¡¡Feliz Amigo Invisible, converseblue!!

Dec 22, 2012 20:30

PARA:converseblue
DE PARTE DE: Amigus anonimus

Título: Lo que el retrato me contó.
Fandom: Harry Potter
Personaje/pareja(s): Sirius/Severus
Rating: PG-13
Resumen: Dos nobles, escudados por un marco dorado, beben té y cuentan historias. Esta es la historia de dos enemigos que cruzaron la línea.
Disclaimer: Harry Potter no me pertenece, yo sólo uso sus personajes para disfrute de mi AI =)
Advertencias: Los personajes tienen vida propia. Ellos han escrito su propia historia.
Notas: ¡Mi pareja preferida! Ha sido un honor y un reto escribir sobre ellos. No sé si es lo que estabas pensando, o si se me fue la historia de las manos, pero espero que te guste y que pases una muy feliz navidad.
¡Hohoho! Besotes.




Detrás de los pasillos hay un rincón, pequeño y oscuro, donde la magia se crea y se transforma en poder ancestral. Los muros de Hogwarts tiene secretos que pasan de retrato en fantasma, oyéndose murmullos incesantes, casi como si fuesen una nana, noche tras noche.

Hay secretos sobre cuatro amigos, que fundaron un colegio y acabaron por caminos muy diferentes. Historias sobre cuatro jóvenes, que merodearon por cada pasillo, realizando incontables travesuras. Historias en un futuro, sobre un joven que venció a un mago oscuro.

Y hay historias sobre enemigos, acérrimos, que se odian con tanta intensidad como se aman. Dicen, que del odio al amor sólo hay un paso difícil de dar, pero lo cierto es que, en cualquier caso, esos pasillos han visto amigos convertidos en enemigos, enemigos en amantes y amantes en amigos, una y otra vez.

Los retratos se cuentan las historias, emocionados por saberse los únicos conocedores de tales hazañas. Es así como llegamos a nuestra historia. Dos retratos, unidos en un marco lacrado con oro, hablan mientras toman el té. Cuentan miedos, dudas, historias. Pero todo ronda al amor.

El amor, que es la magia más poderosa de todas.

- Ellos se odiaban, ¿Sabes? Se odiaban de verdad. Querían matarse con un beso, dañar con una caricia, romperse con cada orgasmo, morir en los brazos del otro. Se amaban tanto que se odiaban con intensidad. No podían estar juntos fuera de la cama ni separados dentro de una. Eran complementarios. De pronto, un día, dejaron de necesitarse. El odio dejó de ser amor. Sólo quedó olvido, se ignoraban. Eso es lo que realmente da tanto miedo. Odiar con la misma intensidad como cuando se ama. Necesitar tanto a alguien, y cuando confías que nunca nadie te hará sentir nada tan intenso... desaparezca. Nadie quiere amar u odiar un día, e ignorar al siguiente. Eso es lo último que querían: sentir algo tan fuerte y poder olvidarlo con tanta facilidad.

- ¿Y quiénes eran? -preguntó la alargada figura de un noble.

- Sirius Black y Severus Snape.

…..

Pero toda magia tiene un comienzo, y ésta no iba a ser diferente. Todo se dio por casualidad, diría un muggle. Pero lo cierto es que sólo existe lo inevitable. Sirius conocía la ponzoña en el corazón de Severus, y Snape sabía el porqué de la decisión de Black. No eran tan diferentes. Quizá, de haber ido los dos a Slytherin incluso habrían sido los mejores amigos.

Pero los quizás no existen, por ello se convirtieron en los mejores enemigos.

Se buscaban entre la multitud, dispuestos a lanzarse una pulla en la menor ocasión, observándose con el mayor de los cuidados, conociéndo al otro mejor que a ellos mismos. Y es así como una noche, inusualmente solitaria y silenciosa, Sirius y Severus cruzaron la línea que muchos dicen que está fuertemente protegida.

No se sabe si del amor, pero sí la de la enemistad.

….......

- ¡Veinte puntos menos para Gryffindor! -exclamó una voz demasiado conocida y odiada para él.

- Snivellus, qué placer encontrarme contigo. ¿Dónde has dejado a tu amiguito Lucius? -susurró con todo el odio que fue capaz de encontrar.

- Está vigilando otra parte del castillo. Es la obligación de todo Prefecto. Tú, en cambio, deberías ir a tu nido de gatitos antes de que siga bajándote puntos. -Una sonrisa de orgullo y victoria se apoderó por un segundo de su rostro. Eso enervó a Sirius, quien en seguida agarró a Severus por el cuello de su túnica y lo empotró contra la pared más cercana.

- Tú, sucia serpiente -le musitó en el oído, con la voz más fría de su repertorio-, lo único que vas a hacer es rogarme porque no te hechice ahora mismo, ridiculizándote más que nunca.

- ¿Y cómo vas a hacer eso, Black? -preguntó con un punto de nervio en la voz. Odiaba perder su orgullo, pero sus batallas con Sirius nunca habían sido favorables para él.

