le sorprendería nada de lo que ocurriese.
-Piensa solamente como que estoy abandonando todo lo malo que me busqué y rehaciendo mi vida. Porque cuando lo logre, vendré por ti- prometió acariciando su nuca. -No puedo esperar a lograrlo.
-Entonces no esperes- le dijo Ramiro, ahora con valor y determinación, al saber verdaderamente que Facundo compartía sus sentimientos. -No tienes que pasar por esto solo, yo te ayudaré. Pero tienes que permitírmelo.
Facundo abrió los ojos con sorpresa y estuvo a punto de negarse, porque creía que era un camino que debía hacer solo; pero conocía esa determinación lo suficiente como para saber que nada de lo que dijese podría hacerle cambiar de opinión y terminaría junto a él aun cuando no quisiese. No pudo evitar sonreír al darse cuenta de que al final terminarían juntos y que tal vez no tendría un final tan malo su historia.
-Vale, lo intentaremos… juntos- le prometió, con la intención de volver a besarle; pero escuchó el sonido de la puerta principal de la casa al abrirse. Ramiro se tensó y se alejó de Facundo rápidamente, antes de que el otro pudiese tan solo acercársele.
Facundo suspiró cansado, mientras pensaba que tendría que ese no era el momento que tendrían intimidad, tendría que buscarlo.