Jesús subió a la montaña y sentándose en una gran piedra
dejó que sus seguidores se le acercaran. Después, tomando la palabra, les
dijo:
"En verdad, en verdad os digo que serán bienaventurados los pobres de
espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Que serán bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque
ellos serán los
(
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