PARA:
albaclaraDE PARTE DE: Amigus anonimus
Título: I need something to sing about
Fandom: Harry Potter
Pareja: Charlie Weasley/Nymphadora Tonks
Rating: G
Resumen: Nymphadora Tonks no se deja intimidar por nadie. Sin embargo hay alguien que consigue llamar su atención y cambiar su forma de ver las cosas de una forma significativa.
Disclaimer: Harry Potter pertenece a J. K. Rowling, íntegramente. Yo no me quedo ni una milésima parte del crédito. Para nada. Cero.
I need something to sing about
Nymphadora Tonks es una chica dura que nunca se ha dejado intimidar por nadie. Una persona dulce y abierta con los demás, que además puede darle un par de hostias a alguien sin despeinarse siquiera, y salirse con la suya con facilidad si lo quiere. En este aspecto, no resulta precisamente un canon de mujer que muchas personas en el colegio admiraran, pero al contrario de lo que uno esperaría, sus compañeros parecen tenerla en estima y respeto.
Sin embargo, también hay muchos cabritos en el castillo que van detrás de ella, atraídos por esa personalidad de chica guerrera, en busca de alguien con quien soltar algo de adrenalina. En varios sentidos, para que se entienda. Pero no hay ni un sólo ápice de interés en Tonks por esos tótems llenos de músculos, sin ningún tipo de chispa en el cerebro. Y ella tampoco recurre a la violencia, si en su lugar puede hacer más daño con la palabra, o simplemente con su silencio.
Sin embargo hay cierto pelirrojo Gryffindor, que sí tiene cierta musculatura pero que es además un trozo de pan con una sonrisa agraciada, y que no le resulta tan indiferente. Tonks sabe, por su madre, que los Weasley son una familia cálida y honrada, y por encima de todo, gente en la que poder depositar su confianza. Pero es que además el chaval es todo un portento de caballerosidad, y muchas veces a Tonks le incomodan sus buenos modales y su dulzura. No está acostumbrada a que los chicos se comporten así a su alrededor. No es lo normal.
La primera vez que se cruzó con él fue en cuarto, cuando Tonks intentaba separar a dos chavales de segundo año que habían empezado a pelearse en el pasillo de Encantamientos. Varios prefectos acudieron alertados por los gritos, y al verla a ella, automáticamente asumieron que tenía algo que ver. Antes de que perdiese la calma explicándoles lo que había hecho, Charlie Weasley, recién estrenado como prefecto, se puso de su parte. Aquella vez, recuerda Tonks, no pudo evitar sentir un pinchazo de rabia por el hecho de que no la habían creído por sus propias palabras, sino porque otro prefecto había intervenido. Y durante mucho tiempo le estuvo evitando por ello.
Las sucesivas veces en las que coinciden, él la saludaba con la misma sonrisa bonachona y hacía tonterías tales como sujetarle la puerta al pasar o agitar la mano enérgicamente, como diciendo “¡Hola! ¡Te he visto!”, entre otras payasadas a las que Tonks respondía con un ligero desdén, pero que en el fondo le resultan graciosas. En ninguna ocasión pareció que él se ofendiese por su comportamiento, ni tratase de llamar su atención de forma excesiva, lo cual aumentaba más siquiera la sensación que ella tenía de que Charlie Weasley era extrañamente inusual.
Lo cierto es que debe reconocer que, en el fondo, le gusta que sea así.
* * *
A Tonks le gusta escabullirse de los dormitorios de Hufflepuff por la noche, cuando no puede dormir, y hacer una breve visita a las cocinas, pasear, o incluso tocar la guitarra en algún lugar apartado del colegio. Esto último le ayuda a pensar con claridad, y le inspira. Últimamente, muchas cosas le están dando que pensar.
Esta noche ha decidido subir a tocar a la lechucería. Es 12 de diciembre y la mayoría de las lechuzas están fuera del colegio, haciendo llegar felicitaciones a todas partes del Reino Unido. Las demás sobrevuelan el bosque prohibido en busca de algo que cazar. Así que estará sola y tranquila durante algunas horas. Sus dedos se deslizan hábiles entre las cuerdas del instrumento, pero durante un rato sólo salen notas aleatorias de él, melodías dispares, una sinfonía sin lógica ni ritmo. Tras unos minutos de pruebas, para en seco y mira al frente. La noche es especialmente fría, pero ella no lleva más abrigo que su capa y un gorro de lana. La luna llena la ilumina, sentada en el alfeizar de la ventana, y Tonks se siente desnuda. Hay algo en la luna llena que le sobrecoge. No sabrá el por qué, durante muchos años.
