Feb 06, 2008 20:26
Símbolo 17: Olvido
La tarde iba cayendo poco a poco. El oro se transformaba en rosa cristalino, para luego hacerse más profundo en un sol naranja.
Ginny se retorcía las manos de pura ansiedad. No podía admirar nada mientras no supiera porque Harry no volvía a la casa.
Cualquier otro día, quizás hasta hubiera disfrutado de su prolongado retraso. Amaba a su novio más de lo que se creía capaz de explicar con palabras, pero la relación era un tanto absorbente. Él trabajaba como demente en el Ministerio todo el día, mientras que ella entrenaba como obsesa (Harry decía que a veces parecía que Oliver Word había tomado posesión de su cuerpo) y estudiaba. Los pocos momentos que podían pasar juntos eran invalorables, pero cada tanto se agradecía el tener un par de horas solo para ella. Y sabía, porque lo habían hablado, que él también sentía lo mismo.
¡Pero no ese día! ¡No cuando tenía algo tan importante par decirle!
El ruido de la llave en la cerradura fue tan catártico que Ginny sintió como si le hubieran tocado un nódulo de la columna vertebral.
- ¿Ginny?- su voz destilaba preocupación. ¡Ah! La culpa carcome la conciencia, ¿no es cierto Harry?
- Aquí- hasta ella se sorprendió de lo sosegada que sonaba.
Pudo escuchar como él se acercaba a pasos rápidos y largos. Le posó una mano en el hombro y solo en ese momento ella despegó la vista de los últimos pálidos rescoldos del atardecer. Harry estaba parado al lado de la silla en la que ella estaba sentada, y la miraba con preocupación. Ginny se quedó sin aliento. Hacia tiempo que no lo veía tan guapo. Llevaba las gafas caídas y el cabello más alborotado de lo normal. Tenía puesto una camisa negra y pantalones de vestir del mismo color. ¿De dónde venía tan apuesto?
- Nena, ¿qué haces aquí?
Ginny parpadeó y el hechizo se rompió. Él volvía a ser Harry, y había llegado tarde. ( ¡Cuando ella tenía algo importante que decirle! De otro modo, no le hubiera importado… ¡Ginevra Weasley no era celosa! ) y demasiado arreglado. Eso significaba problemas.
- Te espero- la aspereza se caía de madura.
Él parpadeó, desconcertado.
- ¿Cómo que me esperas?
- Si- Ginny cruzó los brazos y frunció los labios- ¿Se puede saber de donde vienes?
A Harry se le escapó una sonrisa, que se apresuró a disimular, porque pudo sentir como subía la temperatura del cuarto ante esa reacción suya.
- Gin… ¿no recuerdas que día es hoy?
- No eludas mi pregunta, Harry. Yo pregunté primero.
Él meneó la cabeza.
- Eso no tiene la menos importancia. ¿Qué día es hoy, Ginny?
La pelirroja apaciguó su ira unos instantes. ¿Había gato encerrado en aquella pregunta?
- Viernes- dijo por fin, segura de que no había nada más que destacar en aquel día.
Harry se dejo caer en el sofá. Esbozó primero una amplia sonrisa, que rápidamente degeneró en una carcajada frenética.
Ginny estaba tan enojada que pensó que iba a explotar. Llegaba tarde, bien vestido, no contestaba sus preguntas y se reía descaradamente de ella en sus propias narices. ¿Pero quién se creía que era?
- Harry James Potter, ¿tendrías la amabilidad? - la ironía era tan intensa que quemaba - de explicarme que sucede?
Harry se incorporó, respiró profundo y se pasó la mano por los ojos, que tenía llorosos de tanto reírse.
- Ginevra Molly Weasley, le juro que había visto esto en películas, peor nunca creí que podía llegar a pasarme a mi. Al menos no hasta casarnos. ¡Y mucho menos a la inversa de lo tradicional!
