Fandom: Prince of Tennis.
Tabla:
Tabla SorpresaTema: #24 - Miserable. #26 - Ciudad Vacía. #28 - A ojo cerrado. #06 - Discordia.
Título: Alérgico al amor.
Resumen: Él siempre había sido alérgico al amor, y por ello es que no podía simplemente dejar a aquello que representaba su felicidad. Porque a pesar de tener cuatro amores más, era solo a aquel imposible a quien amaba de verdad
Advertencias: Yaoi. Drama. AU. Infidelidad. Aparición/Insinuación de OT5.
→ Esto es un sonfic con la canción de Anahí, contiene cuatro partes.
Rating: R.
Personajes: Tezuka Kunimitsu/Kaidoh Kaoru.
→ Echizen Ryoma. Fuji Syuusuke. Atobe Keigo. Sanada Genichirou. Akutsu Jin/Kawamura Takashi. Dan Taichi.
Disclaimer: Prince of Tennis no me pertenece, pertenece a su respectivo creador, en este caso Konomi Takeshi. Solo uso unos poquitos personajes para dejar volar la imaginación <3
01.
Yo me quedó, y tú te vas.
Siempre se sentía tan miserable cuando tenía que dejarle en la cama. Siempre se sentía tan miserable cuando llegaba a casa y veía a sus novios ahí, quienes se acercaban a recibirle sin saber lo que estaba haciendo a sus espaldas. Siempre se sentía un miserable cuando la mirada de aquel que era su amante se posaba en él y le parecía decir que siempre era lo mismo. «Siempre me quedo, y tu siempre te vas». Sin embargo no se veía capaz de salir de ese círculo vicioso.
No podía evitar sentirse miserable, pero miserable y todo, él no era capaz de dejar ni lo uno ni lo otro. No se veía capaz de dejar a su amante, pero tampoco era capaz de dejar a sus novios. Aunque pensar en ellos le diese aún más dolor de cabeza, porque no se comprendía a sí mismo. Todos podían comprender cuando una persona engañaba a su novio, pero él estaba engañando a sus cuarto novios. Porque claro, él no se había conformado con tener un único novio, había encontrado cuatro y los cuatro eran sus novios.
Pero no conforme con eso, se había buscado a alguien más. Alguien con quien compartir las sábanas detrás de los ojos de sus cuatro novios, sabía que ellos sospechaban. «¿Por qué siempre llegas tan tarde?» era la pregunta más común pero su respuesta era un simple: Trabajo. Él sabía que nadie le creía, él mismo no lo hacía. Pero eso no cambiaba nada, porque sospechando y todo, sus novios no habían dado el pie para investigarle seriamente. Ninguno estaba dispuesto a investigar, pero él sabía que en algún momento lo harían.
Y cuando ese momento llegase, quien iba a salir peor parado sería aquel que había dejado en la cama. Porque a él probablemente pudiesen llegar a perdonarlo, tantas cosas ya le habían perdonado ya, pero a su amante. ¿Cómo podrían perdonar a su amante? Su amante, quien arriesgaba la vida misma al revolcarse con él. Pero incluso sabiendo esa horrible verdad, le buscaba para meterse entre sus piernas y no reaccionar hasta que era demasiado tarde como para arrepentirse. ¿Cómo podía ser así? ¿Cómo podía ser tan miserable?
La respuesta era simple, él era miserable. Él era un miserable. Y estaba enamorado. Estúpidamente enamorado y sin poder alejarse de una relación que le impedía amar libremente al único que había terminado amando de cinco con quienes compartía la cama. ¿Cómo era posible? Era un drama. Su vida era un maldito drama. Pero no hacía nada para cambiarlo. Porque, después de todo, era un miserable. Era solo cuestión de recordar las palabras de quien, alguna vez, fue un amigo.
«Eres una persona miserable, Mitsu. Porque no eres capaz de decidirte, incluso sabiendo que tu decisión es clara»
02.
En esta noche de estrellas inmóviles.
Tu corazón es alérgico a mí.