Finalmente, empieza a tocar. Los dedos están rojos de frío, pero se mueven enérgicamente, y la música inunda el silencio de la noche, y se pierde en la oscuridad. Empieza a tararear al ritmo de la melodía, sin letra en un principio, y finalmente formando versos espontáneos. La canción acaba por atraer a algunas aves, que vuelven al castillo y se posan a escucharla.
No se da cuenta de que hay un prefecto observándola desde la puerta, hasta que una de las lechuzas despierta súbitamente del trance y sale volando por una de las ventanas. Tonks reacciona al notar la presencia, se pone de pie de un salto y trata de salir corriendo, pero tropieza con uno de los bancos y sale disparada hacia adelante, con la suerte de que su captor se apresura a cogerla a tiempo. Tonks se aferra a los brazos del prefecto, y se da cuenta de que son grandes para su altura. Además el olor que desprende es de jenjibre, y ella sólo conoce a una persona con ese olor. Levanta la vista y se encuentra a un muchacho de rizos pelirrojos, ojos claros y sonrisa torcida. “Charlie Weasley, genial” piensa amargamente.
-¿Cómo has hecho eso? -le oye decir sorprendido.
Se incorpora rápidamente y se quedan mirándose durante unos segundos en silencio. Él sigue con el semblante incrédulo, y Tonks finalmente cae en la cuenta de por qué: Su pelo y su piel se han vuelto de color oscuro. Es la forma que tiene de recorrer el castillo desapercibida, usando sus poderes de metamorfomaga. Algo que ya no podrá volver a hacer si los prefectos se enteran. Su piel entonces palidece y una ola de fuego empuja el cabello negro hasta extinguirse en las puntas.
- No tenía ni idea de que...
- No es una conversación de lo más habitual, en realidad -le corta Tonks, incómoda. Ninguno de los dos dice nada más durante el minuto siguiente, hasta que una brisa gélida atraviesa la estancia y les recuerda que es tarde-. ¿No me vas a quitar puntos, o algo?
A Charlie la pregunta le pilla por sorpresa. Con todo, se le ha pasado por completo el hecho de que ha descubierto a una alumna merodeando por el castillo a deshoras, y que es su deber como prefecto, penalizarla por ello.
- Ehm, yo... no... No. -Tonks frunce el ceño atónita- Esta vez no.
- ¿Y por qué no? He infringido las normas, al fin y al cabo...
- Porque me ha gustado tu canción... Y porque no tengo ganas de castigar a nadie el día de mi cumpleaños.
Tonks no puede evitar sonreír. Maldito Charlie Weasley, eres increíble. El prefecto se ofrece a acompañarla hasta la sala común de Hufflepuff, y ella acepta. Durante el camino no intercambian muchas palabras, pero sí las suficientes como para que Tonks le explique que su condición de metamorfomaga es algo de nacimiento y que es bastante inusual. Finalmente llegan hasta el cuadro que da paso a las cocinas, y se despiden. Antes de volver a su ronda, Charlie oye a sus espaldas la voz de Tonks.
- Feliz cumpleaños, Weasley.
* * *
El último examen del curso llega, y con ello el decimosexto cumpleaños de Tonks. El verano ya inunda los terrenos del colegio, y en poco tiempo volverán a sus casas para las vacaciones. Hay muchas cosas que ha aprendido en este curso, pero no muchas de ellas tiene validez alguna en los TIMOS, en los que por cierto, siente que ha salido bien parada. En el tren, se despide cordialmente de todos sus compañeros hasta el curso siguiente, y de forma inconsciente, tiene el presentimiento de que se le escapa alguna cosa. Lo descarta por el momento, y no cae en la cuenta hasta que atraviesa el andén y se da de bruces con un grupo de cabellos naranja. Los Weasley. Al verla, Charlie se le acerca y le desea que pase un buen verano. Ella le responde mecánicamente lo mismo. Cuando le ve marcharse, su mente hace la conexión y ya sabe qué se le olvidaba: Despedirse de Weasley.
* * *
Gracias a unas notas no del todo desastrosas, Tonks puede estudiar Defensa Contra las Artes Oscuras y Transfiguración en su sexto curso. Es lo único que le produce especial orgullo, puesto que el resto de resultados le daban bastante igual. Termina cursando también Herbología, Encantamientos y Aritmancia, y por las insistencias de su padre, Pociones.
