Realmente esto de actualizar una vez al mes no es muy sano y ademas ni siquiera traigo la segunda parte de los drabble de navidad. Lo siento mucho...no tengo perdon de Dios. En fin...prometo que si nada me lo impide lo siguiente que publique sera los drabble de navidad. Es lo siguiente en mi lista, bueno lo siguiente es Surrender...lo segundo.
Esta vez inauguramos nueva obsesion y por lo tanto Fandom nuevo y de verdad estoy empezando a plantearme hacer reclasificacion de tags aunque eso signifique echar un fin de semana entero moviendo entradas *llora* Aiss....
Titulo: Kopf Oder Zahl (Cara o Cruz)
Fandom: Axis Power Hetalia
Pairing: Alemania/N. Italia
Disclaimer: Todos los derechos son de Himaruya Hidekazu y Studio DEEN, yo no me lucro con esto (mas quisiera)
Advertencia: "Ligero" OOC en los personajes principales que trate de salvar como pude....creo que no lo logre...lean bajo su propio riesgo.
Dedicado a: mi querida "maître"
o_nekoi_o que me vicia a estas series totalemente crack y luego salen fics raros en momentos raros...y los que aun faltan por ver la luz....
Kopf Oder Zahl
By Aleena
Regalarle a Italia aquella cruz fue un detalle simbólico de su alianza como guerreros y aliados políticos pero ahora que había pasado el tiempo y lo pensaba un poco más fríamente igual sí que no había sido tan solo un detalle simbólico para que dejase de lloriquear.
La cruz era una copia exacta a la que él mismo lucia, una simple pero hermosa cruz teutónica recuerdo de tiempos pasados en los que aquellos valientes y hospitalarios caballeros vivían en su tierra y combatían junto a Germania por un mundo mejor. Fueron tiempos mejores, o quizás no; pero fueron otros tiempos, tiempos de leyenda que a veces le gustaba recordar y por eso lucia con orgullo aquella cruz en su cuello.
Sin embargo…
-“Hemos sido enemigos y aliados muchos siglos y nunca me has regalado una cruz como esa. Ni siquiera has pensando en tener la intención. Yo creo que eso es bastante revelador por sí solo.”
No podía quitarse de la mente las palabras de Austria. No había reclamo en ellas, tan solo una simple observación pero como siempre aquella había sido tan lógica y reveladora que si hubiese sido un dibujo animado su boca habría llegado al suelo (aunque está seguro de que llego hasta allí a pesar de no serlo).
Ya ni recordaba porque había empezado a hablar de Italia, quizás se estaba quejando de él y su torpeza innata para todo, o de lo pesado que era con su coletilla de “herahera”; a estas alturas ya no lo recuerda; su mente ha borrado toda la conversación y solo se ha quedado con la frase de Austria y la reacción de su propio cerebro. No hay antes ni después a ella, no hay nada.
Como tampoco hay nada cuando se encuentra a Italia paseando tranquilamente por uno de los miles de pasillos del palacio de Austria. El castaño ha vivido allí tanto tiempo que se los sabe de memoria a pesar de normalmente es incapaz de recordar donde ha puesto la ultima prenda que se ha quitado.
Esta distraído como siempre y por eso Alemania no puede evitar por cinco minutos mirar más de la cuenta y percatarse de que lleva la cruz al cuello. La misma cruz que él; a pesar de que él es un país latino, a pesar de que apenas comparten nada se ha unido a él y le ayuda en todo lo que puede (aunque muchas veces sea un desastre ayudando).
Le invade un sentimiento de profunda admiración hacia aquel desastre con patas que es Italia, también ternura; quizás algo de amor y puede que en algún lugar, escondido tras todos estos, una pizca de lujuria.
Prefiere pensar así a asumir que lo primero que le recorre es una poderosa atracción de la que hasta ese momento no era ni consciente. Porque admitir que aquello no fue un instante de locura transitoria es demasiado para su mente. Así que prefiere asumir que todo fue fruto de una mala digestión de pasta antes que admitir que realmente deseaba hacer aquello.