Estiró los brazos apenas y le rodeó la cintura (Ginny no lograba recordar cuando se había parado. Estaba tan alterada que ni se había dado cuenta de lo que hacía). La tumbó en el sofá, se recostó sobre ella y la besó. Un beso fuerte, sediento, presionando su lengua contra la de ella. Fue en ese momento que Gin se dio cuenta de que llevaba más de diez horas sin besarlo. Se preguntó como no se le había tirado encima en cuanto él entró al cuarto o, peor aún, como había podido pasarse sin él los primeros quince años de su vida. Él se separó apenas lo suficiente para mordisquearle el labio inferior.
- Te estaba esperando a ti- murmuró.
- ¿Mmm?
- Que te estaba esperando a ti, Gin. Es nuestro aniversario
Ginny se incorporó tan repentinamente que casi lo tira del sofá.
- ¿Qué dijiste?
- Que hoy es nuestro aniversario. Lo olvidaste nena, no es nada. Puede pasarle a cualquiera.
La pelirroja tragó en seco. ¿Lo había olvidado? ¿Cómo había podido olvidarlo?
Oh, claro.
- Si, lo olvide.- agachó la cabeza. El cabello cobrizo la cubrió como una cascada. - Es que estaba concentrada en otra cosa.
Harry le corrió el cabello y comenzó a besarla en el cuello. Ginny cerró los ojos.
- ¿En otra cosa?
- Si. Algo que tengo que decirte.
- Dímelo.
Respiró profundo. Cruzó los dedos. Se mordió los labios.
- Estoy embarazada.
Y estaba hecho.
Abrió los ojos cuando dejó de sentir sus labios sobre su cuello. Él estaba boquiabierto.
- ¿Lo dices en serio?
- Nunca he hablado más seriamente en toda mi vida.
Harry agachó la cabeza y se miró las manos temblorosas.
- Oh, por los Dioses. Voy a ser papá. ¡Voy a ser papá!- la tomó de las manos y la obligó a ponerse de pie con él. La estrechó entre sus brazos y la hizo girar en redondo. - ¡Oh, Gin, es el mejor regalo de aniversario que podrías haberme hecho!
Ella rió. Estaba exultante de la felicidad de él.
- Es cierto. No lo había pensado.
Harry se detuvo. Estaba nervioso: se retorcía las manos.
- También tengo algo para ti. Es lo mejor que yo puedo ofrecerte, pero no es nada comparado con lo que tu me diste.
Ella le acarició una mejilla.
- Harry, yo nunca podría haberlo hecho sola. Y no lo digo por los evidentes motivos biológicos y fisiológicos. Es algo de los dos.
Él esbozó una media sonrisa.
- Que bueno que pienses así. Porque para mi regalo también se necesitan dos. - sacó una cajita de terciopelo negro del bolsillo de la camisa - Ginny, ¿quieres casarte conmigo?
- Harry, esa es una pregunta muy estúpida. ¡Por supuesto que quiero casarme contigo!
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- ¿Harry?
- ¿Mmm?
- Lo estuve pensando, y llegué a al conclusión de que fue muy oportuno que hubieras decidido pedirme matrimonio justo esta noche.
- ¿Ah, si?
- Si. Te aseguro que servirá de atenuante para cualquier cosa que mis hermanos hubieran planeado hacerte.
- ¿Hacerme? ¿Hacerme porque?
- Bueno, ya sabes, eso de “engendrar hijos fuera del matrimonio” no entra dentro de las cualidades que ellos esperan encontrar en el “cuñado perfecto” que debería darles su hermanita menor.
Harry tragó saliva. Demonios.
- Pero, Ginny, hace tres años que vivimos juntos, tus hermanos no creerán que…
- Oh, no, Harry. No son estúpidos. Pero les hemos dado evidencia.
- ¿Ayudaría si les dijera que, después de vivir juntos tanto tiempo, había olvidado que no estabamos casados?
- No aclares que oscurece, Harry.
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Exceso de Fluff. Y esperen a ver los siguientes (Historia, Culpa, Dependencia, Bufanda e Ilusión). Un horror.
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Estrella
harry/ginny,
ginny omfg ginny *-*