Durante el verano ha echado de menos Hogwarts. Sabe que aún es pronto para sentirse así, pero empieza a pensar que su paso por el colegio está terminando de forma muy rápida y no le gusta. El mundo es un escenario muy grande para alguien que aún no sabe qué hará una vez se haya subido a él. A ella no se le da bien tomar decisiones y ser responsable.
El tiempo libre que tiene entre clases, que este año es bastante debido a que tiene menos asignaturas que de normal, lo ocupa como siempre con su guitarra, sentada en algún banco del claustro central del colegio, o en los terrenos de fuera del castillo, y casi siempre consigue reunir a unos cuantos estudiantes a su alrededor, como público. No le molesta ese tipo de atención, su propio aspecto siempre ha indicado que le gusta destacar, por lo que ni siquiera nota el ir y venir de sus compañeros, ni hace caso de sus cantos. Sin embargo, llega un momento en el que nota un movimiento brusco de gente que se marcha con prisas del círculo, y al levantar la vista sólo ve a cuatro estudiantes de pie, nerviosos, y a Charlie Weasley en medio, sonriendo confuso.
- ¡Sólo venía a escuchar el concierto, no hace falta que nadie se asuste!
Algunos de los alumnos vuelven a sentarse más tranquilos. Tonks baja la mirada de nuevo a las cuerdas de su guitarra y contiene la risa. Este Weasley nunca cambia. Otros prefectos habrían puesto el grito en el cielo por el hecho de que tantos estudiantes de cursos inferiores estuviesen allí perdiendo el tiempo en vez de estar en clase. Pero no Charlie Weasley.
Toca un par de canciones más y tras esto se levanta para ir a clase. La muchedumbre vuelve a su ritmo normal de inmediato, con un ánimo mucho más relajado y positivo. Se despide de sus amigos y echa a andar en dirección a los invernaderos, cuando Charlie la alcanza.
- Ha estado muy bien la actuación.
- Gracias -responde escueta y acto seguido añade- Te agradezco que fueras tan guay con el asunto, la verdad es que no tenías por qué hacerlo.
- Me gusta disfrutar de la buena música cuando la oportunidad se presenta.
Le devuelve la sonrisa, porque no sabe de cómo responder a ese comentario. Caminan en silencio un tramo más hasta la entrada de los invernaderos, donde se despiden. Aún no ha dado ni dos pasos cuando oye la voz del pelirrojo a sus espaldas.
- ¿Te gustaría venir a Hogsmeade conmigo la semana que viene? -suelta en una única frase.
Tonks siente sus pies clavados a la tierra, y juraría que su pelo está desprendiendo un brillo fucsia de lo más llamativo. Se da la vuelta y el corazón le da un vuelco al ver que la cara de Charlie es casi más roja que su pelo, y tiene la vista puesta en la pared del invernadero tres, como por miedo a mirarla a los ojos y que ella se ría. El ambiente se vuelve más y más incómodo a medida que pasan los segundos y Tonks se siente incapaz de poner en orden sus pensamientos y sus palabras en una respuesta decente.
- Cl.. Claro, ¿por qué no? -dice finalmente- Nos vemos, entonces.
Y al darse la vuelta, camina rápida hacia el invernadero, sintiéndose enormemente estúpida por semejante demostración de nervios con el que su mente la ha traicionado. Durante el resto de la semana, vuelve a evitarle en la medida de lo posible mientras se hace a la idea de que ha dado su palabra de quedar con él, y ahora no puede negarse. O no quiere negarse.
* * *
La tarde resulta ser bastante divertida. Charlie Weasley es un muchacho con mucho sentido del humor y una gran cantidad de intereses sobre los que tratar. Tonks descubre que le encantan los animales, en especial los reptiles, y que está pensando dedicarse profesionalmente al estudio de los dragones cuando termine el colegio. Juntos intercambian impresiones sobre profesores y Charlie se entera de que la responsable de que a Silvanus Kettleburn, profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas, se le quemasen las cejas durante una clase sobre salamandras. Durante la actividad, debían usar fuego para amansar a las salamandras, pero el hechizo de Tonks salió mal y fue a parar directamente al rostro del profesor. Charlie se ríe con ganas, y la tarde da paso a la noche en pocas horas.
Naturalmente, Charlie vuelve a invitarla de nuevo al poco tiempo, y Tonks no ve razón alguna para negarse. En una de las tardes en las que salen, Charlie decide llevarla a jugar al campo de Quidditch. Ella, que de formal resulta ser bastante torpe sobre sus pies, resulta ser una excelente voladora, y una cazadora bastante decente. El pelirrojo se pregunta por qué nunca habrá probado a entrar en el equipo de Hufflepuff. Ella simplemente no tiene interés por competir. Al final Charlie le gana por 30 puntos, y ambos se marchan del campo tarareando una canción muggle que a Tonks le gusta tocar de vez en cuando con la guitarra.