Porque admitir que subconscientemente deseaba acorralar a Italia contra una de aquellas paredes llenas de retratos que parecían espiarles a cada momento, admitir que deseaba coger la cruz que colgaba de su cuello y él le había regalado mientras clavaba su mirada en la del latino y veía como le observaba confuso; admitir que no quería ni podía parar aquella sonrisa canalla que se formo en sus labios antes de que su boca se posase en la del castaño para pasar a devorarla con vehemencia…admitir todo eso era admitir demasiadas cosas en muy poco tiempo.
Y sin embargo, lo había hecho. Algo dentro de él había hecho cortocircuito aquella tarde y había acabado acorralando, sonriendo y besando a Italia en uno de los pasillos de la casa de Austria. Y aquel había sido un beso de esos que no se suelen olvidar con facilidad; lleno de saliva, intenciones y pasión. De esos que roban el aliento a cada roce de labio contra labio, de los que someten al roce de lengua contra lengua.
Ni siquiera recuerda si dio alguna explicación o disculpa cuando termino aquel hambriento beso que él mismo había empezado. ¡Ni siquiera tiene claro el recuerdo de la cara de Italia cuando se separo!
Su mente seguía inmersa en aquel beso cuando se separo; seguía en los labios del castaño cuando escapo de allí; y aun se encontraba allí mientras se mortificaba por su conducta, horas después, en su habitación.
Y es que a pesar de seguir rememorando una y otra vez aquel fogoso beso no entendía como había podido hacer algo así. ¡Había traicionado su amistad y su alianza con Italia! Vale, sí, no es que fuesen grandes amigos, digamos que tenían una amistad un tanto rara, pero a pesar de ello Alemania consideraba al latino un gran amigo y eso que acababa de hacer era imperdonable.
Ahora ya no sabía cómo enfrentarse al castaño. Realmente no sabía qué hacer.
No tiene muy claro las horas de autocompasión que llevaba en su cuarto pero seguramente no las suficientes para enmendar su pecado. Prusia siempre le decía que parecía un monje ermitaño que siempre se culpaba de cualquier pensamiento fuera de guion que tenia, pero en esta ocasión tenía razones para ser un ermitaño. Lo que había hecho era imperdonable.
Estaba tan sumido en sus nefastos pensamientos que ni oyó la puerta abrirse, ni unos pasos adentrarle en la penumbra de la estancia. Unos zapatos se detuvieron a unos centímetros de él; claro que tampoco pudo verlos porque estaba escondido bajo la colcha de su cama casi como si fuese un niño pequeño refugiándose de una tormenta.
Para cuando el germano reparo en la presencia que le acompañaba desecho su compañía pensando que se trataba de Austria, claro que no reparo en que por muy bien intencionado que fuese el austriaco, este nunca entraría en su habitación con tanta facilidad.
-“Déjame Austria no me apetece escuchar lo que sea que tienes que decirme.”-en ningún momento retiro la colcha de su cabeza, es más se escondió más bajo ella.
-“¡Aja! Has dicho a Austria con lo que a los demás nos escucharas, ¿no?”
Vale. La reacción original de Alemania fue sacar la cabeza de debajo de la manta y mirar durante cinco segundos sin pestañear a Italia de pie frente a él con esa sonrisa suya de bobalicón crónico. La siguiente reacción fue huir desesperado pero no tenia vías de escape porque la puerta la tapaba el castaño así que tan solo se replegó sobre sí mismo acobardado como un niño.
Italia lo vio y sintió una punzada de rabia aunque no comento nada. Con su sonrisa de siempre se balanceo de un lado a otro hasta que cansado de que el rubio no dijese nada se sentó en el suelo a su lado apoyado él también contra la cama.
-“Alemania… ¿Qué pasa? ¿Por qué estas así?”
De nuevo el silencio fue lo único que siguió a las preguntas del castaño que empezaba a estar harto de tener que estar preocupado. Era tan raro ver al rubio actuar del modo en que debería actuar él.