- Voy a romperte el culo -susurró suciamente.

- ¿Vas a violarme? -preguntó asustado. Sirius le miró con asombro, abriendo ligeramente la boca. Luego, se echo a reír. Y Severus, no pudo dejar de sorprenderse ante esa risa abierta, ruidosa y masculina.

- ¿Cómo has pensado en eso? -le dijo, soltándolo. Se agarró la barriga. -¿Acaso crees que me interesa algo que no sea molestarte? En tus sueños -gimió entre risas.

- Tú has dicho... -empezó a decir, molesto consigo mismo y arreglándose el cuello de la túnica. Levantó la frente, con orgullo, y resopló-. Black, vuelve a tu cueva y déjame seguir en paz-. Con un giro de túnica, se fue, dejando a Sirius riéndose en mitad del pasillo.

…..........

- Hola bomboncito -. Gritó Sirius en dirección a Snape. Éste se puso más rojo que el escudo de los leones. Black se rió escandalosamente y siguió su camino.

Severus no aguantaba más. Desde la noche en que se encontró a Sirius en el pasillo y le preguntó si iba a violarle, éste no había dejado de llamarle en cada rincón, con un mote más cariñoso, empalagoso y estúpido que el anterior.

Pero lo que más le molestaba, era que desde esa noche no paraba de soñar con Sirius y esa noche. Cada noche era una escena diferente, un resultado final, aunque siempre en el mismo lugar y con la misma persona.

A veces peleaban verbalmente. Otras, se hechizaban hasta terminar en la enfermería. Una vez soñó que le rompía la nariz. Pero todos tenían un punto en común: La frase.

“Voy a romperte el culo”.

¿El problema real de todo? Que desde que Sirius empezó a llamarle cariñosamente, había días que soñaba cosas espeluznantes.

Como que le besaba. Incluso un par de veces, Sirius acababa follándole salvajemente contra las frías paredes del pasillo. Le rompía el culo, literalmente. A la mañana siguiente de esos sueños, al cruzar los ojos con Black, se sonrojaba incluso sin que éste le dijera nada.

Y así durante dos meses.

Sirius Black había encontrado un placer aún mejor que hechizarle: Avergonzarle. Era un placer ver cómo le buscaba y respiraba aliviado cuando no le veía. Pero era mejor ver cómo se ponía rojo y cerraba los ojos, entre avergonzado y enfadado, cuando le saludaba, o le pasaba el brazo por los hombros.

Aunque al final, Snape sacaba su genio y ponía una máscara de frialdad, justo antes de susurrar algún hechizo inocuo que le suspendiera en el aire, o le ardieran las pelotas. Pero el breve rato que se le caía la máscara, eran los segundos de placer de Sirius.

…...

- ¿Qué haces tan solito, Severus? -susurró una voz muy cerca de su oído.

- Cincuenta puntos menos para Gryffindor -espetó, apartándose lo más que podía, agarrando su varita y apuntándole con ella. - ¿Qué quieres de mí, Black?

- ¿Curiosidad? ¿Miedo tal vez? -le preguntó tratando de acercarse.

- Aléjate de mí. O haré que tus pelotas sean del tamaño de un guisante y que no se te levante nunca. -amenazó, dando pasos hacia atrás.

- Tú sabes qué es lo que quiero. Y yo sé lo que tú quieres. ¿Vas a negarte? -por cada paso que él daba, Severus daba uno hacia atrás.

- ¿Y qué es lo que queremos? -preguntó, justo cuando su espalda quedaba contra la pared.

 Déjame mostrartelo.

…...

Y la línea quedó rebasada. No fue un beso común. Fue un choque de dientes, un mucho de bocados y muy poco de cariño. Fue nervioso e imprudente. Se trataba de un impulso frenético, al ritmo de los corazones cubiertos de sombras de Black y Snape.

Desde aquella noche, Canuto y Snivellus se encontraban en cualquier pasillo de Hogwarts, se devoraban y lamían, como un perro, se abrazaban como serpientes y se odiaban como humanos. Nadie se enteró de aquello. Nadie vivo, al menos.

Los fantasmas y retratos del colegio reían y hablaban sin parar de ellos. Era impresionante ver cómo dos personas aparentemente incompatibles, habían llegado al punto de necesitarse tanto como respirar. Nunca se supo si fue a más. Si fue amor o simple necesidad.

Eso es algo que los rincones esconden para ellos. Para esas noches frías en las cuales alguien deja de creer en el amor. Y los retratos se cuentan unos a otros, incansables, la historia de dos enemigos, que por medio de una frase, llenaron los pasillos de caricias, besos y secretos.

Ahora sólo es una leyenda más encerrada en un internado de magia.

Lo que sí es cierto es que para ellos fue una realidad que calmó el odio y el dolor de sus corazones.

Fin.


fic, ship:sirius/severus, ai1213, art, fandom:harry potter

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