Con la llegada de febrero, resulta cada vez más evidente para muchas personas que ambos se llevan muy bien. Los gemelos, hermanos de Charlie, de segundo año, le lanzan comentarios provocativos cada vez que se los cruza. Durante la víspera de San Valentín, Tonks tiene que soportar las preguntas de sus compañeras de habitación sobre si cree que Weasley le pedirá que salgan en serio, y si aceptará. Ella las hace callar con un “Meteos en vuestros asuntos” y sale del cuarto, irritada. El resto del día lo pasa sentada junto al lago, dibujando en su cuaderno, y lanzando miradas de antipatía a toda persona que se acerca. Al anochecer, con la mente más despejada, vuelve al castillo para la cena. Ha tomado una decisión.
Al día siguiente, 14 de febrero, Tonks aborda a Charlie en medio del pasillo de la tercera planta y le besa de imprevisto.
* * *
Durante el resto del curso, Tonks experimenta un cambio brusco en su personalidad. Ya no es tan arisca con mucha gente, en especial sus amigas de Hufflepuff, y prácticamente no le niega la palabra a nadie. Tampoco es que fuese una antisocial, y que ahora de repente se hubiese vuelto en la persona más popular del castillo, por estar saliendo con Charlie Weasley, pero sí que es verdad que puede notar algo distinto en ella. Aunque sigue siendo igual o más torpe que siempre, y ciertamente rara en muchos aspectos, el pelirrojo ejerce sobre ella una influencia positiva que le aporta cierto equilibrio y bienestar. No sabe muy bien cómo explicarlo, simplemente le resulta agradable.
Durante las vacaciones de Pascua, Charlie decide quedarse en el colegio para estar con Tonks, y estudiar intensivamente para sus EXTASIS, por lo que durante dos semanas pasan mucho tiempo entre la Biblioteca y los terrenos del castillo, leyendo innumerables volúmenes sobre Criaturas Mitológicas y sobre las propiedades de más de ciento cincuenta plantas curativas del Amazonas, entre otras cosas. El sentimiento de vértigo por la proximidad del final de curso vuelve a golpear a Tonks cuando en la última semana de mayo, Charlie empieza a recluirse por completo en la torre de Gryffindor. A ella aún le queda un año más en el colegio, y todavía le asusta no saber qué le depara el futuro. No quiere ni imaginarse cómo debe ser para el pelirrojo tener que enfrentarse a ello de inmediato. El curso termina tres semanas después, y sólo la idea de un verano juntos consigue apartar esos pensamientos de su mente.
* * *
Hogwarts sufre un despertar sin igual con la llegada de Harry Potter al castillo. Todos los alumnos parecen entusiasmados por el hecho de compartir el colegio con el famoso niño que sobrevivió. A Tonks le resulta interesante que alguien con semejante fama y prestigio tenga el aspecto de un niño flaco y desgarbado que anda por los pasillos como si estuviese más bien perdido, y no como si fuese una eminencia. A Tonks le recuerda un poco a sí misma con once años. Parece que ha pasado una vida entera desde aquel momento.
La distancia que ahora existe entre Charlie y ella no resulta un gran problema durante mucho tiempo, una vez Tonks ha iniciado su séptimo y último curso en Hogwarts. Sin embargo, acaba por hacer mella en su relación. Charlie se marchó a Rumanía a finales de agosto, después de que gracias a unas muy buenas recomendaciones por parte del profesor Kettleburn, se le ofreciera una vacante para trabajar en el cuidado de dragones allí. A pesar de que se escriben continuamente, siente que ambos se encuentran muy distantes, y no le molesta demasiado. Charlie es un buen chaval, pero ellos dos son personas totalmente dispares, y a pesar de ello han conseguido tener algo muy bonito entre los dos durante algún tiempo.
Lo que más orgullo le otorga es que gracias a Charlie ha aprendido el significado de la responsabilidad y del verdadero valor, más allá de lo que implica tener agallas. Ha aprendido que tener miedo a lo inesperado o a lo que uno no puede controlar, no es malo. Ha conseguido abrirse más al mundo, y se ha convertido en mejor persona. Eso llegará a ser decisivo en su futuro, y sin duda una razón por la cual siempre guardará un gran cariño por la familia Weasley, y por el propio Charlie.
- Gracias por ser tan guay, Weasley.