No late ni por error, un milímetro atrás
Respiro en un congelador, y no saldré jamás.
En cuanto su acompañante se marchó, se incorporó en la cama y suspiró con cansancio. A veces se cuestionaba si era lo correcto seguir con ese hombre, pero cada vez que se lo cuestionaba sabía perfectamente que era porque amaba a aquel que era su amante. Y se odiaba por ello. Se odiaba porque no solo se estaba dañando a sí mismo, sino también estaba dañando a los novios de su amante. ¿Cómo podía ser así? No lo sabía. El amor le hacía hacer cosas estúpidas, y él lo sabía mejor que cualquier persona. Y se enojaba consigo mismo por ello.
Porque estaba enamorado de Kunimitsu. Y eso, era un error.
Se levantó de la cama, yendo directamente a la ducha para asearse, y se vistió con lo primero que encontró en aquel departamento pagado por el mismísimo Tezuka Kunimitsu. Suspiró, nuevamente, con cansancio excesivo y se marchó del departamento para salir por la ciudad. Solamente necesitaba respirar, aunque fuese solo un momento. Sin embargo al salir, lo único que vio fue una ciudad vacía. Todos parecían haberle dado la espalda... como realmente lo habían hecho antes. Como lo hicieron sus anteriores amigos al enterarse de que se había acostado con alguien que ya tenía una relación. Como lo hacían todos.
Incluso Kunimitsu.
Siguió caminando, hasta que llegó a un restaurant en donde pasaba su tiempo cuando era más joven. Un restaurant del cual era dueño el único que jamás le había vuelto la espalda, porque estaba en su misma situación. Porque le entendía como nadie iba a entenderle nunca, y por eso era su mejor amigo. Le entendía cuando le decía como se sentía cuando estaba con Kunimitsu y solo le sonreía dándole consejos. Sonrió, dirigiéndose hasta el Restaurante llamado "Kawamura".
- ¡Kaidoh-kun! ¡Bienvenido! Siéntate, siéntate, ahora te sirvo.
03.
Ya no, curaré tu soledad
Cuando duerma la ciudad
No estaré, para oír, tus historias tontas.
Porque tienes miedo de sentir
Porque eres alérgico a soñar.
Y perdimos color.
Porque eres alérgico al amor.
Después de una charla con Kawamura, en la que cada uno habló de sus problemas y sus decisiones, Kaidoh entendió que era simplemente un error continuar con Tezuka. Seguir calentando su cama ya no era una opción, y Kawamura se lo había hecho ver. Kawamura también había tomado su propia decisión de no continuar siendo el amante de Akutsu Jin y dejar que éste fuese feliz con Dan Taichi. Ambos tomaron la decisión de marcharse a otro lugar en donde nadie podría encontrarles. Porque así lo preferían. Decidieron marcharse a otro país, después de todo Tezuka le había dado una cuenta lo suficientemente grande a Kaidoh como para que sacase todo el dinero y se fuesen.
Kaoru había tomado la decisión de no volver a curar la soledad de Tezuka, porque no podía estar solo siempre, porque si se sentía solo solamente era porque exigía mucho. Tomó su decisión, y la iba a cumplir. Fue a buscar sus cosas, acompañado de Kawamura, al departamento que Tezuka le había regalado y se fueron al Aeropuerto. Compraron los pasajes y se sentaron, uno junto al otro, solamente buscando acompañarse mutuamente. No necesitaban nada más. Kawamura había dejado a Akutsu en buenas manos y el mismo Kaidoh había dejado a Kunimitsu en buenas manos también. Ambos sabían que su decisión estaba bien, y nunca se harían para atrás.
Los pasajeros del vuelo X-1234 dirección a París, Francia, abordar por la puerta 342.
Kaidoh se levantó, junto a Kawamura y se dirigieron a abordar el avión. Cuando ya ambos estaban sentados, Kaidoh miró por la ventana y vio a un grupo de personas que le estaban mirando. Vio los ojos perdidos de Tezuka, vio los ojos enfurecidos de quienes eran sus novios, vio incluso a Dan Taichi y a Akutsu Jin. Se giró, para hablarle a Kawamura y ambos murmuraron un simple: "Lo sentimos". Pero no era un Lo siento para Akutsu o para Tezuka, era para todos aquellos que habían resultado dañados en ese juego macabro.