Él era quien debía estar escondido debajo de una manta porque acababan de acorralarle en un pasillo lleno de retratos horribles y le habían besado en contra de su voluntad. Vale, quizás había sido un beso muy bueno (de los mejores, ¿para qué mentir?) pero eso no quitaba que ahora parecía que habían intercambiado los papeles y ahora era él Alemania y Alemania era él. O algo así. Era todo muy confuso. Aunque…quizás si….y si….
La verdad es que siendo Italia tampoco pensó mucho en lo que hacía pero teniendo en cuenta que ni siquiera Alemana había pensando en lo que hacia la primera vez tampoco se le puede echar la culpa al chico.
El castaño cogió un trozo de manta a la altura de la cabeza y tiro de ella; Alemania sorprendido por el movimiento de su escondite se giro para ver que sucedía momento que aprovecho Italia para coger el otro extremo de la manta de nuevo a la misma altura, clavar sus ojos marrones en los azules en los del rubio, sonreír sin malicia y en un impulso acortar distancias y besarle.
La mirada confusa en la victima se repetía, la sorpresa también pero los papeles de víctima y verdugo se intercambiaban; así como la técnica del beso. Italia nunca había besado como lo había hecho Alemania antes; eso estaba claro. Se notaba en sus movimientos más lentos, en su indecisión y duda a la hora de probar si ir a un lado u otro de su boca; pero aun así aquel beso le estaba pareciendo al germano el séptimo cielo.
Y no solo porque hubiese sido Italia quien hubiese sido el que lo hubiese empezado, que a saber qué razones tenia, sino porque era tan loco y descentrado como él. No tenia ritmo marcado (tan pronto le dejaba sin aliento como era la cosa más lenta y precisa del mundo); no tenia técnica (las lenguas se enredaban y desenredaban siguiendo arcos imposibles y hasta algo dolorosos); ni coordinación (cuando uno giraba hacia a un lado el otro le seguía y acababan chocando); pero se lo estaba dando Italia a ÉL y con eso le bastaba y sobraba.
Cuando se separaron para coger aire con la respiración agitada y los labios rojos, el rubio no sabía dónde meterse y el castaño no sabía si su idea había resultado o porque lo había hecho realmente; solo sabía que había estado bien.
-“¿Ya vuelves a ser tu?”-pregunto esperanzado.-“Jo…el beso ha estado bien pero no tan bien como antes…”-se quejo al segundo después con un puchero sin dejar que Alemania contestase a la primera pregunta. Ante esto el rubio no pudo evitar reírse, por mucho que la situación fuese critica ver a Italia quejarse por algo así era demasiado para él.
-“Eso es solo cosa de practicar Italia, nada mas.”-explico entre risas intentando calmarse. Sin embargo, se arrepintió al segundo de haber mencionado el tema.
-“¿Practica? En ese caso… ¡Practiquemos Alemania!”
Y antes de que se pudiese oponer o defender del ataque del castaño ya lo tenía besándole de nuevo con renovadas fuerzas. En otras circunstancias hasta podría haber dejado los labios y la boca muerta sin más pero con el latino su cuerpo no le obedecía por lo que se vio a sí mismo correspondiendo a toda una tanda de besos para que su amigo y aliado pudiese practicar a gusto.
Cuando se quiso dar cuenta el castaño estaba sentado encima de su regazo y compartían besos cada vez más ardientes y hambrientos. Dicen que la práctica hace al maestro y parecía que Italia quería hacer un curso acelerado en besos con toda la lengua que podía poner en ellos. Alemania a veces lo encontraba demasiado húmedo y pegajoso pero se le olvidaba todo cuando al separase encontraba esa sonrisa tonta, ese “herahera” idiota y aquella cruz que había sido el principio de toda aquella bizarra historia.
Aunque la verdad es que tampoco es que se iba a quejar de cómo había resultado aquella tarde. Si alguien le hubiese dicho que apostándolo todo al azar iba a lograr tener apresados los labios de Italia sobre los suyos toda la tarde le habría dicho que estaba loco.
Pero bueno, muchas veces las cosas sucedes así…lanzas una moneda y te lo juegas todo a cara o cruz.
FIN
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hetalia_esp ¿He dicho ya que me doy miedo?