Ellos, con los ojos cerrados, decidieron abandonar todo su pasado. Se dirigían a su futuro, un futuro lejos del daño, lejos de Akutsu y Tezuka. Lejos de Dan Taichi y de los novios de Tezuka: lejos de Atobe, Sanada, Fuji y Echizen. A ojo cerrado iban a su destino, y esperaban que ahí pudiesen encontrar aquello que tanto ansiaban.
«Estamos en búsqueda de la felicidad»
04.
Voy caminando en tormentas eléctricas.
Buscando algún territorio neutral.
Donde no escuche de ti, donde aprenda a olvidar.
A no morir, y a no vivir.
Tan fuera de lugar.
Instalados en el único lugar neutral que Kaidoh y Kawamura habían encontrado. Sin embargo, cualquier comentario acerca de Tezuka Kunimitsu o Akutsu Jin siempre era un tema de discordia. Era una herida que continuaba abierta a pesar de todo, a pesar de que ya habían pasado cuatro meses desde que ambos se marchasen. El tema seguía siendo de discordia para ambos, sin embargo en ese nuevo lugar habían conocido a gente que les hacía felices. Eran sus amigos, de los mejores, y ellos les habían hecho ver que en realidad lo ocurrido con Tezuka y Akutsu simplemente había sido cosa pasajera y que les había marcado.
- Kaidoh-kun. Ya está lista la comida.
Kaidoh se levantó del sofá en el cual miraba unos vídeos antiguos y fue hasta la mesa con una leve sonrisa en sus labios, se había acostumbrado a mostrar sentimientos luego de pasar un tiempo con Kawamura. Se sentaron y apenas probaron su cena cuando escucharon la puerta, Kaidoh se levantó para abrir y se dirigió hasta la puerta pero se paralizó ante la figura que estaba fuera de la puerta.
- Kaidoh...
Quien podía ser, sino era Tezuka Kunimitsu. Detrás de él, se hallaba Akutsu Jin quien solo observaba el rostro pálido de Kaidoh quien retrocedió unos pasos, los suficientes como para que Kawamura fuese a ver qué ocurría. Ambos cerraron la puerta en las narices de aquellos que habían sido sus amantes, pero los dos reaccionaron rápido y lo impidieron. No se irían de ahí sin arreglar las cosas.
.
..
...
....
Kaidoh miró a su lado y observó los brazos que rodeaban su cintura, entendiendo por fin qué era lo que Kunimitsu había intentado decirle la noche anterior. Había dejado a sus novios, lo había escogido a él, y la razón por la cual habían tardado tanto era porque Atobe se había negado a ayudarles para encontrar el destino al cual se habían dirigido Kawamura y él. Atobe no se había negado por maldad, sino que simplemente había alegado que si "le amas lo suficiente, lo encontrarás sin ayuda alguna". Y lo había hecho.
Ese día, Tezuka no se había ido. No habían tenido que esconderse. Ese día, Kaidoh había despertado en los brazos de quien siempre fue el amor de su vida. Sonrió, levemente, antes de inclinarse para besar la frente de su -oficialmente- novio. Se sentía realmente feliz. La discordia que siempre había tenido en su interior se había calmado, por fin comprendía que cuando se había marchado de Japón, lo había hecho con la esperanza de que Tezuka fuese tras él.
Tezuka siempre había sido Alérgico a las muestras de cariño, siempre fue Alérgico al amor, pero por suerte eso había cambiado finalmente. Tezuka y Kaidoh se vistieron, dirigiendose luego a la cocina, en donde Kaidoh sonrió ampliamente al ver a Kawamura con una sonrisa y con Akutsu abrazándole. Las cosas, finalmente, se habían solucionado para ambos.
«Salimos en búsqueda de la felicidad. Y ya la encontramos»